Muerte de bebés en Córdoba: estos son los elementos con los que se llegó a la condena a prisión perpetua de la enfermera

CÓRDOBA.– La condena a prisión perpetua para la enfermera Brenda Agüero como autora de cinco homicidios calificados por procedimiento insidioso reiterado y otros ocho en grado de tentativa en el Hospital Materno Neonatal de Córdoba fue por mayoría, es decir que uno o más de los ocho jurados populares entendieron que era inocente. Los fiscales y los abogados querellantes, en sus alegatos, habían planteado que había “pruebas fehacientes” contra la mujer de 30 años que quedó detenida en agosto de 2022.
Hasta el momento, la polémica generada por el fallo se relaciona más con la absolución del exministro de Salud, Diego Cardozo, que con la condena impuesta a la enfermera. Los fundamentos de la sentencia se conocerán la próxima semana y allí, además de la definición de las apelaciones que haya, seguramente aportarán más elementos a la valorización que se hizo de las responsabilidades.
En la sentencia leída ayer en la Cámara Séptima del Crimen de Córdoba se reconoció a las familias como víctimas de “violencia institucional”. De esa manera, se reconoce que la tragedia que vivieron no solo se generó por la actuación de una persona, sino que hubo una cadena de fallas sistémicas, negligencia y encubrimiento dentro de la estructura estatal (el hospital depende de la gobernación provincial). En ese sentido, los exfuncionarios y profesionales condenados son cinco de los diez que fueron enjuiciados.
Gustavo Nievas, defensor de Agüero, calificó el fallo como “insólito”. “No tuvo nada que ver con la prueba recabada. Evidentemente, el Ejecutivo de Córdoba hizo una fuerte presión sobre los jueces”, apuntó. E insistió: “Nadie la vio tocar un bebé. Si un bebé se descompensaba, ella avisaba a sus superiores. Nunca se le secuestró una jeringa. Ella estaba al cuidado de las madres, no se encargaba de inyectar a los bebés. Lo único que vieron es que ella alcanzaba a los bebés a sus mamás cuando lo pedían”.
Nadie vio a la enfermera inyectar a los bebés. Los peritos del equipo interdisciplinario que participaron del juicio advirtieron que no había un mismo patrón en los 13 casos analizados, pero no tuvieron dudas de que se repetía en cinco. Autopsias inmediatas después de las muertes solo hubo dos, las que revelaron hiperpotasemia (exceso de potasio).
Los fiscales plantearon varias veces que, además de las historias clínicas de las víctimas, se aplicó una sucesión de inferencias que, concatenadas, permiten arribar a una conclusión mayor que la individual.
En ese marco, ¿cuáles son los elementos que, a priori, se consideraron para la condena de Agüero?
1) Presencia en todos los casos. Todos los hechos, sin excepción, ocurrieron en días y turnos en los que la enfermera trabajó. Esa evidencia surge de las planillas y marcación con huellas dactilares de los servicios de Enfermería, Obstetricia y Neonatología del Hospital Neonatal. En el cruce de datos se incluyó a todo el personal, incluido los de seguridad y limpieza.
2) Contacto con todos los bebés afectados. En materia documental, constan sus intervenciones en las planillas y, además, las madres –en algunos casos, también otro familiar– la vieron y tuvieron algún intercambio con ella. Por su rol, la enfermera tuvo la chance de estar a solas con las madres que recién parían y sus hijos.
Las descompensaciones fueron siempre en las salas de recuperación o en las salas contiguas habilitadas por falta de lugar. En esos espacios, habitualmente, no hay muchos profesionales; además, era plena pandemia y había restricciones para los familiares.
3) Reacciones de las criaturas. La función que tenía Agüero se relacionaba con las madres, no con la atención de los bebés. En los casos analizados, siempre los tocó y, en la mayoría, hubo llantos en ese momento.
Gabriela González, la madre de Isabella (nació el 26 de abril, se descompensó y sobrevivió tras once días en terapia intensiva), declaró el 15 de agosto de 2022 ante la Justicia que la enfermera alzó a su hija y la criatura lloró; pensó que la había pellizcado. En ese momento no había trascendido el nombre de Agüero, que fue detenida el 19 de ese mes.
En el juicio, González reiteró: “Ella me pide a la bebé para ponerla en la cunita. Se la di, ella giró y me dio la espalda. Caminó tres pasos y la beba gritó fuerte. Hizo un movimiento en la manta”. Relató que otra enfermera que estaba en la habitación alzó a la beba y le dijo a Agüero: “Es con vos que lloran los bebés”.
4) Conductas anticipatorias. “Llama la atención la anotación que efectuara la imputada en la historia clínica tras individualizar el presunto diagnóstico que presentaba el recién nacido que consignó en ese documento que, siendo las 11.35, se observó al recién nacido frío y con ‘cianosis peribucal’, aclarando que había permanecido en los brazos de la abuela ‘todo el tiempo’. Este agregado emerge a todas luces sospechoso y puede ser interpretado como un intento de la imputada de dejar asentado, en constancias médicas, datos que eventualmente le resultaran favorables”, señala por ejemplo el juez de control Juan Manuel Fernández López, que ratificó la elevación a juicio de la causa.
“Téngase presente que la consignación escrita en la respectiva historia clínica de cómo permaneció el bebé durante su estadía en la sala de recuperación (si en la cuna, o en los brazos de la madre o de la abuela) carece de relevancia médica habida cuenta de que no alude a ninguna particularidad con significancia clínica que amerite ser considerada para posteriores diagnósticos y tratamientos –añade el escrito judicial–. La sorpresiva indicación que efectuara en el documento clínico puede ser interpretada, en lo que aquí interesa, como el infructuoso intento de ‘preparar el terreno’ para poder sobrellevar y/o sobreponerse a las futuras, y razonables, consecuencias penales de su comportamiento».
5) Pinchazos y ropa manchada. En varios casos, se detectaron las marcas de pinchazos en los bebés y en otros, manchas pequeñas de sangre en su ropa. Todos habían sido tocados por la enfermera. Algunas madres testimoniaron su extrañeza ante el cambio de ropa de las criaturas.
Respecto de cómo podía acceder al potasio y/o la insulina que en las dosis aplicadas provocaron las muertes o descompensaciones, la hipótesis es que Agüero las tomaba de los “carros de paro” (preparados para emergencias) a las que como enfermera tenía acceso. Personal de Farmacia del Neonatal reponía esos faltantes, pero no había controles respecto de quién o en qué casos los había utilizado.
La falta de controles quedó clara en el juicio. Constanza César empezó a trabajar en el Neonatal en agosto de 2021 como empleada contratada de la empresa que distribuye medicamentos en los hospitales provinciales. En el juicio, por un lado, explicó que había una planilla con la medicación que cada servicio usaba y que, en función a la demanda, con eso se guiaba la reposición.
También indicó que en junio de 2022 la mandaron a reponer medicación en el Centro Obstétrico, el sector de hospital donde trabajaba Agüero: “Había una vitrina con medicación y una heladera bajita. Ahí vi un tarrito vacío que decía ‘potasio’ y yo repuse ampollas de potasio ahí. Como mi función era reponer todo lo que faltaba, lo repuse”.
El comisionado policial Néstor Biscotti, encargado de realizar la línea de tiempo que fue el eje vertebral de la imputación del fiscal de instrucción Raúl Garzón a exfuncionarios y profesionales, sostuvo que entre el 7 y el 10 de junio se encontraron ampollas vacías de potasio en el Centro Obstétrico, “en un lugar donde no deberían estar”.
La investigación judicial descartó la existencia de ensayos médicos o mala praxis vinculados a los 13 casos que llegaron al juicio.
CÓRDOBA.– La condena a prisión perpetua para la enfermera Brenda Agüero como autora de cinco homicidios calificados por procedimiento insidioso reiterado y otros ocho en grado de tentativa en el Hospital Materno Neonatal de Córdoba fue por mayoría, es decir que uno o más de los ocho jurados populares entendieron que era inocente. Los fiscales y los abogados querellantes, en sus alegatos, habían planteado que había “pruebas fehacientes” contra la mujer de 30 años que quedó detenida en agosto de 2022.
Hasta el momento, la polémica generada por el fallo se relaciona más con la absolución del exministro de Salud, Diego Cardozo, que con la condena impuesta a la enfermera. Los fundamentos de la sentencia se conocerán la próxima semana y allí, además de la definición de las apelaciones que haya, seguramente aportarán más elementos a la valorización que se hizo de las responsabilidades.
En la sentencia leída ayer en la Cámara Séptima del Crimen de Córdoba se reconoció a las familias como víctimas de “violencia institucional”. De esa manera, se reconoce que la tragedia que vivieron no solo se generó por la actuación de una persona, sino que hubo una cadena de fallas sistémicas, negligencia y encubrimiento dentro de la estructura estatal (el hospital depende de la gobernación provincial). En ese sentido, los exfuncionarios y profesionales condenados son cinco de los diez que fueron enjuiciados.
Gustavo Nievas, defensor de Agüero, calificó el fallo como “insólito”. “No tuvo nada que ver con la prueba recabada. Evidentemente, el Ejecutivo de Córdoba hizo una fuerte presión sobre los jueces”, apuntó. E insistió: “Nadie la vio tocar un bebé. Si un bebé se descompensaba, ella avisaba a sus superiores. Nunca se le secuestró una jeringa. Ella estaba al cuidado de las madres, no se encargaba de inyectar a los bebés. Lo único que vieron es que ella alcanzaba a los bebés a sus mamás cuando lo pedían”.
Nadie vio a la enfermera inyectar a los bebés. Los peritos del equipo interdisciplinario que participaron del juicio advirtieron que no había un mismo patrón en los 13 casos analizados, pero no tuvieron dudas de que se repetía en cinco. Autopsias inmediatas después de las muertes solo hubo dos, las que revelaron hiperpotasemia (exceso de potasio).
Los fiscales plantearon varias veces que, además de las historias clínicas de las víctimas, se aplicó una sucesión de inferencias que, concatenadas, permiten arribar a una conclusión mayor que la individual.
En ese marco, ¿cuáles son los elementos que, a priori, se consideraron para la condena de Agüero?
1) Presencia en todos los casos. Todos los hechos, sin excepción, ocurrieron en días y turnos en los que la enfermera trabajó. Esa evidencia surge de las planillas y marcación con huellas dactilares de los servicios de Enfermería, Obstetricia y Neonatología del Hospital Neonatal. En el cruce de datos se incluyó a todo el personal, incluido los de seguridad y limpieza.
2) Contacto con todos los bebés afectados. En materia documental, constan sus intervenciones en las planillas y, además, las madres –en algunos casos, también otro familiar– la vieron y tuvieron algún intercambio con ella. Por su rol, la enfermera tuvo la chance de estar a solas con las madres que recién parían y sus hijos.
Las descompensaciones fueron siempre en las salas de recuperación o en las salas contiguas habilitadas por falta de lugar. En esos espacios, habitualmente, no hay muchos profesionales; además, era plena pandemia y había restricciones para los familiares.
3) Reacciones de las criaturas. La función que tenía Agüero se relacionaba con las madres, no con la atención de los bebés. En los casos analizados, siempre los tocó y, en la mayoría, hubo llantos en ese momento.
Gabriela González, la madre de Isabella (nació el 26 de abril, se descompensó y sobrevivió tras once días en terapia intensiva), declaró el 15 de agosto de 2022 ante la Justicia que la enfermera alzó a su hija y la criatura lloró; pensó que la había pellizcado. En ese momento no había trascendido el nombre de Agüero, que fue detenida el 19 de ese mes.
En el juicio, González reiteró: “Ella me pide a la bebé para ponerla en la cunita. Se la di, ella giró y me dio la espalda. Caminó tres pasos y la beba gritó fuerte. Hizo un movimiento en la manta”. Relató que otra enfermera que estaba en la habitación alzó a la beba y le dijo a Agüero: “Es con vos que lloran los bebés”.
4) Conductas anticipatorias. “Llama la atención la anotación que efectuara la imputada en la historia clínica tras individualizar el presunto diagnóstico que presentaba el recién nacido que consignó en ese documento que, siendo las 11.35, se observó al recién nacido frío y con ‘cianosis peribucal’, aclarando que había permanecido en los brazos de la abuela ‘todo el tiempo’. Este agregado emerge a todas luces sospechoso y puede ser interpretado como un intento de la imputada de dejar asentado, en constancias médicas, datos que eventualmente le resultaran favorables”, señala por ejemplo el juez de control Juan Manuel Fernández López, que ratificó la elevación a juicio de la causa.
“Téngase presente que la consignación escrita en la respectiva historia clínica de cómo permaneció el bebé durante su estadía en la sala de recuperación (si en la cuna, o en los brazos de la madre o de la abuela) carece de relevancia médica habida cuenta de que no alude a ninguna particularidad con significancia clínica que amerite ser considerada para posteriores diagnósticos y tratamientos –añade el escrito judicial–. La sorpresiva indicación que efectuara en el documento clínico puede ser interpretada, en lo que aquí interesa, como el infructuoso intento de ‘preparar el terreno’ para poder sobrellevar y/o sobreponerse a las futuras, y razonables, consecuencias penales de su comportamiento».
5) Pinchazos y ropa manchada. En varios casos, se detectaron las marcas de pinchazos en los bebés y en otros, manchas pequeñas de sangre en su ropa. Todos habían sido tocados por la enfermera. Algunas madres testimoniaron su extrañeza ante el cambio de ropa de las criaturas.
Respecto de cómo podía acceder al potasio y/o la insulina que en las dosis aplicadas provocaron las muertes o descompensaciones, la hipótesis es que Agüero las tomaba de los “carros de paro” (preparados para emergencias) a las que como enfermera tenía acceso. Personal de Farmacia del Neonatal reponía esos faltantes, pero no había controles respecto de quién o en qué casos los había utilizado.
La falta de controles quedó clara en el juicio. Constanza César empezó a trabajar en el Neonatal en agosto de 2021 como empleada contratada de la empresa que distribuye medicamentos en los hospitales provinciales. En el juicio, por un lado, explicó que había una planilla con la medicación que cada servicio usaba y que, en función a la demanda, con eso se guiaba la reposición.
También indicó que en junio de 2022 la mandaron a reponer medicación en el Centro Obstétrico, el sector de hospital donde trabajaba Agüero: “Había una vitrina con medicación y una heladera bajita. Ahí vi un tarrito vacío que decía ‘potasio’ y yo repuse ampollas de potasio ahí. Como mi función era reponer todo lo que faltaba, lo repuse”.
El comisionado policial Néstor Biscotti, encargado de realizar la línea de tiempo que fue el eje vertebral de la imputación del fiscal de instrucción Raúl Garzón a exfuncionarios y profesionales, sostuvo que entre el 7 y el 10 de junio se encontraron ampollas vacías de potasio en el Centro Obstétrico, “en un lugar donde no deberían estar”.
La investigación judicial descartó la existencia de ensayos médicos o mala praxis vinculados a los 13 casos que llegaron al juicio.
Brenda Agüero fue sentenciada por el voto de la mayoría de un jurado popular, como autora de cinco homicidios calificados por procedimiento insidioso reiterado y otros ocho en grado de tentativa LA NACION