Boca vs. River: el superclásico de hinchadas en el Mundial de Clubes tiene los números definitivos de la FIFA

El primer Mundial de Clubes es historia y Gianni Infantino recurrió a una de sus jactancias habituales para referirse a su última creación: “Ya es la competencia de clubes más exitosa del mundo”. Desde un primer momento, el presidente de la FIFA luchó contra viento y marea para imponer un torneo difícil de calzar en un calendario ya sobrecargado de actividad. Allí donde no llegaba la autoridad de la FIFA y el prestigio de cualquier competencia que esté bajo su órbita, el dinero se encargó de convencer a los clubes más renuentes, con los 1000 millones de dólares en premios a repartir gracias a los derechos de transmisión que pagó la cadena DAZN. La TV terminó siendo el financista que le dio la luz verde al proyecto.
Una de las varas de medición del suceso del Mundial es la asistencia a los 63 partidos. Había varios factores a tener en cuenta. Según una encuesta de Gallup de 2024, el fútbol es el cuarto deporte en el ranking de concurrencias en los Estados Unidos. Se ubica detrás del fútbol americano, lo más popular por amplia diferencia, el béisbol y el básquetbol. El fútbol experimentó un leve crecimiento, sobre todo con la llegada de Lionel Messi, y en esa medición superó al hockey sobre hielo, que bajó al quinto lugar.
El Mundial de Clubes se disputó sin que se interrumpiera la MLS y en simultáneo con la Copa de Oro de selecciones de la Concacaf, en la que Estados Unidos, dirigido por Mauricio Pochettino, perdió la final frente a México. La afluencia de hinchas de los clubes europeos fue escasa, quedaron en minoría en comparación con los que viajaron para acompañar a Boca, River y los cuatro representantes brasileños. Algunos de los principales clubes europeos, con Real Madrid a la cabeza, se nutrieron de los hinchas globales (deslocalizados) que tienen cuando salen de sus países.
De acuerdo con un informe de la FIFA, a los 63 partidos asistieron casi 2,5 millones de espectadores, con un promedio de 39.557 asistentes por cotejo. En la etapa de grupos era común ver vastos sectores de tribunas despobladas, o directamente inhabilitadas, como ocurrió con las bandejas superiores del Lumen Field de Seattle en el debut de River frente a Urawa Red Diamonds.
Otro tema de debate fue el de los precios de las entradas, que ante la escasa demanda fueron disminuyendo para atraer compradores. Fuentes de la FIFA niegan que haya sido una concesión para evitar un fracaso, sino que aplicaron el sistema de venta tipo puja, habitual en los Estados Unidos, que consiste en establecer precios altos al principio para aquellos que pueden pagarlos e ir bajando los valores a medida que se acerca la fecha del evento para provocar una última oleada de interesados. Por ejemplo, para la semifinal entre Chelsea y Fluminense en el MetLife de Nueva Jersey, la entrada que tuvo un costo inicial de 473 dólares, a la hora del partido se podía conseguir a 13,40 dólares, según la agencia AP. Para la final Chelsea-Paris Saint Germain en el mismo escenario, el descenso fue de 330 a 199 dólares. Así se logró el récord de asistencia en el Mundial: 81.118 aficionados.
En los casos de Boca y River, el movimiento de hinchas que provocaron fue mucho más trascendente que el balance futbolístico, con ambos equipos eliminados en la etapa de grupos. El superclásico se vivió más por la capacidad de convocatoria y arrastre de cada uno que por lo que produjeron en el campo. Y en ese aspecto hay que hacer una distinción geográfica que no es menor. Mientras River hizo base y disputó dos partidos en Seattle, ciudad ubicada en el noroeste, a poco menos de 200 kilómetros de la frontera con Canadá, Boca tuvo su campamento y jugó dos encuentros en Miami. Llegar a Seattle era más costoso -no hay vuelo directo desde nuestro país- y no tiene los atractivos turísticos de Miami, donde de por sí ya hay una colonia de argentinos hinchas de Boca que no existe en la ciudad que nació la música grunge.
La cantidad de simpatizantes de River fue creciendo con los partidos, llegando a su punto máximo en la derrota y eliminación contra Inter de Milán. Stéfano Di Carlo, secretario y candidato a presidente por el oficialismo en las elecciones de este año, calentó el debate sobre la popularidad de River y Boca más allá de las fronteras: “No tomamos dimensión del nivel al que llegó River en términos de lo que llamamos movimiento popular más grande del mundo. Cuarenta mil personas en el partido contra Inter, de las 47.000 que informó la FIFA. ¡En la frontera con Canadá! Esto no tiene ninguna comparación con los 50.000 que pueden haber estado en Miami, donde viven 300 mil argentinos, según migraciones. Si River pudiese organizar algo en Miami o Madrid, le hubiera regalado al mundo una foto con 100 mil hinchas».
Juan Román Riquelme tuvo palabras de agradecimiento hacia los simpatizantes: “Vivimos momentos increíbles en el Mundial, el hincha de Boca nos hizo disfrutar mucho. Nos sentimos orgullosos de ser bosteros, no hay otra explicación. El mundo del fútbol se sorprendió con nuestra hinchada, para nosotros es algo normal. Es hermoso ser bostero. Están locos. No hay nada más lindo. Todos los nenes del país tienen que ser bosteros“.
De haber hecho mejores campañas, sin dudas que Boca y River se hubieran convertido en el fenómeno social más importante del Mundial. A los hinchas que estuvieron desde un principio se hubiera sumado otra legión, contagiada por el entusiasmo. Con una presencia acotada a tres partidos, la masividad tuvo un límite.
En el ranking por clubes de asistencias promedios, Boca se ubicó en el octavo puesto, con un ratio de 45.353 personas por cotejo. River aparece en la ubicación 15a, con 38.167 espectadores. La lista la encabeza Real Madrid, con 68.963 simpatizantes. El campeón Chelsea quedó quinto, con 50.444. De los 16 equipos que no se clasificaron a los play-off, Boca solo fue superado por Atlético de Madrid. El último de la lista es el sudafricano Mamelodi Sundowns, con 10.577.
Los quince primeros puestos en promedios de asistencias
- Real Madrid (68.963)
- Paris Saint Germain (68.017)
- Inter Miami (54.800)
- Atlético de Madrid (51.749)
- Chelsea (50.444)
- Bayern Munich (49.175)
- Palmeiras (48.361)
- Boca (45.353)
- Al Ahly (45.333)
- Seattle Sounders (44.138)
- Manchester City (43.617)
- Flamengo (43.566)
- Juventus (41.651)
- Porto (39.317)
- River (38.167)
Ya está dicho que la final fue el encuentro con más espectadores. El segundo lugar le corresponde a un cotejo de la etapas de zonas, en el 4-0 de Paris Saint Germain a Atlético de Madrid, con 80.619 espectadores en el Rose Bowl de Los Ángeles. De los equipos argentinos, el partido de mayor afluencia fue Boca-Bayern Munich, con 63.587 en Miami, cifra que lo posiciona en el 11° puesto. Integrantes del equipo alemán quedaron deslumbrados con la pasión xeneize. “Parecíamos visitantes”, dijo el goleador Harry Kane. El entrenador Vincent Kompany agregó: “Definitivamente, la hinchada de Boca fue impresionante”.
El de más de convocatoria de River fue contra Monterrey, en Los Ángeles, con 57.393 (17° en la general).
En el total de aficionados por equipos influye la cantidad de encuentros disputados. Paris Saint Germain, con el máximo de siete cotejos, alcanzó los 476.117 y ocupó la cima. Chelsea, también con siete partidos, fue tercero, con 353.108, detrás de Real Madrid, que en seis encuentros reunió 413.776.
De los equipos que no pasaron de los tres encuentros, Atlético de Madrid fue el más convocante, con 155.247 (13° en la general). Boca finalizó 18°, con 136.060, y River, 22°, con 114.502.
El primer Mundial de Clubes es historia y Gianni Infantino recurrió a una de sus jactancias habituales para referirse a su última creación: “Ya es la competencia de clubes más exitosa del mundo”. Desde un primer momento, el presidente de la FIFA luchó contra viento y marea para imponer un torneo difícil de calzar en un calendario ya sobrecargado de actividad. Allí donde no llegaba la autoridad de la FIFA y el prestigio de cualquier competencia que esté bajo su órbita, el dinero se encargó de convencer a los clubes más renuentes, con los 1000 millones de dólares en premios a repartir gracias a los derechos de transmisión que pagó la cadena DAZN. La TV terminó siendo el financista que le dio la luz verde al proyecto.
Una de las varas de medición del suceso del Mundial es la asistencia a los 63 partidos. Había varios factores a tener en cuenta. Según una encuesta de Gallup de 2024, el fútbol es el cuarto deporte en el ranking de concurrencias en los Estados Unidos. Se ubica detrás del fútbol americano, lo más popular por amplia diferencia, el béisbol y el básquetbol. El fútbol experimentó un leve crecimiento, sobre todo con la llegada de Lionel Messi, y en esa medición superó al hockey sobre hielo, que bajó al quinto lugar.
El Mundial de Clubes se disputó sin que se interrumpiera la MLS y en simultáneo con la Copa de Oro de selecciones de la Concacaf, en la que Estados Unidos, dirigido por Mauricio Pochettino, perdió la final frente a México. La afluencia de hinchas de los clubes europeos fue escasa, quedaron en minoría en comparación con los que viajaron para acompañar a Boca, River y los cuatro representantes brasileños. Algunos de los principales clubes europeos, con Real Madrid a la cabeza, se nutrieron de los hinchas globales (deslocalizados) que tienen cuando salen de sus países.
De acuerdo con un informe de la FIFA, a los 63 partidos asistieron casi 2,5 millones de espectadores, con un promedio de 39.557 asistentes por cotejo. En la etapa de grupos era común ver vastos sectores de tribunas despobladas, o directamente inhabilitadas, como ocurrió con las bandejas superiores del Lumen Field de Seattle en el debut de River frente a Urawa Red Diamonds.
Otro tema de debate fue el de los precios de las entradas, que ante la escasa demanda fueron disminuyendo para atraer compradores. Fuentes de la FIFA niegan que haya sido una concesión para evitar un fracaso, sino que aplicaron el sistema de venta tipo puja, habitual en los Estados Unidos, que consiste en establecer precios altos al principio para aquellos que pueden pagarlos e ir bajando los valores a medida que se acerca la fecha del evento para provocar una última oleada de interesados. Por ejemplo, para la semifinal entre Chelsea y Fluminense en el MetLife de Nueva Jersey, la entrada que tuvo un costo inicial de 473 dólares, a la hora del partido se podía conseguir a 13,40 dólares, según la agencia AP. Para la final Chelsea-Paris Saint Germain en el mismo escenario, el descenso fue de 330 a 199 dólares. Así se logró el récord de asistencia en el Mundial: 81.118 aficionados.
En los casos de Boca y River, el movimiento de hinchas que provocaron fue mucho más trascendente que el balance futbolístico, con ambos equipos eliminados en la etapa de grupos. El superclásico se vivió más por la capacidad de convocatoria y arrastre de cada uno que por lo que produjeron en el campo. Y en ese aspecto hay que hacer una distinción geográfica que no es menor. Mientras River hizo base y disputó dos partidos en Seattle, ciudad ubicada en el noroeste, a poco menos de 200 kilómetros de la frontera con Canadá, Boca tuvo su campamento y jugó dos encuentros en Miami. Llegar a Seattle era más costoso -no hay vuelo directo desde nuestro país- y no tiene los atractivos turísticos de Miami, donde de por sí ya hay una colonia de argentinos hinchas de Boca que no existe en la ciudad que nació la música grunge.
La cantidad de simpatizantes de River fue creciendo con los partidos, llegando a su punto máximo en la derrota y eliminación contra Inter de Milán. Stéfano Di Carlo, secretario y candidato a presidente por el oficialismo en las elecciones de este año, calentó el debate sobre la popularidad de River y Boca más allá de las fronteras: “No tomamos dimensión del nivel al que llegó River en términos de lo que llamamos movimiento popular más grande del mundo. Cuarenta mil personas en el partido contra Inter, de las 47.000 que informó la FIFA. ¡En la frontera con Canadá! Esto no tiene ninguna comparación con los 50.000 que pueden haber estado en Miami, donde viven 300 mil argentinos, según migraciones. Si River pudiese organizar algo en Miami o Madrid, le hubiera regalado al mundo una foto con 100 mil hinchas».
Juan Román Riquelme tuvo palabras de agradecimiento hacia los simpatizantes: “Vivimos momentos increíbles en el Mundial, el hincha de Boca nos hizo disfrutar mucho. Nos sentimos orgullosos de ser bosteros, no hay otra explicación. El mundo del fútbol se sorprendió con nuestra hinchada, para nosotros es algo normal. Es hermoso ser bostero. Están locos. No hay nada más lindo. Todos los nenes del país tienen que ser bosteros“.
De haber hecho mejores campañas, sin dudas que Boca y River se hubieran convertido en el fenómeno social más importante del Mundial. A los hinchas que estuvieron desde un principio se hubiera sumado otra legión, contagiada por el entusiasmo. Con una presencia acotada a tres partidos, la masividad tuvo un límite.
En el ranking por clubes de asistencias promedios, Boca se ubicó en el octavo puesto, con un ratio de 45.353 personas por cotejo. River aparece en la ubicación 15a, con 38.167 espectadores. La lista la encabeza Real Madrid, con 68.963 simpatizantes. El campeón Chelsea quedó quinto, con 50.444. De los 16 equipos que no se clasificaron a los play-off, Boca solo fue superado por Atlético de Madrid. El último de la lista es el sudafricano Mamelodi Sundowns, con 10.577.
Los quince primeros puestos en promedios de asistencias
- Real Madrid (68.963)
- Paris Saint Germain (68.017)
- Inter Miami (54.800)
- Atlético de Madrid (51.749)
- Chelsea (50.444)
- Bayern Munich (49.175)
- Palmeiras (48.361)
- Boca (45.353)
- Al Ahly (45.333)
- Seattle Sounders (44.138)
- Manchester City (43.617)
- Flamengo (43.566)
- Juventus (41.651)
- Porto (39.317)
- River (38.167)
Ya está dicho que la final fue el encuentro con más espectadores. El segundo lugar le corresponde a un cotejo de la etapas de zonas, en el 4-0 de Paris Saint Germain a Atlético de Madrid, con 80.619 espectadores en el Rose Bowl de Los Ángeles. De los equipos argentinos, el partido de mayor afluencia fue Boca-Bayern Munich, con 63.587 en Miami, cifra que lo posiciona en el 11° puesto. Integrantes del equipo alemán quedaron deslumbrados con la pasión xeneize. “Parecíamos visitantes”, dijo el goleador Harry Kane. El entrenador Vincent Kompany agregó: “Definitivamente, la hinchada de Boca fue impresionante”.
El de más de convocatoria de River fue contra Monterrey, en Los Ángeles, con 57.393 (17° en la general).
En el total de aficionados por equipos influye la cantidad de encuentros disputados. Paris Saint Germain, con el máximo de siete cotejos, alcanzó los 476.117 y ocupó la cima. Chelsea, también con siete partidos, fue tercero, con 353.108, detrás de Real Madrid, que en seis encuentros reunió 413.776.
De los equipos que no pasaron de los tres encuentros, Atlético de Madrid fue el más convocante, con 155.247 (13° en la general). Boca finalizó 18°, con 136.060, y River, 22°, con 114.502.
Uno en la lejana Seattle y el otro en la atractiva Miami le dieron forma a uno de los fenómenos populares del torneo LA NACION