¿Cuántos minutos de ejercicios por semana? Por qué los oncólogos necesitan guías precisas para incentivar a sus pacientes

MAR DEL PLATA.- La relación entre el cáncer y la actividad física ha sido a menudo estudiada, aunque posiblemente no tanto como para estimular con firmeza su recomendación. Una reciente investigación sobre pacientes de Australia y Canadá con cáncer de colon se sumó a la lista de trabajos acerca del tema y la particularidad es que mostró que llevar adelante un plan estructurado de ejercicios supera en resultados a los planes de ejercicio no organizados o sin adecuada supervisión. (https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa2502760),
Sin embargo, en el metaanálisis más completo del que se dispone acerca del ejercicio físico y el cáncer hasta el momento, publicado hace pocos días, se advirtió que a pesar de que los beneficios del ejercicio en la prevención de la enfermedad, su tratamiento y sus recidivas son abrumadoras, las guías de las sociedades científicas tienen carencias: deberían ser más precisas y concretas acerca de qué tipo de actividades convienen según la clase y localización del tumor, la condición del paciente, cuáles serían las adaptaciones necesarias y cómo indicar puntualmente cada práctica, con frecuencia, intensidad, duración. E incluir también aspectos motivacionales, que estimulen a los pacientes e la práctica.
La investigación analizó 11 guías de asociaciones científicas de distintos países y todas coincidieron en recomendar 150 minutos de actividad aeróbica moderada semanales y entrenamiento de resistencia dos veces por semana. Y además de la falta de indicaciones más concretas, el metaanálisis indicó también la necesidad de investigar y entender mejor los mecanismos biológicos que explican la influencia del ejercicio sobre el cáncer, https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/40194715/, y que en algunos casos pueden ofrecer resultados igualables a los de tratamientos farmacológicos.
El oncólogo Marcos Flores, que trabaja en el Hospital Privado de la Comunidad de esta ciudad indicó a LA NACIÓN que entre los factores de riesgo, la obesidad y el sedentarismo están relacionados con un mayor riesgo de cáncer de distintos tipos -mama, colon, páncreas, cervix, riñón, próstata, endometrio- “porque son procesos inflamatorios y propician reacciones químicas y biológicas que permiten a la células tener un campo más propicio para sus alteraciones, a sus mutaciones. El ejercicio moderado, pero sostenido puede evitar o disminuir la obesidad.”
Más de un centenar de personas se congregaron para escuchar el encuentro libre y gratuito organizado en el Paseo Aldrey -el shopping construido donde funcionaba la antigua terminal marplatense- sobre la relación entre hábitos saludables, ejercicio y cáncer. Fue durante la jornada de cierre del Post Chicago 2025, la reunión científica que la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AOOC) organizó aquí para compartir con especialistas locales las principales novedades presentadas durante la reunión científica sobre cáncer más grande del mundo, organizada recientemente por la Asociación Americana de Oncología Clínica (ASCO) en esa ciudad de los Estados Unidos.
Cuando se hace un tratamiento oncológico, sin embargo, a menudo no se atraviesan los estados ideales como para dedicarse a la actividad física. El cansancio, la fragilidad, la fiebre, los dolores, los vómitos, la neutropenia (baja de glóbulos blancos) son solo algunos de los efectos adversos más frecuentes de las quimioterapias. “Obviamente, si una persona ya hacía ejercicio antes de tener cáncer es más fácil continuarlo -admitió Flores, director del Post Chicago 2025-. Pero, claro, durante el período de quimioterapia es muy probable que las posibilidades estén mucho más limitadas. Sin embargo, la necesidad de hacer actividad física y además de hacerlo a través de un programa estructurado no es sólo por un tiempo. No se trata de algo momentáneo, es un cambio de conductas de vida, para el día de mañana también.”
La IA, socia de los oncólogos
Román Oberti, oncólogo clínico del Centro Oncológico de Integración Regional (COIR), de la ciudad de Mendoza, participó del Post Chicago con una exposición sobre IA. “En la reunión de ASCO se presentaron herramientas acerca de cómo incorporar IA en el diseño de estudios clínicos para investigación sobre nuevas drogas -dijo el médico-. Puede ser un complemento para facilitar la selección adecuada de los pacientes o el análisis de los datos, ya que estos sistemas son capaces de tomar en consideración muchas variables. No se trata de evitar a los pacientes reales, por ejemplo, trabajar con pacientes virtuales que simulen el comportamiento natural de las enfermedades y cómo podrían responder a un tratamiento. En teoría esto sería posible, pero por el momento no se está haciendo.”
Por otra parte, agregó el oncólogo de Mendoza, la IA puede ser utilizada como herramienta de escucha ambiental. “El sistema es capaz de aportar una escucha activa durante toda la consulta y resolver -por ejemplo- cuestiones administrativas, integrar datos a la historia clínica de los pacientes y hasta hacer recomendaciones terapéuticas al médico acerca de cuáles serían las mejores indicaciones. Por ejemplo, qué tratamiento se podría sumar o si existe un ensayo clínico apto para este caso también sugerirlo. Hace tiempo ya que se utiliza IA para analizar imágenes, y esto se sigue haciendo, con buenos resultados.”
La oncología es, posiblemente, una de las especialidades más desafiantes para que el médico permanezca actualizado, dada la cantidad de estudios clínicos que se realizan y el número de nuevas drogas que van incorporándose al vademécum, a menudo con varias indicaciones. Para responder a esta problemática, un equipo integrado por Sergio Liberczuk, bioingeniero, y Federico Losco, oncólogo clínico del Instituto Alexander Fleming y especialista en cánceres genitourinarios, formaron la start up Deeptalk y crearon marco (info.marco.care), una plataforma de acceso gratuito por la que ya navegan casi 900 oncólogos de toda América Latina.
Liberczuk y Losco explicaron que la plataforma se sirve del material de la Fundación Epistemónikos, con acceso a un enorme volumen de artículos científicos, guías clínicas y prospectos de medicamentos. “Todo ese material es procesado por IA para generar respuestas útiles a las preguntas de los oncólogos -indicaron-. Es una herramienta ideal para oncólogos generales o de demografías no tan accesibles a las grandes metrópolis. La plataforma resume y responde, pero con la cita bibliográfica que corresponde. Por ejemplo, estás en congreso escuchando sobre un estudio, y se puede consultar sobre ese mismo estudio. Los links no están rotos ni alucinan, algo que pasa en los chats de IA más difundidos. Marco se llama así porque solo busca la información disponible, la que realmente está. Sino está, te dice ‘no sé’. Pero no inventa”.
MAR DEL PLATA.- La relación entre el cáncer y la actividad física ha sido a menudo estudiada, aunque posiblemente no tanto como para estimular con firmeza su recomendación. Una reciente investigación sobre pacientes de Australia y Canadá con cáncer de colon se sumó a la lista de trabajos acerca del tema y la particularidad es que mostró que llevar adelante un plan estructurado de ejercicios supera en resultados a los planes de ejercicio no organizados o sin adecuada supervisión. (https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa2502760),
Sin embargo, en el metaanálisis más completo del que se dispone acerca del ejercicio físico y el cáncer hasta el momento, publicado hace pocos días, se advirtió que a pesar de que los beneficios del ejercicio en la prevención de la enfermedad, su tratamiento y sus recidivas son abrumadoras, las guías de las sociedades científicas tienen carencias: deberían ser más precisas y concretas acerca de qué tipo de actividades convienen según la clase y localización del tumor, la condición del paciente, cuáles serían las adaptaciones necesarias y cómo indicar puntualmente cada práctica, con frecuencia, intensidad, duración. E incluir también aspectos motivacionales, que estimulen a los pacientes e la práctica.
La investigación analizó 11 guías de asociaciones científicas de distintos países y todas coincidieron en recomendar 150 minutos de actividad aeróbica moderada semanales y entrenamiento de resistencia dos veces por semana. Y además de la falta de indicaciones más concretas, el metaanálisis indicó también la necesidad de investigar y entender mejor los mecanismos biológicos que explican la influencia del ejercicio sobre el cáncer, https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/40194715/, y que en algunos casos pueden ofrecer resultados igualables a los de tratamientos farmacológicos.
El oncólogo Marcos Flores, que trabaja en el Hospital Privado de la Comunidad de esta ciudad indicó a LA NACIÓN que entre los factores de riesgo, la obesidad y el sedentarismo están relacionados con un mayor riesgo de cáncer de distintos tipos -mama, colon, páncreas, cervix, riñón, próstata, endometrio- “porque son procesos inflamatorios y propician reacciones químicas y biológicas que permiten a la células tener un campo más propicio para sus alteraciones, a sus mutaciones. El ejercicio moderado, pero sostenido puede evitar o disminuir la obesidad.”
Más de un centenar de personas se congregaron para escuchar el encuentro libre y gratuito organizado en el Paseo Aldrey -el shopping construido donde funcionaba la antigua terminal marplatense- sobre la relación entre hábitos saludables, ejercicio y cáncer. Fue durante la jornada de cierre del Post Chicago 2025, la reunión científica que la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AOOC) organizó aquí para compartir con especialistas locales las principales novedades presentadas durante la reunión científica sobre cáncer más grande del mundo, organizada recientemente por la Asociación Americana de Oncología Clínica (ASCO) en esa ciudad de los Estados Unidos.
Cuando se hace un tratamiento oncológico, sin embargo, a menudo no se atraviesan los estados ideales como para dedicarse a la actividad física. El cansancio, la fragilidad, la fiebre, los dolores, los vómitos, la neutropenia (baja de glóbulos blancos) son solo algunos de los efectos adversos más frecuentes de las quimioterapias. “Obviamente, si una persona ya hacía ejercicio antes de tener cáncer es más fácil continuarlo -admitió Flores, director del Post Chicago 2025-. Pero, claro, durante el período de quimioterapia es muy probable que las posibilidades estén mucho más limitadas. Sin embargo, la necesidad de hacer actividad física y además de hacerlo a través de un programa estructurado no es sólo por un tiempo. No se trata de algo momentáneo, es un cambio de conductas de vida, para el día de mañana también.”
La IA, socia de los oncólogos
Román Oberti, oncólogo clínico del Centro Oncológico de Integración Regional (COIR), de la ciudad de Mendoza, participó del Post Chicago con una exposición sobre IA. “En la reunión de ASCO se presentaron herramientas acerca de cómo incorporar IA en el diseño de estudios clínicos para investigación sobre nuevas drogas -dijo el médico-. Puede ser un complemento para facilitar la selección adecuada de los pacientes o el análisis de los datos, ya que estos sistemas son capaces de tomar en consideración muchas variables. No se trata de evitar a los pacientes reales, por ejemplo, trabajar con pacientes virtuales que simulen el comportamiento natural de las enfermedades y cómo podrían responder a un tratamiento. En teoría esto sería posible, pero por el momento no se está haciendo.”
Por otra parte, agregó el oncólogo de Mendoza, la IA puede ser utilizada como herramienta de escucha ambiental. “El sistema es capaz de aportar una escucha activa durante toda la consulta y resolver -por ejemplo- cuestiones administrativas, integrar datos a la historia clínica de los pacientes y hasta hacer recomendaciones terapéuticas al médico acerca de cuáles serían las mejores indicaciones. Por ejemplo, qué tratamiento se podría sumar o si existe un ensayo clínico apto para este caso también sugerirlo. Hace tiempo ya que se utiliza IA para analizar imágenes, y esto se sigue haciendo, con buenos resultados.”
La oncología es, posiblemente, una de las especialidades más desafiantes para que el médico permanezca actualizado, dada la cantidad de estudios clínicos que se realizan y el número de nuevas drogas que van incorporándose al vademécum, a menudo con varias indicaciones. Para responder a esta problemática, un equipo integrado por Sergio Liberczuk, bioingeniero, y Federico Losco, oncólogo clínico del Instituto Alexander Fleming y especialista en cánceres genitourinarios, formaron la start up Deeptalk y crearon marco (info.marco.care), una plataforma de acceso gratuito por la que ya navegan casi 900 oncólogos de toda América Latina.
Liberczuk y Losco explicaron que la plataforma se sirve del material de la Fundación Epistemónikos, con acceso a un enorme volumen de artículos científicos, guías clínicas y prospectos de medicamentos. “Todo ese material es procesado por IA para generar respuestas útiles a las preguntas de los oncólogos -indicaron-. Es una herramienta ideal para oncólogos generales o de demografías no tan accesibles a las grandes metrópolis. La plataforma resume y responde, pero con la cita bibliográfica que corresponde. Por ejemplo, estás en congreso escuchando sobre un estudio, y se puede consultar sobre ese mismo estudio. Los links no están rotos ni alucinan, algo que pasa en los chats de IA más difundidos. Marco se llama así porque solo busca la información disponible, la que realmente está. Sino está, te dice ‘no sé’. Pero no inventa”.
En un encuentro en Mar del Plata analizaron diversas cuestiones, incluida la IA para mejorar el diseño de estudios, atención clínica y búsquedas bibliográficas LA NACION