NacionalesUltimas Noticias

Intemperie

De tan permanente, la crisis migratoria dejó de tener ese costado de escándalo, quiebre, ruptura o sobresalto que se supone inherente a cualquier situación crítica. De tan permanente, la catástrofe que acompaña a los grandes desplazamientos de personas ya no es novedad sino trágico elemento –uno más– entre los que forman el paisaje conocido. Y las imágenes, impotentes aunque no impasibles, se reiteran. Aquí tenemos a “la Bestia”, vieja conocida de los miles de desesperados que buscan dejar América Central, atravesar México y, desde allí, cruzar la frontera con los Estados Unidos. La Bestia es un tren y es, a la vez, el nombre de múltiples desgracias: vidas que se pierden, cuerpos que se mancillan, dignidades que se rompen en mil pedacitos. Pero los desesperados, a la intemperie en todos los sentidos posibles, porfían; del otro lado, alguna migaja de bienestar quizás les sea concedida.

De tan permanente, la crisis migratoria dejó de tener ese costado de escándalo, quiebre, ruptura o sobresalto que se supone inherente a cualquier situación crítica. De tan permanente, la catástrofe que acompaña a los grandes desplazamientos de personas ya no es novedad sino trágico elemento –uno más– entre los que forman el paisaje conocido. Y las imágenes, impotentes aunque no impasibles, se reiteran. Aquí tenemos a “la Bestia”, vieja conocida de los miles de desesperados que buscan dejar América Central, atravesar México y, desde allí, cruzar la frontera con los Estados Unidos. La Bestia es un tren y es, a la vez, el nombre de múltiples desgracias: vidas que se pierden, cuerpos que se mancillan, dignidades que se rompen en mil pedacitos. Pero los desesperados, a la intemperie en todos los sentidos posibles, porfían; del otro lado, alguna migaja de bienestar quizás les sea concedida.

 De tan permanente, la crisis migratoria dejó de tener ese costado de escándalo, quiebre, ruptura o sobresalto que se supone inherente a cualquier situación crítica. De tan permanente, la catástrofe que acompaña a los grandes desplazamientos de personas ya no es novedad sino trágico elemento –uno más– entre los que forman el paisaje conocido. Y las imágenes, impotentes aunque no impasibles, se reiteran. Aquí tenemos a “la Bestia”, vieja conocida de los miles de desesperados que buscan dejar América Central, atravesar México y, desde allí, cruzar la frontera con los Estados Unidos. La Bestia es un tren y es, a la vez, el nombre de múltiples desgracias: vidas que se pierden, cuerpos que se mancillan, dignidades que se rompen en mil pedacitos. Pero los desesperados, a la intemperie en todos los sentidos posibles, porfían; del otro lado, alguna migaja de bienestar quizás les sea concedida.  LA NACION

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba
Cerrar