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Nos podemos cuidar de la inflamación crónica si mantenemos nuestras encías en un buen estado

¿Querés vivir sin inflamación y mejor calidad de vida? Si la respuesta es afirmativa (y debería serlo), leé atentamente esta nota. Aunque pueda sonar un poco traído de los pelos o un contrasentido, la salud bucal tiene incidencia sobre la inflamación. Antes de seguir, debo aclarar de qué hablo cuando menciono “inflamación”. En este caso, me refiero a la inflamación crónica, para distinguirla de la aguda.

La inflamación crónica es una respuesta inmunitaria prolongada y de bajo grado que puede dañar tejidos y órganos con el tiempo, vinculada a enfermedades como diabetes, cardiopatías, artritis e incluso cáncer.

A diferencia de la inflamación aguda —que es temporal y que se da como por ejemplo una hinchazón tras una lesión— la crónica persiste por meses o incluso años. Esto, además, tiene una agravante adicional: muchas veces la inflamación crónica no tiene síntomas evidentes hasta que aparece como parte de problemas más graves.

La inflamación crónica de larga data y de bajo grado aparece cuando una persona tiene periodontitis.

Aclarado esto, volvamos a lo que nos compete: la salud bucal y su vínculo con la inflamación crónica. Lo primero a decir es que siempre y como regla general, hay que cepillar los dientes diariamente y también usar o cepillos entre los dientes (cepillos interproximales) o hilo dental.

Y como ya he escrito en múltiples columnas anteriores, las encías en ningún momento pueden sangrar. El sangrado de encías no solo da lugar a inflamación de las encías sino que libera sustancias y bacterias al organismo, lo que produce una inflamación a nivel general y predispone así a muchas enfermedades serias, como veremos.

Hoy la evidencia científica es muy clara: la inflamación crónica de larga data y de bajo grado se da en la enfermedad de las encías que ya conocemos de sobra en este espacio: la periodontitis.

Esta enfermedad tiene como síntoma principal el sangrado de encías al cepillado. También puede presentarse mal aliento, movilidad de los dientes (o sea, dientes “flojos”) y dientes alargados, entre otros síntomas.

Más allá de que puede sonar “tremendista”, la periodontitis acorta la vida y aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, artritis, demencias, disfunción eréctil, partos prematuros y cáncer.

La inflamación crónica tiene por objetivo protegernos —lo hace eliminando al agresor de nuestro cuerpo—, se trate de bacterias, virus u hongos. En ese desafío, se liberan sustancias que son dañinas para nuestros sistemas y órganos.

Aparte de la periodontitis (junto a otras enfermedades crónicas) hay otros factores que fomentan la inflamación en el organismo. Entre varios, el consumo de alimentos ultraprocesados, el sueño de mala calidad, el sedentarismo, el estrés psicofísico, fumar, alcohol, drogas, y sobrepeso.

Consejos

En el caso de registrar síntomas, es importante consultar con un profesional.

Para evitar la inflamación en el organismo y no desarrollar diferentes enfermedades generales y a veces serias.

  • Confirmá con un periodoncista que tus encías estén sanas. Para esto te harán un examen llamado periodontograma con un informe para tu médico de cabecera.
  • Realizá visitas periódicas al periodoncista.
  • Usá cepillo dental y cepillos interproximales así como hilo dental de alta calidad cuando higienices tu boca.

Es importante seguir una alimentación antiinflamatoria. La literatura especializada recomienda consumir verduras de hoja verde (por ejemplo lechuga, kale, rúcula o espinaca), ajo, cebolla, zanahoria, remolacha, zapallo, brócoli, repollo, coliflor, zuchini, apio, pepino, puerro espárragos y paltas. Las ensaladas con variedad de colores son muy ricas y nutritivas.

Otra recomendación: los pre y probióticos son saludables para nuestra flora intestinal. Los probióticos los encontrás por ejemplo en el yogur con bacterias vivas y sin azúcar, en el kefir, chucrut y kombucha.

Los prebióticos, por su parte, son antioxidantes y tienen el beneficio de producir ácidos grasos que ayudan a mantenernos sanos. Nos aportan vitaminas, minerales y fitoquímicos. Los encontramos en frutas como manzana verde, dátil, ciruela, mango, pera, pomelo y damasco, y en verduras como puerro, cebolla, ajo y espárragos. También en lentejas, salvado de trigo y té verde.

  • También es importante consumir pescados azules (como sardinas y salmón) ya que estos son fuentes de omega-3.
  • Las frutas también deben formar parte de tu dieta, especialmente arándanos, moras, frutillas y frambuesas.
  • Frutos secos como almendras, castañas, nueces y avellanas.

Es fundamental tener presente que tus encías deben estar en un buen estado de salud. De nuevo: no pueden sangrar cuando te cepillás los dientes. No solo nos vamos a prevenir perder los dientes, sino también disminuir el riesgo de enfermedades graves.

Debemos evitar consumir alimentos con gluten, leche, aceites (excepto el de oliva), golosinas y alimentos ultraprocesados, que muchas veces tienen edulcorantes artificiales.

Lo último:

  • Hacé ejercicio moderado de manera habitual
  • Descansá
  • Evitá el estrés
  • Aspirá a relaciones saludables
  • No fumes
  • No consumas drogas
  • No tomes alcohol
  • Controlá tu peso

¿Querés vivir sin inflamación y mejor calidad de vida? Si la respuesta es afirmativa (y debería serlo), leé atentamente esta nota. Aunque pueda sonar un poco traído de los pelos o un contrasentido, la salud bucal tiene incidencia sobre la inflamación. Antes de seguir, debo aclarar de qué hablo cuando menciono “inflamación”. En este caso, me refiero a la inflamación crónica, para distinguirla de la aguda.

La inflamación crónica es una respuesta inmunitaria prolongada y de bajo grado que puede dañar tejidos y órganos con el tiempo, vinculada a enfermedades como diabetes, cardiopatías, artritis e incluso cáncer.

A diferencia de la inflamación aguda —que es temporal y que se da como por ejemplo una hinchazón tras una lesión— la crónica persiste por meses o incluso años. Esto, además, tiene una agravante adicional: muchas veces la inflamación crónica no tiene síntomas evidentes hasta que aparece como parte de problemas más graves.

La inflamación crónica de larga data y de bajo grado aparece cuando una persona tiene periodontitis.

Aclarado esto, volvamos a lo que nos compete: la salud bucal y su vínculo con la inflamación crónica. Lo primero a decir es que siempre y como regla general, hay que cepillar los dientes diariamente y también usar o cepillos entre los dientes (cepillos interproximales) o hilo dental.

Y como ya he escrito en múltiples columnas anteriores, las encías en ningún momento pueden sangrar. El sangrado de encías no solo da lugar a inflamación de las encías sino que libera sustancias y bacterias al organismo, lo que produce una inflamación a nivel general y predispone así a muchas enfermedades serias, como veremos.

Hoy la evidencia científica es muy clara: la inflamación crónica de larga data y de bajo grado se da en la enfermedad de las encías que ya conocemos de sobra en este espacio: la periodontitis.

Esta enfermedad tiene como síntoma principal el sangrado de encías al cepillado. También puede presentarse mal aliento, movilidad de los dientes (o sea, dientes “flojos”) y dientes alargados, entre otros síntomas.

Más allá de que puede sonar “tremendista”, la periodontitis acorta la vida y aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, artritis, demencias, disfunción eréctil, partos prematuros y cáncer.

La inflamación crónica tiene por objetivo protegernos —lo hace eliminando al agresor de nuestro cuerpo—, se trate de bacterias, virus u hongos. En ese desafío, se liberan sustancias que son dañinas para nuestros sistemas y órganos.

Aparte de la periodontitis (junto a otras enfermedades crónicas) hay otros factores que fomentan la inflamación en el organismo. Entre varios, el consumo de alimentos ultraprocesados, el sueño de mala calidad, el sedentarismo, el estrés psicofísico, fumar, alcohol, drogas, y sobrepeso.

Consejos

En el caso de registrar síntomas, es importante consultar con un profesional.

Para evitar la inflamación en el organismo y no desarrollar diferentes enfermedades generales y a veces serias.

  • Confirmá con un periodoncista que tus encías estén sanas. Para esto te harán un examen llamado periodontograma con un informe para tu médico de cabecera.
  • Realizá visitas periódicas al periodoncista.
  • Usá cepillo dental y cepillos interproximales así como hilo dental de alta calidad cuando higienices tu boca.

Es importante seguir una alimentación antiinflamatoria. La literatura especializada recomienda consumir verduras de hoja verde (por ejemplo lechuga, kale, rúcula o espinaca), ajo, cebolla, zanahoria, remolacha, zapallo, brócoli, repollo, coliflor, zuchini, apio, pepino, puerro espárragos y paltas. Las ensaladas con variedad de colores son muy ricas y nutritivas.

Otra recomendación: los pre y probióticos son saludables para nuestra flora intestinal. Los probióticos los encontrás por ejemplo en el yogur con bacterias vivas y sin azúcar, en el kefir, chucrut y kombucha.

Los prebióticos, por su parte, son antioxidantes y tienen el beneficio de producir ácidos grasos que ayudan a mantenernos sanos. Nos aportan vitaminas, minerales y fitoquímicos. Los encontramos en frutas como manzana verde, dátil, ciruela, mango, pera, pomelo y damasco, y en verduras como puerro, cebolla, ajo y espárragos. También en lentejas, salvado de trigo y té verde.

  • También es importante consumir pescados azules (como sardinas y salmón) ya que estos son fuentes de omega-3.
  • Las frutas también deben formar parte de tu dieta, especialmente arándanos, moras, frutillas y frambuesas.
  • Frutos secos como almendras, castañas, nueces y avellanas.

Es fundamental tener presente que tus encías deben estar en un buen estado de salud. De nuevo: no pueden sangrar cuando te cepillás los dientes. No solo nos vamos a prevenir perder los dientes, sino también disminuir el riesgo de enfermedades graves.

Debemos evitar consumir alimentos con gluten, leche, aceites (excepto el de oliva), golosinas y alimentos ultraprocesados, que muchas veces tienen edulcorantes artificiales.

Lo último:

  • Hacé ejercicio moderado de manera habitual
  • Descansá
  • Evitá el estrés
  • Aspirá a relaciones saludables
  • No fumes
  • No consumas drogas
  • No tomes alcohol
  • Controlá tu peso

 A diferencia de la aguda, la inflamación crónica puede permanecer “oculta” durante mucho tiempo, y presentarse cuando la situación se ha agravado  LA NACION

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