Entre Ríos: llegó herida y asustada, y hoy su liberación revaloriza a una especie injustamente asociada a una nefasta leyenda

Chamarrita, una magnífica ejemplar de aguara guazú, el animal cuya leyenda alimentó las distintas mitologías de tobas, guaraníes y criollos, fue liberada hoy en la reserva El Potrero, comenzando con un programa de reintroducción de esa especie en la provincia de Entre Ríos, donde han prácticamente desaparecido.
Es que el “zorro grande”, “Kalak”, el “perro alto”, el “lobo de crin”, para enumerar solo algunas de las formas en las que se lo nombra, perdió progresivamente su territorio a medida que los cultivos reemplazaron nuestros humedales y pastizales, el territorio natural de esta especie, entre muchas otras.
Este misterioso animal, el cánido más grande de América y el “padre de los perros”, es tímido, pero amigable, aunque solitario. En la cultura criolla fue –y es todavía– asociado con la leyenda del lobizón, una criatura del folklore argentino: el séptimo hijo varón que se transforma en un ser mitad humano, mitad bestia, durante las noches de luna llena, en las que es visto alrededor de las casas.
El Potrero, a pocos kilómetros de Gualeguaychú, cuenta con 18.000 hectáreas de naturaleza en estado puro. Su historia es la de una familia cerrando filas ante el anhelo de un mundo mejor. “Queremos contribuir a formar personas empáticas, que amen y respeten la vida en todas sus formas, que comprendan que nuestras decisiones y acciones importan y que, si las sumamos, pueden cambiar el mundo”, dice Azul García Uriburu, su propietaria junto a Marcos Pereda y sus hijos.
Hoy, junto al área de Fauna de la gobernación de Entre Ríos, la Fundación Temaikén, la Fundación Rewilding Argentina y la Granja La Esmeralda, se concretó la liberación de Chamarrita, con un collar en su cuello, a través del cual podrán seguir sus pasos e interceder si ella lo necesitara.
La historia de Chamarrita que conocemos empieza el 28 de octubre de 2023 por la mañana, en el barrio Los Gobernadores de la ciudad de Paraná. Asustado, aturdido, aparentemente herido, un ejemplar de aguará guazú intentaba protegerse de los perros que lo acorralaban. Sin demorarse, los vecinos dieron aviso a la Dirección de Prevención de Delitos Rurales (Brigada Paraná), quienes acudieron de inmediato, realizando el rescate e informando que probablemente el animal tenía una fractura.
Se comunicaron con la Granja La Esmeralda, en Santa Fe, a pocos kilómetros de la capital provincial, a cargo del reconocido veterinario Antonio Sciabarrasi, experto en animales silvestres y que ya lleva recuperados muchos ejemplares de aguara guazú. Sin esperar, la trasladaron hacia allí con el consentimiento del profesional.
A las 16 de ese mismo día, Chamarrita, como la bautizaron, ya estaba siendo atendida por el veterinario y una de sus manos fue enyesada. Se le hicieron todo tipo de análisis y quedó internada. “Siempre fueron muy bajos los avistajes de aguará en Entre Ríos y la relación con el humano siempre fue nefasta. Que vuelva a hablarse del aguara guazú en Entre Ríos es sumamente positivo, porque lo que les juega en contra es el desconocimiento. Todo lo malo que se diga de ellos no es cierto. Que se revalorice a este aliado ecosistémico es fundamental. Un aguará habla de que el ambiente en el que vive está en condiciones, porque de lo contrario el animal no resistiría”, explica Sciabarrasi, a quien Chamarrita debe su nombre.
Lista para ser reinsertada
“A fin de noviembre, Antonio nos llamó para avisarnos que la aguará de aproximadamente un año ya estaba lista para volver a la provincia de Entre Ríos; a la reserva El Potrero, adonde se la recibiría y acompañaría con el sueño de poder liberarla una vez estuviera completamente sana”, recuerda Daniel Ávalos, nacido en El Potrero y a cargo de todo el área de animales.
EL 12 de diciembre de aquel año, Chamarrita llego a El Potrero. “Fue una experiencia nueva, poder estar cerca y entender el comportamiento de un animal mítico. Las historias aquí en El Potrero siempre estuvieron. Mi viejo, tractorista y molinero de este lugar, me contaba que ellos los veían cada tanto. Estudiarla, ver como camina, conocerla así, me gustó mucho; y especialmente poder dejar la leyenda atrás”, agrega Ávalos.
“Cuando llegó, todavía tenía la mano hinchada y tenía que seguir con los cuidados. Como se trata de un animal salvaje era pura observación la recuperación. Cuando empezó a escarbar, nos dimos cuenta de que la mano había dejado de dolerle”, explica. Y suma: “Su liberación me genera esperanza. Vos tenés leyendas que te dicen que camina kilómetros y kilómetros, y ahora vamos a poder ver qué hace y poder develar ese gran misterio con el collar satelital. Poder entenderlos más me genera mucha alegría”.
“Hoy a las 14 se abrió la puerta de las dos hectáreas y media recintadas en las que desde hace unos meses habita Chamarrita, ya recuperada de su fractura y fortalecida, en lo que llamamos presuelta. Después de meses de estar en un espacio pequeño para ella y poder ayudarla, la pasamos a este espacio adonde se alimenta por su cuenta. Ella está escondida, así que no la vimos, pero ante la presencia de guardaparques, Fauna y todos los participantes en este trabajo, que fueron muchos, abrimos la puerta y firmamos el convenio con la Provincia, comprometiéndonos ambos a su reintroducción y cuidado. El lugar quedó abierto para que ella tranquilamente pueda inspeccionar, salir y entrar, e ir animándose de a poco nuevamente a la libertad en la que vivía antes de ser rescatada”, describe Azul García Uriburu, alma mater de El Potrero.
“Quedan las cámaras trampa para que podamos mirarla sin molestarla y saber qué necesita y monitorearla, para conocer más acerca de ellos y de lo que debemos hacer”, detalla la mujer. “A nosotros nos importa cada individuo que podemos salvar y reinsertar. La vida tiene que ser entrelazada, entre animales, naturaleza, humanos. La primer reserva que tenemos es nuestro espíritu y él esta totalmente ligado a los animales. Porque somos animales, no podemos separarnos de ellos. Tanta emoción nos da un animal –incluso uno de peluche desde chicos– y de golpe nos separamos. Tenemos que aprender a compartir nuestro espacio”, concluye.
Chamarrita, una magnífica ejemplar de aguara guazú, el animal cuya leyenda alimentó las distintas mitologías de tobas, guaraníes y criollos, fue liberada hoy en la reserva El Potrero, comenzando con un programa de reintroducción de esa especie en la provincia de Entre Ríos, donde han prácticamente desaparecido.
Es que el “zorro grande”, “Kalak”, el “perro alto”, el “lobo de crin”, para enumerar solo algunas de las formas en las que se lo nombra, perdió progresivamente su territorio a medida que los cultivos reemplazaron nuestros humedales y pastizales, el territorio natural de esta especie, entre muchas otras.
Este misterioso animal, el cánido más grande de América y el “padre de los perros”, es tímido, pero amigable, aunque solitario. En la cultura criolla fue –y es todavía– asociado con la leyenda del lobizón, una criatura del folklore argentino: el séptimo hijo varón que se transforma en un ser mitad humano, mitad bestia, durante las noches de luna llena, en las que es visto alrededor de las casas.
El Potrero, a pocos kilómetros de Gualeguaychú, cuenta con 18.000 hectáreas de naturaleza en estado puro. Su historia es la de una familia cerrando filas ante el anhelo de un mundo mejor. “Queremos contribuir a formar personas empáticas, que amen y respeten la vida en todas sus formas, que comprendan que nuestras decisiones y acciones importan y que, si las sumamos, pueden cambiar el mundo”, dice Azul García Uriburu, su propietaria junto a Marcos Pereda y sus hijos.
Hoy, junto al área de Fauna de la gobernación de Entre Ríos, la Fundación Temaikén, la Fundación Rewilding Argentina y la Granja La Esmeralda, se concretó la liberación de Chamarrita, con un collar en su cuello, a través del cual podrán seguir sus pasos e interceder si ella lo necesitara.
La historia de Chamarrita que conocemos empieza el 28 de octubre de 2023 por la mañana, en el barrio Los Gobernadores de la ciudad de Paraná. Asustado, aturdido, aparentemente herido, un ejemplar de aguará guazú intentaba protegerse de los perros que lo acorralaban. Sin demorarse, los vecinos dieron aviso a la Dirección de Prevención de Delitos Rurales (Brigada Paraná), quienes acudieron de inmediato, realizando el rescate e informando que probablemente el animal tenía una fractura.
Se comunicaron con la Granja La Esmeralda, en Santa Fe, a pocos kilómetros de la capital provincial, a cargo del reconocido veterinario Antonio Sciabarrasi, experto en animales silvestres y que ya lleva recuperados muchos ejemplares de aguara guazú. Sin esperar, la trasladaron hacia allí con el consentimiento del profesional.
A las 16 de ese mismo día, Chamarrita, como la bautizaron, ya estaba siendo atendida por el veterinario y una de sus manos fue enyesada. Se le hicieron todo tipo de análisis y quedó internada. “Siempre fueron muy bajos los avistajes de aguará en Entre Ríos y la relación con el humano siempre fue nefasta. Que vuelva a hablarse del aguara guazú en Entre Ríos es sumamente positivo, porque lo que les juega en contra es el desconocimiento. Todo lo malo que se diga de ellos no es cierto. Que se revalorice a este aliado ecosistémico es fundamental. Un aguará habla de que el ambiente en el que vive está en condiciones, porque de lo contrario el animal no resistiría”, explica Sciabarrasi, a quien Chamarrita debe su nombre.
Lista para ser reinsertada
“A fin de noviembre, Antonio nos llamó para avisarnos que la aguará de aproximadamente un año ya estaba lista para volver a la provincia de Entre Ríos; a la reserva El Potrero, adonde se la recibiría y acompañaría con el sueño de poder liberarla una vez estuviera completamente sana”, recuerda Daniel Ávalos, nacido en El Potrero y a cargo de todo el área de animales.
EL 12 de diciembre de aquel año, Chamarrita llego a El Potrero. “Fue una experiencia nueva, poder estar cerca y entender el comportamiento de un animal mítico. Las historias aquí en El Potrero siempre estuvieron. Mi viejo, tractorista y molinero de este lugar, me contaba que ellos los veían cada tanto. Estudiarla, ver como camina, conocerla así, me gustó mucho; y especialmente poder dejar la leyenda atrás”, agrega Ávalos.
“Cuando llegó, todavía tenía la mano hinchada y tenía que seguir con los cuidados. Como se trata de un animal salvaje era pura observación la recuperación. Cuando empezó a escarbar, nos dimos cuenta de que la mano había dejado de dolerle”, explica. Y suma: “Su liberación me genera esperanza. Vos tenés leyendas que te dicen que camina kilómetros y kilómetros, y ahora vamos a poder ver qué hace y poder develar ese gran misterio con el collar satelital. Poder entenderlos más me genera mucha alegría”.
“Hoy a las 14 se abrió la puerta de las dos hectáreas y media recintadas en las que desde hace unos meses habita Chamarrita, ya recuperada de su fractura y fortalecida, en lo que llamamos presuelta. Después de meses de estar en un espacio pequeño para ella y poder ayudarla, la pasamos a este espacio adonde se alimenta por su cuenta. Ella está escondida, así que no la vimos, pero ante la presencia de guardaparques, Fauna y todos los participantes en este trabajo, que fueron muchos, abrimos la puerta y firmamos el convenio con la Provincia, comprometiéndonos ambos a su reintroducción y cuidado. El lugar quedó abierto para que ella tranquilamente pueda inspeccionar, salir y entrar, e ir animándose de a poco nuevamente a la libertad en la que vivía antes de ser rescatada”, describe Azul García Uriburu, alma mater de El Potrero.
“Quedan las cámaras trampa para que podamos mirarla sin molestarla y saber qué necesita y monitorearla, para conocer más acerca de ellos y de lo que debemos hacer”, detalla la mujer. “A nosotros nos importa cada individuo que podemos salvar y reinsertar. La vida tiene que ser entrelazada, entre animales, naturaleza, humanos. La primer reserva que tenemos es nuestro espíritu y él esta totalmente ligado a los animales. Porque somos animales, no podemos separarnos de ellos. Tanta emoción nos da un animal –incluso uno de peluche desde chicos– y de golpe nos separamos. Tenemos que aprender a compartir nuestro espacio”, concluye.
La aguará guazú Chamarrita fue reinsertada en la reserva El Potrero, iniciando un programa de reintroducción en la provincia LA NACION