NacionalesUltimas Noticias

Dormía entre las plantas del cementerio de la Chacarita y el gesto de un hombre desconocido le cambió la vida

“Me contó que solía ir a ese lugar los días de lluvia”, recuerda Hugo Pinus, ingeniero y director de la firma Hugo Pinus & Asociados, padre de Martín Pinus, creador de la inmobiliaria que lleva su apellido. No hablaba de un colega ni de un amigo de toda la vida, sino de un desconocido al que vio por primera vez durmiendo bajo la lluvia. Aquel hombre en situación de calle se llamaba Roberto Palacios, y el encuentro fortuito entre ambos dio inicio a una historia que cambiaría sus vidas: una cadena de gestos y oportunidades que le permitió a Roberto conseguir trabajo, estabilizarse económicamente y, con el tiempo, jubilarse.

¿Cuánto cobra una inmobiliaria por administrar un alquiler​?

Pero todo empezó un día de lluvia, unos siete meses antes de aquel encuentro. “Uno de mis hijos lo vio frente a nuestra casa, bajo la marquesina de un local comercial. Estaba mojado, intentando protegerse como podía. Le acercó comida”, cuenta Hugo. Al día siguiente, seguía lloviendo. Esta vez fue su esposa quien lo vio en el mismo lugar. “Me preguntó si podíamos ayudarlo. Lo pensó ella antes que yo”, admite.

A través de un contacto en la construcción, Roberto consiguió un empleo estable como sereno en una obra de Puerto Madero

Un tiempo después, Hugo lo volvió a ver. Roberto estaba sentado entre plantas del cementerio de la Chacarita. “Me acerqué a hablarle. Me dijo que iba ahí los días de lluvia porque era tranquilo”, recuerda.

Roberto era un hombre amable, educado y con una historia difícil. Nacido en Paraná, provincia de Entre Ríos, le contó que no tenía familiares ni nadie que pudiera ayudarlo.

Hugo no dudó. Lo llevó a hacerse una revisación médica, le consiguió lentes gracias a un amigo óptico, y buscó cómo ayudarlo a salir adelante. “Siempre pensé que para una persona no tener trabajo es terrible. Cuando puedo, doy una mano. Pero no todos responden: le di mi teléfono a muchos y nadie me llamó, salvo él”, reflexiona.

La historia detrás del palacio de estilo gótico construido hace 100 años que intriga a los vecinos de zona norte

A partir de un empleo iniciado poco antes de la pandemia, Roberto pudo ahorrar, estabilizar su situación económica y jubilarse tras cuatro años

Cuando surgió la posibilidad de trabajo como sereno en una obra en construcción de Puerto Madero, Hugo pensó en él. Mientras hablaba con los responsables de la empresa constructora a cargo de la ampliación de la terminal de Buquebús —obra que él mismo gerenciaba—, también gestionó el permiso con las autoridades del proyecto para que Roberto pudiera incorporarse. La respuesta fue positiva.

“Los compañeros le armaron una pieza, le compraron sábanas, un televisor. Cuando cobró su primera quincena, me vino a devolver la plata que le había prestado”, recuerda Hugo. Roberto se adaptó rápido. Era puntual, respetuoso, responsable. Comenzó a ahorrar con disciplina. “Le dije que me diera el dinero que ahorraba y yo se lo iba cambiando por dólares. Así se fue armando económicamente. Se jubiló cuatro años después, con una base económica sólida”, cuenta.

La Terminal de Buquebus en Puerto Madero donde Roberto fue sereno durante su construcción

Tuvo además una ventaja: empezó a trabajar pocos meses antes de que llegara la pandemia. Y aunque la construcción se detuvo, él pudo conservar su empleo como sereno, cuidando la obra vacía durante todo el confinamiento. La pandemia no interrumpió su proceso de estabilidad.

Roberto, que tenía cerca de 60 años cuando lo conoció, le resultó distinto desde el principio. “Lo visité cuando estuvo internado, le compraba medicamentos, lo fui a buscar cuando le dieron el alta. Yo era como un familiar para él. Y él confiaba mucho en mí”, asegura Hugo.

¿Cuántos años puede durar una casa contenedor?

Hugo Pinus, ingeniero y director de la firma Hugo Pinus & Asociados

El encuentro fue casual, frente a la casa de Hugo, en la zona de Córdoba y Dorrego. Pero el impacto fue profundo. “Si nadie lo ayudaba, se iba a quedar en la calle”, resume. La historia de Roberto y Hugo, recuerda que una oportunidad puede empezar con un gesto, una conversación y un plato de comida caliente.

Para quienes dudan en involucrarse con alguien en situación de calle, Hugo es claro: “Hay que hacerlo. Conocerlos de a poco, darles una chance. Yo me di cuenta de que Roberto era distinto cuando le ofrecí plata y me dijo que no, que todavía tenía. No es común eso. Cuando me quiso devolver la plata después de cobrar, me emocioné”.

Hoy, hace más de un año que no sabe nada de él. “Sé que se jubiló. Pero no lo pude contactar más. Su número ya no existe”. Aun así, conserva intacta la satisfacción de haber hecho algo valioso: “Poder sacar a una persona que dormía entre plantas en la calle a vivir dignamente, es una alegría. Él tuvo la oportunidad y la supo aprovechar”.

“Me contó que solía ir a ese lugar los días de lluvia”, recuerda Hugo Pinus, ingeniero y director de la firma Hugo Pinus & Asociados, padre de Martín Pinus, creador de la inmobiliaria que lleva su apellido. No hablaba de un colega ni de un amigo de toda la vida, sino de un desconocido al que vio por primera vez durmiendo bajo la lluvia. Aquel hombre en situación de calle se llamaba Roberto Palacios, y el encuentro fortuito entre ambos dio inicio a una historia que cambiaría sus vidas: una cadena de gestos y oportunidades que le permitió a Roberto conseguir trabajo, estabilizarse económicamente y, con el tiempo, jubilarse.

¿Cuánto cobra una inmobiliaria por administrar un alquiler​?

Pero todo empezó un día de lluvia, unos siete meses antes de aquel encuentro. “Uno de mis hijos lo vio frente a nuestra casa, bajo la marquesina de un local comercial. Estaba mojado, intentando protegerse como podía. Le acercó comida”, cuenta Hugo. Al día siguiente, seguía lloviendo. Esta vez fue su esposa quien lo vio en el mismo lugar. “Me preguntó si podíamos ayudarlo. Lo pensó ella antes que yo”, admite.

A través de un contacto en la construcción, Roberto consiguió un empleo estable como sereno en una obra de Puerto Madero

Un tiempo después, Hugo lo volvió a ver. Roberto estaba sentado entre plantas del cementerio de la Chacarita. “Me acerqué a hablarle. Me dijo que iba ahí los días de lluvia porque era tranquilo”, recuerda.

Roberto era un hombre amable, educado y con una historia difícil. Nacido en Paraná, provincia de Entre Ríos, le contó que no tenía familiares ni nadie que pudiera ayudarlo.

Hugo no dudó. Lo llevó a hacerse una revisación médica, le consiguió lentes gracias a un amigo óptico, y buscó cómo ayudarlo a salir adelante. “Siempre pensé que para una persona no tener trabajo es terrible. Cuando puedo, doy una mano. Pero no todos responden: le di mi teléfono a muchos y nadie me llamó, salvo él”, reflexiona.

La historia detrás del palacio de estilo gótico construido hace 100 años que intriga a los vecinos de zona norte

A partir de un empleo iniciado poco antes de la pandemia, Roberto pudo ahorrar, estabilizar su situación económica y jubilarse tras cuatro años

Cuando surgió la posibilidad de trabajo como sereno en una obra en construcción de Puerto Madero, Hugo pensó en él. Mientras hablaba con los responsables de la empresa constructora a cargo de la ampliación de la terminal de Buquebús —obra que él mismo gerenciaba—, también gestionó el permiso con las autoridades del proyecto para que Roberto pudiera incorporarse. La respuesta fue positiva.

“Los compañeros le armaron una pieza, le compraron sábanas, un televisor. Cuando cobró su primera quincena, me vino a devolver la plata que le había prestado”, recuerda Hugo. Roberto se adaptó rápido. Era puntual, respetuoso, responsable. Comenzó a ahorrar con disciplina. “Le dije que me diera el dinero que ahorraba y yo se lo iba cambiando por dólares. Así se fue armando económicamente. Se jubiló cuatro años después, con una base económica sólida”, cuenta.

La Terminal de Buquebus en Puerto Madero donde Roberto fue sereno durante su construcción

Tuvo además una ventaja: empezó a trabajar pocos meses antes de que llegara la pandemia. Y aunque la construcción se detuvo, él pudo conservar su empleo como sereno, cuidando la obra vacía durante todo el confinamiento. La pandemia no interrumpió su proceso de estabilidad.

Roberto, que tenía cerca de 60 años cuando lo conoció, le resultó distinto desde el principio. “Lo visité cuando estuvo internado, le compraba medicamentos, lo fui a buscar cuando le dieron el alta. Yo era como un familiar para él. Y él confiaba mucho en mí”, asegura Hugo.

¿Cuántos años puede durar una casa contenedor?

Hugo Pinus, ingeniero y director de la firma Hugo Pinus & Asociados

El encuentro fue casual, frente a la casa de Hugo, en la zona de Córdoba y Dorrego. Pero el impacto fue profundo. “Si nadie lo ayudaba, se iba a quedar en la calle”, resume. La historia de Roberto y Hugo, recuerda que una oportunidad puede empezar con un gesto, una conversación y un plato de comida caliente.

Para quienes dudan en involucrarse con alguien en situación de calle, Hugo es claro: “Hay que hacerlo. Conocerlos de a poco, darles una chance. Yo me di cuenta de que Roberto era distinto cuando le ofrecí plata y me dijo que no, que todavía tenía. No es común eso. Cuando me quiso devolver la plata después de cobrar, me emocioné”.

Hoy, hace más de un año que no sabe nada de él. “Sé que se jubiló. Pero no lo pude contactar más. Su número ya no existe”. Aun así, conserva intacta la satisfacción de haber hecho algo valioso: “Poder sacar a una persona que dormía entre plantas en la calle a vivir dignamente, es una alegría. Él tuvo la oportunidad y la supo aprovechar”.

 Roberto Palacios era un hombre sin hogar pero la actitud de no indiferencia de un desconocido lo ayudó a salir de la calle, conseguir empleo como sereno y jubilarse tras años de esfuerzo  LA NACION

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba
Cerrar