El Gobierno captó los US$1000 millones que buscaba de inversores internacionales

El Gobierno logró su objetivo al captar hoy US$1000 millones, básicamente de inversores internacionales con la emisión del Bonte30, un bono en pesos a 5 años y pagadero en pesos pero suscribible sólo en dólares -pero con opción de “rescate” a los dos años-, con el que logró romper el bloqueo “de hecho” que enfrentaba para acceder al mercado global, producto de su largo historial de incumplimientos.
La Secretaría de Finanzas anuncia que en la licitación de hoy adjudicó $8,56 billones habiendo recibido ofertas por un total de $9,46 billones.
➡️ Esto significa un rollover de 126,28% sobre los vencimientos del día de la fecha y 100,12% incluyendo los pagos de cupones y…
— Pablo Quirno (@pabloquirno) May 28, 2025
Lo hizo tras recibir 46 ofertas de compras de inversores extranjeros por un total de $1,94 billones (USS1.694 millones), sobre demanda que le permitió prorratear la asignación y fijar la tasa de interés en el 29,50% nominal anual, algunos puntos por encima de la que esperan algunos analistas de mercado, según anticipó mediante un psoteo por la red X, tal cual es su costumbre, el secretario de finanzas, Pablo Quirno.
“Excelente noticia. Poder refinanciar vencimientos de capital es trascendental!”, valoró el minstro de Economía, Luis Caputo, apenas se informe el resultado de la subasta.
Quirno valoró que la operación haya permitido “ampliar el universo de inversores interesados en nuestros bonos en pesos” para que el Tesoro logre a la vez “una extensión del plazo promedio” de esta deuda, lo que se le venía negando en los últimos meses.
En relación a la tasa de interés Delphos investment había explicado que ella permitiría inferir “el grado de optimismo/pesimismo de los inversores internacionales en relación al potencial éxito del plan económico en el mediano plazo” y la había estimado en un rango del 24% al 27% nominal anual, considerando el put conceido a los compradores para ejecutar -si así lo requirieran- su restace anticipado en el 2027, algo más bajo de la convalidad, aunque al tratarse de una emisión sin precedentes en siete años puede considerarse un sobrecosto inicial “normal”.
Por lo pronto el ingreso al Gobierno que permitirá mostrar, al menos, voluntad de cumplir con la meta de reservas recientemente pactada con el FMI, verificable a mediados de junio, ya que se traducirá en un aumento de sus depósitos en dólares. Esas colocaciones —por vía de los encajes— nutrirán -al menos temporalmente- la tenencia del BCRA, hoy robustecida aunque compuesta casi exclusivamente por deuda.
Además, podrá recurrir a esos fondos unos veinte días después para hacer frente al pago de servicios de los bonos de la deuda reestructurada, por unos US$4400 millones, que vencen el 9 de julio.
Por añadidura, la operación podría contribuir a acelerar la tendencia a la baja del riesgo país, que hoy se encuentra estancado en torno a los 650 puntos básicos, y que se mantiene alto por el efecto que provoca la suba de tasas en la deuda de Estados Unidos —utilizada como referencia para ese cálculo—. También podría allanar el camino para una eventual recalificación del mercado local, actualmente catalogado como “fronterizo”, a la categoría de “emergente”, lo que implicaría una mejora en la percepción de riesgo.
La colocación se dio en el marco de la licitación rutinaria de deuda en moneda local que el Gobierno realiza cada dos semanas para refinanciar vencimientos heredados. En esta oportunidad se ofrecieron, como es habitual, otras Letras del Tesoro y bonos en pesos, en su mayoría a corto plazo.
En ese marco, el Gobierno cumplió su compromiso de computar este ingreso (convertido a un dólar de $1148) como parte del total necesario para lograr, como máximo, un roll-over del 100% del compromiso de pago de deuda en pesos más urgente, que ascendía a $8,55 billones. Así lo había anunciado el propio secretario de Finanzas, Pablo Quirno, como parte de la estrategia para mantener el equilibrio monetario y propiciar un acomodamiento a la baja de las tasas de interés locales, tanto de corto como de mediano plazo.
Con esa maniobra, el Ejecutivo espera comenzar a alinear las tasas con la baja de la inflación que ya se registra, según mediciones privadas, y que proyecta se profundice en los próximos meses. Se trata de un dato clave que el Gobierno aspira a capitalizar de cara a las elecciones de medio término de octubre.
Algo de eso comenzó a notarse al poder reducir a un rango del 32,15 al 35,75% nominal anual la curva invertida (las más altas son para los plazos más cortos) de tasas en pesos, un rango que iba del 34,8 al 37% sólo algunas semanas atrás.
Desde Aurum Valores consideraron “bueno” que el Gobierno haya actuado de manera pragmática, saliendo de “la encerrona en la que estaba enfrascado” al proclamar que no compraría divisas hasta que el dólar alcanzara el piso de la banda de flotación establecida a mediados de abril. “Eso se veía muy poco probable, dado cómo operaba el mercado”, evaluaron.
También destacaron como positivo el haber retomado por esta vía el acceso al mercado internacional, “en un contexto en el que el posicionamiento técnico de deuda local en poder de no residentes es mínimo”. De hecho, según los últimos datos oficiales, al cierre de 2024, la deuda en pesos en manos de no residentes ascendía a US$680 millones, equivalente a apenas el 0,4% de la deuda total emitida en moneda local.
El Tesoro Nacional completó con captación de fondos con la emisión de cinco Letras de Capitalización (Lecap) y un Bono de Capitalización (Boncap) que le acercaron $7,22 billones a tasa fija (menduales que van del 2,58 al 2,35% anual) además de $165.000 millones más que llegaron por suscripciones del Bono con capital ajustable por inflación (Boncer) colocado a una tasa del 9,74%.
El Gobierno logró su objetivo al captar hoy US$1000 millones, básicamente de inversores internacionales con la emisión del Bonte30, un bono en pesos a 5 años y pagadero en pesos pero suscribible sólo en dólares -pero con opción de “rescate” a los dos años-, con el que logró romper el bloqueo “de hecho” que enfrentaba para acceder al mercado global, producto de su largo historial de incumplimientos.
La Secretaría de Finanzas anuncia que en la licitación de hoy adjudicó $8,56 billones habiendo recibido ofertas por un total de $9,46 billones.
➡️ Esto significa un rollover de 126,28% sobre los vencimientos del día de la fecha y 100,12% incluyendo los pagos de cupones y…
— Pablo Quirno (@pabloquirno) May 28, 2025
Lo hizo tras recibir 46 ofertas de compras de inversores extranjeros por un total de $1,94 billones (USS1.694 millones), sobre demanda que le permitió prorratear la asignación y fijar la tasa de interés en el 29,50% nominal anual, algunos puntos por encima de la que esperan algunos analistas de mercado, según anticipó mediante un psoteo por la red X, tal cual es su costumbre, el secretario de finanzas, Pablo Quirno.
“Excelente noticia. Poder refinanciar vencimientos de capital es trascendental!”, valoró el minstro de Economía, Luis Caputo, apenas se informe el resultado de la subasta.
Quirno valoró que la operación haya permitido “ampliar el universo de inversores interesados en nuestros bonos en pesos” para que el Tesoro logre a la vez “una extensión del plazo promedio” de esta deuda, lo que se le venía negando en los últimos meses.
En relación a la tasa de interés Delphos investment había explicado que ella permitiría inferir “el grado de optimismo/pesimismo de los inversores internacionales en relación al potencial éxito del plan económico en el mediano plazo” y la había estimado en un rango del 24% al 27% nominal anual, considerando el put conceido a los compradores para ejecutar -si así lo requirieran- su restace anticipado en el 2027, algo más bajo de la convalidad, aunque al tratarse de una emisión sin precedentes en siete años puede considerarse un sobrecosto inicial “normal”.
Por lo pronto el ingreso al Gobierno que permitirá mostrar, al menos, voluntad de cumplir con la meta de reservas recientemente pactada con el FMI, verificable a mediados de junio, ya que se traducirá en un aumento de sus depósitos en dólares. Esas colocaciones —por vía de los encajes— nutrirán -al menos temporalmente- la tenencia del BCRA, hoy robustecida aunque compuesta casi exclusivamente por deuda.
Además, podrá recurrir a esos fondos unos veinte días después para hacer frente al pago de servicios de los bonos de la deuda reestructurada, por unos US$4400 millones, que vencen el 9 de julio.
Por añadidura, la operación podría contribuir a acelerar la tendencia a la baja del riesgo país, que hoy se encuentra estancado en torno a los 650 puntos básicos, y que se mantiene alto por el efecto que provoca la suba de tasas en la deuda de Estados Unidos —utilizada como referencia para ese cálculo—. También podría allanar el camino para una eventual recalificación del mercado local, actualmente catalogado como “fronterizo”, a la categoría de “emergente”, lo que implicaría una mejora en la percepción de riesgo.
La colocación se dio en el marco de la licitación rutinaria de deuda en moneda local que el Gobierno realiza cada dos semanas para refinanciar vencimientos heredados. En esta oportunidad se ofrecieron, como es habitual, otras Letras del Tesoro y bonos en pesos, en su mayoría a corto plazo.
En ese marco, el Gobierno cumplió su compromiso de computar este ingreso (convertido a un dólar de $1148) como parte del total necesario para lograr, como máximo, un roll-over del 100% del compromiso de pago de deuda en pesos más urgente, que ascendía a $8,55 billones. Así lo había anunciado el propio secretario de Finanzas, Pablo Quirno, como parte de la estrategia para mantener el equilibrio monetario y propiciar un acomodamiento a la baja de las tasas de interés locales, tanto de corto como de mediano plazo.
Con esa maniobra, el Ejecutivo espera comenzar a alinear las tasas con la baja de la inflación que ya se registra, según mediciones privadas, y que proyecta se profundice en los próximos meses. Se trata de un dato clave que el Gobierno aspira a capitalizar de cara a las elecciones de medio término de octubre.
Algo de eso comenzó a notarse al poder reducir a un rango del 32,15 al 35,75% nominal anual la curva invertida (las más altas son para los plazos más cortos) de tasas en pesos, un rango que iba del 34,8 al 37% sólo algunas semanas atrás.
Desde Aurum Valores consideraron “bueno” que el Gobierno haya actuado de manera pragmática, saliendo de “la encerrona en la que estaba enfrascado” al proclamar que no compraría divisas hasta que el dólar alcanzara el piso de la banda de flotación establecida a mediados de abril. “Eso se veía muy poco probable, dado cómo operaba el mercado”, evaluaron.
También destacaron como positivo el haber retomado por esta vía el acceso al mercado internacional, “en un contexto en el que el posicionamiento técnico de deuda local en poder de no residentes es mínimo”. De hecho, según los últimos datos oficiales, al cierre de 2024, la deuda en pesos en manos de no residentes ascendía a US$680 millones, equivalente a apenas el 0,4% de la deuda total emitida en moneda local.
El Tesoro Nacional completó con captación de fondos con la emisión de cinco Letras de Capitalización (Lecap) y un Bono de Capitalización (Boncap) que le acercaron $7,22 billones a tasa fija (menduales que van del 2,58 al 2,35% anual) además de $165.000 millones más que llegaron por suscripciones del Bono con capital ajustable por inflación (Boncer) colocado a una tasa del 9,74%.
Logró su objetivo, pero a una tasa del 29,50% anual, mayor a la que se esperaba en la previa en el mercado LA NACION