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El tren que atraviesa bosques y tundras en busca de auroras boreales

Los fanáticos de los trenes, los que buscan nuevos destinos para descubrir desde la ventanilla de un vagón, con esos tiempos largos para disfrutar que solo se logran sobre las vías, este viaje los sorprenderá. Además de disfrutar de un paisaje único en la comodidad de un ferrocarril, permite llegar a lugares que de otra manera sería muy difícil.

En Canadá, más precisamente hacia el norte del país, a orillas de la Bahía Hudson, se encuentra la recóndita Churchill, en Manitoba. Se trata de un pueblo reconocido por ser la Capital Mundial del Oso Polar a la cual se puede llegar de dos maneras: en avión o tomando un tren de Via Rail Canada que sale desde Winnipeg y demora 48 horas en llegar a destino. Al estar a los pies del Ártico, no hay rutas terrestres que unan esta ciudad con el resto de Canadá. En total recorre 1697 kilómetros y hace 10 paradas (algunas de unos minutos y otras de algunas horas, que permiten bajar y conocer cada lugar).

Sin lujos, el antiguo tren con literas se sumerge en paisajes remotos

“Es un tren turístico para quienes aprecian la aventura, y conecta muchas pequeñas comunidades a lo largo de su recorrido. También es utilizado por locales como medio de transporte para explorar la región o visitar a sus familiares. No es un tren de lujo ni una experiencia culinaria”, explica Sheila Nassar, directora de cuentas de Via Rail Canada, en Brasil.

¿Dolor de estómago? Este es el jugo para eliminar la gastritis

Según estimaciones, Churchill tiene solo 800 habitantes que seguramente tengan varias anécdotas con estos animales. La época en la que más se los ve es a finales de octubre y comienzos de noviembre, cuando cruzan por los alrededores hasta llegar a la Bahía Hudson para alimentarse de focas. Esa misma época es en la que Churchill recibe más turistas: se estima que llegan alrededor de 25.000 turistas cada año, y al menos un 30% de ellos utiliza el tren como medio de transporte.

Un viaje icónico

Si hay algo que tienen los trenes en general, y el que une Winnipeg con Churchill en particular, es que el viaje en sí mismo se transforma en una experiencia inolvidable. La formación que hace este trayecto es un tren antiguo con literas separadas por cortinas como en las películas.

La formación que hace este trayecto es un tren antiguo con literas separadas por cortinas como en las películas

“Las cabinas son como un viaje al pasado. Las grandes ventanas y los vagones con cúpula permiten disfrutar de vistas magníficas de las praderas. Además, el tren pasa por comunidades que viven muy alejadas de las grandes ciudades, y es posible conocer más sobre su estilo de vida y participar en charlas amistosas al estilo canadiense mientras el tren avanza por esos campos ondulados. El tren también conecta comunidades remotas e indígenas”, agrega Sheila.

Naranja. Los beneficios ocultos y por qué los expertos desaconsejan tomar su jugo

Este tramo tiene dos clases para elegir: Economy o Sleeper Plus. La primera incluye un asiento, equipaje facturado y un menú de comidas ligeras y bebidas. La segunda, además de un asiento para el día, suma una cama para dormir, que puede ser una litera en habitación compartida o un camarote privado con capacidad para 1, 2 o 3 personas con baño privado, pero ducha compartida. También incluye todas las comidas en el vagón comedor. Un plus: la segunda clase tiene acceso a los vagones del final del tren con ventanales panorámicos. La frecuencia es de dos viajes por semana, saliendo martes o domingos desde Winnipeg.

Naturaleza en su máximo esplendor

A los osos polares, este tramo le suma otro atractivo que, en los últimos años, se ha convertido en una figurita buscada por todos los turistas aventureros: las auroras boreales.

“Dependiendo de la época del año, es posible ver las auroras boreales incluso desde las ventanas y vagones panorámicos del tren. Churchill está muy al norte, en una zona con pequeñas poblaciones y poca contaminación lumínica, lo que favorece la visibilidad de las luces incluso en verano (julio/agosto), y aún más durante el invierno, especialmente en diciembre (antes de las tormentas de nieve habituales) y enero”, detalla.

La impresionante imagen de un oso polar en medio de un campo de lavanda en Churchill (Manitoba)

Además, la ciudad también suma la posibilidad de hacer kayak en la Bahía de Hudson junto a belugas, unos mamíferos superamigables que se comportan como delfines, y que llegan a esta zona entre julio y agosto.

Si bien Churchill no cuenta con grandes cadenas hoteleras, sí tiene alojamientos tipo bed and breakfast. Hay otras opciones ideales para aventureros, como la posibilidad de alojarse en medio de la tundra y ver osos polares desde la habitación.

No es un viaje en tren para viajeros que busquen lujo cinco estrellas y exclusividad, pero sí para los que deseen vivir una experiencia que combine naturaleza, contacto directo con los locales y la posibilidad de ver “figuritas difíciles” como osos polares y auroras boreales. Todo esto, más el plus de llegar en un ferrocarril por paisajes poco explorados.

Los fanáticos de los trenes, los que buscan nuevos destinos para descubrir desde la ventanilla de un vagón, con esos tiempos largos para disfrutar que solo se logran sobre las vías, este viaje los sorprenderá. Además de disfrutar de un paisaje único en la comodidad de un ferrocarril, permite llegar a lugares que de otra manera sería muy difícil.

En Canadá, más precisamente hacia el norte del país, a orillas de la Bahía Hudson, se encuentra la recóndita Churchill, en Manitoba. Se trata de un pueblo reconocido por ser la Capital Mundial del Oso Polar a la cual se puede llegar de dos maneras: en avión o tomando un tren de Via Rail Canada que sale desde Winnipeg y demora 48 horas en llegar a destino. Al estar a los pies del Ártico, no hay rutas terrestres que unan esta ciudad con el resto de Canadá. En total recorre 1697 kilómetros y hace 10 paradas (algunas de unos minutos y otras de algunas horas, que permiten bajar y conocer cada lugar).

Sin lujos, el antiguo tren con literas se sumerge en paisajes remotos

“Es un tren turístico para quienes aprecian la aventura, y conecta muchas pequeñas comunidades a lo largo de su recorrido. También es utilizado por locales como medio de transporte para explorar la región o visitar a sus familiares. No es un tren de lujo ni una experiencia culinaria”, explica Sheila Nassar, directora de cuentas de Via Rail Canada, en Brasil.

¿Dolor de estómago? Este es el jugo para eliminar la gastritis

Según estimaciones, Churchill tiene solo 800 habitantes que seguramente tengan varias anécdotas con estos animales. La época en la que más se los ve es a finales de octubre y comienzos de noviembre, cuando cruzan por los alrededores hasta llegar a la Bahía Hudson para alimentarse de focas. Esa misma época es en la que Churchill recibe más turistas: se estima que llegan alrededor de 25.000 turistas cada año, y al menos un 30% de ellos utiliza el tren como medio de transporte.

Un viaje icónico

Si hay algo que tienen los trenes en general, y el que une Winnipeg con Churchill en particular, es que el viaje en sí mismo se transforma en una experiencia inolvidable. La formación que hace este trayecto es un tren antiguo con literas separadas por cortinas como en las películas.

La formación que hace este trayecto es un tren antiguo con literas separadas por cortinas como en las películas

“Las cabinas son como un viaje al pasado. Las grandes ventanas y los vagones con cúpula permiten disfrutar de vistas magníficas de las praderas. Además, el tren pasa por comunidades que viven muy alejadas de las grandes ciudades, y es posible conocer más sobre su estilo de vida y participar en charlas amistosas al estilo canadiense mientras el tren avanza por esos campos ondulados. El tren también conecta comunidades remotas e indígenas”, agrega Sheila.

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Este tramo tiene dos clases para elegir: Economy o Sleeper Plus. La primera incluye un asiento, equipaje facturado y un menú de comidas ligeras y bebidas. La segunda, además de un asiento para el día, suma una cama para dormir, que puede ser una litera en habitación compartida o un camarote privado con capacidad para 1, 2 o 3 personas con baño privado, pero ducha compartida. También incluye todas las comidas en el vagón comedor. Un plus: la segunda clase tiene acceso a los vagones del final del tren con ventanales panorámicos. La frecuencia es de dos viajes por semana, saliendo martes o domingos desde Winnipeg.

Naturaleza en su máximo esplendor

A los osos polares, este tramo le suma otro atractivo que, en los últimos años, se ha convertido en una figurita buscada por todos los turistas aventureros: las auroras boreales.

“Dependiendo de la época del año, es posible ver las auroras boreales incluso desde las ventanas y vagones panorámicos del tren. Churchill está muy al norte, en una zona con pequeñas poblaciones y poca contaminación lumínica, lo que favorece la visibilidad de las luces incluso en verano (julio/agosto), y aún más durante el invierno, especialmente en diciembre (antes de las tormentas de nieve habituales) y enero”, detalla.

La impresionante imagen de un oso polar en medio de un campo de lavanda en Churchill (Manitoba)

Además, la ciudad también suma la posibilidad de hacer kayak en la Bahía de Hudson junto a belugas, unos mamíferos superamigables que se comportan como delfines, y que llegan a esta zona entre julio y agosto.

Si bien Churchill no cuenta con grandes cadenas hoteleras, sí tiene alojamientos tipo bed and breakfast. Hay otras opciones ideales para aventureros, como la posibilidad de alojarse en medio de la tundra y ver osos polares desde la habitación.

No es un viaje en tren para viajeros que busquen lujo cinco estrellas y exclusividad, pero sí para los que deseen vivir una experiencia que combine naturaleza, contacto directo con los locales y la posibilidad de ver “figuritas difíciles” como osos polares y auroras boreales. Todo esto, más el plus de llegar en un ferrocarril por paisajes poco explorados.

 Para aventureros, el Via Rail Canada une Winnipeg con el pequeño poblado de Churchill, en el Ártico, en dos días  LA NACION

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