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Pagar de todo con el celular: los principales bancos privados se preparan para lanzar el sistema “tap to phone”

El vendedor ambulante en la playa que acepta pagos con tarjetas de crédito y débito podría dejar de ser una rareza en el país o una postal casi exclusiva de los balnearios brasileños o uruguayos. Al menos tres de los mayores bancos privados de la Argentina están preparando el lanzamiento de una nueva forma de cobro a través del teléfono celular con la mira puesta en micro y pequeños comercios, cuentapropistas y monotributistas, como profesionales independientes y proveedores de servicios al hogar, entre otros.

Se trata de la tecnología tap to phone que, bajando una app en el móvil, funciona como una alternativa de menor costo a las terminales electrónicas de pago o posnet (como se las conoce genéricamente en el país, aunque sean una marca) y por lo tanto evita la inversión en esos dispositivos. También es una opción a los pos más pequeños que se acoplan al celular ya que se usa directamente el teléfono.

Las entidades en cuestión que trabajan en el tema son el Galicia (a través de su plataforma de comercio Nave), el Macro y el Santander (a través de su plataforma de cobros y servicios Getnet), según pudo saber La Nación de fuentes al tanto de las iniciativas. El mundo fintech no es ajeno a este negocio: Naranja X ya viene ofreciendo este producto por medio de una app que se llama Cobro Tap y hay otras fintech a punto de salir con productos similares. Este sistema podría expandir la aceptación de tarjetas de crédito y débito contacless o pagos con códigos QR. Funciona ya en países de la región como Brasil, Colombia y Uruguay, donde Visa lo presentó hace 20 días.

Cómo funciona

El sistema funciona así: quien quiera realizar un cobro deberá registrarse a través de una app y luego ingresar el monto a cobrar, elegir la opción “Cobro con celular” y solicitarle al cliente que acerque una tarjeta de débito o crédito a la parte posterior del teléfono móvil. La aplicación realizará el cobro inmediato y brindará la opción de enviar al cliente el comprobante de pago por correo electrónico o mensaje de texto. Los comercios pagarán una comisión sobre las ventas.

El celular necesita contar con tecnología NFC (Near Field Communication) que permite intercambiar información sin contacto. Se presenta como más rápida y segura que otras porque los datos de la tarjeta no son expuestos en ningún momento, lo que disminuye el fraude.

Sin embargo, en el sector son realistas y no se engañan: saben que para que esta tecnología despegue en el país, primero lo tiene que hacer el uso de tarjetas, frenado por cuestiones impositivas y por el alto grado de informalidad de la economía argentina.

Según los datos que manejan, solo 30% del total de bienes y servicios transaccionales se abona con tarjetas, cuando en otros países de la región ese porcentaje está en el 50% (Chile) o en el 60% (Brasil). En el mundo desarrollado puede llegar hasta incluso hasta el 90%, como en el caso de los países nórdicos.

Una fuente del sector financiero describe cómo es la carga tributaria que hace que muchos comercios no acepten tarjeta o hagan descuentos por pago en efectivo. “El arancel promedio que cobra la tarjeta al comercio es del 1% en débito y 1,8% en crédito, que con los impuestos se va a 7% en débito y 9,5% en crédito”, explica. “Y si bien la Ley Bases que está a punto de salir del Congreso prevé que se eliminen IVA y Ganancias en esa comisión (lo cual la reduce en cuatro puntos porcentuales) hay una parte de Ingresos Brutos cuya vigencia o supresión dependerá de la voluntad de las provincias, a las cuales se les recomienda hacer esa quita”, agrega.

Otra cuestión que podría bloquear o hacer más lento el avance de esta tecnología en el país es el creciente uso de las transferencias bancarias como medio de pago, con el beneficio de que estas no tienen la carga tributaria de las transacciones con tarjetas. Existe un vacío legal y en el sector están pidiéndole al Banco Central que se ocupe del tema.

El vendedor ambulante en la playa que acepta pagos con tarjetas de crédito y débito podría dejar de ser una rareza en el país o una postal casi exclusiva de los balnearios brasileños o uruguayos. Al menos tres de los mayores bancos privados de la Argentina están preparando el lanzamiento de una nueva forma de cobro a través del teléfono celular con la mira puesta en micro y pequeños comercios, cuentapropistas y monotributistas, como profesionales independientes y proveedores de servicios al hogar, entre otros.

Se trata de la tecnología tap to phone que, bajando una app en el móvil, funciona como una alternativa de menor costo a las terminales electrónicas de pago o posnet (como se las conoce genéricamente en el país, aunque sean una marca) y por lo tanto evita la inversión en esos dispositivos. También es una opción a los pos más pequeños que se acoplan al celular ya que se usa directamente el teléfono.

Las entidades en cuestión que trabajan en el tema son el Galicia (a través de su plataforma de comercio Nave), el Macro y el Santander (a través de su plataforma de cobros y servicios Getnet), según pudo saber La Nación de fuentes al tanto de las iniciativas. El mundo fintech no es ajeno a este negocio: Naranja X ya viene ofreciendo este producto por medio de una app que se llama Cobro Tap y hay otras fintech a punto de salir con productos similares. Este sistema podría expandir la aceptación de tarjetas de crédito y débito contacless o pagos con códigos QR. Funciona ya en países de la región como Brasil, Colombia y Uruguay, donde Visa lo presentó hace 20 días.

Cómo funciona

El sistema funciona así: quien quiera realizar un cobro deberá registrarse a través de una app y luego ingresar el monto a cobrar, elegir la opción “Cobro con celular” y solicitarle al cliente que acerque una tarjeta de débito o crédito a la parte posterior del teléfono móvil. La aplicación realizará el cobro inmediato y brindará la opción de enviar al cliente el comprobante de pago por correo electrónico o mensaje de texto. Los comercios pagarán una comisión sobre las ventas.

El celular necesita contar con tecnología NFC (Near Field Communication) que permite intercambiar información sin contacto. Se presenta como más rápida y segura que otras porque los datos de la tarjeta no son expuestos en ningún momento, lo que disminuye el fraude.

Sin embargo, en el sector son realistas y no se engañan: saben que para que esta tecnología despegue en el país, primero lo tiene que hacer el uso de tarjetas, frenado por cuestiones impositivas y por el alto grado de informalidad de la economía argentina.

Según los datos que manejan, solo 30% del total de bienes y servicios transaccionales se abona con tarjetas, cuando en otros países de la región ese porcentaje está en el 50% (Chile) o en el 60% (Brasil). En el mundo desarrollado puede llegar hasta incluso hasta el 90%, como en el caso de los países nórdicos.

Una fuente del sector financiero describe cómo es la carga tributaria que hace que muchos comercios no acepten tarjeta o hagan descuentos por pago en efectivo. “El arancel promedio que cobra la tarjeta al comercio es del 1% en débito y 1,8% en crédito, que con los impuestos se va a 7% en débito y 9,5% en crédito”, explica. “Y si bien la Ley Bases que está a punto de salir del Congreso prevé que se eliminen IVA y Ganancias en esa comisión (lo cual la reduce en cuatro puntos porcentuales) hay una parte de Ingresos Brutos cuya vigencia o supresión dependerá de la voluntad de las provincias, a las cuales se les recomienda hacer esa quita”, agrega.

Otra cuestión que podría bloquear o hacer más lento el avance de esta tecnología en el país es el creciente uso de las transferencias bancarias como medio de pago, con el beneficio de que estas no tienen la carga tributaria de las transacciones con tarjetas. Existe un vacío legal y en el sector están pidiéndole al Banco Central que se ocupe del tema.

 Una app permite convertir el teléfono móvil en una terminal de cobro sin contacto a menor costo que las POS; apuntan a comercios chicos y pequeños vendedores y proveedores de servicios; Galicia, Santander y Macro, a punto de entrar en un negocio en el que deberán competir con las fintech  LA NACION

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