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Murió el general Carlos Laidlaw, un militar dedicado a la estrategia y la geopolítica

Con la muerte del general de división retirado Carlos Enrique Laidlaw, fallecido a los 98 años, se extingue la vida del último sobreviviente de los militares que actuaron en la primera línea del gobierno de facto que encabezó el teniente general Jorge Rafael Videla a partir de marzo de 1976. Fue una figura de reconocida capacidad para la función pública, en un contexto de extrema gravedad institucional. Sus aportes se concentraron principalmente en la etapa en que se desempeñó como ministro de Planeamiento, lo que lo convirtió en una pieza insustituible en la gestión política y administrativa del gobierno.

Retirado de la vida militar activa en febrero de 1979 y siempre atento a las necesidades del Ejército y del país, se dedicó por varios años a desarrollar su vocación por la investigación y el año pasado, a los 97 años, publicó su último artículo en un blog dedicado a la estrategia y la geopolítica. Nunca enfrentó denuncias y procesos judiciales por su actuación en las Fuerzas Armadas y por sus funciones en el gobierno nacional.

El general Laidlaw tuvo a su cargo como ministro de Planeamiento el corazón de la gestión de Videla como presidente, a través del ejercicio de una función que hoy podría asimilarse a la figura del jefe de Gabinete de ministros, en el escenario político de aquel tiempo.

Reemplazó en esa función, en enero de 1978, al general de división Ramón Genaro Díaz Bessone, con quien había sido compañero en el Colegio Militar. Por sus manos pasaban las decisiones fundamentales que derivaban en el diseño y la ejecución del presupuesto, por lo que enfrentó rispideces con la gestión de José Alfredo Martínez de Hoz en el Ministerio de Economía. Inicialmente, Laidlaw había acompañado a Vdela en otra función relevante, como jefe de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). También fue embajador en Paraguay.

Pertenecía a la Promoción 74 del Colegio Militar, que también integraron sus camaradas Luciano Benjamín Menéndez, Díaz Bessone, Santiago Omar Riveros, Leopoldo Fortunato Galtieri y Albano Eduardo Harguindeguy, entre otros militares que alcanzaron el grado de general y tuvieron una alta exposición política. En cambio, Laidlaw se caracterizó especialmente por su bajo perfil, la capacidad desplegada en el ejercicio de la función pública y la investigación sobre temas inherentes a la formación y la acción militar.

En los años previos al golpe de Estado de 1976, Laidlaw se desempeñó como profesor y director de la Escuela Superior de Guerra, que condujo durante dos períodos, y director nacional de la Gendarmería. Además, en medio de la profunda crisis política que jaqueaba al gobierno de María Estela Martínez de Perón, fue jefe del Estado Mayor del Primer Cuerpo de Ejército, la principal unidad militar con asiento en la Capital Federal.

Nacido en Buenos Aires el 18 de noviembre de 1926, ingresó al Colegio Militar en 1943 y egresó como subteniente, en el arma de Ingenieros, en diciembre de 1945. En 1967 ascendió a coronel, cinco años después fue promovido a general de brigada y en 1976 alcanzó el grado de general de división. Entre otros destinos, cumplió misiones en la Escuela de Ingenieros, en la Compañía de Zapadores de Montaña 5 y en la Escuela Superior de Guerra. Hizo en los Estados Unidos el curso de conducción de la Escuela de Comando y Estado Mayor.

Su gestión en el área de Planeamiento también le provocó conflictos con el canciller Oscar Antonio Montes y otros ministros. Su alejamiento, en noviembre de 1978, derivó en un replanteo del gabinete, que concluyó con la reducción del Ministerio de Planeamiento a la jerarquía de secretaría de Estado.

Fuera de la alta exposición, Laidlaw dedicó su vida al Ejército y cumplió sus responsabilidades con profesionalismo y a conciencia, coinciden sus camaradas. Tras su retiro, priorizó su dedicación a la investigación en temas de estrategia y geopolítica.

Casado con Noemí Alcira Roldán, fallecida en 2015, formó una familia ejemplar, con cinco hijos, 17 nietos y 22 bisnietos, a quienes disfrutó hasta último momento.

Con la muerte del general de división retirado Carlos Enrique Laidlaw, fallecido a los 98 años, se extingue la vida del último sobreviviente de los militares que actuaron en la primera línea del gobierno de facto que encabezó el teniente general Jorge Rafael Videla a partir de marzo de 1976. Fue una figura de reconocida capacidad para la función pública, en un contexto de extrema gravedad institucional. Sus aportes se concentraron principalmente en la etapa en que se desempeñó como ministro de Planeamiento, lo que lo convirtió en una pieza insustituible en la gestión política y administrativa del gobierno.

Retirado de la vida militar activa en febrero de 1979 y siempre atento a las necesidades del Ejército y del país, se dedicó por varios años a desarrollar su vocación por la investigación y el año pasado, a los 97 años, publicó su último artículo en un blog dedicado a la estrategia y la geopolítica. Nunca enfrentó denuncias y procesos judiciales por su actuación en las Fuerzas Armadas y por sus funciones en el gobierno nacional.

El general Laidlaw tuvo a su cargo como ministro de Planeamiento el corazón de la gestión de Videla como presidente, a través del ejercicio de una función que hoy podría asimilarse a la figura del jefe de Gabinete de ministros, en el escenario político de aquel tiempo.

Reemplazó en esa función, en enero de 1978, al general de división Ramón Genaro Díaz Bessone, con quien había sido compañero en el Colegio Militar. Por sus manos pasaban las decisiones fundamentales que derivaban en el diseño y la ejecución del presupuesto, por lo que enfrentó rispideces con la gestión de José Alfredo Martínez de Hoz en el Ministerio de Economía. Inicialmente, Laidlaw había acompañado a Vdela en otra función relevante, como jefe de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). También fue embajador en Paraguay.

Pertenecía a la Promoción 74 del Colegio Militar, que también integraron sus camaradas Luciano Benjamín Menéndez, Díaz Bessone, Santiago Omar Riveros, Leopoldo Fortunato Galtieri y Albano Eduardo Harguindeguy, entre otros militares que alcanzaron el grado de general y tuvieron una alta exposición política. En cambio, Laidlaw se caracterizó especialmente por su bajo perfil, la capacidad desplegada en el ejercicio de la función pública y la investigación sobre temas inherentes a la formación y la acción militar.

En los años previos al golpe de Estado de 1976, Laidlaw se desempeñó como profesor y director de la Escuela Superior de Guerra, que condujo durante dos períodos, y director nacional de la Gendarmería. Además, en medio de la profunda crisis política que jaqueaba al gobierno de María Estela Martínez de Perón, fue jefe del Estado Mayor del Primer Cuerpo de Ejército, la principal unidad militar con asiento en la Capital Federal.

Nacido en Buenos Aires el 18 de noviembre de 1926, ingresó al Colegio Militar en 1943 y egresó como subteniente, en el arma de Ingenieros, en diciembre de 1945. En 1967 ascendió a coronel, cinco años después fue promovido a general de brigada y en 1976 alcanzó el grado de general de división. Entre otros destinos, cumplió misiones en la Escuela de Ingenieros, en la Compañía de Zapadores de Montaña 5 y en la Escuela Superior de Guerra. Hizo en los Estados Unidos el curso de conducción de la Escuela de Comando y Estado Mayor.

Su gestión en el área de Planeamiento también le provocó conflictos con el canciller Oscar Antonio Montes y otros ministros. Su alejamiento, en noviembre de 1978, derivó en un replanteo del gabinete, que concluyó con la reducción del Ministerio de Planeamiento a la jerarquía de secretaría de Estado.

Fuera de la alta exposición, Laidlaw dedicó su vida al Ejército y cumplió sus responsabilidades con profesionalismo y a conciencia, coinciden sus camaradas. Tras su retiro, priorizó su dedicación a la investigación en temas de estrategia y geopolítica.

Casado con Noemí Alcira Roldán, fallecida en 2015, formó una familia ejemplar, con cinco hijos, 17 nietos y 22 bisnietos, a quienes disfrutó hasta último momento.

 Fue ministro de Planeamiento en el gobierno de facto de Jorge Rafel Videla; nunca enfrentó procesos judiciales por su actuación pública  LA NACION

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