“Eso no es hambre”: los ladrones de vacas volvieron a golpear y en una región hay hartazgo por la falta de soluciones

La inseguridad rural en la provincia de Buenos Aires no da tregua. Luego de que se conociera el caso del productor Federico Peón, al que le faenaron 25 animales en cinco meses en Benito Juárez, nuevos hechos se sumaron a una seguidilla que alarma entre los productores ganaderos. En esa misma zona, Juan Carioli, productor agropecuario, vivió recientemente un episodio de abigeato con la faena de dos vacas que refleja la impunidad con la que se mueven los delincuentes en los campos bonaerenses.
“La carneada es tema de todos los años. En unas épocas más, en otras menos, pero siempre pasa. Ahora se ha vuelto impresionantemente más frecuente”, relató Carioli a LA NACION. Su testimonio describe con crudeza la sensación de abandono que atraviesa al sector y la naturalización de estos delitos por parte de sectores de la política.
Una revancha para el maíz: tres líderes hablan de lo último para un cultivo Fórmula 1
Carioli trabaja en un campo llamado La Gabriela, ubicado en el cuartel 11 del partido de Benito Juárez. Según explicó, el ataque ocurrió entre el jueves a la tarde-noche para amanecer de viernes. “Lo encontré el viernes a la mañana. Es un campo que está entre Laprida y Benito Juárez, sobre un camino vecinal. Los animales los sacrificaron adentro del campo y los arrastraron hacia la calle, donde los despostaron en la orilla del camino vecinal”, detalló.
Aunque es la primera vez que sufre un robo de estas características, reconoció que es una situación común entre sus vecinos. “Nos faenaron dos vacas. Dejaron las vísceras, la cabeza y el cuero y se llevaron las paletas y los cuartos. Es algo constante en la zona. Pese a estar a 50 kilómetros de la cabecera del partido, igual vinieron”, se lamentó.
Dos décadas para la historia: el boom de una carne cada vez más apreciada por los argentinos
La mecánica del hecho no deja dudas. “Cortaron los alambres de abajo, había un rodado en la calle, los sacaron con una rastra hasta la cuneta, donde se nota que los despostaron. Ahí se lo llevaron”, explicó.
La brutalidad y rapidez con la que operan los delincuentes hace pensar en bandas organizadas. “No sé qué hacen con la carne, pero me llama la atención que fueran dos vacas. Eso no es hambre, debe ser para venta, o ambas cosas”, opinó.
Ante el hecho, Carioli hizo la denuncia y recibió la visita de la patrulla rural. “Fueron a chequear, sacaron fotos, tomaron muestras de carne por las dudas, pero no mucho más. Siempre hay que esperar, pero todo queda en la nada”, señaló con resignación.
Para el productor, el problema no es solo la falta de vigilancia, sino también la ausencia del Estado. “Hay una patrulla rural, además de la policía bonaerense, pero el Poder Ejecutivo provincial nunca está presente en el sector. No se ve que haya estrategias para mejorar la seguridad rural”, afirmó.
Aunque el territorio es amplio y difícil de controlar, sostuvo que hay herramientas tecnológicas que podrían marcar la diferencia. “Hoy en día con el uso de cámaras, drones y todas esas cosas, se podría hacer algo más, pero ni siquiera están. Es más de lo mismo lo que sigue pasando. No se ha solucionado nada; al contrario, viene en ascenso”, advirtió.
La falta de acción deja una sensación de desasosiego entre los productores. “Queda una sensación de impotencia y desamparo, porque notás que nunca pasa nada. Si al menos se usaran las herramientas que existen en el mercado, uno no tendría una mirada tan negativa. Producir así se nos hace muy difícil”, insistió.
Carioli también reclamó un trabajo coordinado entre municipios para enfrentar el delito de forma más efectiva. “Que haya registro de movimiento, de vehículos y de patentes en la noche, porque se manejan como quieren por las rutas. Por lo menos trabajar más en conjunto los partidos, generar anillos de monitoreo”, sugirió.
En este contexto los productores comienzan a pensar en organizarse y llevar propuestas a las autoridades, como han hecho en otras oportunidades. Sin embargo, el escepticismo se impone. “Siempre queda todo medio en la nada y nunca se encuentra el apoyo ni de la política ni de quienes representan al sector”, sostuvo.
El abigeato no solo representa una pérdida económica directa, sino también una agresión simbólica a quienes producen en el interior. La falta de respuestas concretas potencia el sentimiento de inseguridad y abandono. Mientras tanto, los productores bonaerenses siguen esperando medidas efectivas porque la faena clandestina, que alguna vez fue esporádica, hoy se vuelve rutina.
La inseguridad rural en la provincia de Buenos Aires no da tregua. Luego de que se conociera el caso del productor Federico Peón, al que le faenaron 25 animales en cinco meses en Benito Juárez, nuevos hechos se sumaron a una seguidilla que alarma entre los productores ganaderos. En esa misma zona, Juan Carioli, productor agropecuario, vivió recientemente un episodio de abigeato con la faena de dos vacas que refleja la impunidad con la que se mueven los delincuentes en los campos bonaerenses.
“La carneada es tema de todos los años. En unas épocas más, en otras menos, pero siempre pasa. Ahora se ha vuelto impresionantemente más frecuente”, relató Carioli a LA NACION. Su testimonio describe con crudeza la sensación de abandono que atraviesa al sector y la naturalización de estos delitos por parte de sectores de la política.
Una revancha para el maíz: tres líderes hablan de lo último para un cultivo Fórmula 1
Carioli trabaja en un campo llamado La Gabriela, ubicado en el cuartel 11 del partido de Benito Juárez. Según explicó, el ataque ocurrió entre el jueves a la tarde-noche para amanecer de viernes. “Lo encontré el viernes a la mañana. Es un campo que está entre Laprida y Benito Juárez, sobre un camino vecinal. Los animales los sacrificaron adentro del campo y los arrastraron hacia la calle, donde los despostaron en la orilla del camino vecinal”, detalló.
Aunque es la primera vez que sufre un robo de estas características, reconoció que es una situación común entre sus vecinos. “Nos faenaron dos vacas. Dejaron las vísceras, la cabeza y el cuero y se llevaron las paletas y los cuartos. Es algo constante en la zona. Pese a estar a 50 kilómetros de la cabecera del partido, igual vinieron”, se lamentó.
Dos décadas para la historia: el boom de una carne cada vez más apreciada por los argentinos
La mecánica del hecho no deja dudas. “Cortaron los alambres de abajo, había un rodado en la calle, los sacaron con una rastra hasta la cuneta, donde se nota que los despostaron. Ahí se lo llevaron”, explicó.
La brutalidad y rapidez con la que operan los delincuentes hace pensar en bandas organizadas. “No sé qué hacen con la carne, pero me llama la atención que fueran dos vacas. Eso no es hambre, debe ser para venta, o ambas cosas”, opinó.
Ante el hecho, Carioli hizo la denuncia y recibió la visita de la patrulla rural. “Fueron a chequear, sacaron fotos, tomaron muestras de carne por las dudas, pero no mucho más. Siempre hay que esperar, pero todo queda en la nada”, señaló con resignación.
Para el productor, el problema no es solo la falta de vigilancia, sino también la ausencia del Estado. “Hay una patrulla rural, además de la policía bonaerense, pero el Poder Ejecutivo provincial nunca está presente en el sector. No se ve que haya estrategias para mejorar la seguridad rural”, afirmó.
Aunque el territorio es amplio y difícil de controlar, sostuvo que hay herramientas tecnológicas que podrían marcar la diferencia. “Hoy en día con el uso de cámaras, drones y todas esas cosas, se podría hacer algo más, pero ni siquiera están. Es más de lo mismo lo que sigue pasando. No se ha solucionado nada; al contrario, viene en ascenso”, advirtió.
La falta de acción deja una sensación de desasosiego entre los productores. “Queda una sensación de impotencia y desamparo, porque notás que nunca pasa nada. Si al menos se usaran las herramientas que existen en el mercado, uno no tendría una mirada tan negativa. Producir así se nos hace muy difícil”, insistió.
Carioli también reclamó un trabajo coordinado entre municipios para enfrentar el delito de forma más efectiva. “Que haya registro de movimiento, de vehículos y de patentes en la noche, porque se manejan como quieren por las rutas. Por lo menos trabajar más en conjunto los partidos, generar anillos de monitoreo”, sugirió.
En este contexto los productores comienzan a pensar en organizarse y llevar propuestas a las autoridades, como han hecho en otras oportunidades. Sin embargo, el escepticismo se impone. “Siempre queda todo medio en la nada y nunca se encuentra el apoyo ni de la política ni de quienes representan al sector”, sostuvo.
El abigeato no solo representa una pérdida económica directa, sino también una agresión simbólica a quienes producen en el interior. La falta de respuestas concretas potencia el sentimiento de inseguridad y abandono. Mientras tanto, los productores bonaerenses siguen esperando medidas efectivas porque la faena clandestina, que alguna vez fue esporádica, hoy se vuelve rutina.
Juan Carioli, productor de Benito Juárez, relató cómo le carnearon dos animales en su campo; reclamó políticas efectivas y el uso de tecnología para detener la inseguridad rural LA NACION