Coherencia: confusa adaptación de un film

Título en inglés: Coherence. Basada en el guion de James Ward Byrkit. Sobre una historia de: Alex Manugian. Adaptación: Gonzalo Heredia. Dirección: Hernán Guerschuny. Intérpretes: Gonzalo Heredia, Mey Scápola, Vanesa González, Guillermo Pfening, Nicolás Pauls y Laura Cymer. Escenografía: Lula Rojo. Iluminación: Matías Sendón. Música: Nico Posse. Vestuario: Roberta Pesci. Sala: Multiteatro (Corrientes 1283). Funciones: Miércoles a viernes, a las 20 hs; sábados, a las 19.30 y 21.30 y los domingos, a las 19.30. Duración: 65 minutos. Nuestra opinión: regular.
Basada en el thriller psicológico y de ciencia ficción de 2013, dirigido por estadounidense James Ward Byrkit, Coherencia, es una arriesgada propuesta que se suma a las piezas comerciales de la cartelera porteña. Rara vez la agenda teatral se arriesga a algo más que una comedia, de efecto certero y más seguro para la taquilla.
Por lo que Coherencia es una jugada apuesta, que permite el debut teatral del director de cine Hernán Guerschuny (Nair, ángel o demonio; El crítico, Recreo). La pieza refiere a un grupo de seis amigos que se reúnen una noche en la casa de la pareja de Mariano e Inés. El paso de un cometa, que provoca varias interferencias en las comunicaciones, celulares, internet y afecta la electricidad, desencadena un estado de desestabilización psicológica en los personajes, que roza el terror cotidiano.
Pero también, y esto es lo más sustancioso, incide en que a los personajes les provoca un estado de inquietud y desorientación, que no saben bien qué les sucede. Lo cierto es que a medida que avanza la noche y a través de algunas inesperadas reacciones, van descubriendo facetas, quizás, poco frecuentadas de ellos mismos.
La adaptación local de Gonzalo Heredia es concisa y certera en su traslado de situaciones al teatro, las que en cine resultan más fáciles de resolver, debido a los juegos de planos que permite el uso de la cámara. Y más aún al incluir elementos de ciencia ficción y terror psicológico. En este aspecto jugó un papel esencial el debut en la dirección teatral del cineasta Hernán Guerschuny. Coherencia, puede decirse hereda elementos de su valioso film Recreo, que codirigió con Jazmín Stuart, en el que un grupo de parejas con hijos, se reúnen y una inesperada situación provoca un caos en las relaciones.
Gotas, ruidos y más
Celulares a los que les estallan sus pantallas, un corte de luz, la dueña de casa que ofrece gotas a sus amigos -que incluyen Valeriana y Ketamina- para calmarlos, la inesperada visita de la ex pareja de uno de ellos, que en el presente está en pareja con otro de los amigos, sumados a ruidos extraños, incitan a un inesperado caos a los protagonistas. Los que por instantes se sumergen en una anarquía de situaciones, que confunden al espectador. Pero luego todo intenta ordenarse, hasta que otro cambio de actitud repentino, les provoca una situación de extrañamiento, que parece hacer trizas esa supuesta “comodidad socioeconómica y profesional” que los sostiene.
El director y su escenógrafa, Lula Rojo, supieron incorporar con acierto un segundo plano, que ilustra el afuera de la casa, lo que permite a los personajes entrar en un clima de desestabilización, que les hará hasta dudar de quienes son.
La propuesta, basada en un film independiente de bajo presupuesto que recibió varios premios internacionales, es jugada al máximo por este reconocido equipo de intérpretes que, por instantes, no logran adaptarse a la diversidad de las sutiles transiciones psicológicas que exige la historia. No obstante, el equipo logra disimular y sortear con oficio el caos y la confusión escénica que provoca un guion -que por momentos también confunde al público- y exigía de una mayor sutileza dramática, un marcado suspenso y una introspección psicológica de cada uno de estos personajes.
Título en inglés: Coherence. Basada en el guion de James Ward Byrkit. Sobre una historia de: Alex Manugian. Adaptación: Gonzalo Heredia. Dirección: Hernán Guerschuny. Intérpretes: Gonzalo Heredia, Mey Scápola, Vanesa González, Guillermo Pfening, Nicolás Pauls y Laura Cymer. Escenografía: Lula Rojo. Iluminación: Matías Sendón. Música: Nico Posse. Vestuario: Roberta Pesci. Sala: Multiteatro (Corrientes 1283). Funciones: Miércoles a viernes, a las 20 hs; sábados, a las 19.30 y 21.30 y los domingos, a las 19.30. Duración: 65 minutos. Nuestra opinión: regular.
Basada en el thriller psicológico y de ciencia ficción de 2013, dirigido por estadounidense James Ward Byrkit, Coherencia, es una arriesgada propuesta que se suma a las piezas comerciales de la cartelera porteña. Rara vez la agenda teatral se arriesga a algo más que una comedia, de efecto certero y más seguro para la taquilla.
Por lo que Coherencia es una jugada apuesta, que permite el debut teatral del director de cine Hernán Guerschuny (Nair, ángel o demonio; El crítico, Recreo). La pieza refiere a un grupo de seis amigos que se reúnen una noche en la casa de la pareja de Mariano e Inés. El paso de un cometa, que provoca varias interferencias en las comunicaciones, celulares, internet y afecta la electricidad, desencadena un estado de desestabilización psicológica en los personajes, que roza el terror cotidiano.
Pero también, y esto es lo más sustancioso, incide en que a los personajes les provoca un estado de inquietud y desorientación, que no saben bien qué les sucede. Lo cierto es que a medida que avanza la noche y a través de algunas inesperadas reacciones, van descubriendo facetas, quizás, poco frecuentadas de ellos mismos.
La adaptación local de Gonzalo Heredia es concisa y certera en su traslado de situaciones al teatro, las que en cine resultan más fáciles de resolver, debido a los juegos de planos que permite el uso de la cámara. Y más aún al incluir elementos de ciencia ficción y terror psicológico. En este aspecto jugó un papel esencial el debut en la dirección teatral del cineasta Hernán Guerschuny. Coherencia, puede decirse hereda elementos de su valioso film Recreo, que codirigió con Jazmín Stuart, en el que un grupo de parejas con hijos, se reúnen y una inesperada situación provoca un caos en las relaciones.
Gotas, ruidos y más
Celulares a los que les estallan sus pantallas, un corte de luz, la dueña de casa que ofrece gotas a sus amigos -que incluyen Valeriana y Ketamina- para calmarlos, la inesperada visita de la ex pareja de uno de ellos, que en el presente está en pareja con otro de los amigos, sumados a ruidos extraños, incitan a un inesperado caos a los protagonistas. Los que por instantes se sumergen en una anarquía de situaciones, que confunden al espectador. Pero luego todo intenta ordenarse, hasta que otro cambio de actitud repentino, les provoca una situación de extrañamiento, que parece hacer trizas esa supuesta “comodidad socioeconómica y profesional” que los sostiene.
El director y su escenógrafa, Lula Rojo, supieron incorporar con acierto un segundo plano, que ilustra el afuera de la casa, lo que permite a los personajes entrar en un clima de desestabilización, que les hará hasta dudar de quienes son.
La propuesta, basada en un film independiente de bajo presupuesto que recibió varios premios internacionales, es jugada al máximo por este reconocido equipo de intérpretes que, por instantes, no logran adaptarse a la diversidad de las sutiles transiciones psicológicas que exige la historia. No obstante, el equipo logra disimular y sortear con oficio el caos y la confusión escénica que provoca un guion -que por momentos también confunde al público- y exigía de una mayor sutileza dramática, un marcado suspenso y una introspección psicológica de cada uno de estos personajes.
El reconocido elenco no logra adaptarse a la diversidad de las sutiles transiciones psicológicas que exige la historia LA NACION