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“Fuimos muy felices los tres”: el capocómico que amó a dos mujeres al mismo tiempo, sin ocultarse, durante 22 años

José Carlos Marrone estaba destinado a ser cómico. Nacido en el barrio porteño de Palermo en 1915, ingresó en su adolescencia en el mundo del espectáculo como asistente de un ventrílocuo. Un día, en una de las funciones, el artista se descompuso, o tuvo un problema con su muñeco, y entonces se produjo un vacío en el escenario que aprovechó el joven José para subir a contar una rutina de chistes. El público presente se descostilló de la risa.

Eso ocurrió en 1933 y fue el comienzo de una carrera en la comicidad que empezó bien de abajo, con presentaciones en bares y piringundines del bajo porteño. Y se desarrolló con enorme éxito cuando, a mediados de los 40, “Pepitito” se convirtió en uno de los capocómicos más populares del teatro de revistas porteño.

De ahí, el humorista del chiste picante, las salidas ingeniosas y su mítica expresión “Cheeeee” para rematar sus chanzas saltó a la pantalla grande. Y finalmente, a la televisión, primero con Los trabajos de Marrone y El circo de Marrone, donde aprendió también a ser un payaso adorado por los más chicos.

Por todo eso es que, cuando un 27 de junio de 1990, hace exactamente 35 años, un paro cardíaco acabó con la vida del querido cómico a la edad de 74 años, el dolor golpeó con fuerza a todo su público, que lo quería y lo respetaba.

José Marrone haciendo "Cheeee", la muletilla que lo hizo famoso.

Marrone y sus dos mujeres

“Soy muy feliz. La gente me quiere, no tengo problemas, me siento rico porque me conformo con lo que tengo”, había dicho este personaje porteño en una entrevista al reflexionar sobre su presente.

Y buena parte de la felicidad que agradecía el popular artista se la habían dado las dos parejas que fueron los grandes amores de su vida: Rosa “la Gorda” Gillidoro y Juanita Martínez. Con la particularidad de que, durante 22 años, estas dos mujeres fueron, al mismo tiempo, esposa y amante respectivamente del gran humorista.

Así es, Marrone repartía sus horas entre las dos señoras, que sabían de la existencia de la otra, pero entendían que la situación era así: el hombre las amaba a ambas, tanto como cada una de ellas lo amaba a él.

José Marrone ganó el corazón de los niños con El circo de Marrone, un ciclo que estuvo 10 años en canal 13

“Salí de acá, ridículo”, le dijo Rosa Gillidoro a un joven José Marrone, cuando este la sacó a bailar en una fiesta, allá por la década del 30. La relación no empezó bien. Para ella, actriz y bailarina, él era muy chiquito. “Pero mi viejo era terco como una mula, insistió tanto que terminó saliendo con ella”, contó en una entrevista a LA NACION del año 2024, Rosa Teresa Marrone, conocida como Coqui, la única hija del comediante, fruto de su relación con Rosa.

Coqui Marrone junto a su madre, Rosa Gillidoro, la primera esposa de José

“Mi mamá tenía mucho carácter”

Según cuenta Coqui, su madre había sido novia de Pedro Quartucci, un actor de la época y Marrone, amigo de este personaje y enamorado perdidamente de Rosa, le pedía siempre que se la presentara. “Pero cómo te voy a presentar a una exnovia”, le decía, azorado, el intérprete. Finalmente, el joven, que apenas estaba haciendo sus primeras armas en la comicidad, actuó por las suyas y se las arregló para conquistar a esta mujer, que era 15 años más grande que él.

“Mi mamá bailaba tango con El Cachafaz, tenía mucho carácter -la describe su hija-. Una vez, en una feria, le dio un cachetazo a una señora que había dicho algo sobre mi papá. Era brava y grandota, como Moria Casán. Yo soy chiquita como los Marrone”.

Rosa

Marrone y Rosa se casaron en 1937. Trabajaron juntos en un dúo que crearon, “Rulito y la Gorda”, en escenarios no muy rutilantes. Los primeros tiempos fueron duros. “Cuando eran pobres y vivían en pensiones, mi papá dormía en un colchón en el piso y mi mamá en la cama; lo que sucede es que él se movía mucho y tenía miedo de hacerle daño, patearla o tirarla”, cuenta Coqui, que llegó al mundo en marzo de 1954.

José Marrone siguió trajinando los escenarios con su mujer, pero también con otro grupo llamado Los caballeros de La Quema y en solitario. Convencido de que, como solía decir “el humor es uno solo: el que hace reír”, el gran artista comenzó a codearse con la fama. En especial cuando a finales de los 40 se convirtió en uno de las figuras centrales de la revista porteña, luciéndose en tiempos en que brillaban estrellas como Gloria Guzmán, Pepe Arias, Adolfo Stray, Nélida Roca y Dringue Farías.

“Con ese ordinario, no”

El año 1950 sería de suma trascendencia para Marrone. Mientras que su personaje Fatiga en la película La barra de la esquina dejaba para la posteridad la frase “Trabajás, te cansás, ¿qué ganás?“, el actor conocería sobre el escenario a una mujer que lo deslumbraría: Juanita Martínez.

Juanita Martínez en una foto de Estudio Luisita

Actriz, bailarina y vedette de cuerpo escultural y una sonrisa encantadora, Juanita conoció a quien sería el gran amor de su vida mientras hacía chistes en el intermedio de una de las obras en las que ella actuaba en el teatro Comedia.

La paradoja es que, cuando el director de la pieza le propuso a la vedette compartir un sketch con él, ella respondió, casi ofendida: “No, con ese ordinario no, es una persona muy bruta”.

Sin embargo, al final compartieron una escena y todo cambió para ella. El gran payaso sin pintar, como también lo llamaban, la encandiló con su presencia y, sobre todo, con su humor. “Nunca más pude parar de reírme con él”, diría años más tarde la mujer que ya no se separaría más de este prócer del humor.

Juanita Martínez, Pipo Mancera y José Marrone.

Además de formar una dupla cuya comicidad arrasaba en los borderaux con el típico humor de la época -él señalaba la cola de ella y decía: “¡Habla!… ¡les juro que habla!”-, la pareja de Marrone y Martínez comenzó una historia de amor inolvidable. Y él se convirtió de la noche a la mañana y sin demasiado escándalo, en un prolijo bígamo.

“Estoy en lo de Juanita”

“Al principio, mi mamá se enojó, pero después se calmó”, contó la hija de Marrone sobre la actitud de su madre al enterarse del romance de su marido con la bailarina. “Mi mamá jamás le reprochó que tuviera otra, solo le pedía que no saliera en las revistas con Juanita», añadía Coqui.

La foto de José Marrone está en un rincón preferencial del bar que el cómico solía frecuentar cuando vivía en zona norte

En una entrevista de 2000 en la revista Claro, la misma Juanita daba idéntica versión acerca de la actitud de la esposa del capocómico para con ella: “La Gorda siempre supo de mi existencia y nunca me molestó. Y eso que tenía mi teléfono. Marrone, cuando salía le decía ‘Estoy en lo de Juanita, cualquier cosa, llamá’”.

Por su parte, el cómico que también dejó registrada la expresión “¡Mamita querida!”, explicaba en un reportaje la pasmosa rutina de su aceptada doble vida: “A las cuatro de la mañana me iba a mi casa hasta las cuatro de la tarde. Yo le dedicaba doce horas a Juanita y doce horas a mi casa. Veintidós años hice esa vida”.

José Marrone y Juanita Martínez.

La hija del cómico cuenta en su entrevista en este medio que, si bien ella tuvo siempre un padre presente, había algo que hacía Marrone para “emparejar” ambas relaciones amorosas: “Cuando mi papá le compraba un lavarropas a mi mamá, compraba otro igual para Juanita. Así hacía con todo, no había privilegios para una por sobre la otra. Cuando compró el piso de la calle 11 de Septiembre para que fuéramos a vivir nosotros, adquirió otro, a pocas cuadras, sobre Teodoro García, para Juanita”.

El cruce en un semáforo

Otra de las curiosas anécdotas que recuerda Coqui sobre la historia de Rosa y Juanita es que una vez se cruzaron en el semáforo en la esquina de La Pampa y Cabildo, en Belgrano. Entonces, la mamá de Coqui saludó a la amante de su marido y esta le respondió, temerosa. “Juanita se asustó. Tenía miedo de que mi mamá le pegara”, contó la hija del capocómico.

José Marrone hizo una parodia de Titanes en el ring con luchadores singulares, en una puesta que hizo enojar al mismísimo Martín Karadgián

Pero nada de eso pasó. Antes bien, hablaron y se pusieron de acuerdo en una observación: que para ese entonces “Pepe” estaba “muy nervioso”. La hija de Rosa recuerda que, entonces, le dijo a su madre: “Lo único que hace falta es que vayan a tomar un café juntas”, y ‘la Gorda’ respondió: “Casi”.

Rosa Gillidoro falleció en 1972, luego de pasar varios años enferma. “Mis papás llegaron a viajar a los Estados Unidos y hasta consultaron con un médico suizo, pero hubo un momento en donde ya no se podía hacer más nada”, cuenta Coqui, que añade: “Mi mamá era tan querida que, cuando murió, se cortó la calle Córdoba debido a los carros llenos de flores y a la cantidad de gente que fue al velatorio”.

Juanita Martínez conoció a José Marrone en 1950 en una obra de teatro

Juanita seguía la enfermedad de la esposa de Marrone y alguna vez contó que había recibido un llamado de Rosa. “Cuando ella estaba a punto de entrar en la tercera operación me llamó y me dijo que quería conocerme porque de esa no salía. Y yo le dije que no, para qué -explicó Juana Martínez-. Y ella nunca salió del quirófano. Cuando se murió la lloré, porque yo había aprendido a quererla. Ahí me hice cargo de la hija que tuvieron con Marrone”.

Un nuevo casamiento

El artista sufrió mucho con la muerte de su mujer. Coqui, que entonces tenía 18 años, contó que su papá visitaba a su madre en el cementerio y golpeaba en el nicho, lloraba y la llamaba: “Gordita, acá estoy, te traje flores”, le decía. “Tenía una llaga en su corazón que no podía cerrar”, contaba su hija.

José Marrone y Juanita Martínez se casaron en 1972

Pero por otra parte, el corazón dividido del actor también tuvo tiempo de pensar en Juanita. A la semana de la muerte de Rosa, ambos se dirigieron al Registro Civil para casarse. Pero la ley estipulaba que había que dejar pasar unos meses entre la viudez y las nuevas nupcias. Y así, Juanita y Pepitito finalmente unieron formalmente sus vidas el 12 de mayo de 1972.

Una imagen de la boda de José Marrone y Juanita Martínez, en 1972

Lejos de enojarse con esta formalidad, Coqui, que entonces tenía 18 años, se fue a vivir con su papá y su flamante esposa, con la que se llevaba muy bien, y estuvo con ellos hasta que se casó, unos seis años más tarde.

“Fuimos muy felices durante 22 años la primera esposa, José Marrone y yo. Y los 18 años posteriores, cuando ella murió, nos casamos inmediatamente y también vivimos algo maravilloso”, contaba tiempo después Juanita Martínez, ya viuda de Pepitito, con el que, en total, compartió unos 40 años de amor.

José Marrone vota en 1986 en la localidad de San Isidro, donde vivía con Juanita Martínez

“Qué lástima, me muero”

Juanita es el remanso de paz que necesito”, comentó por su parte el cómico al responder sobre la importancia de su segundo casamiento. “Ella vive para mí y yo vivo para ella”, diría Marrone en una entrevista televisiva unos años más tarde.

La pareja se mudó de Belgrano, donde vivían, a las Lomas de San Isidro. El 27 de junio de 1990 él tuvo una descompensación que acabó con su vida. “Qué lástima, me muero”, asegura Juanita que le dijo su “Coco”, así lo llamaba ella, cuando sintió la llegada de la muerte. Finalmente, el cómico falleció a las 3.30 de la mañana de ese día en un sanatorio próximo a su casa.

José Marrone, el último grande de la noche porteña

Pero lejos estuvo la inesperada muerte del gran cómico de terminar con el amor que Juanita le tenía. Ella jamás dejó de amarlo. A veces trataba de explicarse la partida de su esposo con una romántica imagen: “Marrone no murió, se lo llevaron. Dios, la Virgen, no lo sé. Él no me hubiera dejado nunca”.

“Contra el amor no hay muerte que valga”

Ella conservaba las cenizas de su amado en una urna colocada en una habitación que era una especie de museo de los recuerdos de Pepitito. A veces, se acercaba a los restos de su Coco y le hablaba, o le pedía consejos sobre las decisiones que debía tomar en su vida.

José Marrone en Rebelde con causa

Juanita no tenía pudor al contar que, cada vez que ponía la mesa, le ponía un plato y una copa a él, o que todavía seguía jugando cada semana en la lotería el número preferido del artista, el 21.110. “No es que esté loca, es el amor, el pleno, ese que se siente una vez en la vida. Y contra eso no hay muerte que valga”, explicaba la mujer que no estaba loca, pero que sí amaba con locura.

“¡Ni loca!“, contestaba la bailarina de amplia sonrisa cuando alguien le preguntaba si había pensado en rehacer su vida. Y añadía: ”Si baja José, me agarra y me mata».

Juanita Martínez se quitó la vida de un tiro; la encontraron con un arma en la mano y una foto de José Marrone en la otra

“Él me estará esperando”

A los 76 años, víctima de un cáncer de pulmón que no le daba muchas chances de supervivencia, Juanita Martínez tomó una drástica decisión.

La mañana del 12 de mayo de 2001 desayunó junto a la señora que trabajaba en su casa y luego se encerró en su habitación. El estampido de un tiro rompió la tranquilidad de esa mañana en la casa de San Isidro.

José Marrone y Juanita Martínez amaban a los animales y tenían varias mascotas en su casa

Cuando la mujer que la acompañaba en la casa ingresó en el cuarto encontró a Juanita sin vida. Se había pegado un tiro en la cabeza. En una mano tenía un revólver calibre 32. En la otra, una foto de José Marrone.

Poco tiempo antes, la segunda esposa del célebre humorista había augurado: “A dónde esté, el Coco me estará esperando”.

José Carlos Marrone estaba destinado a ser cómico. Nacido en el barrio porteño de Palermo en 1915, ingresó en su adolescencia en el mundo del espectáculo como asistente de un ventrílocuo. Un día, en una de las funciones, el artista se descompuso, o tuvo un problema con su muñeco, y entonces se produjo un vacío en el escenario que aprovechó el joven José para subir a contar una rutina de chistes. El público presente se descostilló de la risa.

Eso ocurrió en 1933 y fue el comienzo de una carrera en la comicidad que empezó bien de abajo, con presentaciones en bares y piringundines del bajo porteño. Y se desarrolló con enorme éxito cuando, a mediados de los 40, “Pepitito” se convirtió en uno de los capocómicos más populares del teatro de revistas porteño.

De ahí, el humorista del chiste picante, las salidas ingeniosas y su mítica expresión “Cheeeee” para rematar sus chanzas saltó a la pantalla grande. Y finalmente, a la televisión, primero con Los trabajos de Marrone y El circo de Marrone, donde aprendió también a ser un payaso adorado por los más chicos.

Por todo eso es que, cuando un 27 de junio de 1990, hace exactamente 35 años, un paro cardíaco acabó con la vida del querido cómico a la edad de 74 años, el dolor golpeó con fuerza a todo su público, que lo quería y lo respetaba.

José Marrone haciendo "Cheeee", la muletilla que lo hizo famoso.

Marrone y sus dos mujeres

“Soy muy feliz. La gente me quiere, no tengo problemas, me siento rico porque me conformo con lo que tengo”, había dicho este personaje porteño en una entrevista al reflexionar sobre su presente.

Y buena parte de la felicidad que agradecía el popular artista se la habían dado las dos parejas que fueron los grandes amores de su vida: Rosa “la Gorda” Gillidoro y Juanita Martínez. Con la particularidad de que, durante 22 años, estas dos mujeres fueron, al mismo tiempo, esposa y amante respectivamente del gran humorista.

Así es, Marrone repartía sus horas entre las dos señoras, que sabían de la existencia de la otra, pero entendían que la situación era así: el hombre las amaba a ambas, tanto como cada una de ellas lo amaba a él.

José Marrone ganó el corazón de los niños con El circo de Marrone, un ciclo que estuvo 10 años en canal 13

“Salí de acá, ridículo”, le dijo Rosa Gillidoro a un joven José Marrone, cuando este la sacó a bailar en una fiesta, allá por la década del 30. La relación no empezó bien. Para ella, actriz y bailarina, él era muy chiquito. “Pero mi viejo era terco como una mula, insistió tanto que terminó saliendo con ella”, contó en una entrevista a LA NACION del año 2024, Rosa Teresa Marrone, conocida como Coqui, la única hija del comediante, fruto de su relación con Rosa.

Coqui Marrone junto a su madre, Rosa Gillidoro, la primera esposa de José

“Mi mamá tenía mucho carácter”

Según cuenta Coqui, su madre había sido novia de Pedro Quartucci, un actor de la época y Marrone, amigo de este personaje y enamorado perdidamente de Rosa, le pedía siempre que se la presentara. “Pero cómo te voy a presentar a una exnovia”, le decía, azorado, el intérprete. Finalmente, el joven, que apenas estaba haciendo sus primeras armas en la comicidad, actuó por las suyas y se las arregló para conquistar a esta mujer, que era 15 años más grande que él.

“Mi mamá bailaba tango con El Cachafaz, tenía mucho carácter -la describe su hija-. Una vez, en una feria, le dio un cachetazo a una señora que había dicho algo sobre mi papá. Era brava y grandota, como Moria Casán. Yo soy chiquita como los Marrone”.

Rosa

Marrone y Rosa se casaron en 1937. Trabajaron juntos en un dúo que crearon, “Rulito y la Gorda”, en escenarios no muy rutilantes. Los primeros tiempos fueron duros. “Cuando eran pobres y vivían en pensiones, mi papá dormía en un colchón en el piso y mi mamá en la cama; lo que sucede es que él se movía mucho y tenía miedo de hacerle daño, patearla o tirarla”, cuenta Coqui, que llegó al mundo en marzo de 1954.

José Marrone siguió trajinando los escenarios con su mujer, pero también con otro grupo llamado Los caballeros de La Quema y en solitario. Convencido de que, como solía decir “el humor es uno solo: el que hace reír”, el gran artista comenzó a codearse con la fama. En especial cuando a finales de los 40 se convirtió en uno de las figuras centrales de la revista porteña, luciéndose en tiempos en que brillaban estrellas como Gloria Guzmán, Pepe Arias, Adolfo Stray, Nélida Roca y Dringue Farías.

“Con ese ordinario, no”

El año 1950 sería de suma trascendencia para Marrone. Mientras que su personaje Fatiga en la película La barra de la esquina dejaba para la posteridad la frase “Trabajás, te cansás, ¿qué ganás?“, el actor conocería sobre el escenario a una mujer que lo deslumbraría: Juanita Martínez.

Juanita Martínez en una foto de Estudio Luisita

Actriz, bailarina y vedette de cuerpo escultural y una sonrisa encantadora, Juanita conoció a quien sería el gran amor de su vida mientras hacía chistes en el intermedio de una de las obras en las que ella actuaba en el teatro Comedia.

La paradoja es que, cuando el director de la pieza le propuso a la vedette compartir un sketch con él, ella respondió, casi ofendida: “No, con ese ordinario no, es una persona muy bruta”.

Sin embargo, al final compartieron una escena y todo cambió para ella. El gran payaso sin pintar, como también lo llamaban, la encandiló con su presencia y, sobre todo, con su humor. “Nunca más pude parar de reírme con él”, diría años más tarde la mujer que ya no se separaría más de este prócer del humor.

Juanita Martínez, Pipo Mancera y José Marrone.

Además de formar una dupla cuya comicidad arrasaba en los borderaux con el típico humor de la época -él señalaba la cola de ella y decía: “¡Habla!… ¡les juro que habla!”-, la pareja de Marrone y Martínez comenzó una historia de amor inolvidable. Y él se convirtió de la noche a la mañana y sin demasiado escándalo, en un prolijo bígamo.

“Estoy en lo de Juanita”

“Al principio, mi mamá se enojó, pero después se calmó”, contó la hija de Marrone sobre la actitud de su madre al enterarse del romance de su marido con la bailarina. “Mi mamá jamás le reprochó que tuviera otra, solo le pedía que no saliera en las revistas con Juanita», añadía Coqui.

La foto de José Marrone está en un rincón preferencial del bar que el cómico solía frecuentar cuando vivía en zona norte

En una entrevista de 2000 en la revista Claro, la misma Juanita daba idéntica versión acerca de la actitud de la esposa del capocómico para con ella: “La Gorda siempre supo de mi existencia y nunca me molestó. Y eso que tenía mi teléfono. Marrone, cuando salía le decía ‘Estoy en lo de Juanita, cualquier cosa, llamá’”.

Por su parte, el cómico que también dejó registrada la expresión “¡Mamita querida!”, explicaba en un reportaje la pasmosa rutina de su aceptada doble vida: “A las cuatro de la mañana me iba a mi casa hasta las cuatro de la tarde. Yo le dedicaba doce horas a Juanita y doce horas a mi casa. Veintidós años hice esa vida”.

José Marrone y Juanita Martínez.

La hija del cómico cuenta en su entrevista en este medio que, si bien ella tuvo siempre un padre presente, había algo que hacía Marrone para “emparejar” ambas relaciones amorosas: “Cuando mi papá le compraba un lavarropas a mi mamá, compraba otro igual para Juanita. Así hacía con todo, no había privilegios para una por sobre la otra. Cuando compró el piso de la calle 11 de Septiembre para que fuéramos a vivir nosotros, adquirió otro, a pocas cuadras, sobre Teodoro García, para Juanita”.

El cruce en un semáforo

Otra de las curiosas anécdotas que recuerda Coqui sobre la historia de Rosa y Juanita es que una vez se cruzaron en el semáforo en la esquina de La Pampa y Cabildo, en Belgrano. Entonces, la mamá de Coqui saludó a la amante de su marido y esta le respondió, temerosa. “Juanita se asustó. Tenía miedo de que mi mamá le pegara”, contó la hija del capocómico.

José Marrone hizo una parodia de Titanes en el ring con luchadores singulares, en una puesta que hizo enojar al mismísimo Martín Karadgián

Pero nada de eso pasó. Antes bien, hablaron y se pusieron de acuerdo en una observación: que para ese entonces “Pepe” estaba “muy nervioso”. La hija de Rosa recuerda que, entonces, le dijo a su madre: “Lo único que hace falta es que vayan a tomar un café juntas”, y ‘la Gorda’ respondió: “Casi”.

Rosa Gillidoro falleció en 1972, luego de pasar varios años enferma. “Mis papás llegaron a viajar a los Estados Unidos y hasta consultaron con un médico suizo, pero hubo un momento en donde ya no se podía hacer más nada”, cuenta Coqui, que añade: “Mi mamá era tan querida que, cuando murió, se cortó la calle Córdoba debido a los carros llenos de flores y a la cantidad de gente que fue al velatorio”.

Juanita Martínez conoció a José Marrone en 1950 en una obra de teatro

Juanita seguía la enfermedad de la esposa de Marrone y alguna vez contó que había recibido un llamado de Rosa. “Cuando ella estaba a punto de entrar en la tercera operación me llamó y me dijo que quería conocerme porque de esa no salía. Y yo le dije que no, para qué -explicó Juana Martínez-. Y ella nunca salió del quirófano. Cuando se murió la lloré, porque yo había aprendido a quererla. Ahí me hice cargo de la hija que tuvieron con Marrone”.

Un nuevo casamiento

El artista sufrió mucho con la muerte de su mujer. Coqui, que entonces tenía 18 años, contó que su papá visitaba a su madre en el cementerio y golpeaba en el nicho, lloraba y la llamaba: “Gordita, acá estoy, te traje flores”, le decía. “Tenía una llaga en su corazón que no podía cerrar”, contaba su hija.

José Marrone y Juanita Martínez se casaron en 1972

Pero por otra parte, el corazón dividido del actor también tuvo tiempo de pensar en Juanita. A la semana de la muerte de Rosa, ambos se dirigieron al Registro Civil para casarse. Pero la ley estipulaba que había que dejar pasar unos meses entre la viudez y las nuevas nupcias. Y así, Juanita y Pepitito finalmente unieron formalmente sus vidas el 12 de mayo de 1972.

Una imagen de la boda de José Marrone y Juanita Martínez, en 1972

Lejos de enojarse con esta formalidad, Coqui, que entonces tenía 18 años, se fue a vivir con su papá y su flamante esposa, con la que se llevaba muy bien, y estuvo con ellos hasta que se casó, unos seis años más tarde.

“Fuimos muy felices durante 22 años la primera esposa, José Marrone y yo. Y los 18 años posteriores, cuando ella murió, nos casamos inmediatamente y también vivimos algo maravilloso”, contaba tiempo después Juanita Martínez, ya viuda de Pepitito, con el que, en total, compartió unos 40 años de amor.

José Marrone vota en 1986 en la localidad de San Isidro, donde vivía con Juanita Martínez

“Qué lástima, me muero”

Juanita es el remanso de paz que necesito”, comentó por su parte el cómico al responder sobre la importancia de su segundo casamiento. “Ella vive para mí y yo vivo para ella”, diría Marrone en una entrevista televisiva unos años más tarde.

La pareja se mudó de Belgrano, donde vivían, a las Lomas de San Isidro. El 27 de junio de 1990 él tuvo una descompensación que acabó con su vida. “Qué lástima, me muero”, asegura Juanita que le dijo su “Coco”, así lo llamaba ella, cuando sintió la llegada de la muerte. Finalmente, el cómico falleció a las 3.30 de la mañana de ese día en un sanatorio próximo a su casa.

José Marrone, el último grande de la noche porteña

Pero lejos estuvo la inesperada muerte del gran cómico de terminar con el amor que Juanita le tenía. Ella jamás dejó de amarlo. A veces trataba de explicarse la partida de su esposo con una romántica imagen: “Marrone no murió, se lo llevaron. Dios, la Virgen, no lo sé. Él no me hubiera dejado nunca”.

“Contra el amor no hay muerte que valga”

Ella conservaba las cenizas de su amado en una urna colocada en una habitación que era una especie de museo de los recuerdos de Pepitito. A veces, se acercaba a los restos de su Coco y le hablaba, o le pedía consejos sobre las decisiones que debía tomar en su vida.

José Marrone en Rebelde con causa

Juanita no tenía pudor al contar que, cada vez que ponía la mesa, le ponía un plato y una copa a él, o que todavía seguía jugando cada semana en la lotería el número preferido del artista, el 21.110. “No es que esté loca, es el amor, el pleno, ese que se siente una vez en la vida. Y contra eso no hay muerte que valga”, explicaba la mujer que no estaba loca, pero que sí amaba con locura.

“¡Ni loca!“, contestaba la bailarina de amplia sonrisa cuando alguien le preguntaba si había pensado en rehacer su vida. Y añadía: ”Si baja José, me agarra y me mata».

Juanita Martínez se quitó la vida de un tiro; la encontraron con un arma en la mano y una foto de José Marrone en la otra

“Él me estará esperando”

A los 76 años, víctima de un cáncer de pulmón que no le daba muchas chances de supervivencia, Juanita Martínez tomó una drástica decisión.

La mañana del 12 de mayo de 2001 desayunó junto a la señora que trabajaba en su casa y luego se encerró en su habitación. El estampido de un tiro rompió la tranquilidad de esa mañana en la casa de San Isidro.

José Marrone y Juanita Martínez amaban a los animales y tenían varias mascotas en su casa

Cuando la mujer que la acompañaba en la casa ingresó en el cuarto encontró a Juanita sin vida. Se había pegado un tiro en la cabeza. En una mano tenía un revólver calibre 32. En la otra, una foto de José Marrone.

Poco tiempo antes, la segunda esposa del célebre humorista había augurado: “A dónde esté, el Coco me estará esperando”.

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