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“Las pirañas de los deliverys”. Procesaron a la banda que mató al repartidor Manuel López Ledesma en Tres de Febrero

“Salían a robar muy zarpados, se pasaron de rosca y terminaron matando”, confirma un investigador a LA NACION sobre la banda que asesinó al repartidor Manuel López Ledesma de tres disparos cerca de la medianoche del domingo 26 de mayo, cuando lo atacaron a balazos para sacarle su teléfono celular e intentar llevarse su moto en la puerta de una pizzería de Tres de Febrero.

Manuel fue trasladado en un patrullero por la policía desde la esquina de Claudio Castro y Campo de Mayo, en Martín Coronado, donde quedó tirada su Honda CG150 Titán roja, hasta el Hospital Privado Nuestra Señora de la Merced, donde el repartidor finalmente murió.

La investigación posterior permitió llegar rápidamente a Johana R., a quien media hora antes que a Manuel le robaron su moto en la misma zona. Su testimonio y el análisis de las cámaras de seguridad comenzaron a dejar al descubierto la actividad de una banda activa, violenta, que no dudaba en matar.

El miércoles 26 de junio, al cumplirse un mes del crimen, la familia de Manuel encabezó una marcha junto a sus colegas del delivery. Caminaron desde la Iglesia Nuestra Señora de Lourdes, en Santos Lugares, hasta la Municipalidad de Tres de Febrero, para recordarlo y exigir justicia. Ese mismo día, el fiscal Sergio Alberto López, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N°2, solicitó la prisión preventiva de Nahuel Alejandro Gómez, Ezequiel Maximiliano Paniagua y Gastón Alexis Núñez, que fue concedida el lunes por el Juzgado de Garantías N°2 de San Martín, a cargo de Mariano González. Con respecto a la situación Gastón Manuel Ocantos, que es menor, el caso tramita en el Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil y su defensora oficial apeló la solicitud de la prisión preventiva, que debe resolver la Cámara.

Marcha por el crimen del repartidor de delivery Manuel López Ledesma en Tres de Febrero

El desarmadero

La noche del robo, las cámaras de seguridad mostraron como era el modus operandi de la banda. “Estaban cebados y decidieron ir por más”, detallan los investigadores. Y agregan: “Tanta ambición, sumada al consumo de sustancias, los llevó a cometer el homicidio. Ellos robaban las motos y de ahí se iban a la casa de un tal Gastón Núñez, donde en la parte de atrás funcionaba un presunto taller mecánico donde se sospecha que reducían las motos”.

La banda de Las pirañas de los deliverys como se la conocía, llevaba al menos un año operando y al principio se dedicaban a robos menores. Su principal fuente de ingreso eran los celulares, pero la policía también les secuestró marihuana y cocaína, por lo que se les inició otra causa para saber si el narcomenudeo es otro de sus ingresos.

Estaban detrás de ellos porque en el último tiempo detectaron un crecimiento del robo de motos además de los celulares. No es la única pandilla que opera en la zona. El padre de Manuel confirmó tres intentos de robos más a compañeros de su hijo. Pero desde que incorporaron al menor de edad ampliaron la actividad al robo de motos.

Existen al menos 30 denuncias de hechos de asaltos en los últimos dos meses en esa zona y muchos más víctimas que ni siquiera se presentaron a hacerlas. Así que la estadística va creciendo día a día. Las chicas y chicos que con sacrificio se ganan la vida son un blanco fácil para estos delincuentes porque están solos y muchas veces también manejan dinero en efectivo. Semanas atrás, otro repartidor denunció que le robaron la moto en el mismo lugar en el que murió Manuel y se salvó de milagro…

El oficial principal Juan José Palacios, que cumple tareas en la DDI de San Martín, logró identificar a Núñez a través del Facebook de la novia, Ludmila; en una foto posteada por la chica se veía al joven con el mismo casco blanco que aparecía en las imágenes del robo de la moto de Johana.

A Núñez ya lo tenían en la mira por otros presuntos delitos. Las fotos fueron comparadas con las imágenes que se pudieron recuperar sobre la huida de los asesinos del repartidor: se comprobó que el mismo sujeto del casco blanco llevaba un arma de fuego.

Los policías consiguieron una orden de allanamiento y fueron a la casa de Núñez: secuestraron 17 celulares y la moto, el casco que utilizó durante el crimen y una vaina servida de calibre 9 mm marca CBC, que coincidió con las rescatadas en el lugar del crimen. Tanto la UFI N°2 de San Martín como el juez de Garantías González actuaron con celeridad y la investigación avanzó con éxito.

La banda, según los investigadores, estaría integrada por Núñez, Gómez (alias Salchi), Paniagua y Ocantos, alias Keloké, el único menor de edad. Apenas fue detenido, Núñez admitió ser responsable del primer robo a la moto de Johana. Dijo que iba en su moto junto a Salchi Gómez y que en la otra moto estaban Keloké y Paniagua. Además, dio los datos de cada uno de sus secuaces.

Negó haber participado del asesinato de Manuel, pero las imágenes obtenidas en las cámaras que constan en los registros policiales son indicios contundentes en su contra.

Núñez agregó que él se fue a su casa después de robar la moto de Johana, que luego llegaron el menor con Gómez, y que los volvió a ver transcurridas dos horas en su vivienda, a la que llegaron en la moto en la que andaban. Destacó que estaban nerviosos y preocupados y que comentaron que le habían querido robar a alguien y que lo balearon tres veces.

Según Núñez, Salchi se hizo cargo de haber efectuado los disparos cuando Manuel intentó escapar. Se sospecha en principio que el menor manejaba la moto y Gómez es quien habría efectuado tres disparos, uno de los cuales dio en Manuel y le quitó la vida.

Denunciados por la hermana

Otro elemento clave sumado al expediente fue solicitado por la fiscalía a la Dirección Provincial de la Central 911, donde consta el llamado de Micaela, la hermana de Núñez, quien a esa altura ya estaba detenido, para denunciar que en su casa se encontraban los asesinos de Manuel. En la transcripción puede leerse:

–911: 911 Emergencias.

–Voz femenina: Hola sí, buenas noches, sabés que recién llamamos a la policía, eh, porque… ¿Viste el caso del delivery de Tres de Febrero?

–911: ¿Qué pasó?

–Voz femenina: El caso del delivery de Tres de Febrero.

–911: Sí, pero ¿qué pasó, qué robaron, qué sucedió con él?

–Voz femenina: No, bueno, el chico se murió, y hay un chico detenido que es mi hermano, que él no mató, que acá ahora llegaron los dos verdaderos asesinos, están… Se quieren entregar, a dar la cara, para que mi hermano salga, pero llamamos a la policía y no vienen, tenemos miedo que se vayan.

–911: Sí, o sea, no fue su hermano, sino esos que están ahí, ¿no?

–Voz femenina: Sí.

–911: ¿Y quiénes son ellos?

–Micaela: Yo sé que se llaman Keloké y Salchi, los nombres no los sé.

–911: ¿Cómo, perdón, me repite?

–Voz femenina: Keloké y Salchi.

–911: ¿El okay? ¿Dónde están ellos ahora?

–Voz femenina: El Pensamiento 5323, están en la puerta esperando a la policía porque se quieren entregar. Entre Eva Perón y Beruti. Necesitamos que llegue un policía lo más antes posible.

–911: ¿Están en la puerta del domicilio ellos ahora, me dice?

–Voz femenina: Sí.

–911: Sí, comprendo, bien, ¿sabe si pueden tener algún tipo de armas o algo?

–Voz femenina: No, no están armados, se quieren entregar para hacer las cosas bien y para sacarlo a mi hermano del quilombo que lo pusieron.

–911: Sí, comprendo, damos el aviso por acá, ¿sí? ¿Usted cómo se llama?

–Voz femenina: Micaela Ailén Núñez.

–911: Micaela, corto y lo informo de inmediato.

–Voz femenina: Okay, gracias.

–911: Hasta luego.

El dolor de la familia

“Los padres de Manuel están quebrados, pero exigen justicia y no vamos a parar hasta lograrla. Tengo que resaltar que el juez de Garantías interviniente, Mariano González, actuó de manera inteligente y veloz, calificando los hechos como homicidio agravado. La pena que van a recibir es de prisión perpetua, pero ahí hay otro problema: los menores no pueden recibirla por tratados internacionales. Es decir, Manuel fue condenado, pero uno de sus asesinos seguramente no, por ser menor, debido a la ley que tenemos. Las bandas suman a menores para cometer crímenes y hacerlos cargo. Ahí el Estado demuestra su ineficiencia. Sé que el Ministerio de Justicia prepara una ley para bajar la edad de imputabilidad, pero mientras tanto los menores siguen matando en banda. Para colmo, tengo que decir que Manuel llegó con vida la Clínica Nuestra Señora de La Merced y no fue atendido porque les preocupaba si tenía obra social mientras agonizaba, un disparate. Él tenía escasos latidos y apenas balbuceaba”, destacó el abogado Matías Morla, a quien recurrió la familia López Ledesma.

¿Quién es quién?

Nahuel Alejandro Gómez, alias Salchi, 18 años, no tiene antecedentes penales. Soltero, instruido, ayudante de albañil, nació y vive en San Martín. Está acusado de “robo agravado por el uso de arma de fuego y por la participación de un menor, en concurso real con homicidio criminis causae”.

Ezequiel Maximiliano Paniagua, de 21 años, también nacido y domiciliado en San Martín, trabaja como colocador de aberturas. Tampoco tiene antecedentes penales. Está acusado de “robo agravado por el uso de arma de fuego y por la participación de un menor de edad”.

Gastón Alexis Núñez, de 19 años y soltero, vive en San Martín, pero nació en la Capital. Cuenta con antecedentes por robo de motos y de autos; recibió una pena de tres años de prisión de ejecución condicional por un robo agravado ocurrido el 3 de marzo de 2023. Es empleado en una remisería. Ahora está preso por “robo agravado por el uso de armas y por la participación de un menor”.

Gastón Nahuel Ocantos, alias Keloké, tiene 17 años y vive en Loma Hermosa. Está alojado de manera provisoria en el Centro Especializado de Aprehensión (CEA) de San Martín. Está acusado de “robo agravado por el uso de arma de fuego en dos oportunidades, en concurso real con homicidio criminis causae”.

“Salían a robar muy zarpados, se pasaron de rosca y terminaron matando”, confirma un investigador a LA NACION sobre la banda que asesinó al repartidor Manuel López Ledesma de tres disparos cerca de la medianoche del domingo 26 de mayo, cuando lo atacaron a balazos para sacarle su teléfono celular e intentar llevarse su moto en la puerta de una pizzería de Tres de Febrero.

Manuel fue trasladado en un patrullero por la policía desde la esquina de Claudio Castro y Campo de Mayo, en Martín Coronado, donde quedó tirada su Honda CG150 Titán roja, hasta el Hospital Privado Nuestra Señora de la Merced, donde el repartidor finalmente murió.

La investigación posterior permitió llegar rápidamente a Johana R., a quien media hora antes que a Manuel le robaron su moto en la misma zona. Su testimonio y el análisis de las cámaras de seguridad comenzaron a dejar al descubierto la actividad de una banda activa, violenta, que no dudaba en matar.

El miércoles 26 de junio, al cumplirse un mes del crimen, la familia de Manuel encabezó una marcha junto a sus colegas del delivery. Caminaron desde la Iglesia Nuestra Señora de Lourdes, en Santos Lugares, hasta la Municipalidad de Tres de Febrero, para recordarlo y exigir justicia. Ese mismo día, el fiscal Sergio Alberto López, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N°2, solicitó la prisión preventiva de Nahuel Alejandro Gómez, Ezequiel Maximiliano Paniagua y Gastón Alexis Núñez, que fue concedida el lunes por el Juzgado de Garantías N°2 de San Martín, a cargo de Mariano González. Con respecto a la situación Gastón Manuel Ocantos, que es menor, el caso tramita en el Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil y su defensora oficial apeló la solicitud de la prisión preventiva, que debe resolver la Cámara.

Marcha por el crimen del repartidor de delivery Manuel López Ledesma en Tres de Febrero

El desarmadero

La noche del robo, las cámaras de seguridad mostraron como era el modus operandi de la banda. “Estaban cebados y decidieron ir por más”, detallan los investigadores. Y agregan: “Tanta ambición, sumada al consumo de sustancias, los llevó a cometer el homicidio. Ellos robaban las motos y de ahí se iban a la casa de un tal Gastón Núñez, donde en la parte de atrás funcionaba un presunto taller mecánico donde se sospecha que reducían las motos”.

La banda de Las pirañas de los deliverys como se la conocía, llevaba al menos un año operando y al principio se dedicaban a robos menores. Su principal fuente de ingreso eran los celulares, pero la policía también les secuestró marihuana y cocaína, por lo que se les inició otra causa para saber si el narcomenudeo es otro de sus ingresos.

Estaban detrás de ellos porque en el último tiempo detectaron un crecimiento del robo de motos además de los celulares. No es la única pandilla que opera en la zona. El padre de Manuel confirmó tres intentos de robos más a compañeros de su hijo. Pero desde que incorporaron al menor de edad ampliaron la actividad al robo de motos.

Existen al menos 30 denuncias de hechos de asaltos en los últimos dos meses en esa zona y muchos más víctimas que ni siquiera se presentaron a hacerlas. Así que la estadística va creciendo día a día. Las chicas y chicos que con sacrificio se ganan la vida son un blanco fácil para estos delincuentes porque están solos y muchas veces también manejan dinero en efectivo. Semanas atrás, otro repartidor denunció que le robaron la moto en el mismo lugar en el que murió Manuel y se salvó de milagro…

El oficial principal Juan José Palacios, que cumple tareas en la DDI de San Martín, logró identificar a Núñez a través del Facebook de la novia, Ludmila; en una foto posteada por la chica se veía al joven con el mismo casco blanco que aparecía en las imágenes del robo de la moto de Johana.

A Núñez ya lo tenían en la mira por otros presuntos delitos. Las fotos fueron comparadas con las imágenes que se pudieron recuperar sobre la huida de los asesinos del repartidor: se comprobó que el mismo sujeto del casco blanco llevaba un arma de fuego.

Los policías consiguieron una orden de allanamiento y fueron a la casa de Núñez: secuestraron 17 celulares y la moto, el casco que utilizó durante el crimen y una vaina servida de calibre 9 mm marca CBC, que coincidió con las rescatadas en el lugar del crimen. Tanto la UFI N°2 de San Martín como el juez de Garantías González actuaron con celeridad y la investigación avanzó con éxito.

La banda, según los investigadores, estaría integrada por Núñez, Gómez (alias Salchi), Paniagua y Ocantos, alias Keloké, el único menor de edad. Apenas fue detenido, Núñez admitió ser responsable del primer robo a la moto de Johana. Dijo que iba en su moto junto a Salchi Gómez y que en la otra moto estaban Keloké y Paniagua. Además, dio los datos de cada uno de sus secuaces.

Negó haber participado del asesinato de Manuel, pero las imágenes obtenidas en las cámaras que constan en los registros policiales son indicios contundentes en su contra.

Núñez agregó que él se fue a su casa después de robar la moto de Johana, que luego llegaron el menor con Gómez, y que los volvió a ver transcurridas dos horas en su vivienda, a la que llegaron en la moto en la que andaban. Destacó que estaban nerviosos y preocupados y que comentaron que le habían querido robar a alguien y que lo balearon tres veces.

Según Núñez, Salchi se hizo cargo de haber efectuado los disparos cuando Manuel intentó escapar. Se sospecha en principio que el menor manejaba la moto y Gómez es quien habría efectuado tres disparos, uno de los cuales dio en Manuel y le quitó la vida.

Denunciados por la hermana

Otro elemento clave sumado al expediente fue solicitado por la fiscalía a la Dirección Provincial de la Central 911, donde consta el llamado de Micaela, la hermana de Núñez, quien a esa altura ya estaba detenido, para denunciar que en su casa se encontraban los asesinos de Manuel. En la transcripción puede leerse:

–911: 911 Emergencias.

–Voz femenina: Hola sí, buenas noches, sabés que recién llamamos a la policía, eh, porque… ¿Viste el caso del delivery de Tres de Febrero?

–911: ¿Qué pasó?

–Voz femenina: El caso del delivery de Tres de Febrero.

–911: Sí, pero ¿qué pasó, qué robaron, qué sucedió con él?

–Voz femenina: No, bueno, el chico se murió, y hay un chico detenido que es mi hermano, que él no mató, que acá ahora llegaron los dos verdaderos asesinos, están… Se quieren entregar, a dar la cara, para que mi hermano salga, pero llamamos a la policía y no vienen, tenemos miedo que se vayan.

–911: Sí, o sea, no fue su hermano, sino esos que están ahí, ¿no?

–Voz femenina: Sí.

–911: ¿Y quiénes son ellos?

–Micaela: Yo sé que se llaman Keloké y Salchi, los nombres no los sé.

–911: ¿Cómo, perdón, me repite?

–Voz femenina: Keloké y Salchi.

–911: ¿El okay? ¿Dónde están ellos ahora?

–Voz femenina: El Pensamiento 5323, están en la puerta esperando a la policía porque se quieren entregar. Entre Eva Perón y Beruti. Necesitamos que llegue un policía lo más antes posible.

–911: ¿Están en la puerta del domicilio ellos ahora, me dice?

–Voz femenina: Sí.

–911: Sí, comprendo, bien, ¿sabe si pueden tener algún tipo de armas o algo?

–Voz femenina: No, no están armados, se quieren entregar para hacer las cosas bien y para sacarlo a mi hermano del quilombo que lo pusieron.

–911: Sí, comprendo, damos el aviso por acá, ¿sí? ¿Usted cómo se llama?

–Voz femenina: Micaela Ailén Núñez.

–911: Micaela, corto y lo informo de inmediato.

–Voz femenina: Okay, gracias.

–911: Hasta luego.

El dolor de la familia

“Los padres de Manuel están quebrados, pero exigen justicia y no vamos a parar hasta lograrla. Tengo que resaltar que el juez de Garantías interviniente, Mariano González, actuó de manera inteligente y veloz, calificando los hechos como homicidio agravado. La pena que van a recibir es de prisión perpetua, pero ahí hay otro problema: los menores no pueden recibirla por tratados internacionales. Es decir, Manuel fue condenado, pero uno de sus asesinos seguramente no, por ser menor, debido a la ley que tenemos. Las bandas suman a menores para cometer crímenes y hacerlos cargo. Ahí el Estado demuestra su ineficiencia. Sé que el Ministerio de Justicia prepara una ley para bajar la edad de imputabilidad, pero mientras tanto los menores siguen matando en banda. Para colmo, tengo que decir que Manuel llegó con vida la Clínica Nuestra Señora de La Merced y no fue atendido porque les preocupaba si tenía obra social mientras agonizaba, un disparate. Él tenía escasos latidos y apenas balbuceaba”, destacó el abogado Matías Morla, a quien recurrió la familia López Ledesma.

¿Quién es quién?

Nahuel Alejandro Gómez, alias Salchi, 18 años, no tiene antecedentes penales. Soltero, instruido, ayudante de albañil, nació y vive en San Martín. Está acusado de “robo agravado por el uso de arma de fuego y por la participación de un menor, en concurso real con homicidio criminis causae”.

Ezequiel Maximiliano Paniagua, de 21 años, también nacido y domiciliado en San Martín, trabaja como colocador de aberturas. Tampoco tiene antecedentes penales. Está acusado de “robo agravado por el uso de arma de fuego y por la participación de un menor de edad”.

Gastón Alexis Núñez, de 19 años y soltero, vive en San Martín, pero nació en la Capital. Cuenta con antecedentes por robo de motos y de autos; recibió una pena de tres años de prisión de ejecución condicional por un robo agravado ocurrido el 3 de marzo de 2023. Es empleado en una remisería. Ahora está preso por “robo agravado por el uso de armas y por la participación de un menor”.

Gastón Nahuel Ocantos, alias Keloké, tiene 17 años y vive en Loma Hermosa. Está alojado de manera provisoria en el Centro Especializado de Aprehensión (CEA) de San Martín. Está acusado de “robo agravado por el uso de arma de fuego en dos oportunidades, en concurso real con homicidio criminis causae”.

 Desde hace un año los tenían en la mira; al principio se dedicaban a robar teléfonos celulares, pero cuando incorporaron un menor a la pandilla apuntaron a las motos, que luego reducían en la casa de uno de ellos para venderlas completas o por piezas  LA NACION

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