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Un tráiler, llantos, gritos y otros detalles de la audiencia donde se descubrió el documental Justicia Divina

El escándalo impactó de lleno en el edificio de los Tribunales de San Isidro. La conmoción era mayúscula. Las imágenes confirmaban que la jueza Julieta Makintach era parte central de un documental sobre el juicio que intentaba develar si hay responsabilidades penales por la muerte de Diego Maradona. A las 15.07 la suerte de la magistrada ya había sido definida. El presidente del tribunal, Maximiliano Savarino, pronunció la palabra “apartada”. Ahora, el debate pende de un hilo. Mañana, al mediodía, será la audiencia clave para determinar si se declara nulo el proceso, que comenzó el 11 de marzo pasado, o si se encuentra otra manera de resolver el conflicto de repercusión mundial.

La jueza Julieta Makintach después de su apartamiento del juicio por la muerte de Diego Maradona

Ya había pasado la presentación del Ministerio Público. Cada palabra elegida por Patricio Ferrari, uno de los dos fiscales generales adjuntos de San Isidro, había sido una bomba expansiva. Cada prueba presentada en la sala de audiencias, como el tráiler y el guion del documental Justicia Divina, que tenía a la jueza Makintach como protagonista, no dejaba de sorprender.

“Por lo que vieron y ya verán, no logro salir del asombro. La doctora Makintach, nuevamente, volvió a mentirnos a todos en la cara”, afirmó Ferrari. Las pruebas eran contundentes. Irrefutables. El juicio estaba herido de muerte. Agonizaba.

A nadie le quedaban dudas de la vinculación de la magistrada, que integra el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°2 de San Isidro, pero que se había sumado al TOC N°3 para el debate, de su vínculo con la producción de un documental sobre el juicio. Sorprendió, a propios y extraños, su rol protagónico y el avanzado estado del proyecto audiovisual, que estipulaba una miniserie de seis capítulos de media hora cada uno.

Las palabras de esa magistrada, con las que había querido contraatacar en el comienzo de la audiencia, habían sido en vano. Nadie le creyó al ver las contundencias de las pruebas que lograron recolectar los fiscales Carolina Asprella, Cecilia Chaieb y José Amallo en una semana de investigación. Se puso en víctima. Pero era tarde.

“No voy a dar lugar a la nulidad de este debate, porque no se lo merece, no hay sospecha de imparcialidad. Nadie puede decirme que tengo inclinación en la balanza de la Justicia para ninguna de las partes. Ni mi almohada sabe lo que voy a decidir, no lo saben mi marido, mis hijos. Más allá de este escarnio mediático, se metieron en mi vida de una manera inusitada. El escarnio mediático fue tremendo. No hay sospecha de falta de neutralidad”, había dicho Makintach. Poco después, sus palabras iban a perder sentido.

El neurocirujano Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov al retirarse de los tribunales

“Esto no es nada personal, la conozco [a la jueza Makintach] desde hace más de 20 años. No es fácil recusar a un juez, he quedado asombrado, no encuentro palabras para describir. Nos mintió en la cara durante tres meses”, se lamentó Ferrari. Luego hizo que se reprodujera en la sala el tráiler del documental.

“La gravedad institucional que tiene la situación derivó en una investigación criminal donde se ordenaron seis allanamientos. Un juez tuvo que mandar a romper seis puertas porque nos mintieron. Si creemos que el juez nos va a mentir, cómo podemos creer que va a fallar justamente. La investigación tuvo un resultado devastador”, agregó el representante del Ministerio Público.

Ferrari se refirió así a la investigación que realizaron en la última semana sus colegas Asprella, Chaieb y Amallo, luego de que se estableciese la sospecha sobre la realización de un documental no autorizado sobre un juicio que tiene interés internacional.

El juicio tiene como acusados al neurcirujano Leopoldo Luque, a la psiquiatra Agustina Cosachov, al enfermero Ricardo Almirón, al coordinador de enfermeros Mariano Perroni, al médico clínico Pedro Di Spagna, a la coordinadora de la gerencia de cuidados domiciliarios en la prepaga Swiss Medical, Nancy Forlini, y al psicólogo Carlos Díaz.

Las audiencias se habían suspendido para llevar adelante procedimientos que revelaron la preparación de ese documental, tal como quedó expuesto en la audiencia de ayer.

“No sé qué pensar, no sé qué decir, esto fue un reality, una sobreactuación permanente de la doctora Makintach, que en todo momento oficio de actriz y no de jueza”, criticó Ferrari tras mostrar a las partes y al tribunal las pruebas que se habían obtenido sobre la participación de la magistrada en ese documental.

La indignación por lo ocurrido alcanzó a los colegas de Makintach, que ahora deben resolver como continuará el juicio luego de haber definido apartar a la jueza cuestionada tanto por acusadores como por defensores.

Los jueces Verónica Di Tommaso y Maximiliano Savarino

La actitud de Makintach puede dejar incluso fuera de un juicio histórico, como es establecer las causas de la muerte de Maradona, a los otros dos magistrados. Ambos tomaron distancia de su colega en unas 20 audiencias.

Savarino sostuvo: “Fuimos filmados por un cámara oculta. Escuché falsedades de mí y de mi colega [por Verónica Di Tommaso]. No tenemos nada que ver con la filmación, con el documental. No voy a permitir que nadie me denuncie falsamente. Di Tommaso y yo integramos un mismo tribunal [el TOC N°3]. Hace cinco años que nos falta un juez. Makintach integra otro tribunal, el Tribunal Oral en lo Criminal N°2. No tenemos nada que ver con la filmación. Es una infamia decir que yo sabía, que vi a alguien grabando en la primera audiencia. Tengo una carrera de esfuerzo, que empezó como meritorio”. El presidente del tribunal reiteró: “Di Tommaso y yo no tenemos que ver con ningún documental”.

A su turno, su colega afirmó: “Quiero y cuido mucho mi trabajo. No puedo quedarme callada. Uno espera que del trabajo de uno no hablen o cuando dicen algo lo ponderen. Cuando escucho que mi apellido está vinculado a escándalo, engaño, sospecha, ego, papelón, vergüenza. Que mi apellido esté cerca de esas palabras no lo merezco. Yo soy la primera profesional de mi familia. Mis padres hicieron un esfuerzo gigante para que yo fuera a la universidad pública. No soy hija de ningún funcionario, no soy hija de nadie, sobrina de nadie”. Fue una clara alusión a Makintach, hija de un histórico juez.

Antes de tomar la palabra para fijar sus posiciones, esos magistrados ya habían mostrado que estaban a pocos minutos de dejar de compartir el tribunal con su colega. Eso quedó en evidencia mientras se transmitía el tráiler del documental, Justicia Divina, frente a las partes, los acusados, familiares de Maradona y los periodistas acreditados para cubrir el juicio.

En ese momento, Makintach se tomaba la cabeza. En la sala reinaba el estupor. Todos estaban viendo las imágenes de una serie en proceso.

“¡Basura! ¡Me sacaste en un documental!“, le gritó, desde el medio de la sala, el abogado Rodolfo Baqué, al que el tribunal echó del juicio tras los alegatos de inicio, en una votación que contó con el voto de la magistrada ahora desplazada.

“Guardemos orden en la sala”, pidió la jueza Di Tomasso, ante la posibilidad de que la audiencia se desmadrara. Makintach pidió que retiraran del recinto a Baqué por el epíteto que le había lanzado. Y ocurrió de nuevo: Savarino y Di Tomasso la desacreditaron y, por mayoría, resolvieron que el abogado podía permanecer en la audiencia. Con esos votos también decidirían poco después aceptar los pedidos de recusación de Makintach, jueza que suma ahora pedidos de juicio político por mal desempeño.

Los abogados que representan a los particulares damnificados sumaron sus críticas. “Es tan brutal lo que se ve, son salvajes las imágenes. No es, ni más ni menos, que la imagen de la Justicia. Yo vengo de una familia judicial y estoy acostumbrado a algo diferente. Me parece válido el enojo. Esto es un bochorno mundial: es la imagen de la Justicia en el mundo”, se lamentó Fernando Burlando, el letrado de Dalma y Gianinna Maradona. Y agregó: “Es realmente demencial lo que estamos viviendo. Nunca visto. Es inaudito”.

En la misma línea se expresó su socio, Fabián Améndola: “No podemos dejar de señalar que es evidente que la tarea desempeñada desde el inicio del debate ha estado signada por una cuestión ajena a la función para la que fue convocada la jueza Makintach”. Ironizó sobre la defensa que mantenía por entonces la jueza: “Cuando escucho [por parte de la magistrada] que no hay nada oculto, no lo puedo creer. ‘Yo no soy’, dijo la doctora cuando fueron proyectados los videos. ¿Será la Inteligencia Artificial?”.

“Solo fingiendo demencia podemos continuar este juicio con esta integración”, dijo Burlando, sobre el final de su exposición, y cerró: “Se violaron valores morales y éticos”.

El letrado es uno de los dos que impulsaron el pedido contra la jueza Makintach, junto a Mario Baudry, abogado de Verónica Ojeda y representante de Diego Fernando Maradona, el hijo más chico del astro.

Baudry fue duro al cuestionar a la jueza: “Esta actitud de la magistrada le ha causado mucho dolor a la familia Maradona, por lo menos a la parte que represento. Es una impresentable y una persona indigna para ocupar el cargo de juez”.

Por su parte, Félix Linfante, abogado de Jana Maradona, dijo: ”Me siento en una serie de ciencia ficción. Parece mentira”.

Los defensores tampoco fueron contemplativos. “Quiero que usted se vaya de este tribunal, hubiese preferido que se excusara, hubiese esperado eso. Me siento triste, quebrado”, sostuvo el abogado de Luque, Julio Rivas, y comenzó a llorar.

Gianinna Maradona ingresa a los tribunales de San Isidro

En la misma línea, Vadim Mischanchuk, abogado de la psiquiatra Cosachov, argumentó: “Qué seguridad le puedo dar a mi cliente si se habla de que había un guion para una miniserie”.

También, Diego Olmedo, abogado del psicólogo Carlos Díaz cuestionó a la magistrada: “La prueba es abrumadora. ¿Qué tengo que imaginarme qué iba a pasar con Carlos Díaz y la ‘jueza de Dios’? Lo iba a condenar”.

Y Miguel Ángel Pierri, abogado de Perroni, dijo: “Siento vergüenza e impotencia. Estamos siendo vistos por todo el mundo, estamos dando la peor imagen que podemos dar”.

Frente a ese escenario se desmoronó Makintach. La magistrada tomó la palabra: “Para mí es una sorpresa y una película de ficción. Tras el pedido de todas las partes no tengo otra opción que hacer lugar a la recusación”. Pero fueron sus colegas quienes decidieron apartarla de sus funciones en el juicio.

Ahora se abre un escenario incierto. El fiscal Ferrari expuso una posición compartida por otros abogados en la sala: “La posición de la fiscalía es que deben designarse nuevos jueces hábiles para que prosigan con la continuidad del proceso. Eso no implica la designación de un nuevo tribunal, son los jueces los que deben cambiar. Sé el prestigio que ustedes tienen (en referencia Savarino y Di Tommaso), no es un juicio de valor. Queremos que la muerte de Diego no tenga impunidad”.

El escándalo impactó de lleno en el edificio de los Tribunales de San Isidro. La conmoción era mayúscula. Las imágenes confirmaban que la jueza Julieta Makintach era parte central de un documental sobre el juicio que intentaba develar si hay responsabilidades penales por la muerte de Diego Maradona. A las 15.07 la suerte de la magistrada ya había sido definida. El presidente del tribunal, Maximiliano Savarino, pronunció la palabra “apartada”. Ahora, el debate pende de un hilo. Mañana, al mediodía, será la audiencia clave para determinar si se declara nulo el proceso, que comenzó el 11 de marzo pasado, o si se encuentra otra manera de resolver el conflicto de repercusión mundial.

La jueza Julieta Makintach después de su apartamiento del juicio por la muerte de Diego Maradona

Ya había pasado la presentación del Ministerio Público. Cada palabra elegida por Patricio Ferrari, uno de los dos fiscales generales adjuntos de San Isidro, había sido una bomba expansiva. Cada prueba presentada en la sala de audiencias, como el tráiler y el guion del documental Justicia Divina, que tenía a la jueza Makintach como protagonista, no dejaba de sorprender.

“Por lo que vieron y ya verán, no logro salir del asombro. La doctora Makintach, nuevamente, volvió a mentirnos a todos en la cara”, afirmó Ferrari. Las pruebas eran contundentes. Irrefutables. El juicio estaba herido de muerte. Agonizaba.

A nadie le quedaban dudas de la vinculación de la magistrada, que integra el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°2 de San Isidro, pero que se había sumado al TOC N°3 para el debate, de su vínculo con la producción de un documental sobre el juicio. Sorprendió, a propios y extraños, su rol protagónico y el avanzado estado del proyecto audiovisual, que estipulaba una miniserie de seis capítulos de media hora cada uno.

Las palabras de esa magistrada, con las que había querido contraatacar en el comienzo de la audiencia, habían sido en vano. Nadie le creyó al ver las contundencias de las pruebas que lograron recolectar los fiscales Carolina Asprella, Cecilia Chaieb y José Amallo en una semana de investigación. Se puso en víctima. Pero era tarde.

“No voy a dar lugar a la nulidad de este debate, porque no se lo merece, no hay sospecha de imparcialidad. Nadie puede decirme que tengo inclinación en la balanza de la Justicia para ninguna de las partes. Ni mi almohada sabe lo que voy a decidir, no lo saben mi marido, mis hijos. Más allá de este escarnio mediático, se metieron en mi vida de una manera inusitada. El escarnio mediático fue tremendo. No hay sospecha de falta de neutralidad”, había dicho Makintach. Poco después, sus palabras iban a perder sentido.

El neurocirujano Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov al retirarse de los tribunales

“Esto no es nada personal, la conozco [a la jueza Makintach] desde hace más de 20 años. No es fácil recusar a un juez, he quedado asombrado, no encuentro palabras para describir. Nos mintió en la cara durante tres meses”, se lamentó Ferrari. Luego hizo que se reprodujera en la sala el tráiler del documental.

“La gravedad institucional que tiene la situación derivó en una investigación criminal donde se ordenaron seis allanamientos. Un juez tuvo que mandar a romper seis puertas porque nos mintieron. Si creemos que el juez nos va a mentir, cómo podemos creer que va a fallar justamente. La investigación tuvo un resultado devastador”, agregó el representante del Ministerio Público.

Ferrari se refirió así a la investigación que realizaron en la última semana sus colegas Asprella, Chaieb y Amallo, luego de que se estableciese la sospecha sobre la realización de un documental no autorizado sobre un juicio que tiene interés internacional.

El juicio tiene como acusados al neurcirujano Leopoldo Luque, a la psiquiatra Agustina Cosachov, al enfermero Ricardo Almirón, al coordinador de enfermeros Mariano Perroni, al médico clínico Pedro Di Spagna, a la coordinadora de la gerencia de cuidados domiciliarios en la prepaga Swiss Medical, Nancy Forlini, y al psicólogo Carlos Díaz.

Las audiencias se habían suspendido para llevar adelante procedimientos que revelaron la preparación de ese documental, tal como quedó expuesto en la audiencia de ayer.

“No sé qué pensar, no sé qué decir, esto fue un reality, una sobreactuación permanente de la doctora Makintach, que en todo momento oficio de actriz y no de jueza”, criticó Ferrari tras mostrar a las partes y al tribunal las pruebas que se habían obtenido sobre la participación de la magistrada en ese documental.

La indignación por lo ocurrido alcanzó a los colegas de Makintach, que ahora deben resolver como continuará el juicio luego de haber definido apartar a la jueza cuestionada tanto por acusadores como por defensores.

Los jueces Verónica Di Tommaso y Maximiliano Savarino

La actitud de Makintach puede dejar incluso fuera de un juicio histórico, como es establecer las causas de la muerte de Maradona, a los otros dos magistrados. Ambos tomaron distancia de su colega en unas 20 audiencias.

Savarino sostuvo: “Fuimos filmados por un cámara oculta. Escuché falsedades de mí y de mi colega [por Verónica Di Tommaso]. No tenemos nada que ver con la filmación, con el documental. No voy a permitir que nadie me denuncie falsamente. Di Tommaso y yo integramos un mismo tribunal [el TOC N°3]. Hace cinco años que nos falta un juez. Makintach integra otro tribunal, el Tribunal Oral en lo Criminal N°2. No tenemos nada que ver con la filmación. Es una infamia decir que yo sabía, que vi a alguien grabando en la primera audiencia. Tengo una carrera de esfuerzo, que empezó como meritorio”. El presidente del tribunal reiteró: “Di Tommaso y yo no tenemos que ver con ningún documental”.

A su turno, su colega afirmó: “Quiero y cuido mucho mi trabajo. No puedo quedarme callada. Uno espera que del trabajo de uno no hablen o cuando dicen algo lo ponderen. Cuando escucho que mi apellido está vinculado a escándalo, engaño, sospecha, ego, papelón, vergüenza. Que mi apellido esté cerca de esas palabras no lo merezco. Yo soy la primera profesional de mi familia. Mis padres hicieron un esfuerzo gigante para que yo fuera a la universidad pública. No soy hija de ningún funcionario, no soy hija de nadie, sobrina de nadie”. Fue una clara alusión a Makintach, hija de un histórico juez.

Antes de tomar la palabra para fijar sus posiciones, esos magistrados ya habían mostrado que estaban a pocos minutos de dejar de compartir el tribunal con su colega. Eso quedó en evidencia mientras se transmitía el tráiler del documental, Justicia Divina, frente a las partes, los acusados, familiares de Maradona y los periodistas acreditados para cubrir el juicio.

En ese momento, Makintach se tomaba la cabeza. En la sala reinaba el estupor. Todos estaban viendo las imágenes de una serie en proceso.

“¡Basura! ¡Me sacaste en un documental!“, le gritó, desde el medio de la sala, el abogado Rodolfo Baqué, al que el tribunal echó del juicio tras los alegatos de inicio, en una votación que contó con el voto de la magistrada ahora desplazada.

“Guardemos orden en la sala”, pidió la jueza Di Tomasso, ante la posibilidad de que la audiencia se desmadrara. Makintach pidió que retiraran del recinto a Baqué por el epíteto que le había lanzado. Y ocurrió de nuevo: Savarino y Di Tomasso la desacreditaron y, por mayoría, resolvieron que el abogado podía permanecer en la audiencia. Con esos votos también decidirían poco después aceptar los pedidos de recusación de Makintach, jueza que suma ahora pedidos de juicio político por mal desempeño.

Los abogados que representan a los particulares damnificados sumaron sus críticas. “Es tan brutal lo que se ve, son salvajes las imágenes. No es, ni más ni menos, que la imagen de la Justicia. Yo vengo de una familia judicial y estoy acostumbrado a algo diferente. Me parece válido el enojo. Esto es un bochorno mundial: es la imagen de la Justicia en el mundo”, se lamentó Fernando Burlando, el letrado de Dalma y Gianinna Maradona. Y agregó: “Es realmente demencial lo que estamos viviendo. Nunca visto. Es inaudito”.

En la misma línea se expresó su socio, Fabián Améndola: “No podemos dejar de señalar que es evidente que la tarea desempeñada desde el inicio del debate ha estado signada por una cuestión ajena a la función para la que fue convocada la jueza Makintach”. Ironizó sobre la defensa que mantenía por entonces la jueza: “Cuando escucho [por parte de la magistrada] que no hay nada oculto, no lo puedo creer. ‘Yo no soy’, dijo la doctora cuando fueron proyectados los videos. ¿Será la Inteligencia Artificial?”.

“Solo fingiendo demencia podemos continuar este juicio con esta integración”, dijo Burlando, sobre el final de su exposición, y cerró: “Se violaron valores morales y éticos”.

El letrado es uno de los dos que impulsaron el pedido contra la jueza Makintach, junto a Mario Baudry, abogado de Verónica Ojeda y representante de Diego Fernando Maradona, el hijo más chico del astro.

Baudry fue duro al cuestionar a la jueza: “Esta actitud de la magistrada le ha causado mucho dolor a la familia Maradona, por lo menos a la parte que represento. Es una impresentable y una persona indigna para ocupar el cargo de juez”.

Por su parte, Félix Linfante, abogado de Jana Maradona, dijo: ”Me siento en una serie de ciencia ficción. Parece mentira”.

Los defensores tampoco fueron contemplativos. “Quiero que usted se vaya de este tribunal, hubiese preferido que se excusara, hubiese esperado eso. Me siento triste, quebrado”, sostuvo el abogado de Luque, Julio Rivas, y comenzó a llorar.

Gianinna Maradona ingresa a los tribunales de San Isidro

En la misma línea, Vadim Mischanchuk, abogado de la psiquiatra Cosachov, argumentó: “Qué seguridad le puedo dar a mi cliente si se habla de que había un guion para una miniserie”.

También, Diego Olmedo, abogado del psicólogo Carlos Díaz cuestionó a la magistrada: “La prueba es abrumadora. ¿Qué tengo que imaginarme qué iba a pasar con Carlos Díaz y la ‘jueza de Dios’? Lo iba a condenar”.

Y Miguel Ángel Pierri, abogado de Perroni, dijo: “Siento vergüenza e impotencia. Estamos siendo vistos por todo el mundo, estamos dando la peor imagen que podemos dar”.

Frente a ese escenario se desmoronó Makintach. La magistrada tomó la palabra: “Para mí es una sorpresa y una película de ficción. Tras el pedido de todas las partes no tengo otra opción que hacer lugar a la recusación”. Pero fueron sus colegas quienes decidieron apartarla de sus funciones en el juicio.

Ahora se abre un escenario incierto. El fiscal Ferrari expuso una posición compartida por otros abogados en la sala: “La posición de la fiscalía es que deben designarse nuevos jueces hábiles para que prosigan con la continuidad del proceso. Eso no implica la designación de un nuevo tribunal, son los jueces los que deben cambiar. Sé el prestigio que ustedes tienen (en referencia Savarino y Di Tommaso), no es un juicio de valor. Queremos que la muerte de Diego no tenga impunidad”.

 El juicio por la muerte de Diego Armando Maradona quedó herido de muerte  LA NACION

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