Es de Nicaragua y se quiso autodeportar con CBP Home, pero al llegar al aeropuerto en Texas no lo dejaron

A fines de mayo pasado, Jairo Sequeira tomó la decisión de regresar a Nicaragua, luego de trabajar en Estados Unidos desde 2021. Entonces, comenzó el proceso para autodeportarse a través de la aplicación CBP Home. Sin embargo, cuando se presentó en la puerta de embarque de un aeropuerto de Texas, rechazaron su intento de volver a su país natal. “Estaba ilusionado”, lamentó.
Es de Nicaragua e inición su proceso de autodeportación con CBP Home
Sequeira explicó a Telemundo que intentó autodeportarse tras haber cumplido sus objetivos en EE.UU. En específico, trabajó en ese país durante casi cuatro años y con el dinero que consiguió ahorrar pudo construir su casa en Nicaragua, para vivir allí junto a su hijo de nueve años. Ante el endurecimiento de las políticas migratorias implementadas por el gobierno de Donald Trump, planeó su regreso a su tierra natal.
El migrante completó el formulario en la app CBP Home con la asistencia de una organización en Atlanta, que lo ayudó a tramitar su salida voluntaria de EE.UU. Quienes se adhieran a este proceso, según informó el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), reciben un pago de 1000 dólares.
El 26 de mayo, recibió un correo electrónico, que imprimió y llevó consigo al aeropuerto en Texas. Allí se ratificaba que había hecho bien el trámite: “Gracias por presentar su intención de salir de los Estados Unidos voluntariamente. Su envío ha sido confirmado”. Por lo tanto, compró su pasaje de avión, armó su valija y viajó desde Atlanta hasta Texas para volver a Nicaragua.
“No pensé que iba a pasar eso en el aeropuerto. Estaba en comunicación con mi familia diciéndoles a qué hora iba a llegar. Tenía ilusión”, relató.
El motivo por el que no pudo regresar a Nicaragua
El obstáculo que sufrió Sequeira para autodeportarse fue que no tenía sus documentos de identidad ni su pasaporte. Según explicó, cuando en 2021 se entregó a las autoridades en la frontera de El Paso, le quitaron la cédula y el pasaporte. Durante el tiempo que vivió en Estados Unidos, no supo cómo recuperarlos o reemplazarlos.
No se trata de un caso aislado. Titza Escobar, una mujer oriunda de Nicaragua de 29 años, también le contó al mismo medio que no consiguió regresar a su país. Según explicó, escapó de una situación de violencia doméstica en Miami e intentó entregarse a las autoridades para que la deportaran. No obstante, pero ni la Policía, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (Uscis, por sus siglas en inglés) ni el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) aceptaron asistirla.
“Hay muchas personas que no quieren irse. Pero cuando yo quise irme, no me aceptaron”, se quejó la mujer, que ahora afronta una difícil situación en Estados Unidos. “No tengo a dónde ir. Yo quiero volver a Nicaragua”, lamentó.
Activistas de The Right to Freedom Network y de American Friends Service Committee le brindaron comida, un techo temporal y la ayudaron a completar el formulario en CBP Home.
También la acompañaron al consulado nicaragüense en Miami, donde accedieron a emitirle un salvoconducto tras presentar una denuncia policial por violencia. Sin embargo, le dijeron que ese documento puede demorar hasta 15 días. En tanto, su pasaporte podría tardar hasta cuatro meses.
A fines de mayo pasado, Jairo Sequeira tomó la decisión de regresar a Nicaragua, luego de trabajar en Estados Unidos desde 2021. Entonces, comenzó el proceso para autodeportarse a través de la aplicación CBP Home. Sin embargo, cuando se presentó en la puerta de embarque de un aeropuerto de Texas, rechazaron su intento de volver a su país natal. “Estaba ilusionado”, lamentó.
Es de Nicaragua e inición su proceso de autodeportación con CBP Home
Sequeira explicó a Telemundo que intentó autodeportarse tras haber cumplido sus objetivos en EE.UU. En específico, trabajó en ese país durante casi cuatro años y con el dinero que consiguió ahorrar pudo construir su casa en Nicaragua, para vivir allí junto a su hijo de nueve años. Ante el endurecimiento de las políticas migratorias implementadas por el gobierno de Donald Trump, planeó su regreso a su tierra natal.
El migrante completó el formulario en la app CBP Home con la asistencia de una organización en Atlanta, que lo ayudó a tramitar su salida voluntaria de EE.UU. Quienes se adhieran a este proceso, según informó el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), reciben un pago de 1000 dólares.
El 26 de mayo, recibió un correo electrónico, que imprimió y llevó consigo al aeropuerto en Texas. Allí se ratificaba que había hecho bien el trámite: “Gracias por presentar su intención de salir de los Estados Unidos voluntariamente. Su envío ha sido confirmado”. Por lo tanto, compró su pasaje de avión, armó su valija y viajó desde Atlanta hasta Texas para volver a Nicaragua.
“No pensé que iba a pasar eso en el aeropuerto. Estaba en comunicación con mi familia diciéndoles a qué hora iba a llegar. Tenía ilusión”, relató.
El motivo por el que no pudo regresar a Nicaragua
El obstáculo que sufrió Sequeira para autodeportarse fue que no tenía sus documentos de identidad ni su pasaporte. Según explicó, cuando en 2021 se entregó a las autoridades en la frontera de El Paso, le quitaron la cédula y el pasaporte. Durante el tiempo que vivió en Estados Unidos, no supo cómo recuperarlos o reemplazarlos.
No se trata de un caso aislado. Titza Escobar, una mujer oriunda de Nicaragua de 29 años, también le contó al mismo medio que no consiguió regresar a su país. Según explicó, escapó de una situación de violencia doméstica en Miami e intentó entregarse a las autoridades para que la deportaran. No obstante, pero ni la Policía, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (Uscis, por sus siglas en inglés) ni el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) aceptaron asistirla.
“Hay muchas personas que no quieren irse. Pero cuando yo quise irme, no me aceptaron”, se quejó la mujer, que ahora afronta una difícil situación en Estados Unidos. “No tengo a dónde ir. Yo quiero volver a Nicaragua”, lamentó.
Activistas de The Right to Freedom Network y de American Friends Service Committee le brindaron comida, un techo temporal y la ayudaron a completar el formulario en CBP Home.
También la acompañaron al consulado nicaragüense en Miami, donde accedieron a emitirle un salvoconducto tras presentar una denuncia policial por violencia. Sin embargo, le dijeron que ese documento puede demorar hasta 15 días. En tanto, su pasaporte podría tardar hasta cuatro meses.
Un migrante nicaragüense intentó autodeportarse con CBP Home, pero al llegar al aeropuerto no se lo permitieron; relató por qué su salida voluntaria fue rechazada. LA NACION