NacionalesUltimas Noticias

La segunda apuesta del año de Julio Bocca suma variedad al repertorio del Ballet Estable del Teatro Colón

Triple Bill se le llama en el mundo de la danza a lo que en español conocemos lisa y llanamente como Programa mixto: un espectáculo que reúne en una misma noche a tres obras distintas y que cobra cierto sentido estratégico dentro de una temporada. ¿Por qué estratégico? Por el lugar que ocupa y la misión que tiene, en este caso, en los planes de este año para el Ballet Estable del Teatro Colón.

Un Programa mixto reparte la atención de la audiencia en diferentes títulos (lo que, a su vez, tiene el potencial de generar nuevos públicos), conjuga obras de repertorio con novedades (ampliando de este modo el espectro de lo que se ve habitualmente) y permite a una compañía entrenar su ductilidad. Un chef diría que sirve para “dar de probar sabores variados y, así, educar el paladar”. Julio Bocca confía en que, además, esta vez tendrá un condimento extra: “Espero que vayan viendo el cambio en el nivel de los bailarines”, decía el lunes en un desayuno con la prensa, donde presentó a los coreógrafos y repositores que trabajaron en las obras que se verán a partir de este jueves, durante diez funciones. A saber: una suite del clásico Paquita, en versión de Luis Ortigoza; el estreno de Chacona, pieza de danza contemporánea del español Goyo Montero; y la reposición de Por vos muero, que en ausencia de su autor, el famoso Nacho Duato, remontó aquí África Guzmán, mano derecha de Bocca en el equipo artístico y exbailarina del primer elenco que tuvo este título, en 1996.

De izquierda a derecha, Luis Ortigoza, Goyo Montero, África Guzmán y Julio Bocca, en la presentación del Programa mixto de ballet que estrena el Colón este jueves

“Es un trío increíble y han trabajado maravillosamente con Luis y con África, que son parte de un equipo artístico más grande -siguió el director-. Recién llegué de Estocolmo [adonde viajó a montar Romeo y Julieta, parte de sus compromisos adquiridos antes de su nombramiento] así que en estos días, desde acá, me iban mandando los videítos de todo el proceso, y la verdad me dio mucho placer poder mostrarlo allá y tener una buena respuesta; me hace muy feliz”, dijo, orgulloso de los resultados. “Se está dando un cambio en los bailarines, con ganas de aprender, de hacer cosas nuevas y diferentes, y eso hace que el ambiente sea otro; la mayoría está haciendo las clases, lo que señala un cambio de aceptación a la forma nueva de trabajar. La evolución la van a notar en el escenario: por ejemplo, la obra de Goyo es muy complicada en sus diagonales, por dinámica, canon y rapidez, y estoy viendo cómo poco a poco empiezan a bailar más rápido, algo que personalmente me gusta. Siempre cuando voy a las escuelas y hablo de esto, pregunto: ”¿A vos te gusta que Internet sea lenta? No, ¿no? [risas] A mí me gusta que el baile tenga una dinámica».

Durante la conferencia -de la que participó además la ministra de cultura porteña Gabriela Ricardes-, el director general del teatro, Gerardo Grieco, adelantó que en las próximas funciones se advertirá más sangre joven en la sala. El Programa mixto, de una hora y media de duración, les pareció ideal para invitar a alumnos de 4° y 5° año de secundarios de la ciudad a vivir una experiencia de ballet en el Colón, y de algún modo darle continuidad al ciclo de “guardapolvos blancos” con chicos de primarias que hace pocos días asistió a un concierto. Grieco se refirió también a convenios para generar nuevos ingresos (alianzas con agencias de turismo para ventas de entradas para grupos) y anticipó una subasta que se hará a fin de año de los originales de las obras de arte comisionadas para cada espectáculo: “Vayan preparando los bolsillos”. Esta vez, la creatividad corrió por cuenta de Jorge Pomar, un muralista que tomó el desafío de acotarse a los 80 x 60 centímetros de la tapa de los programas de mano para sintetizar en una pintura abstracta su concepto de este espectáculo.

¿Qué se va a ver? Las tres obras, una por una

El telón se abrirá con Paquita: pieza del repertorio académico, es la que menos precisa presentación, aunque la que más historia tiene. Originalmente creada por Joseph Mazilier y estrenada en 1846 en la Ópera de París, fue la versión posterior de Marius Petipá en Rusia la que atravesó siglos y fronteras. Corresponde a aquella primera y más importante mutación, con música de Ludwig Minkus, la inclusión de un pas de trois en el primer acto y el grand pas classique y la mazurka en el último, que es lo que más y mejor sobrevive hasta hoy. Es decir que, excepto por las compañías que tienen en su repertorio una versión completa (en San Petersburgo; o la OP, que posee la que Pierre Lacotte hizo en 2007; o la de Alexei Ratmansky, experto en reconstruir a partir de la notación original piezas históricas), el argumento de la gitana que le da título al ballet se fue perdiendo. Así, por todo concepto, el grand pass classique (el final) cobró autonomía y ganó popularidad como un condensado de virtuosismo de media hora que permite el lucimiento de la compañía.

Trabajo en la Sala 9 de Julio de la suite de

“Es la danza por la danza misma”, dice Luis Ortigoza a LA NACION, que creó su versión en 2010 para el Ballet de Santiago –donde por décadas el argentino fue estrella hasta llegar a director-, para la gala de reapertura del Teatro Municipal tras aquel terremoto que lo mantuvo varios meses cerrado. “Me lancé a poner a los varones en el cuerpo de baile a la par de las mujeres. Es darle otro aire, una cosa sorpresiva, la gente no espera ver hombres en esta obra. Mi punto de partida es la versión de Petipá, la que tiene el Mariinsky; con esa misma estructura, los matices que le fui dando y la escena que abre hace que desde el comienzo se vea diferente”, señala.

Es bastante habitual ver el grand pass classique de Paquita en un programa mixto. “Enriquece a los bailarines y el público, al mismo tiempo”, reflexiona Ortigoza. Además de los elencos de la casa, siempre con la Orquesta Filarmónica y la batuta de Ezequiel Silberstein, las noches del 3, 4, 6 y 7 de junio participará el bailarín invitado Patricio Revé, que el fin de semana se estuvo presentando en el escenario de la Royal Opera House de Londres como el Romeo de Natalia Osipova. El cubano es figura principal del Queensland Ballet de Australia aunque, después del próximo receso de verano en el hemisferio norte, se incorporará al San Francisco Ballet que dirige Tamara Rojo. (Azar o destino, el debut de otro cubano en Buenos Aires se hizo con Paquita. Fue en 1997, cuando un muy joven Carlos Acosta, todavía en Houston Ballet, era una promesa. Otra casualidad: Bocca también bailaba en aquel Programa mixto del Ballet Estable que dirigía Raquel Rossetti: hizo con Eleonora Cassano Other Dances, de Jerome Robbins, y El joven y la muerte, de Roland Petit).

Chacona, de Goyo Montero, es la gran novedad de la noche para los espectadores del Teatro Colón. ¿Una obra de quince minutos, la gran novedad? Exactamente. Antes de apresurarse a emitir un juicio, mejor hacer memoria del impacto que dejó en el mismo tiempo de reloj el Bolero del israelí Shahar Binyamini que se vio en el Programa mixto del Colón el año pasado.

Veloz y precisa, con lenguaje contemporáneo,

Creada por el coreógrafo español sobre la Partita N°2 de Bach (con violín, guitarra y piano en escena), la obra es -al decir de propio Montero-, “una catedral musical”, un reto para todos los intérpretes. “Intenté acercarme a esa forma matemática, pero altamente emocional, que tiene Bach: está construida con una perfección absoluta y hecho como antena para emitir emociones. En este caso, la emoción es la comunicación entre los músicos y los bailarines, de principio a fin, ‘encerrados’ en los espacios que determinan las luces, a veces de comunicación y otras de aislamiento”, sintetiza el autor, manifiestamente feliz de haber cumplido su deseo de estar en Buenos Aires y en el Teatro Colón. De hecho, usa los adjetivos épico, histórico e icónico, para referirse al teatro, a su compañía y a Bocca, artista que admira desde pequeño. En diálogo con LA NACION Montero revela su ilusión de recorrer de primera mano la ciudad que primero conoció a través de Borges. “Es un escritor al que vuelvo todo el tiempo, porque tiene esa cosa tan universal; siempre vas a encontrar nuevas interpretaciones cuando va cambiando tu edad”, observa el madrileño, que ya cumplió los cincuenta.

Como decíamos del grand pas classique, esta “chacona” también es el colofón de otra obra más grande (Vasos comunicantes) creada para un seleccionado de ocho bailarines españoles que brillaban en el mundo. Con los años, creció a 16 intérpretes, se independizó y viajó desde Nuremeberg -donde el español dirige la compañía del teatro estatal desde hace 17 años- hasta otros escenarios de Europa, el Sodre en Montevideo y ahora Buenos Aires. Al Ballet Estable lo encuentra, coincide con sus colegas, “increíblemente motivado”. Observa: “Hay gran talento, pero sobre todo mucho fuego, ganas de evolucionar, tomar nuevos caminos”.

“Primero vino la música de Jordi Savall y al oírla pensé en poner poemas en el medio, y para eso fui a los cánticos del Inca. Escogí su obra ligada al amor, la muerte y el baile”, rememora Nacho Duato, en una llamada telefónica desde Madrid, cómo fue aquel proceso creativo hace ya casi tres décadas para hacer Por vos muero. Las máscaras, los versos de Garcilaso que funcionan de hilo conductor en la voz de Miguel Bosé y la música del Siglo de Oro han hecho de este título una insignia reconocible del estilo de un coreógrafo que en su prolífica carrera ya ha superado las cien piezas.

Ausente con aviso para el montaje, Duato delegó con gran confianza en África Guzmán la tarea de la reposición. En la conferencia del lunes, ella se explayó, por un lado, en las bondades de este lenguaje que “estira al ballet clásico hasta puntos que le dan libertad, con una estética maravillosa”, y enfatizó sobre el estimulante trabajo de ida y vuelta que atravesó con los bailarines: “Poder ayudarles, contarles la experiencia, enseñarles materiales nuevos para ellos ha sido muy motivador; están trabajando con muchas ganas para dar su máximo y es muy bonito cuando del otro lado podés nutrirte de eso también”.

África Guzmán, en pleno trabajo de reposición de

Si bien Duato no regresó a la Argentina desde que en 2009 dio ese megabanquete de seis piezas propias con la Compañía Nacional de Danza de España en el Teatro San Martín, su obra sí siguió volviendo y varias veces más. Por vos muero le queda muy bien al Ballet del Colón, como se puedo comprobar durante las direcciones anteriores de Maximiliano Guerra y de Paloma Herrera. “Por vos nací, por vos tengo vida, y por vos muero”: ya se oyen los versos del soneto del Inca de la Vega en el final del Programa mixto.

Para agendar

Programa mixto, por el Ballet Estable del Teatro Colón, con dirección de Julio Bocca. Estreno el jueves 29, a las 20. Funciones, viernes 30 y sábado 31, y del martes 3 al sábado 7 a las 20; domingos 1° y 8 de junio, a las 17.

Perifoneos. Conversaciones previas a cada función con los coreógrafos, músicos y bailarines que intervienen en las diferentes obras. Ingreso por la puerta de la calle Libertad, una hora antes del espectáculo.

Triple Bill se le llama en el mundo de la danza a lo que en español conocemos lisa y llanamente como Programa mixto: un espectáculo que reúne en una misma noche a tres obras distintas y que cobra cierto sentido estratégico dentro de una temporada. ¿Por qué estratégico? Por el lugar que ocupa y la misión que tiene, en este caso, en los planes de este año para el Ballet Estable del Teatro Colón.

Un Programa mixto reparte la atención de la audiencia en diferentes títulos (lo que, a su vez, tiene el potencial de generar nuevos públicos), conjuga obras de repertorio con novedades (ampliando de este modo el espectro de lo que se ve habitualmente) y permite a una compañía entrenar su ductilidad. Un chef diría que sirve para “dar de probar sabores variados y, así, educar el paladar”. Julio Bocca confía en que, además, esta vez tendrá un condimento extra: “Espero que vayan viendo el cambio en el nivel de los bailarines”, decía el lunes en un desayuno con la prensa, donde presentó a los coreógrafos y repositores que trabajaron en las obras que se verán a partir de este jueves, durante diez funciones. A saber: una suite del clásico Paquita, en versión de Luis Ortigoza; el estreno de Chacona, pieza de danza contemporánea del español Goyo Montero; y la reposición de Por vos muero, que en ausencia de su autor, el famoso Nacho Duato, remontó aquí África Guzmán, mano derecha de Bocca en el equipo artístico y exbailarina del primer elenco que tuvo este título, en 1996.

De izquierda a derecha, Luis Ortigoza, Goyo Montero, África Guzmán y Julio Bocca, en la presentación del Programa mixto de ballet que estrena el Colón este jueves

“Es un trío increíble y han trabajado maravillosamente con Luis y con África, que son parte de un equipo artístico más grande -siguió el director-. Recién llegué de Estocolmo [adonde viajó a montar Romeo y Julieta, parte de sus compromisos adquiridos antes de su nombramiento] así que en estos días, desde acá, me iban mandando los videítos de todo el proceso, y la verdad me dio mucho placer poder mostrarlo allá y tener una buena respuesta; me hace muy feliz”, dijo, orgulloso de los resultados. “Se está dando un cambio en los bailarines, con ganas de aprender, de hacer cosas nuevas y diferentes, y eso hace que el ambiente sea otro; la mayoría está haciendo las clases, lo que señala un cambio de aceptación a la forma nueva de trabajar. La evolución la van a notar en el escenario: por ejemplo, la obra de Goyo es muy complicada en sus diagonales, por dinámica, canon y rapidez, y estoy viendo cómo poco a poco empiezan a bailar más rápido, algo que personalmente me gusta. Siempre cuando voy a las escuelas y hablo de esto, pregunto: ”¿A vos te gusta que Internet sea lenta? No, ¿no? [risas] A mí me gusta que el baile tenga una dinámica».

Durante la conferencia -de la que participó además la ministra de cultura porteña Gabriela Ricardes-, el director general del teatro, Gerardo Grieco, adelantó que en las próximas funciones se advertirá más sangre joven en la sala. El Programa mixto, de una hora y media de duración, les pareció ideal para invitar a alumnos de 4° y 5° año de secundarios de la ciudad a vivir una experiencia de ballet en el Colón, y de algún modo darle continuidad al ciclo de “guardapolvos blancos” con chicos de primarias que hace pocos días asistió a un concierto. Grieco se refirió también a convenios para generar nuevos ingresos (alianzas con agencias de turismo para ventas de entradas para grupos) y anticipó una subasta que se hará a fin de año de los originales de las obras de arte comisionadas para cada espectáculo: “Vayan preparando los bolsillos”. Esta vez, la creatividad corrió por cuenta de Jorge Pomar, un muralista que tomó el desafío de acotarse a los 80 x 60 centímetros de la tapa de los programas de mano para sintetizar en una pintura abstracta su concepto de este espectáculo.

¿Qué se va a ver? Las tres obras, una por una

El telón se abrirá con Paquita: pieza del repertorio académico, es la que menos precisa presentación, aunque la que más historia tiene. Originalmente creada por Joseph Mazilier y estrenada en 1846 en la Ópera de París, fue la versión posterior de Marius Petipá en Rusia la que atravesó siglos y fronteras. Corresponde a aquella primera y más importante mutación, con música de Ludwig Minkus, la inclusión de un pas de trois en el primer acto y el grand pas classique y la mazurka en el último, que es lo que más y mejor sobrevive hasta hoy. Es decir que, excepto por las compañías que tienen en su repertorio una versión completa (en San Petersburgo; o la OP, que posee la que Pierre Lacotte hizo en 2007; o la de Alexei Ratmansky, experto en reconstruir a partir de la notación original piezas históricas), el argumento de la gitana que le da título al ballet se fue perdiendo. Así, por todo concepto, el grand pass classique (el final) cobró autonomía y ganó popularidad como un condensado de virtuosismo de media hora que permite el lucimiento de la compañía.

Trabajo en la Sala 9 de Julio de la suite de

“Es la danza por la danza misma”, dice Luis Ortigoza a LA NACION, que creó su versión en 2010 para el Ballet de Santiago –donde por décadas el argentino fue estrella hasta llegar a director-, para la gala de reapertura del Teatro Municipal tras aquel terremoto que lo mantuvo varios meses cerrado. “Me lancé a poner a los varones en el cuerpo de baile a la par de las mujeres. Es darle otro aire, una cosa sorpresiva, la gente no espera ver hombres en esta obra. Mi punto de partida es la versión de Petipá, la que tiene el Mariinsky; con esa misma estructura, los matices que le fui dando y la escena que abre hace que desde el comienzo se vea diferente”, señala.

Es bastante habitual ver el grand pass classique de Paquita en un programa mixto. “Enriquece a los bailarines y el público, al mismo tiempo”, reflexiona Ortigoza. Además de los elencos de la casa, siempre con la Orquesta Filarmónica y la batuta de Ezequiel Silberstein, las noches del 3, 4, 6 y 7 de junio participará el bailarín invitado Patricio Revé, que el fin de semana se estuvo presentando en el escenario de la Royal Opera House de Londres como el Romeo de Natalia Osipova. El cubano es figura principal del Queensland Ballet de Australia aunque, después del próximo receso de verano en el hemisferio norte, se incorporará al San Francisco Ballet que dirige Tamara Rojo. (Azar o destino, el debut de otro cubano en Buenos Aires se hizo con Paquita. Fue en 1997, cuando un muy joven Carlos Acosta, todavía en Houston Ballet, era una promesa. Otra casualidad: Bocca también bailaba en aquel Programa mixto del Ballet Estable que dirigía Raquel Rossetti: hizo con Eleonora Cassano Other Dances, de Jerome Robbins, y El joven y la muerte, de Roland Petit).

Chacona, de Goyo Montero, es la gran novedad de la noche para los espectadores del Teatro Colón. ¿Una obra de quince minutos, la gran novedad? Exactamente. Antes de apresurarse a emitir un juicio, mejor hacer memoria del impacto que dejó en el mismo tiempo de reloj el Bolero del israelí Shahar Binyamini que se vio en el Programa mixto del Colón el año pasado.

Veloz y precisa, con lenguaje contemporáneo,

Creada por el coreógrafo español sobre la Partita N°2 de Bach (con violín, guitarra y piano en escena), la obra es -al decir de propio Montero-, “una catedral musical”, un reto para todos los intérpretes. “Intenté acercarme a esa forma matemática, pero altamente emocional, que tiene Bach: está construida con una perfección absoluta y hecho como antena para emitir emociones. En este caso, la emoción es la comunicación entre los músicos y los bailarines, de principio a fin, ‘encerrados’ en los espacios que determinan las luces, a veces de comunicación y otras de aislamiento”, sintetiza el autor, manifiestamente feliz de haber cumplido su deseo de estar en Buenos Aires y en el Teatro Colón. De hecho, usa los adjetivos épico, histórico e icónico, para referirse al teatro, a su compañía y a Bocca, artista que admira desde pequeño. En diálogo con LA NACION Montero revela su ilusión de recorrer de primera mano la ciudad que primero conoció a través de Borges. “Es un escritor al que vuelvo todo el tiempo, porque tiene esa cosa tan universal; siempre vas a encontrar nuevas interpretaciones cuando va cambiando tu edad”, observa el madrileño, que ya cumplió los cincuenta.

Como decíamos del grand pas classique, esta “chacona” también es el colofón de otra obra más grande (Vasos comunicantes) creada para un seleccionado de ocho bailarines españoles que brillaban en el mundo. Con los años, creció a 16 intérpretes, se independizó y viajó desde Nuremeberg -donde el español dirige la compañía del teatro estatal desde hace 17 años- hasta otros escenarios de Europa, el Sodre en Montevideo y ahora Buenos Aires. Al Ballet Estable lo encuentra, coincide con sus colegas, “increíblemente motivado”. Observa: “Hay gran talento, pero sobre todo mucho fuego, ganas de evolucionar, tomar nuevos caminos”.

“Primero vino la música de Jordi Savall y al oírla pensé en poner poemas en el medio, y para eso fui a los cánticos del Inca. Escogí su obra ligada al amor, la muerte y el baile”, rememora Nacho Duato, en una llamada telefónica desde Madrid, cómo fue aquel proceso creativo hace ya casi tres décadas para hacer Por vos muero. Las máscaras, los versos de Garcilaso que funcionan de hilo conductor en la voz de Miguel Bosé y la música del Siglo de Oro han hecho de este título una insignia reconocible del estilo de un coreógrafo que en su prolífica carrera ya ha superado las cien piezas.

Ausente con aviso para el montaje, Duato delegó con gran confianza en África Guzmán la tarea de la reposición. En la conferencia del lunes, ella se explayó, por un lado, en las bondades de este lenguaje que “estira al ballet clásico hasta puntos que le dan libertad, con una estética maravillosa”, y enfatizó sobre el estimulante trabajo de ida y vuelta que atravesó con los bailarines: “Poder ayudarles, contarles la experiencia, enseñarles materiales nuevos para ellos ha sido muy motivador; están trabajando con muchas ganas para dar su máximo y es muy bonito cuando del otro lado podés nutrirte de eso también”.

África Guzmán, en pleno trabajo de reposición de

Si bien Duato no regresó a la Argentina desde que en 2009 dio ese megabanquete de seis piezas propias con la Compañía Nacional de Danza de España en el Teatro San Martín, su obra sí siguió volviendo y varias veces más. Por vos muero le queda muy bien al Ballet del Colón, como se puedo comprobar durante las direcciones anteriores de Maximiliano Guerra y de Paloma Herrera. “Por vos nací, por vos tengo vida, y por vos muero”: ya se oyen los versos del soneto del Inca de la Vega en el final del Programa mixto.

Para agendar

Programa mixto, por el Ballet Estable del Teatro Colón, con dirección de Julio Bocca. Estreno el jueves 29, a las 20. Funciones, viernes 30 y sábado 31, y del martes 3 al sábado 7 a las 20; domingos 1° y 8 de junio, a las 17.

Perifoneos. Conversaciones previas a cada función con los coreógrafos, músicos y bailarines que intervienen en las diferentes obras. Ingreso por la puerta de la calle Libertad, una hora antes del espectáculo.

 Como un menú en tres pasos para ampliar los paladares del publico y la ductilidad de la compañía, el programa mixto que se estrenará este jueves trae una nueva suite del clásico “Paquita”, una novedad en clave contemporánea llamada “Chacona” y el regreso de “Por vos muero”  LA NACION

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba
Cerrar