NacionalesUltimas Noticias

Federico Coria. Posa en su nueva casa de Tigre junto a su mujer Florencia Gomes: “Siento que hoy tengo todo lo que siempre soñé”

El tenista cuenta además cómo se prepara para volver al circuito tras la lesión que lo alejó de los courts y nos comparte su nueva pasión

Hace seis meses que no juega un torneo. Después de haber estado en el top 100 del ranking ATP durante cinco años –llegó a ocupar el puesto 49, su mejor ranking–, Federico Coria (33) está listo para volver a las canchas tras recuperarse de una lesión en el codo. En este tiempo que se vio obligado a un impasse, aprovechó para conectarse con su presente más personal: su nueva etapa con la licenciada en Recursos Humanos Florencia Gomes (30) –se casaron en diciembre pasado, luego de casi nueve años de relación–, la mudanza a su nueva casa en Tigre y el desarrollo de su canal de YouTube, donde se divierte como “Mojarra”, un apodo que heredó de su infancia.

Federico Coria y Florencia Gomes se
conocieron en 2016 en una fiesta, y
el flechazo fue inmediato. Ocho años
después, dieron el “sí, quiero” en una
espectacular fiesta en el
Palacio Sans Souci. Y en marzo de
este año estrenaron su casa en Tigre.La pareja frente a
la puerta de doble altura.
“Es soñada”, dice ella orgullosa.

“Descubrí sin querer queriendo una faceta mía que no sabía que podía gustar tanto. Ahora me pasa que me cruzo con Charly Alcaraz [el español número dos del mundo] y me pregunta por el vlog”, cuenta entusiasmado el tenista, quien por estos días se prepara para competir en el ATP de Umag, Croacia, y sumarse a una nueva gira de torneos por Europa.

–Un año atrás planificabas tu boda y estabas a punto de estrenar casa. ¿En qué momento te encontrás hoy?

–Uff, el año pasado viví cosas muy fuertes y todas al mismo tiempo [Se ríe]. Me casé con Flor, nos mudamos, y a nivel profesional cumplí un objetivo muy importante, que era terminar dentro de los cien mejores del mundo, como lo venía haciendo desde hace cinco años. Fue un gran año. Pero después vino como un bajón de energía. Creo que necesitaba volver a conectarme con esa “hambre”, ¿entendés? Había logrado algo que anhelaba demasiado, pero necesitaba buscarle la vuelta para seguir siendo competitivo. En febrero encima me lesioné el codo y eso terminó de desestabilizarme.

El matrimonio Coria posa en un rincón del living junto a
su caniche toy, Elsa.La “Mojarra”, apodo que
ganó popularidad en su canal de
YouTube, confiesa estar a full
jugando por stream. “Todavía
no puedo creer que un video mío
jugando en línea haya tenido
600 mil reproducciones, mientras
que una charla que compartí con
Djokovic tuvo 400 mil”, revela.

–¿Cómo te sobreponés a los bajones?

–Siempre digo que a mi “yo destructivo” le gané la guerra, pero igual me sigue dan – do batallas. No es fácil.

–¿Cómo es eso?

–La cabeza me juega en contra un montón de veces. Durante mucho tiempo me decía a mí mismo que no iba a lograr nada, que nunca iba a poder estar dentro de los cincuenta mejores del mundo, que yo iba a ser siempre “el hermano de”. A esas vo – ces, que yo llamo “destructivas”, sí siento que les gané la guerra, porque logré todo lo que me propuse a pesar de eso. Y creo en parte que, gracias a todo eso, algo nació en mi interior que me impulsó a crear algo fuera de mi apellido, algo propio. Porque la “Mojarra”, como me llaman en YouTube, nada tiene que ver con Coria.

“Por ahí puede sonar cursi, pero si no tenés a alguien a tu lado
que te empuje a ir por eso que ni vos te atrevés a soñar, la vida
es más difícil”, dice él mientras toma mate con su mujer.El jugador y su mujer
aprovechan sus
momentos juntos
antes de que Fede
retome su agenda
la próxima semana,
cuando compita en el
ATP de Umag, Croacia.

–Encontraste un espacio donde expresarte sin el peso del apellido.

–Ojo, estoy orgulloso de quién soy, de dónde vengo, de mi familia, pero esto que empezó como un juego de repente me llevó a un lugar completamente inesperado y espectacular para mí. La idea surgió cuando quise grabar un video para mis amigos mostrándoles el detrás de escena de un tenista en la previa de un partido: entrenar, perder un vuelo, cruzarte con Djokovic en medio de un torneo. Y después hice otro video, y después otro… Nunca pensé que con esto iba a explotar mi apodo, la “Mojarra”. Ahora hay chicos y seguidores que me piden fotos porque soy la Mojarra. También se acercan mucho diciéndome que se sintieron reflejados por las situaciones que comparto, como cuando hablé de la frustración y de cómo tenía que seguir intentándolo a pesar del bajón.

–También hacés stream …

–Sí, los últimos meses, como tenía más tiempo, quise ver de qué se trataba. No tenía ni idea lo que era el streaming, pero quería probar. Me puse con eso y descubrí que a la gente le gusta verme jugar online. Yo todavía no puedo creer que un video mío jugando en línea haya tenido 600 mil reproducciones, mientras que una charla que compartí con Djokovic tuvo 400 mil.

La licenciada en Recursos
Humanos con su perrita Rebecca.

–En tu cabeza, ¿cuán cerca estás del retiro?

–Mirá, tengo 33 años y no sé si me veo jugando a los 37. Creo que me quedan tres años de vida útil como profesional de tenis. Por eso, este 2025 quiero meter toda la carne al asador para jugar todos los torneos que pueda y acercarme al ranking que quiero de cara al 2026. Y el 2027 ya tomármelo más tranquilo. Igual, cuesta la idea del retiro… incluso preparándome con psicólogo cuesta. Todo el tiempo me enfrento a nuevas batallas. Por ejemplo, hoy se está jugando Wimbledon y yo no estoy ahí. El mundo sigue, el circuito sigue.

–¿Y a vos qué te pasa con eso?

–Nada, hay días que me despierto mejor que otros. Hay momentos en que me pongo mal porque no estoy jugando en Londres y hay veces que digo: “Bueno, es lo que toca”.

El baño del playroom, ambientado
como una cancha de tenis.Federico junto a su hermano Guillermo Coria. En 2022,

–¿Qué enseñanzas te dejó el tenis?

–El mejor aprendizaje que me dio el tenis es que siempre tenés una nueva oportunidad. Por ejemplo, el año pasado fue un gran año, sin embargo, jugué 35 torneos, y cada una de esas veces tuve que decirle al rival “bien jugado”, porque no salí campeón en ninguno de esos 35 torneos. En ese sentido, todo el tiempo convivo con la frustración. Después de tantos años de chocarte la cabeza contra la pared, aprendés a sobreponerte mejor cada vez. Sí, me pongo mal, pero a la hora siguiente ya estoy en el vestuario pensando en el próximo partido. Mañana tengo una nueva oportunidad. A mí me llama la atención cuando estoy jugando en stream y pierdo, los chicos que están viendo enseguida me dicen “reseteá y volvé a jugar”. Y yo les respondo: “No, ya perdí”. Mañana, cuando vuelva a prender la compu, juego de nuevo. Pero hoy ya no. En los juegos tenés mil vidas, en la realidad no.

–¿Cómo te acompaña Florencia en este camino?

–Flor tiene una mentalidad muy diferente a la mía, es más segura de sí misma, mucho más ganadora. Creo que ella confía más en mí que yo mismo. [Se ríe]. Es muy positiva y superdisciplinada. Ella es un pilar super importante en mi vida y en mi carrera también. Por ahí puede sonar cursi, pero si no tenés a alguien a tu lado que te empuje a ir por eso que ni vos te atrevés a soñar, la vida es más difícil. La verdad es que después de haberla remado durante tanto tiempo, siento que hoy tengo todo lo que siempre soñé.•

El tenista cuenta además cómo se prepara para volver al circuito tras la lesión que lo alejó de los courts y nos comparte su nueva pasión

Hace seis meses que no juega un torneo. Después de haber estado en el top 100 del ranking ATP durante cinco años –llegó a ocupar el puesto 49, su mejor ranking–, Federico Coria (33) está listo para volver a las canchas tras recuperarse de una lesión en el codo. En este tiempo que se vio obligado a un impasse, aprovechó para conectarse con su presente más personal: su nueva etapa con la licenciada en Recursos Humanos Florencia Gomes (30) –se casaron en diciembre pasado, luego de casi nueve años de relación–, la mudanza a su nueva casa en Tigre y el desarrollo de su canal de YouTube, donde se divierte como “Mojarra”, un apodo que heredó de su infancia.

Federico Coria y Florencia Gomes se
conocieron en 2016 en una fiesta, y
el flechazo fue inmediato. Ocho años
después, dieron el “sí, quiero” en una
espectacular fiesta en el
Palacio Sans Souci. Y en marzo de
este año estrenaron su casa en Tigre.La pareja frente a
la puerta de doble altura.
“Es soñada”, dice ella orgullosa.

“Descubrí sin querer queriendo una faceta mía que no sabía que podía gustar tanto. Ahora me pasa que me cruzo con Charly Alcaraz [el español número dos del mundo] y me pregunta por el vlog”, cuenta entusiasmado el tenista, quien por estos días se prepara para competir en el ATP de Umag, Croacia, y sumarse a una nueva gira de torneos por Europa.

–Un año atrás planificabas tu boda y estabas a punto de estrenar casa. ¿En qué momento te encontrás hoy?

–Uff, el año pasado viví cosas muy fuertes y todas al mismo tiempo [Se ríe]. Me casé con Flor, nos mudamos, y a nivel profesional cumplí un objetivo muy importante, que era terminar dentro de los cien mejores del mundo, como lo venía haciendo desde hace cinco años. Fue un gran año. Pero después vino como un bajón de energía. Creo que necesitaba volver a conectarme con esa “hambre”, ¿entendés? Había logrado algo que anhelaba demasiado, pero necesitaba buscarle la vuelta para seguir siendo competitivo. En febrero encima me lesioné el codo y eso terminó de desestabilizarme.

El matrimonio Coria posa en un rincón del living junto a
su caniche toy, Elsa.La “Mojarra”, apodo que
ganó popularidad en su canal de
YouTube, confiesa estar a full
jugando por stream. “Todavía
no puedo creer que un video mío
jugando en línea haya tenido
600 mil reproducciones, mientras
que una charla que compartí con
Djokovic tuvo 400 mil”, revela.

–¿Cómo te sobreponés a los bajones?

–Siempre digo que a mi “yo destructivo” le gané la guerra, pero igual me sigue dan – do batallas. No es fácil.

–¿Cómo es eso?

–La cabeza me juega en contra un montón de veces. Durante mucho tiempo me decía a mí mismo que no iba a lograr nada, que nunca iba a poder estar dentro de los cincuenta mejores del mundo, que yo iba a ser siempre “el hermano de”. A esas vo – ces, que yo llamo “destructivas”, sí siento que les gané la guerra, porque logré todo lo que me propuse a pesar de eso. Y creo en parte que, gracias a todo eso, algo nació en mi interior que me impulsó a crear algo fuera de mi apellido, algo propio. Porque la “Mojarra”, como me llaman en YouTube, nada tiene que ver con Coria.

“Por ahí puede sonar cursi, pero si no tenés a alguien a tu lado
que te empuje a ir por eso que ni vos te atrevés a soñar, la vida
es más difícil”, dice él mientras toma mate con su mujer.El jugador y su mujer
aprovechan sus
momentos juntos
antes de que Fede
retome su agenda
la próxima semana,
cuando compita en el
ATP de Umag, Croacia.

–Encontraste un espacio donde expresarte sin el peso del apellido.

–Ojo, estoy orgulloso de quién soy, de dónde vengo, de mi familia, pero esto que empezó como un juego de repente me llevó a un lugar completamente inesperado y espectacular para mí. La idea surgió cuando quise grabar un video para mis amigos mostrándoles el detrás de escena de un tenista en la previa de un partido: entrenar, perder un vuelo, cruzarte con Djokovic en medio de un torneo. Y después hice otro video, y después otro… Nunca pensé que con esto iba a explotar mi apodo, la “Mojarra”. Ahora hay chicos y seguidores que me piden fotos porque soy la Mojarra. También se acercan mucho diciéndome que se sintieron reflejados por las situaciones que comparto, como cuando hablé de la frustración y de cómo tenía que seguir intentándolo a pesar del bajón.

–También hacés stream …

–Sí, los últimos meses, como tenía más tiempo, quise ver de qué se trataba. No tenía ni idea lo que era el streaming, pero quería probar. Me puse con eso y descubrí que a la gente le gusta verme jugar online. Yo todavía no puedo creer que un video mío jugando en línea haya tenido 600 mil reproducciones, mientras que una charla que compartí con Djokovic tuvo 400 mil.

La licenciada en Recursos
Humanos con su perrita Rebecca.

–En tu cabeza, ¿cuán cerca estás del retiro?

–Mirá, tengo 33 años y no sé si me veo jugando a los 37. Creo que me quedan tres años de vida útil como profesional de tenis. Por eso, este 2025 quiero meter toda la carne al asador para jugar todos los torneos que pueda y acercarme al ranking que quiero de cara al 2026. Y el 2027 ya tomármelo más tranquilo. Igual, cuesta la idea del retiro… incluso preparándome con psicólogo cuesta. Todo el tiempo me enfrento a nuevas batallas. Por ejemplo, hoy se está jugando Wimbledon y yo no estoy ahí. El mundo sigue, el circuito sigue.

–¿Y a vos qué te pasa con eso?

–Nada, hay días que me despierto mejor que otros. Hay momentos en que me pongo mal porque no estoy jugando en Londres y hay veces que digo: “Bueno, es lo que toca”.

El baño del playroom, ambientado
como una cancha de tenis.Federico junto a su hermano Guillermo Coria. En 2022,

–¿Qué enseñanzas te dejó el tenis?

–El mejor aprendizaje que me dio el tenis es que siempre tenés una nueva oportunidad. Por ejemplo, el año pasado fue un gran año, sin embargo, jugué 35 torneos, y cada una de esas veces tuve que decirle al rival “bien jugado”, porque no salí campeón en ninguno de esos 35 torneos. En ese sentido, todo el tiempo convivo con la frustración. Después de tantos años de chocarte la cabeza contra la pared, aprendés a sobreponerte mejor cada vez. Sí, me pongo mal, pero a la hora siguiente ya estoy en el vestuario pensando en el próximo partido. Mañana tengo una nueva oportunidad. A mí me llama la atención cuando estoy jugando en stream y pierdo, los chicos que están viendo enseguida me dicen “reseteá y volvé a jugar”. Y yo les respondo: “No, ya perdí”. Mañana, cuando vuelva a prender la compu, juego de nuevo. Pero hoy ya no. En los juegos tenés mil vidas, en la realidad no.

–¿Cómo te acompaña Florencia en este camino?

–Flor tiene una mentalidad muy diferente a la mía, es más segura de sí misma, mucho más ganadora. Creo que ella confía más en mí que yo mismo. [Se ríe]. Es muy positiva y superdisciplinada. Ella es un pilar super importante en mi vida y en mi carrera también. Por ahí puede sonar cursi, pero si no tenés a alguien a tu lado que te empuje a ir por eso que ni vos te atrevés a soñar, la vida es más difícil. La verdad es que después de haberla remado durante tanto tiempo, siento que hoy tengo todo lo que siempre soñé.•

 El tenista cuenta además cómo se prepara para volver al circuito tras la lesión que lo alejó de los courts y nos comparte su nueva pasiónHace seis meses que no juega un torneo. Después de haber estado en el top 100 del ranking ATP durante cinco años –llegó a ocupar el puesto 49, su mejor ranking–, Federico Coria (33) está listo para volver a las canchas tras recuperarse de una lesión en el codo. En este tiempo que se vio obligado a un impasse, aprovechó para conectarse con su presente más personal: su nueva etapa con la licenciada en Recursos Humanos Florencia Gomes (30) –se casaron en diciembre pasado, luego de casi nueve años de relación–, la mudanza a su nueva casa en Tigre y el desarrollo de su canal de YouTube, donde se divierte como “Mojarra”, un apodo que heredó de su infancia. “Descubrí sin querer queriendo una faceta mía que no sabía que podía gustar tanto. Ahora me pasa que me cruzo con Charly Alcaraz [el español número dos del mundo] y me pregunta por el vlog”, cuenta entusiasmado el tenista, quien por estos días se prepara para competir en el ATP de Umag, Croacia, y sumarse a una nueva gira de torneos por Europa. –Un año atrás planificabas tu boda y estabas a punto de estrenar casa. ¿En qué momento te encontrás hoy? –Uff, el año pasado viví cosas muy fuertes y todas al mismo tiempo [Se ríe]. Me casé con Flor, nos mudamos, y a nivel profesional cumplí un objetivo muy importante, que era terminar dentro de los cien mejores del mundo, como lo venía haciendo desde hace cinco años. Fue un gran año. Pero después vino como un bajón de energía. Creo que necesitaba volver a conectarme con esa “hambre”, ¿entendés? Había logrado algo que anhelaba demasiado, pero necesitaba buscarle la vuelta para seguir siendo competitivo. En febrero encima me lesioné el codo y eso terminó de desestabilizarme. –¿Cómo te sobreponés a los bajones? –Siempre digo que a mi “yo destructivo” le gané la guerra, pero igual me sigue dan – do batallas. No es fácil. –¿Cómo es eso? –La cabeza me juega en contra un montón de veces. Durante mucho tiempo me decía a mí mismo que no iba a lograr nada, que nunca iba a poder estar dentro de los cincuenta mejores del mundo, que yo iba a ser siempre “el hermano de”. A esas vo – ces, que yo llamo “destructivas”, sí siento que les gané la guerra, porque logré todo lo que me propuse a pesar de eso. Y creo en parte que, gracias a todo eso, algo nació en mi interior que me impulsó a crear algo fuera de mi apellido, algo propio. Porque la “Mojarra”, como me llaman en YouTube, nada tiene que ver con Coria. –Encontraste un espacio donde expresarte sin el peso del apellido. –Ojo, estoy orgulloso de quién soy, de dónde vengo, de mi familia, pero esto que empezó como un juego de repente me llevó a un lugar completamente inesperado y espectacular para mí. La idea surgió cuando quise grabar un video para mis amigos mostrándoles el detrás de escena de un tenista en la previa de un partido: entrenar, perder un vuelo, cruzarte con Djokovic en medio de un torneo. Y después hice otro video, y después otro… Nunca pensé que con esto iba a explotar mi apodo, la “Mojarra”. Ahora hay chicos y seguidores que me piden fotos porque soy la Mojarra. También se acercan mucho diciéndome que se sintieron reflejados por las situaciones que comparto, como cuando hablé de la frustración y de cómo tenía que seguir intentándolo a pesar del bajón. –También hacés stream …–Sí, los últimos meses, como tenía más tiempo, quise ver de qué se trataba. No tenía ni idea lo que era el streaming, pero quería probar. Me puse con eso y descubrí que a la gente le gusta verme jugar online. Yo todavía no puedo creer que un video mío jugando en línea haya tenido 600 mil reproducciones, mientras que una charla que compartí con Djokovic tuvo 400 mil. –En tu cabeza, ¿cuán cerca estás del retiro? –Mirá, tengo 33 años y no sé si me veo jugando a los 37. Creo que me quedan tres años de vida útil como profesional de tenis. Por eso, este 2025 quiero meter toda la carne al asador para jugar todos los torneos que pueda y acercarme al ranking que quiero de cara al 2026. Y el 2027 ya tomármelo más tranquilo. Igual, cuesta la idea del retiro… incluso preparándome con psicólogo cuesta. Todo el tiempo me enfrento a nuevas batallas. Por ejemplo, hoy se está jugando Wimbledon y yo no estoy ahí. El mundo sigue, el circuito sigue. –¿Y a vos qué te pasa con eso? –Nada, hay días que me despierto mejor que otros. Hay momentos en que me pongo mal porque no estoy jugando en Londres y hay veces que digo: “Bueno, es lo que toca”. –¿Qué enseñanzas te dejó el tenis? –El mejor aprendizaje que me dio el tenis es que siempre tenés una nueva oportunidad. Por ejemplo, el año pasado fue un gran año, sin embargo, jugué 35 torneos, y cada una de esas veces tuve que decirle al rival “bien jugado”, porque no salí campeón en ninguno de esos 35 torneos. En ese sentido, todo el tiempo convivo con la frustración. Después de tantos años de chocarte la cabeza contra la pared, aprendés a sobreponerte mejor cada vez. Sí, me pongo mal, pero a la hora siguiente ya estoy en el vestuario pensando en el próximo partido. Mañana tengo una nueva oportunidad. A mí me llama la atención cuando estoy jugando en stream y pierdo, los chicos que están viendo enseguida me dicen “reseteá y volvé a jugar”. Y yo les respondo: “No, ya perdí”. Mañana, cuando vuelva a prender la compu, juego de nuevo. Pero hoy ya no. En los juegos tenés mil vidas, en la realidad no. –¿Cómo te acompaña Florencia en este camino? –Flor tiene una mentalidad muy diferente a la mía, es más segura de sí misma, mucho más ganadora. Creo que ella confía más en mí que yo mismo. [Se ríe]. Es muy positiva y superdisciplinada. Ella es un pilar super importante en mi vida y en mi carrera también. Por ahí puede sonar cursi, pero si no tenés a alguien a tu lado que te empuje a ir por eso que ni vos te atrevés a soñar, la vida es más difícil. La verdad es que después de haberla remado durante tanto tiempo, siento que hoy tengo todo lo que siempre soñé.•  LA NACION

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba
Cerrar