Eugenia de Gran Hermano: su vínculo con Devi, los celos de su marido y su nuevo trabajo como panelista

Eugenia Ruiz estuvo hasta el anteúltimo día en la casa de Gran Hermano, el reality de Telefe que llegará a su fin el jueves 26 con un programa especial, y a su salida le propusieron ser parte del panel de Gran Hermano generación dorada, que posiblemente salga al aire a partir de diciembre. En una charla con LA NACION, contó por qué ya sabía que se iba, arriesga un ganador para la noche de este martes, dice que peleaba para distraerse y no extrañar tanto a su hijo y revela que su marido no siente celos del vínculo que tuvo con Devi en la casa.
-¿Creías que podías ganar?
-Me di cuenta de que me iba por los videítos que nos mostró Santiago Del Moro y era demasiado el aguante que tenían los demás. Y ya no aguantaba un día más, tenía muchas ganas de ver a mi hijo (Felipe, de nueve años) y de abrazarlo y olerlo. Sabía que no iba a ganar porque los otros están desde diciembre y yo entré en febrero; tienen más fans. ¿Para qué un día más, entonces? Estoy feliz de haber llegado hasta acá, jamás me lo imaginé.
-¿Cómo viviste estos cuatro meses en la casa? Tuviste varios enfrentamientos.
-Por lo visto, soy bastante querida y no tan odiada. Tengo una personalidad fuerte y me he peleado con todos en la casa (risas). Creo que no hubo persona con la que no me haya peleado; soy efervescente en mis contestaciones, aunque algo bien debo haber hecho porque la gente me ha bancado. Viví una experiencia fabulosa en el reality.
-¿Te arrepentís de algo?
-La verdad que no me arrepiento de nada. Me he mostrado como soy y me la jugué porque no usé caretas. En cambio, algunos se muestran muy correctos pero en la vida no son así. No tengo que venderle nada a nadie; soy honesta.
-Estuviste a punto de irte varias veces, ¿qué te frenaba?
-He tenido varios momentos muy complicados y tenía un mecanismo que me sirvió para seguir: me bloqueaba y directamente no pensaba que tengo un hijo. Y por eso peleaba, para entretenerme. Cuando ya no daba más, iba al confesionario para decir que quería irme y me contenían de una manera extraordinaria. Los últimos diez días fueron muy difíciles, ya no aguantaba, necesitaba abrazar y oler a mi hijo. Por suerte, me contuvieron una vez más y decidí quedarme.
Reencuentros
-¿Cómo fue el reencuentro con Felipe?
-Hermoso. Nos abrazamos y lloramos los dos. Nos extrañamos mucho. Le pregunté por el colegio, me dijo que se saca 9 y 10, por los amigos. Me dijo que me veía en el programa, a veces, porque el padre tenía miedo de que me viera llorando o peleando. Y me dijo que está orgulloso. Mi miedo era darle vergüenza a mi hijo y a mis padres. Parece que no hice las cosas tan mal.
-¿Y que dice tu marido, Augusto?
-Que la rompí. Que está todo bien.
-¿A él lo extrañaste?
-No tanto como a mi hijo (risas). Extrañaba tanto a Felipe que él quedó en segundo plano. Lo extrañé, pero no con la desesperación con que se extraña a un hijo.
-Tuviste una relación cercana con Devi, ¿está celoso?
-Por suerte no es celoso en la vida real. Todavía no hemos hablado a solas, pero sé que está todo bien; si no, me hubiera hecho alguna carita cuando nos vimos. Yo no he hecho nada fuera de lugar y Devi es un amigo con quien compartía 24 horas. Tuvimos un vínculo fuerte, pero nada más.
-¿En la casa te preguntaste si tu vínculo con Devi podía molestarle?
-Sí, en algún momento lo pensé, pero enseguida entendí que sabe cómo soy y me conoce. El tema es lo que digan los otros y pueda molestarle. Sé que confía en mí y, además, hace veinte años que estamos juntos. Nos conocimos estudiando en Córdoba, yo medicina y él ingeniería.
-Contaste que sos médica pero no querés ejercer, ¿por qué?
-Hice guardias en el Hospital Fernández, auditorías médicas en Santiago del Estero y tengo un postgrado en medicina estética. Me gusta la medicina, pero mi problema es que sufro cuando veo a otras personas sufrir; es algo que no puedo manejar, me bloqueo y lloro. Y no da que un médico haga eso. Mi pasión siempre fue actuar y el panelismo. Ya tengo trabajo para el Gran Hermano Golden y estoy feliz.
-Sos cholula y chismosa, estás en tu salsa…
-Sí. Soy opinóloga (risas). Empecé en redes haciendo videítos que pegaron. Pero mi pasión en realidad es actuar. Hice varias obras de teatro independiente, estuve con un papel chiquito en El retiro, la película de Luis Brandoni y Nancy Dupláa, e hice algunos bolos en ficciones de Pol-ka.
-¿Entraste al reality para que te conocieran y poder trabajar en el medio?
-Exacto. Me pareció que Gran Hermano era una buena ventana, hice el video, lo subí a mis redes además de mandarlo, y fui quedando. Mi motor para entrar fue la visibilidad que te da. Todo esto es un sueño.
-Naciste en Santiago del Estero, estudiaste en Córdoba. ¿Por qué recalaste en Buenos Aires?
-Para estudiar teatro y actuar. Para sobrevivir hice guardias en el Fernández, cosa que sufrí bastante, pero me daban de comer. Yo me fui a Santiago cuando Augusto se fue a París, donde vivía su madre hasta el año pasado, a hacer un postgrado. Estuvimos separados ocho meses. Y ahí decidí mudarme a Buenos Aires para estudiar teatro, y él también.
-¿Quién gana el reality?
-Creo que Tato tiene mucha banca, pero preferiría que gane Ulises porque me parece divertido, ocurrente y también se jugó. El juego de Tato no me gusta porque no existe la gente tan correcta; no es real. Y Luz también tiene su banca, pero no elegiría su juego porque no me divierte; es linda y canta bien, es talentosa, pero no prendería la tele para verla.
Eugenia Ruiz estuvo hasta el anteúltimo día en la casa de Gran Hermano, el reality de Telefe que llegará a su fin el jueves 26 con un programa especial, y a su salida le propusieron ser parte del panel de Gran Hermano generación dorada, que posiblemente salga al aire a partir de diciembre. En una charla con LA NACION, contó por qué ya sabía que se iba, arriesga un ganador para la noche de este martes, dice que peleaba para distraerse y no extrañar tanto a su hijo y revela que su marido no siente celos del vínculo que tuvo con Devi en la casa.
-¿Creías que podías ganar?
-Me di cuenta de que me iba por los videítos que nos mostró Santiago Del Moro y era demasiado el aguante que tenían los demás. Y ya no aguantaba un día más, tenía muchas ganas de ver a mi hijo (Felipe, de nueve años) y de abrazarlo y olerlo. Sabía que no iba a ganar porque los otros están desde diciembre y yo entré en febrero; tienen más fans. ¿Para qué un día más, entonces? Estoy feliz de haber llegado hasta acá, jamás me lo imaginé.
-¿Cómo viviste estos cuatro meses en la casa? Tuviste varios enfrentamientos.
-Por lo visto, soy bastante querida y no tan odiada. Tengo una personalidad fuerte y me he peleado con todos en la casa (risas). Creo que no hubo persona con la que no me haya peleado; soy efervescente en mis contestaciones, aunque algo bien debo haber hecho porque la gente me ha bancado. Viví una experiencia fabulosa en el reality.
-¿Te arrepentís de algo?
-La verdad que no me arrepiento de nada. Me he mostrado como soy y me la jugué porque no usé caretas. En cambio, algunos se muestran muy correctos pero en la vida no son así. No tengo que venderle nada a nadie; soy honesta.
-Estuviste a punto de irte varias veces, ¿qué te frenaba?
-He tenido varios momentos muy complicados y tenía un mecanismo que me sirvió para seguir: me bloqueaba y directamente no pensaba que tengo un hijo. Y por eso peleaba, para entretenerme. Cuando ya no daba más, iba al confesionario para decir que quería irme y me contenían de una manera extraordinaria. Los últimos diez días fueron muy difíciles, ya no aguantaba, necesitaba abrazar y oler a mi hijo. Por suerte, me contuvieron una vez más y decidí quedarme.
Reencuentros
-¿Cómo fue el reencuentro con Felipe?
-Hermoso. Nos abrazamos y lloramos los dos. Nos extrañamos mucho. Le pregunté por el colegio, me dijo que se saca 9 y 10, por los amigos. Me dijo que me veía en el programa, a veces, porque el padre tenía miedo de que me viera llorando o peleando. Y me dijo que está orgulloso. Mi miedo era darle vergüenza a mi hijo y a mis padres. Parece que no hice las cosas tan mal.
-¿Y que dice tu marido, Augusto?
-Que la rompí. Que está todo bien.
-¿A él lo extrañaste?
-No tanto como a mi hijo (risas). Extrañaba tanto a Felipe que él quedó en segundo plano. Lo extrañé, pero no con la desesperación con que se extraña a un hijo.
-Tuviste una relación cercana con Devi, ¿está celoso?
-Por suerte no es celoso en la vida real. Todavía no hemos hablado a solas, pero sé que está todo bien; si no, me hubiera hecho alguna carita cuando nos vimos. Yo no he hecho nada fuera de lugar y Devi es un amigo con quien compartía 24 horas. Tuvimos un vínculo fuerte, pero nada más.
-¿En la casa te preguntaste si tu vínculo con Devi podía molestarle?
-Sí, en algún momento lo pensé, pero enseguida entendí que sabe cómo soy y me conoce. El tema es lo que digan los otros y pueda molestarle. Sé que confía en mí y, además, hace veinte años que estamos juntos. Nos conocimos estudiando en Córdoba, yo medicina y él ingeniería.
-Contaste que sos médica pero no querés ejercer, ¿por qué?
-Hice guardias en el Hospital Fernández, auditorías médicas en Santiago del Estero y tengo un postgrado en medicina estética. Me gusta la medicina, pero mi problema es que sufro cuando veo a otras personas sufrir; es algo que no puedo manejar, me bloqueo y lloro. Y no da que un médico haga eso. Mi pasión siempre fue actuar y el panelismo. Ya tengo trabajo para el Gran Hermano Golden y estoy feliz.
-Sos cholula y chismosa, estás en tu salsa…
-Sí. Soy opinóloga (risas). Empecé en redes haciendo videítos que pegaron. Pero mi pasión en realidad es actuar. Hice varias obras de teatro independiente, estuve con un papel chiquito en El retiro, la película de Luis Brandoni y Nancy Dupláa, e hice algunos bolos en ficciones de Pol-ka.
-¿Entraste al reality para que te conocieran y poder trabajar en el medio?
-Exacto. Me pareció que Gran Hermano era una buena ventana, hice el video, lo subí a mis redes además de mandarlo, y fui quedando. Mi motor para entrar fue la visibilidad que te da. Todo esto es un sueño.
-Naciste en Santiago del Estero, estudiaste en Córdoba. ¿Por qué recalaste en Buenos Aires?
-Para estudiar teatro y actuar. Para sobrevivir hice guardias en el Fernández, cosa que sufrí bastante, pero me daban de comer. Yo me fui a Santiago cuando Augusto se fue a París, donde vivía su madre hasta el año pasado, a hacer un postgrado. Estuvimos separados ocho meses. Y ahí decidí mudarme a Buenos Aires para estudiar teatro, y él también.
-¿Quién gana el reality?
-Creo que Tato tiene mucha banca, pero preferiría que gane Ulises porque me parece divertido, ocurrente y también se jugó. El juego de Tato no me gusta porque no existe la gente tan correcta; no es real. Y Luz también tiene su banca, pero no elegiría su juego porque no me divierte; es linda y canta bien, es talentosa, pero no prendería la tele para verla.
Es médica, hizo guardias en el Hospital Fernández pero hoy no ejerce por propia decisión; entró al reality para hacerse conocida y poder trabajar como actriz LA NACION