Caso $LIBRA: el fiscal Taiano apunta al grupo de billeteras virtuales que operó en paralelo con el lanzamiento

Todas las operaciones asociadas a $LIBRA, incluida la que le dio vida a la moneda digital, están registradas en un gran libro virtual de acceso público. Los movimientos, sin embargo, son anónimos. Están asociados a cuentas virtuales cuya titularidad se desconoce. La red blockchain, en principio, funciona como una suerte de plaza pública en donde todos pueden comerciar con todos, pero portando máscaras.
Por eso, la medida de prueba que por estas horas analiza el fiscal Eduardo Taiano puede ser el primer paso para comenzar a correr el velo que protege a un grupo especial de billeteras. Son aquellas que operaron con $LIBRA en algún momento de sus primeros 20 minutos de vida, pero especialmente segundos antes de que la moneda fuera promovida, difundida o publicitada por el presidente Javier Milei, el 14 de febrero, a las 19:01.
Los montos operados por esas wallets en la antesala al tuit, cuando el activo era aún desconocido, llaman la atención. Muchas transacciones superan los 500 mil dólares; otras pasan largamente el millón.
Desde la óptica acusatoria, todas esas operaciones se habrían realizado con información privilegiada, a sabiendas de que la moneda virtual recibiría el empujón del Presidente en las redes, lo que haría escalar su valor. Al final del camino, algunas de estas cuentas terminarían obteniendo las ganancias de una cadena de movimientos que hoy se investiga como una presunta estafa.
El fiscal Taiano le dio intervención la semana pasada a la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (Ufeci), dirigida por Horacio Azzolin, para que considere cuán factible es ir detrás de estas billeteras “privilegiadas”.
Es que la identidad de muchas de ellas habría quedado expuesta antes de operar con la moneda LIBRA al entrar en contacto con exchanges centralizadas, es decir, plataformas oficiales que exigen datos biométricos a los usuarios para corroborar su identidad.
Estas plataformas guardan algunas similitudes con los bancos tradicionales: manejan fondos de terceros, ofician de intermediarios en las transacciones, pero, por sobre todo, conocen la identidad de sus clientes.
Por eso, distintos especialistas coinciden en que ordenarles que informen quienes son los usuarios de estas cuentas es una pista promisoria que podría hacer surgir nombres nuevos en la investigación. Es lo que hoy está bajo estudio en la fiscalía de Taiano, según pudo averiguar este medio.
Hoy, por el caso LIBRA, además del presidente Milei y su hermana Karina, están siendo investigados Mauricio Novelli y Manuel Terrones Godoy, socios en Tech Forum, la firma que organizó el evento crypto del cual Milei participó como orador; el exasesor de la Comisión Nacional de Valores, Sergio Morales y Hayden Mark Davis, el presunto empresario detrás del lanzamiento del activo. Todos ellos han mantenido reuniones con la cúpula del poder libertario.
Davis ha dado dos entrevistas tras el colapso de la moneda antes de hacer silencio. En una de ellas, al ser consultado sobre qué salió mal en el lanzamiento de LIBRA, Hayden respaldó al presidente Milei -dijo que lo consideraba una “persona excepcional”-, pero apuntó contra su entorno: “No pienso que él me cagó, pienso que gente cercana a él me cagó”.
El primero en señalar la pista de las billeteras “vulnerables” fue el presidente de la Fundación Blockchain Argentina, Guido Zatloukal, cuando expuso ante la comisión de Comunicaciones e Informática en la Cámara de Diputados. Allí dijo lo que luego repetiría frente al fiscal Taiano al declarar como experto en la causa: hay una billetera que estableció contacto con Kraken, una de las exchanges centralizadas que podría ayudar a identificarla.
No sería la única expuesta. Distintas cuentas que operaron en la infancia de LIBRA habrían tocado otras plataformas centralizadas como Bidget, Bybit, Coinbase o Kucoin. Según estimaciones, serían más de 50 las billeteras que podrían ser rastreadas.
Todas estas plataformas tienen sede en el extranjero, por lo que si el fiscal Taiano decide avanzar, tendría que tramitar un pedido vía Cancillería, cuyo titular es Gerardo Werthein, nombrado por Milei tras la salida de Diana Mondino.
Existen, sin embargo, dos billeteras que se vincularon con Binance, la única de estas plataformas con oficinas en el país. Allí sería más fácil obtener la información.
Experiencia fallida
Cuando la jueza Sandra Arroyo Salgado tuvo bajo su juzgado de San Isidro parte de las actuaciones que ahora tramitan por entero en Comodoro Py, ordenó a la plataforma Circle a principios de abril que congelara los activos de 10 billeteras virtuales vinculadas a la creación de LIBRA.
La plataforma, que tiene sede en Estados Unidos y emite un correlato del dólar en el mundo crypto, contestó que solo podía poner en marcha la medida si el pedido provenia desde la justicia norteamericana, por lo que la de Arroyo Salgo debía tramitarla vía Cancillería.
Dos de esas 10 billeteras terminarían siendo congeladas por orden de la Corte del Distrito Sur de Nueva York (SDNY) tras un pedido del estudio Burnick, en el marco de otra investigación por LIBRA que tramita en Estados Unidos.
Todas las operaciones asociadas a $LIBRA, incluida la que le dio vida a la moneda digital, están registradas en un gran libro virtual de acceso público. Los movimientos, sin embargo, son anónimos. Están asociados a cuentas virtuales cuya titularidad se desconoce. La red blockchain, en principio, funciona como una suerte de plaza pública en donde todos pueden comerciar con todos, pero portando máscaras.
Por eso, la medida de prueba que por estas horas analiza el fiscal Eduardo Taiano puede ser el primer paso para comenzar a correr el velo que protege a un grupo especial de billeteras. Son aquellas que operaron con $LIBRA en algún momento de sus primeros 20 minutos de vida, pero especialmente segundos antes de que la moneda fuera promovida, difundida o publicitada por el presidente Javier Milei, el 14 de febrero, a las 19:01.
Los montos operados por esas wallets en la antesala al tuit, cuando el activo era aún desconocido, llaman la atención. Muchas transacciones superan los 500 mil dólares; otras pasan largamente el millón.
Desde la óptica acusatoria, todas esas operaciones se habrían realizado con información privilegiada, a sabiendas de que la moneda virtual recibiría el empujón del Presidente en las redes, lo que haría escalar su valor. Al final del camino, algunas de estas cuentas terminarían obteniendo las ganancias de una cadena de movimientos que hoy se investiga como una presunta estafa.
El fiscal Taiano le dio intervención la semana pasada a la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (Ufeci), dirigida por Horacio Azzolin, para que considere cuán factible es ir detrás de estas billeteras “privilegiadas”.
Es que la identidad de muchas de ellas habría quedado expuesta antes de operar con la moneda LIBRA al entrar en contacto con exchanges centralizadas, es decir, plataformas oficiales que exigen datos biométricos a los usuarios para corroborar su identidad.
Estas plataformas guardan algunas similitudes con los bancos tradicionales: manejan fondos de terceros, ofician de intermediarios en las transacciones, pero, por sobre todo, conocen la identidad de sus clientes.
Por eso, distintos especialistas coinciden en que ordenarles que informen quienes son los usuarios de estas cuentas es una pista promisoria que podría hacer surgir nombres nuevos en la investigación. Es lo que hoy está bajo estudio en la fiscalía de Taiano, según pudo averiguar este medio.
Hoy, por el caso LIBRA, además del presidente Milei y su hermana Karina, están siendo investigados Mauricio Novelli y Manuel Terrones Godoy, socios en Tech Forum, la firma que organizó el evento crypto del cual Milei participó como orador; el exasesor de la Comisión Nacional de Valores, Sergio Morales y Hayden Mark Davis, el presunto empresario detrás del lanzamiento del activo. Todos ellos han mantenido reuniones con la cúpula del poder libertario.
Davis ha dado dos entrevistas tras el colapso de la moneda antes de hacer silencio. En una de ellas, al ser consultado sobre qué salió mal en el lanzamiento de LIBRA, Hayden respaldó al presidente Milei -dijo que lo consideraba una “persona excepcional”-, pero apuntó contra su entorno: “No pienso que él me cagó, pienso que gente cercana a él me cagó”.
El primero en señalar la pista de las billeteras “vulnerables” fue el presidente de la Fundación Blockchain Argentina, Guido Zatloukal, cuando expuso ante la comisión de Comunicaciones e Informática en la Cámara de Diputados. Allí dijo lo que luego repetiría frente al fiscal Taiano al declarar como experto en la causa: hay una billetera que estableció contacto con Kraken, una de las exchanges centralizadas que podría ayudar a identificarla.
No sería la única expuesta. Distintas cuentas que operaron en la infancia de LIBRA habrían tocado otras plataformas centralizadas como Bidget, Bybit, Coinbase o Kucoin. Según estimaciones, serían más de 50 las billeteras que podrían ser rastreadas.
Todas estas plataformas tienen sede en el extranjero, por lo que si el fiscal Taiano decide avanzar, tendría que tramitar un pedido vía Cancillería, cuyo titular es Gerardo Werthein, nombrado por Milei tras la salida de Diana Mondino.
Existen, sin embargo, dos billeteras que se vincularon con Binance, la única de estas plataformas con oficinas en el país. Allí sería más fácil obtener la información.
Experiencia fallida
Cuando la jueza Sandra Arroyo Salgado tuvo bajo su juzgado de San Isidro parte de las actuaciones que ahora tramitan por entero en Comodoro Py, ordenó a la plataforma Circle a principios de abril que congelara los activos de 10 billeteras virtuales vinculadas a la creación de LIBRA.
La plataforma, que tiene sede en Estados Unidos y emite un correlato del dólar en el mundo crypto, contestó que solo podía poner en marcha la medida si el pedido provenia desde la justicia norteamericana, por lo que la de Arroyo Salgo debía tramitarla vía Cancillería.
Dos de esas 10 billeteras terminarían siendo congeladas por orden de la Corte del Distrito Sur de Nueva York (SDNY) tras un pedido del estudio Burnick, en el marco de otra investigación por LIBRA que tramita en Estados Unidos.
Le dio intervención a una unidad especial en ciberdelito para intentar avanzar sobre las cuentas virtuales que movieron entre 500.000 y un millón de dólares LA NACION