Michael Olise, el verdugo de Boca: fanático del ajedrez, con sueño de gloria en la selección de Francia

Michael Olise es un verdadero ciudadano del mundo. Su padre es nigeriano, su madre es argelina, pero él nació en el Gran Londres, en la afuera de la capital inglesa. Con el tiempo, adoptó la ciudadanía francesa -legado de su mamá-, y hoy la realidad lo sitúa en Múnich, adonde llegó hace casi un año como fichaje estrella del poderoso Bayern. Poco más de 50 partidos después con la camiseta bávara, se convirtió en la noche del sábado, en el Hard Rock Stadium de Miami, en el verdugo de un Boca que se ilusionaba con un empate épico en el Mundial de Clubes.
Pero antes que un extremo indescifrable -que juega a perfil cambiado para explotar su zurda desde la derecha hacia el centro-, Olise se considera un aficionado al ajedrez. “El fútbol domina mi vida por completo, pero el ajedrez me ayuda a centrarme en otra cosa de vez en cuando”, le dijo al sitio oficial del Bayern cuando llegó desde Crystal Palace. Eso sí, no es el mejor ajedrecista del plantel: “Con Kingsley Coman jugamos online muy a menudo, pero la verdad es que apenas tengo chances contra él. Es demasiado bueno. Mis posibilidades son mejores contra Joshua Kimmich», bromea.
Olise cree que el movimiento de los trebejos le da herramientas para aplicar luego dentro de la cancha: “Tanto en el tablero de ajedrez como en el campo, soy un jugador al que le gusta atacar, que ataca a los rivales y los pone bajo presión. Por desgracia, a veces me fijo demasiado en el ataque en el ajedrez y olvido que también tengo que pensar en la defensa”, bromea.
Con 23 años, tiene las características de un atacante que Europa busca denodadamente en esta era en la que volvieron a cobrar importancia los extremos: hábil en el uno contra uno, movedizo para aparecer por sorpresa y resolutivo como en la noche de Miami, cuando abrió su pie izquierdo para colocar un disparo preciso lejos del alcance de Marchesín y darle a su equipo el triunfo a seis minutos del final.
La formación de Olise se complementó en varios clubes importantes de Inglaterra. Se inició en el fútbol base de Arsenal, pero luego pasó por Chelsea y por las juveniles de Manchester City antes de recalar en Reading. Allí lo detectó Crystal Palace, que en 2021 pagó por él más de 12 millones de dólares. Una inversión grande para ese nivel de clubes, pero que dio sus frutos: tres temporadas, 90 partidos, 25 asistencias y 16 goles más tarde, Bayern Munich adquirió su ficha a cambio de 71 millones de dólares. Negocio redondo. Se convirtió en el cuarto fichaje más caro en la historia del club alemán, detrás de Harry Kane, Lucas Hernandez y Matthijs de Ligt.
Y pese a que nació, se crio y se formó en Inglaterra, Olise prefirió desde joven defender la bandera francesa en la cancha. Por eso, integró las juveniles de les bleus hasta llegar a la selección mayor. Didier Deschamps lo convocó para la doble fecha de Nations League en septiembre de 2024, donde debutó contra Italia en la derrota por 3 a 1. Con la camiseta francesa lleva 8 partidos y dos goles (uno a Croacia y otro a Alemania, en le partido en el que Francia se quedó con el tercer puesto de la Nations League que recientemente conquistó Portugal). “Es capaz de desbloquear cualquier situación. Es excepcional tenerlo en el equipo”, dijo de Olise su compañero en Francia Joris Chotard. “Tiene calidad para cambiar un partido“, sentenció Thierry Henry, leyenda de Les Bleus.
El dedo índice derecho sobre su sien, el izquierdo cruzando sus labios, como quien pide silencio. Así celebra Olise siempre sus conquistas. “A menudo me dejo llevar por mi instinto y hago lo que me parece correcto. Por supuesto, como equipo tienes un plan que te da el entrenador, pero los pasos individuales están en manos de cada jugador. A veces es un momento en el que no piensas, sino que actúas instintivamente, el que decide un partido”, ha declarado Olise, que en el primer tiempo ante Boca tuvo la oportunidad de anotar, pero en el mano a mano ante Marchesín salió victorioso el arquero.
Sus números en el año que lleva en Bayern Munich son impresionantes: 20 goles y 23 asistencias en 52 partidos. “Estoy acostumbrado a la alta intensidad de la Premier League. No obstante, el estilo particular de Vincent Kompany supuso una adaptación, sobre todo mental. Es muy exigente, me gusta. Hay que estar constantemente al ataque y no puedes quedarte quieto ni un momento. Esta forma de presionar a los rivales me viene bien, así es como juego también al ajedrez”, cuenta sobre su actualidad en el equipo bávaro. El de la Bundesliga 2024/25 fue el primer título de su carrera; el otro honor que destaca es la medalla plateada en los Juegos Olímpicos París 2024, que descansa en la casa de sus padres.
Apenas llegado a Bayern Munich, empezaron las comparaciones. Franck Ribery y Arjen Robben, dos extremos diferentes pero con glorioso pasado en el gigante alemán fueron referencia ineludible: “Franck y Arjen eran dos personalidades extraordinarias, jugadores absolutamente superiores. Me gustaba verlos a los dos cuando era pequeño. Creo que tengo algo de los dos. Cuando recorto desde la derecha y luego disparo, por ejemplo, quizá tenga algo que ver con el truco de Arjen Robben. Pero no me gusta compararme con los demás. Yo soy Michael, no Arjen ni Franck”, aclara.
Su naturaleza multicultural se ve reflejada en su juego. “Tengo muchas conexiones diferentes con Nigeria, Argelia, Francia, Inglaterra -dijo hace unos meses en una entrevista con L’Equipe-. No es algo en lo que piense todos los días, es completamente normal para mí. Tengo cositas de cada país. Me abrió la mente, porque estas culturas son muy diferentes entre sí. En casa, tuve tres gracias a mis padres. Y fuera estaba Inglaterra, donde crecí. No tuve que forzar esta mezcla, es solo que estaba allí.
Michael Olise es un verdadero ciudadano del mundo. Su padre es nigeriano, su madre es argelina, pero él nació en el Gran Londres, en la afuera de la capital inglesa. Con el tiempo, adoptó la ciudadanía francesa -legado de su mamá-, y hoy la realidad lo sitúa en Múnich, adonde llegó hace casi un año como fichaje estrella del poderoso Bayern. Poco más de 50 partidos después con la camiseta bávara, se convirtió en la noche del sábado, en el Hard Rock Stadium de Miami, en el verdugo de un Boca que se ilusionaba con un empate épico en el Mundial de Clubes.
Pero antes que un extremo indescifrable -que juega a perfil cambiado para explotar su zurda desde la derecha hacia el centro-, Olise se considera un aficionado al ajedrez. “El fútbol domina mi vida por completo, pero el ajedrez me ayuda a centrarme en otra cosa de vez en cuando”, le dijo al sitio oficial del Bayern cuando llegó desde Crystal Palace. Eso sí, no es el mejor ajedrecista del plantel: “Con Kingsley Coman jugamos online muy a menudo, pero la verdad es que apenas tengo chances contra él. Es demasiado bueno. Mis posibilidades son mejores contra Joshua Kimmich», bromea.
Olise cree que el movimiento de los trebejos le da herramientas para aplicar luego dentro de la cancha: “Tanto en el tablero de ajedrez como en el campo, soy un jugador al que le gusta atacar, que ataca a los rivales y los pone bajo presión. Por desgracia, a veces me fijo demasiado en el ataque en el ajedrez y olvido que también tengo que pensar en la defensa”, bromea.
Con 23 años, tiene las características de un atacante que Europa busca denodadamente en esta era en la que volvieron a cobrar importancia los extremos: hábil en el uno contra uno, movedizo para aparecer por sorpresa y resolutivo como en la noche de Miami, cuando abrió su pie izquierdo para colocar un disparo preciso lejos del alcance de Marchesín y darle a su equipo el triunfo a seis minutos del final.
La formación de Olise se complementó en varios clubes importantes de Inglaterra. Se inició en el fútbol base de Arsenal, pero luego pasó por Chelsea y por las juveniles de Manchester City antes de recalar en Reading. Allí lo detectó Crystal Palace, que en 2021 pagó por él más de 12 millones de dólares. Una inversión grande para ese nivel de clubes, pero que dio sus frutos: tres temporadas, 90 partidos, 25 asistencias y 16 goles más tarde, Bayern Munich adquirió su ficha a cambio de 71 millones de dólares. Negocio redondo. Se convirtió en el cuarto fichaje más caro en la historia del club alemán, detrás de Harry Kane, Lucas Hernandez y Matthijs de Ligt.
Y pese a que nació, se crio y se formó en Inglaterra, Olise prefirió desde joven defender la bandera francesa en la cancha. Por eso, integró las juveniles de les bleus hasta llegar a la selección mayor. Didier Deschamps lo convocó para la doble fecha de Nations League en septiembre de 2024, donde debutó contra Italia en la derrota por 3 a 1. Con la camiseta francesa lleva 8 partidos y dos goles (uno a Croacia y otro a Alemania, en le partido en el que Francia se quedó con el tercer puesto de la Nations League que recientemente conquistó Portugal). “Es capaz de desbloquear cualquier situación. Es excepcional tenerlo en el equipo”, dijo de Olise su compañero en Francia Joris Chotard. “Tiene calidad para cambiar un partido“, sentenció Thierry Henry, leyenda de Les Bleus.
El dedo índice derecho sobre su sien, el izquierdo cruzando sus labios, como quien pide silencio. Así celebra Olise siempre sus conquistas. “A menudo me dejo llevar por mi instinto y hago lo que me parece correcto. Por supuesto, como equipo tienes un plan que te da el entrenador, pero los pasos individuales están en manos de cada jugador. A veces es un momento en el que no piensas, sino que actúas instintivamente, el que decide un partido”, ha declarado Olise, que en el primer tiempo ante Boca tuvo la oportunidad de anotar, pero en el mano a mano ante Marchesín salió victorioso el arquero.
Sus números en el año que lleva en Bayern Munich son impresionantes: 20 goles y 23 asistencias en 52 partidos. “Estoy acostumbrado a la alta intensidad de la Premier League. No obstante, el estilo particular de Vincent Kompany supuso una adaptación, sobre todo mental. Es muy exigente, me gusta. Hay que estar constantemente al ataque y no puedes quedarte quieto ni un momento. Esta forma de presionar a los rivales me viene bien, así es como juego también al ajedrez”, cuenta sobre su actualidad en el equipo bávaro. El de la Bundesliga 2024/25 fue el primer título de su carrera; el otro honor que destaca es la medalla plateada en los Juegos Olímpicos París 2024, que descansa en la casa de sus padres.
Apenas llegado a Bayern Munich, empezaron las comparaciones. Franck Ribery y Arjen Robben, dos extremos diferentes pero con glorioso pasado en el gigante alemán fueron referencia ineludible: “Franck y Arjen eran dos personalidades extraordinarias, jugadores absolutamente superiores. Me gustaba verlos a los dos cuando era pequeño. Creo que tengo algo de los dos. Cuando recorto desde la derecha y luego disparo, por ejemplo, quizá tenga algo que ver con el truco de Arjen Robben. Pero no me gusta compararme con los demás. Yo soy Michael, no Arjen ni Franck”, aclara.
Su naturaleza multicultural se ve reflejada en su juego. “Tengo muchas conexiones diferentes con Nigeria, Argelia, Francia, Inglaterra -dijo hace unos meses en una entrevista con L’Equipe-. No es algo en lo que piense todos los días, es completamente normal para mí. Tengo cositas de cada país. Me abrió la mente, porque estas culturas son muy diferentes entre sí. En casa, tuve tres gracias a mis padres. Y fuera estaba Inglaterra, donde crecí. No tuve que forzar esta mezcla, es solo que estaba allí.
El extremo derecho llegó hace un año a Bayern Munich, que pagó más de 70 millones de dólares por su pase a Crystal Palace LA NACION