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Al viejo de 17 nada lo altera: Mastantuono bate récords y pasa de nivel con la naturalidad de un consagrado

Cualquier otro no hubiese jugado. Cuanto más se habla de la transferencia de un futbolista, menos se lo arriesga en un partido cercano. Si un entrenador escucha que un dirigido es permanente centro de atención, trata de bajarle la carga. Habrá que concluir que Franco Mastantuono también es diferente en ese sentido. Tenía muy presente que durante la última semana se debatía su venta al Real Madrid, pero no iba a dejar de hacer lo que mejor hace: jugar. Menos iba a perderse la posibilidad de ya ser parte de la selección mayor. Lionel Scaloni no necesita consumir información en cantidad para saber que se trata del pibe del momento; sin embargo, pocos días de conocimiento le sirvieron para advertir que nada lo altera. Lo mandó a la cancha porque, con apenas tres entrenamientos, comprobó lo que se dice desde hace rato de él: no se desenfoca ni se marea. Es el viejo de 17.

Los partidos de las inferiores reúnen en las tribunas a padres, socios que pasan buena parte de sus vidas en los clubes y ojeadores de las potencias. Europa viene a mirarlos de chicos. Si los clubes argentinos se disputan el territorio nacional mediante anónimos que detectan talentos, los que juegan la Champions League pelean fuera de las fronteras de su continente. Son arqueólogos: buscan, filtran, hacen informes y, cada tanto, les sirve una pieza de las muchas que ven.

En divisiones juveniles Mastantuono llamaba la atención por el porte de tenista que le daba elegancia. La zurda lo distinguía. Y le sobraba gol; con facilidad convertía dos por partido. Un par de ojeadores del fútbol inglés recuerdan hoy que debatieron si se transformaría en un centrodelantero o si seguiría jugando como conductor. En octubre de 2022, Javier Mascherano lo convocó a la selección Sub 20 para un cuadrangular en Uruguay; tenía 15 años, cuatro menos que la mayoría.

Franco Mastantuono durante el calentamiento del partido que la Argentina le ganó a Chile 1-0 por las Eliminatorias

También fue el más chico unos meses más tarde, en el Sudamericano Sub 17. Ya estaba, entonces, en todas las carpetas de los clubes importantes. Cuando se desatara la posibilidad de la venta, estaba claro que sería al mejor postor. Real Madrid tiene lo que a otros les sobra, dinero, y lo que sólo se gana con décadas de triunfos, prestigio. Nadie le dice que no. O nadie le dice que no dos veces. En silencio el Madrid ya lo había buscado a fines de 2023. Contraatacó ahora, a la par del interés concreto del PSG. Tener lo que quiere el otro fue más fuerte que el orgullo por aquella negativa.

La anécdota se contó mil veces. En 2017 Independiente ganó la Copa Sudamericana contra el Flamengo en el Maracaná. Un mes después, vendió el pase de Esequiel Barco, jugador clave en la consagración, al Atlanta United de la MLS en 15 millones de dólares. Flamengo había transferido a Vinicius, que entró media hora y no pudo torcer el 1-1 de aquella final, al Real Madrid en 50 millones. El punto es que no lo vendió por ese partido ni por los anteriores sino por los que había jugado cuando lo pintaban como una promesa casi infantil. Brasil era, además, el suelo fértil más reconocido. El fútbol cambió, señor presidente. Mastantuono no se hizo mejor jugador después de Qatar 2022. Pero no hay dudas de que la consideración al jugador argentino está más alta que años anteriores. Si bien una cotización de un jugador en 45 millones de euros es una excepción, esta operación debe servir para perforar el techo. Las altas cifras deben ser no tanto un impacto sino una aspiración.

Franco Mastantuono festejando un gol con la camiseta de River por la Copa Libertadores 2025

Acá se desarrollan, se hacen competitivos y comienzan a agregarle conceptos a la genética. Allá terminan de formarse técnicamente, rodeados de mayor jerarquía, y contraen nuevas responsabilidades tácticas. ¿Qué Mastantuono le devolverá el Madrid a la selección mayor? La mejoría podría apuntar a la definición, tal vez: todos los goles valen uno, los que van al ángulo o aquellos en los que el definidor simplemente le erra al arquero. Un detalle más: una contextura de 1,80 debe estar acompañada de un buen cabezazo. Por otro lado, un primer paso en nuestro fútbol deja huella. Hubo equipos que supieron neutralizarlo; Platense, por ejemplo. Cómo tratar de zafar del rival es un sello que se exporta: en Argentina, se marca mejor que en gran parte de Europa. El que zafa de este barro puede aspirar a cualquier oro.

Real Madrid pagará, por todo concepto, cerca de 60 millones de euros. En River entrarán tres cuartas partes de esa cifra. El dinero obliga. Nadie fuera de una comisión directiva festeja un balance. Mientras se debate si se marcha antes o después de la Copa Libertadores, el hincha reclamará en función de los ingresos. Si se va la joya, que por lo menos los reemplazos sean interesantes. La heladera llena no debería ser un problema, pero sus últimos refuerzos fueron más caros que valiosos. El club creció más en lo institucional que en lo deportivo. Encima los que negocian del otro lado de la mesa aumentan sus pretensiones. Lo notan poderoso, ven una nueva oportunidad. El equipo tenía una figura y los chicos, un jugador para seguir. Quedará un hueco que llenar con dólares de sobra, pero también con ingenio y conocimiento. Ni más ni menos, la historia de nuestro fútbol en general y, sobre todo, de River en particular.

Cualquier otro no hubiese jugado. Cuanto más se habla de la transferencia de un futbolista, menos se lo arriesga en un partido cercano. Si un entrenador escucha que un dirigido es permanente centro de atención, trata de bajarle la carga. Habrá que concluir que Franco Mastantuono también es diferente en ese sentido. Tenía muy presente que durante la última semana se debatía su venta al Real Madrid, pero no iba a dejar de hacer lo que mejor hace: jugar. Menos iba a perderse la posibilidad de ya ser parte de la selección mayor. Lionel Scaloni no necesita consumir información en cantidad para saber que se trata del pibe del momento; sin embargo, pocos días de conocimiento le sirvieron para advertir que nada lo altera. Lo mandó a la cancha porque, con apenas tres entrenamientos, comprobó lo que se dice desde hace rato de él: no se desenfoca ni se marea. Es el viejo de 17.

Los partidos de las inferiores reúnen en las tribunas a padres, socios que pasan buena parte de sus vidas en los clubes y ojeadores de las potencias. Europa viene a mirarlos de chicos. Si los clubes argentinos se disputan el territorio nacional mediante anónimos que detectan talentos, los que juegan la Champions League pelean fuera de las fronteras de su continente. Son arqueólogos: buscan, filtran, hacen informes y, cada tanto, les sirve una pieza de las muchas que ven.

En divisiones juveniles Mastantuono llamaba la atención por el porte de tenista que le daba elegancia. La zurda lo distinguía. Y le sobraba gol; con facilidad convertía dos por partido. Un par de ojeadores del fútbol inglés recuerdan hoy que debatieron si se transformaría en un centrodelantero o si seguiría jugando como conductor. En octubre de 2022, Javier Mascherano lo convocó a la selección Sub 20 para un cuadrangular en Uruguay; tenía 15 años, cuatro menos que la mayoría.

Franco Mastantuono durante el calentamiento del partido que la Argentina le ganó a Chile 1-0 por las Eliminatorias

También fue el más chico unos meses más tarde, en el Sudamericano Sub 17. Ya estaba, entonces, en todas las carpetas de los clubes importantes. Cuando se desatara la posibilidad de la venta, estaba claro que sería al mejor postor. Real Madrid tiene lo que a otros les sobra, dinero, y lo que sólo se gana con décadas de triunfos, prestigio. Nadie le dice que no. O nadie le dice que no dos veces. En silencio el Madrid ya lo había buscado a fines de 2023. Contraatacó ahora, a la par del interés concreto del PSG. Tener lo que quiere el otro fue más fuerte que el orgullo por aquella negativa.

La anécdota se contó mil veces. En 2017 Independiente ganó la Copa Sudamericana contra el Flamengo en el Maracaná. Un mes después, vendió el pase de Esequiel Barco, jugador clave en la consagración, al Atlanta United de la MLS en 15 millones de dólares. Flamengo había transferido a Vinicius, que entró media hora y no pudo torcer el 1-1 de aquella final, al Real Madrid en 50 millones. El punto es que no lo vendió por ese partido ni por los anteriores sino por los que había jugado cuando lo pintaban como una promesa casi infantil. Brasil era, además, el suelo fértil más reconocido. El fútbol cambió, señor presidente. Mastantuono no se hizo mejor jugador después de Qatar 2022. Pero no hay dudas de que la consideración al jugador argentino está más alta que años anteriores. Si bien una cotización de un jugador en 45 millones de euros es una excepción, esta operación debe servir para perforar el techo. Las altas cifras deben ser no tanto un impacto sino una aspiración.

Franco Mastantuono festejando un gol con la camiseta de River por la Copa Libertadores 2025

Acá se desarrollan, se hacen competitivos y comienzan a agregarle conceptos a la genética. Allá terminan de formarse técnicamente, rodeados de mayor jerarquía, y contraen nuevas responsabilidades tácticas. ¿Qué Mastantuono le devolverá el Madrid a la selección mayor? La mejoría podría apuntar a la definición, tal vez: todos los goles valen uno, los que van al ángulo o aquellos en los que el definidor simplemente le erra al arquero. Un detalle más: una contextura de 1,80 debe estar acompañada de un buen cabezazo. Por otro lado, un primer paso en nuestro fútbol deja huella. Hubo equipos que supieron neutralizarlo; Platense, por ejemplo. Cómo tratar de zafar del rival es un sello que se exporta: en Argentina, se marca mejor que en gran parte de Europa. El que zafa de este barro puede aspirar a cualquier oro.

Real Madrid pagará, por todo concepto, cerca de 60 millones de euros. En River entrarán tres cuartas partes de esa cifra. El dinero obliga. Nadie fuera de una comisión directiva festeja un balance. Mientras se debate si se marcha antes o después de la Copa Libertadores, el hincha reclamará en función de los ingresos. Si se va la joya, que por lo menos los reemplazos sean interesantes. La heladera llena no debería ser un problema, pero sus últimos refuerzos fueron más caros que valiosos. El club creció más en lo institucional que en lo deportivo. Encima los que negocian del otro lado de la mesa aumentan sus pretensiones. Lo notan poderoso, ven una nueva oportunidad. El equipo tenía una figura y los chicos, un jugador para seguir. Quedará un hueco que llenar con dólares de sobra, pero también con ingenio y conocimiento. Ni más ni menos, la historia de nuestro fútbol en general y, sobre todo, de River en particular.

 Un momento soñado para el chico de River que, a los 15 años, ya era seguido por los poderosos de Europa  LA NACION

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