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Era profesor de música, solo tuvo una pancreatitis y murió: nadie le dijo que fue por fentanilo contaminado

Leonel murió por algo que era evitable, por una cadena de omisiones y mentiras”, dijo Alejandro Ayala, con la voz entrecortada, al recordar a su hermano de 32 años, uno de los 52 fallecidos que ya forman parte de la lista oficial de víctimas del brote de fentanilo contaminado que se investiga en hospitales de distintas provincias argentinas.

Detrás de esas muertes está el foco de la investigación judicial que apunta a la cadena de producción y distribución de los lotes adulterados, e involucra a laboratorios y droguerías y sus ramificaciones llegan hasta la política.

Mientras tanto, la historia de Leonel recuerda que detrás de cada número hay una vida truncada. Leonel Ayala era docente, inspector de enseñanza artística y músico. Vivía en el centro de Florencio Varela y era parte de una familia numerosa de padres trabajadores y ocho hermanos criados en un hogar humilde. “Leonel era para nosotros una persona extraordinaria. No solo era un excelente profesional, era docente, profesor de música, y un hermano que siempre estaba para todos”, contó Alejandro, en diálogo con LA NACION.

Todo comenzó en marzo de 2025, cuando en la terapia intensiva del Hospital Italiano de La Plata se detectó un brote de neumonía grave: 18 pacientes recibieron fentanilo de un mismo lote y nueve murieron. El 13 de mayo, la ANMAT emitió una alerta nacional a todos los hospitales del país y confirmó la contaminación del fentanilo producido en Laboratorio Ramallo para HLB Pharma Group, plantas que fueron clausuradas por graves fallas de manufactura.

Se comprobó que las ampollas estaban infectadas con bacterias como Klebsiella pneumoniae productora de MBL y Ralstonia pickettii, halladas también en pacientes de Rosario y Santa Fe. El 28 de mayo, la Justicia ordenó recuperar tres lotes específicos (31202, 31244 y 31200) y secuestró miles de ampollas y bidones en allanamientos a laboratorios y una droguería de Rosario.

El Instituto Malbrán continúa cotejando todas las muestras. Hoy, el Juzgado Federal N°3 de La Plata, a cargo de Ernesto Kreplak, investiga a los laboratorios HLB Pharma, Ramallo y la droguería Nueva Era. Empresas que se habrían encargado de elaborar y distribuir las partidas infectadas. El Ministerio de Salud de la Nación, tres familias de víctimas y el Hospital Italiano de La Plata actúan como querellantes.

Ninguna enfermedad previa

Alejandro insiste cada vez que habla: Leonel no tenía ninguna enfermedad previa. “Era una persona sana, sin enfermedades preexistentes. Si bien era un apasionado del estudio, tenía un perfil deportista excelente y se cuidaba mucho. Era muy detallista, no dejaba lugar a descuidos que uno suele tener”, relató.

Leonel Ayala, apasionado músico y docente, promovía la enseñanza artística con su violonchelo hasta pocos días antes de su internación

Todo comenzó con un dolor abdominal a principios de marzo. “Ingresó por sus propios medios a la clínica Ranelagh el 5 de marzo. Le pidieron que se quede internado para estudiarlo bien. Le diagnosticaron pancreatitis. Al principio estaba dolorido, pero a medida que pasaron los días fue mejorando. Estaba estable, comía y ya tenía programado el alta”, detalló Alejandro.

Sin embargo, los médicos decidieron realizarle una CPRE, una endoscopía para examinar posibles obstrucciones en los conductos biliares o pancreáticos. “El endoscopista se la hizo el 12 de marzo, cuando ya estaba para el alta. Leonel tenía cálculos en la vesícula. Era cuestión de extirparla y darle el alta. Es algo muy común y no trae complicaciones. Pero en esa endoscopía le perforaron el duodeno y ni siquiera llegaron al objetivo. Eso le provocó una pancreatitis más grave, la llamada pancreatitis post-CPRE. Él ya se estaba recuperando. Lo que hicieron fue generarle una complicación gravísima”, afirmó Alejandro.

Lo más doloroso para la familia fue enterarse de todo después. “La clínica Ranelagh nos ocultó la información. No sabíamos nada de esto que cuento ahora. Lo supimos con el diario del lunes. Solo veíamos cómo se encontraba Leonel. Después de la CPRE, tenía un dolor terrible y necesitaba terapia intensiva. La clínica no se hizo responsable y nosotros, como familia, tuvimos que pedir la derivación”, aseguró en diálogo con LA NACION.

Leonel Ayala, recordado por su familia como un ejemplo de esfuerzo, música y compromiso social

El 15 de marzo lograron trasladarlo al Hospital Italiano de La Plata. “Leonel llegó con complicaciones de la pancreatitis post-CPRE. Los médicos dijeron que había que esperar cuatro semanas para poder operarlo. Esas cuatro semanas las pasó muy bien. Fue mejorando. Era una persona sana. El cuerpo se estaba acomodando solo, pero necesitaba sí o sí la cirugía para resolver todo. Lo operaron el 4 de abril. La cirugía salió bien, no necesitó respirador. Usaba su celular, estaba lúcido, hablaba con nosotros. Íbamos todos los días”, recordó Alejandro.

El 7 de abril todo cambió. “Empezó con fiebre alta, palidez, dificultad para respirar, se hinchaba”, relató Alejandro. Y detalló: “Como Leonel estaba en terapia intensiva, y es del minuto a minuto, todo puede pasar. Nosotros siempre pensábamos que había que contenerlo para que no se complique. Pero esa terapia intensiva estaba toda infectada, toda aislada. Todos los pacientes internados tenían un cartel de aislados porque había una bacteria. Nos decían que Leo tenía fiebre alta que no podían controlar, que ya de por sí se les complicaba atenderlo y que necesitaba más tiempo para recuperarse. Eso era lo único que recibíamos como familia. Pero nunca nos dieron un detalle preciso de lo que realmente estaba pasando. Simplemente, como sucede en muchas internaciones, los médicos cuanto menos te digan, mejor, para no alarmar a la familia. Igual se nos hacía muy extraño porque circulaban rumores en los pasillos de brotes de neumonía y tuberculosis. Estábamos muy asustados porque, si Leonel se contagiaba con tuberculosis o neumonía, se iba a complicar mucho más y se iba a prolongar esa terapia intensiva”.

El cuadro se agravó en cuestión de horas. “Empezó con sepsis, un deterioro abrupto. Lo tuvieron que operar de urgencia. De esa cirugía salió con signos de fallas multiorgánicas. La bacteria se fue por la sangre y falleció ese mismo día. Fue letal. De estar bien pasó a no tener chances de vivir en cuestión de días. Nos dijeron que nos despidiéramos. Fue un baldazo de agua fría”, dijo Alejandro.

Nada sobre el fentanilo

En el acta de defunción solo se detalló que la causa había sido pancreatitis aguda y paro cardiorrespiratorio. Nada sobre el fentanilo. “No sabíamos nada de eso. Lo vimos en redes el 13 de mayo. Decía que la ANMAT había clausurado los laboratorios HLB-Repharma y Ramallo por lotes de fentanilo contaminado con Klebsiella pneumoniae productora de MBL y Ralstonia. Yo soy licenciado en kinesiología y entendí enseguida: Leonel tenía esa bacteria en la historia clínica. El último día de su vida le hicieron un estudio bacteriológico que la confirmaba”, explicó.

Ese mismo día, la familia pidió explicaciones. “Fuimos a hablar con el director médico del Hospital Italiano de La Plata y con el jefe de terapia intensiva. Les pedimos explicaciones porque Leonel había recibido fentanilo, tenía la bacteria y estaba dentro del período de los lotes contaminados. Era obvio. Nos negaron todo. Dijeron que no estaba en la lista porque no era el período que ellos consideraban. Lo supimos después“.

La información se obtuvo gracias a la abogada Adriana Francese, tía abuela de Renato, otra víctima. “Ella, a través de un poder, solicitó que entreguen los lotes. El que le dieron era del laboratorio HLB Pharma, lote 31.202, el mismo que tenía la bacteria. Tuvimos que hacerlo con una abogada para obtener información que pertenece al paciente y no al hospital. Eso fue un hecho gravísimo, por omisión y ocultamiento”, afirmó Alejandro.

Leonel Ayala, docente e inspector artístico, se preparaba para comenzar un nuevo ciclo lectivo

Sobre su declaración judicial, Alejandro confirmó: “Mis padres fueron a hacer la denuncia al Juzgado de La Plata, donde sigue la causa, presentaron los papeles, la historia clínica y el estudio bacteriológico. Dijeron que nos iban a llamar y nunca lo hicieron. Ahora que ya somos parte querellante nos tienen que convocar, pero hasta hoy no nos llamaron“.

Leonel había recibido fentanilo durante más de 30 días. “El perito nos explicó que el fentanilo es la última droga que se usa en terapia intensiva cuando hay dolor severo. Primero se prueba con morfina o algo menos fuerte. A Leonel nunca le dieron eso. Desde el primer día le dieron fentanilo. No hubo criterio. Es un tema de salud pública muy serio”, expresó.

Alejandro habló también del temor de otras familias. “Las familias tienen miedo. No quieren hablar. Nosotros tuvimos contacto con dos familias y nos decían que les falta fuerza, voz y que todavía tienen que afrontar esta situación. Ayer mismo tuve contacto con una de las hermanas de los pacientes que está en la lista oficial. Tuvimos contacto porque mi hermano estaba al lado de la cama del hermano de ella, que falleció por el fentanilo contaminado. Ella nos decía que el fentanilo contaminado ya estaba circulando a principios de abril y que escuchó a un enfermero decir que el fentanilo estaba contaminado y que ya lo habían sacado. El enfermero le dijo: ‘Quedate tranquila que ya lo sacamos, solo produce tuberculosis’. Pero viendo la cantidad de fallecidos que estuvieron también en un estado súper grave por el fentanilo contaminado, las consecuencias fueron mucho peores”.

En el Hospital Italiano hubo 18 fallecidos confirmados. “Está la lista con nombre y apellido. Pero el hospital no llamó para avisar que sus familiares están dentro de la causa del fentanilo contaminado. Es una violación contra el derecho del paciente. Tenemos derecho a saber qué pasó con nuestros seres queridos. Primero queremos la verdad y después la justicia”, subrayó.

Este medio intentó comunicarse con el Hospital Italiano de La Plata, pero desde la institución respondieron que no pueden dar declaraciones porque forman parte de la querella. Señalaron que su posición fue la expresada en el comunicado que difundieron cuando se hizo público el caso: “El reconocimiento como querellantes nos permitirá colaborar activamente en la investigación judicial, exigir justicia por lo ocurrido y reafirmar nuestro compromiso social con la salud, la seguridad del paciente y la confianza de toda la comunidad”, indicaron. Y cerraron: “Lamentamos profundamente cada una de las pérdidas humanas y renovamos nuestro acompañamiento y compromiso por el pedido de justicia de todos los pacientes y familias afectadas”.

Leonel Ayala, dedicado a la educación, organizaba sus clases y soñaba con mejorar la enseñanza artística

Leonel dedicó su vida a la educación. “Somos nueve hermanos. Nacimos en Florencio Varela, un lugar humilde de gente trabajadora. Siempre creímos que con esfuerzo se pueden lograr los sueños. Leonel empezó a dar clases a los 19. A los 15 ya estudiaba música. Terminó la licenciatura en Educación con promedio arriba de 9. Fue vicedirector y después inspector de enseñanza artística. El mismo día que iba a empezar como inspector cayó internado. Es un dolor profundo porque logró su meta, pero no la pudo ejercer. Era alguien con mucha promesa en lo social, se esforzaba, confiaba en las instituciones, en las leyes, en la justicia social. Como hermano era fundamental para mantenernos unidos. Tenía cariño, empatía. Lo vamos a extrañar siempre”, dijo Alejandro a este medio.

Hoy sostiene la causa por la memoria de Leonel. “No nos van a devolver a Leonel, pero vamos a hacer fuerza para que se sepa la verdad y haya justicia. Estoy destrozado, pero soy el que más empuja esto. Hay 52 muertes y más de 90 afectados. Pedimos homicidio con dolo eventual para todos los responsables. Esto no tendría que haber pasado. Puede pasar con fentanilo, ibuprofeno o cualquier droga si no hay controles“.

La historia de Leonel Ayala quedó marcada como una más entre decenas, pero para Alejandro y su familia no es solo un número en la causa judicial. Es una vida. Y es un reclamo que no se va a silenciar: “Esperamos que más familias se sumen. Les digo que no están solas. Vamos a estar juntos. Es unión y comunión. Confiamos en que la investigación avance, pero necesitamos que no se duerma”, concluyó.

Se espera una convocatoria de familias afectadas por el fentanilo contaminado frente al Hospital Italiano de La Plata para pedir verdad y justicia, con día y hora a confirmar.

Leonel murió por algo que era evitable, por una cadena de omisiones y mentiras”, dijo Alejandro Ayala, con la voz entrecortada, al recordar a su hermano de 32 años, uno de los 52 fallecidos que ya forman parte de la lista oficial de víctimas del brote de fentanilo contaminado que se investiga en hospitales de distintas provincias argentinas.

Detrás de esas muertes está el foco de la investigación judicial que apunta a la cadena de producción y distribución de los lotes adulterados, e involucra a laboratorios y droguerías y sus ramificaciones llegan hasta la política.

Mientras tanto, la historia de Leonel recuerda que detrás de cada número hay una vida truncada. Leonel Ayala era docente, inspector de enseñanza artística y músico. Vivía en el centro de Florencio Varela y era parte de una familia numerosa de padres trabajadores y ocho hermanos criados en un hogar humilde. “Leonel era para nosotros una persona extraordinaria. No solo era un excelente profesional, era docente, profesor de música, y un hermano que siempre estaba para todos”, contó Alejandro, en diálogo con LA NACION.

Todo comenzó en marzo de 2025, cuando en la terapia intensiva del Hospital Italiano de La Plata se detectó un brote de neumonía grave: 18 pacientes recibieron fentanilo de un mismo lote y nueve murieron. El 13 de mayo, la ANMAT emitió una alerta nacional a todos los hospitales del país y confirmó la contaminación del fentanilo producido en Laboratorio Ramallo para HLB Pharma Group, plantas que fueron clausuradas por graves fallas de manufactura.

Se comprobó que las ampollas estaban infectadas con bacterias como Klebsiella pneumoniae productora de MBL y Ralstonia pickettii, halladas también en pacientes de Rosario y Santa Fe. El 28 de mayo, la Justicia ordenó recuperar tres lotes específicos (31202, 31244 y 31200) y secuestró miles de ampollas y bidones en allanamientos a laboratorios y una droguería de Rosario.

El Instituto Malbrán continúa cotejando todas las muestras. Hoy, el Juzgado Federal N°3 de La Plata, a cargo de Ernesto Kreplak, investiga a los laboratorios HLB Pharma, Ramallo y la droguería Nueva Era. Empresas que se habrían encargado de elaborar y distribuir las partidas infectadas. El Ministerio de Salud de la Nación, tres familias de víctimas y el Hospital Italiano de La Plata actúan como querellantes.

Ninguna enfermedad previa

Alejandro insiste cada vez que habla: Leonel no tenía ninguna enfermedad previa. “Era una persona sana, sin enfermedades preexistentes. Si bien era un apasionado del estudio, tenía un perfil deportista excelente y se cuidaba mucho. Era muy detallista, no dejaba lugar a descuidos que uno suele tener”, relató.

Leonel Ayala, apasionado músico y docente, promovía la enseñanza artística con su violonchelo hasta pocos días antes de su internación

Todo comenzó con un dolor abdominal a principios de marzo. “Ingresó por sus propios medios a la clínica Ranelagh el 5 de marzo. Le pidieron que se quede internado para estudiarlo bien. Le diagnosticaron pancreatitis. Al principio estaba dolorido, pero a medida que pasaron los días fue mejorando. Estaba estable, comía y ya tenía programado el alta”, detalló Alejandro.

Sin embargo, los médicos decidieron realizarle una CPRE, una endoscopía para examinar posibles obstrucciones en los conductos biliares o pancreáticos. “El endoscopista se la hizo el 12 de marzo, cuando ya estaba para el alta. Leonel tenía cálculos en la vesícula. Era cuestión de extirparla y darle el alta. Es algo muy común y no trae complicaciones. Pero en esa endoscopía le perforaron el duodeno y ni siquiera llegaron al objetivo. Eso le provocó una pancreatitis más grave, la llamada pancreatitis post-CPRE. Él ya se estaba recuperando. Lo que hicieron fue generarle una complicación gravísima”, afirmó Alejandro.

Lo más doloroso para la familia fue enterarse de todo después. “La clínica Ranelagh nos ocultó la información. No sabíamos nada de esto que cuento ahora. Lo supimos con el diario del lunes. Solo veíamos cómo se encontraba Leonel. Después de la CPRE, tenía un dolor terrible y necesitaba terapia intensiva. La clínica no se hizo responsable y nosotros, como familia, tuvimos que pedir la derivación”, aseguró en diálogo con LA NACION.

Leonel Ayala, recordado por su familia como un ejemplo de esfuerzo, música y compromiso social

El 15 de marzo lograron trasladarlo al Hospital Italiano de La Plata. “Leonel llegó con complicaciones de la pancreatitis post-CPRE. Los médicos dijeron que había que esperar cuatro semanas para poder operarlo. Esas cuatro semanas las pasó muy bien. Fue mejorando. Era una persona sana. El cuerpo se estaba acomodando solo, pero necesitaba sí o sí la cirugía para resolver todo. Lo operaron el 4 de abril. La cirugía salió bien, no necesitó respirador. Usaba su celular, estaba lúcido, hablaba con nosotros. Íbamos todos los días”, recordó Alejandro.

El 7 de abril todo cambió. “Empezó con fiebre alta, palidez, dificultad para respirar, se hinchaba”, relató Alejandro. Y detalló: “Como Leonel estaba en terapia intensiva, y es del minuto a minuto, todo puede pasar. Nosotros siempre pensábamos que había que contenerlo para que no se complique. Pero esa terapia intensiva estaba toda infectada, toda aislada. Todos los pacientes internados tenían un cartel de aislados porque había una bacteria. Nos decían que Leo tenía fiebre alta que no podían controlar, que ya de por sí se les complicaba atenderlo y que necesitaba más tiempo para recuperarse. Eso era lo único que recibíamos como familia. Pero nunca nos dieron un detalle preciso de lo que realmente estaba pasando. Simplemente, como sucede en muchas internaciones, los médicos cuanto menos te digan, mejor, para no alarmar a la familia. Igual se nos hacía muy extraño porque circulaban rumores en los pasillos de brotes de neumonía y tuberculosis. Estábamos muy asustados porque, si Leonel se contagiaba con tuberculosis o neumonía, se iba a complicar mucho más y se iba a prolongar esa terapia intensiva”.

El cuadro se agravó en cuestión de horas. “Empezó con sepsis, un deterioro abrupto. Lo tuvieron que operar de urgencia. De esa cirugía salió con signos de fallas multiorgánicas. La bacteria se fue por la sangre y falleció ese mismo día. Fue letal. De estar bien pasó a no tener chances de vivir en cuestión de días. Nos dijeron que nos despidiéramos. Fue un baldazo de agua fría”, dijo Alejandro.

Nada sobre el fentanilo

En el acta de defunción solo se detalló que la causa había sido pancreatitis aguda y paro cardiorrespiratorio. Nada sobre el fentanilo. “No sabíamos nada de eso. Lo vimos en redes el 13 de mayo. Decía que la ANMAT había clausurado los laboratorios HLB-Repharma y Ramallo por lotes de fentanilo contaminado con Klebsiella pneumoniae productora de MBL y Ralstonia. Yo soy licenciado en kinesiología y entendí enseguida: Leonel tenía esa bacteria en la historia clínica. El último día de su vida le hicieron un estudio bacteriológico que la confirmaba”, explicó.

Ese mismo día, la familia pidió explicaciones. “Fuimos a hablar con el director médico del Hospital Italiano de La Plata y con el jefe de terapia intensiva. Les pedimos explicaciones porque Leonel había recibido fentanilo, tenía la bacteria y estaba dentro del período de los lotes contaminados. Era obvio. Nos negaron todo. Dijeron que no estaba en la lista porque no era el período que ellos consideraban. Lo supimos después“.

La información se obtuvo gracias a la abogada Adriana Francese, tía abuela de Renato, otra víctima. “Ella, a través de un poder, solicitó que entreguen los lotes. El que le dieron era del laboratorio HLB Pharma, lote 31.202, el mismo que tenía la bacteria. Tuvimos que hacerlo con una abogada para obtener información que pertenece al paciente y no al hospital. Eso fue un hecho gravísimo, por omisión y ocultamiento”, afirmó Alejandro.

Leonel Ayala, docente e inspector artístico, se preparaba para comenzar un nuevo ciclo lectivo

Sobre su declaración judicial, Alejandro confirmó: “Mis padres fueron a hacer la denuncia al Juzgado de La Plata, donde sigue la causa, presentaron los papeles, la historia clínica y el estudio bacteriológico. Dijeron que nos iban a llamar y nunca lo hicieron. Ahora que ya somos parte querellante nos tienen que convocar, pero hasta hoy no nos llamaron“.

Leonel había recibido fentanilo durante más de 30 días. “El perito nos explicó que el fentanilo es la última droga que se usa en terapia intensiva cuando hay dolor severo. Primero se prueba con morfina o algo menos fuerte. A Leonel nunca le dieron eso. Desde el primer día le dieron fentanilo. No hubo criterio. Es un tema de salud pública muy serio”, expresó.

Alejandro habló también del temor de otras familias. “Las familias tienen miedo. No quieren hablar. Nosotros tuvimos contacto con dos familias y nos decían que les falta fuerza, voz y que todavía tienen que afrontar esta situación. Ayer mismo tuve contacto con una de las hermanas de los pacientes que está en la lista oficial. Tuvimos contacto porque mi hermano estaba al lado de la cama del hermano de ella, que falleció por el fentanilo contaminado. Ella nos decía que el fentanilo contaminado ya estaba circulando a principios de abril y que escuchó a un enfermero decir que el fentanilo estaba contaminado y que ya lo habían sacado. El enfermero le dijo: ‘Quedate tranquila que ya lo sacamos, solo produce tuberculosis’. Pero viendo la cantidad de fallecidos que estuvieron también en un estado súper grave por el fentanilo contaminado, las consecuencias fueron mucho peores”.

En el Hospital Italiano hubo 18 fallecidos confirmados. “Está la lista con nombre y apellido. Pero el hospital no llamó para avisar que sus familiares están dentro de la causa del fentanilo contaminado. Es una violación contra el derecho del paciente. Tenemos derecho a saber qué pasó con nuestros seres queridos. Primero queremos la verdad y después la justicia”, subrayó.

Este medio intentó comunicarse con el Hospital Italiano de La Plata, pero desde la institución respondieron que no pueden dar declaraciones porque forman parte de la querella. Señalaron que su posición fue la expresada en el comunicado que difundieron cuando se hizo público el caso: “El reconocimiento como querellantes nos permitirá colaborar activamente en la investigación judicial, exigir justicia por lo ocurrido y reafirmar nuestro compromiso social con la salud, la seguridad del paciente y la confianza de toda la comunidad”, indicaron. Y cerraron: “Lamentamos profundamente cada una de las pérdidas humanas y renovamos nuestro acompañamiento y compromiso por el pedido de justicia de todos los pacientes y familias afectadas”.

Leonel Ayala, dedicado a la educación, organizaba sus clases y soñaba con mejorar la enseñanza artística

Leonel dedicó su vida a la educación. “Somos nueve hermanos. Nacimos en Florencio Varela, un lugar humilde de gente trabajadora. Siempre creímos que con esfuerzo se pueden lograr los sueños. Leonel empezó a dar clases a los 19. A los 15 ya estudiaba música. Terminó la licenciatura en Educación con promedio arriba de 9. Fue vicedirector y después inspector de enseñanza artística. El mismo día que iba a empezar como inspector cayó internado. Es un dolor profundo porque logró su meta, pero no la pudo ejercer. Era alguien con mucha promesa en lo social, se esforzaba, confiaba en las instituciones, en las leyes, en la justicia social. Como hermano era fundamental para mantenernos unidos. Tenía cariño, empatía. Lo vamos a extrañar siempre”, dijo Alejandro a este medio.

Hoy sostiene la causa por la memoria de Leonel. “No nos van a devolver a Leonel, pero vamos a hacer fuerza para que se sepa la verdad y haya justicia. Estoy destrozado, pero soy el que más empuja esto. Hay 52 muertes y más de 90 afectados. Pedimos homicidio con dolo eventual para todos los responsables. Esto no tendría que haber pasado. Puede pasar con fentanilo, ibuprofeno o cualquier droga si no hay controles“.

La historia de Leonel Ayala quedó marcada como una más entre decenas, pero para Alejandro y su familia no es solo un número en la causa judicial. Es una vida. Y es un reclamo que no se va a silenciar: “Esperamos que más familias se sumen. Les digo que no están solas. Vamos a estar juntos. Es unión y comunión. Confiamos en que la investigación avance, pero necesitamos que no se duerma”, concluyó.

Se espera una convocatoria de familias afectadas por el fentanilo contaminado frente al Hospital Italiano de La Plata para pedir verdad y justicia, con día y hora a confirmar.

 El caso de Leonel Ayala es parte de la causa que investiga la justicia federal y apunta contra laboratorios, hospitales y funcionarios  LA NACION

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