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Tres aduanas del mercado para seguir con atención y tomar decisiones

Con la guerra de aranceles aún indefinida, la volatilidad de la plaza granaria internacional continuará. Así, la evolución de los precios debe ser mirada en dos tiempos. En el corto plazo, la definición de la cosecha gruesa argentina (muy buena en maíz y soja) y la brasileña (récord en soja y buena en maíz). Para el mediano plazo (ahora hasta fin de año) es necesario prestar atención a la inminente definición de la cosecha triguera en el Hemisferio Norte (90% de la oferta mundial) y a la evolución del tradicional mercado climático en EE.UU. (maíz y soja).

La primera “aduana” (siembra), ha sido superada sin problemas. La segunda (nacimiento y evolución de los cultivos) la iremos palpitando con los reportes del USDA todos los lunes. Pero la tercera “aduana” es la más importante y se define en julio (floración de los maíces) y agosto (llenado de grano de la soja).

Si todo va bien, EE.UU. podría estar yendo a una cosecha récord de maíz de más de 400 millones de toneladas. En cambio, la plaza sojera enfrenta en el país del norte un recorte de área de 1,5 millones de hectáreas. Si bien EE.UU. ha perdido relevancia frente a Brasil (hoy, claro líder productivo mundial en soja), para Chicago los stocks de cierre en dicha nación continúan siendo un “termómetro” muy importante. En maíz, el aporte de China es importante (segundo productor mundial con casi 300 MMTT) aunque los precios en Chicago en el segundo semestre los define EE.UU.

Otros factores

Pero este año aquí en la Argentina nos vemos obligados a ponderar otros factores de mercado casi tan importantes (o más) que los mencionados. La política cambiaria y la relación insumo/producto son temas muy relevantes a la hora de tomar decisiones comerciales (ahora). Ni hablar de la política tributaria. El anuncio de la continuidad de las bajas luego del 30 de junio en los Derechos de Exportación (DEX) de trigo y cebada fue bienvenido por el sector. Ahora resta una definición para los casos de maíz y soja. Para maíz se aguarda un criterio semejante, toda vez que las variedades tardías se cosechan en julio. Pero el tema soja es excluyente. En mi opinión, la amenaza de la vuelta atrás en la decisión del pasado 23 de enero no es opción. Los precios internacionales se encuentran en niveles históricamente bajos y volver al 33% de “retenciones” sería realmente incomprensible e intolerable.

Como decíamos en noviembre/diciembre del año pasado, es necesario ir pensando en un Plan B. La hipótesis de mínima es una postergación de los DEX vigentes hoy también para la soja y sus derivados. La más justa sería que dicha postergación venga acompañada por el anuncio de una reducción para la campaña 2025/26. Pretender que el productor agrícola argentino compita con semejante carga impositiva (internacionalmente increíble) contra un brasilero cuyo tipo de cambio se acomoda a sus necesidades y contra el farmer estadounidense que recibió una ayuda extra de 10.000 millones de dólares en diciembre y un “complemento” hace un par de meses, no va. Al equipo económico le sobra inteligencia y, sobre todo, ingenio. Lo demostró el pasado 11 de abril cuando ante la venta de 400 millones de dólares por parte del BCRA y el anuncio de un IPC del 3,7% respondió “saliendo” del cepo y negociado una banda cambiaria que resultó un acierto y era muy distinta a la sugerida por el FMI. Para soja, alternativas hay. Sólo hace falta ingenio.

El autor es presidente de Nóvitas SA.

Con la guerra de aranceles aún indefinida, la volatilidad de la plaza granaria internacional continuará. Así, la evolución de los precios debe ser mirada en dos tiempos. En el corto plazo, la definición de la cosecha gruesa argentina (muy buena en maíz y soja) y la brasileña (récord en soja y buena en maíz). Para el mediano plazo (ahora hasta fin de año) es necesario prestar atención a la inminente definición de la cosecha triguera en el Hemisferio Norte (90% de la oferta mundial) y a la evolución del tradicional mercado climático en EE.UU. (maíz y soja).

La primera “aduana” (siembra), ha sido superada sin problemas. La segunda (nacimiento y evolución de los cultivos) la iremos palpitando con los reportes del USDA todos los lunes. Pero la tercera “aduana” es la más importante y se define en julio (floración de los maíces) y agosto (llenado de grano de la soja).

Si todo va bien, EE.UU. podría estar yendo a una cosecha récord de maíz de más de 400 millones de toneladas. En cambio, la plaza sojera enfrenta en el país del norte un recorte de área de 1,5 millones de hectáreas. Si bien EE.UU. ha perdido relevancia frente a Brasil (hoy, claro líder productivo mundial en soja), para Chicago los stocks de cierre en dicha nación continúan siendo un “termómetro” muy importante. En maíz, el aporte de China es importante (segundo productor mundial con casi 300 MMTT) aunque los precios en Chicago en el segundo semestre los define EE.UU.

Otros factores

Pero este año aquí en la Argentina nos vemos obligados a ponderar otros factores de mercado casi tan importantes (o más) que los mencionados. La política cambiaria y la relación insumo/producto son temas muy relevantes a la hora de tomar decisiones comerciales (ahora). Ni hablar de la política tributaria. El anuncio de la continuidad de las bajas luego del 30 de junio en los Derechos de Exportación (DEX) de trigo y cebada fue bienvenido por el sector. Ahora resta una definición para los casos de maíz y soja. Para maíz se aguarda un criterio semejante, toda vez que las variedades tardías se cosechan en julio. Pero el tema soja es excluyente. En mi opinión, la amenaza de la vuelta atrás en la decisión del pasado 23 de enero no es opción. Los precios internacionales se encuentran en niveles históricamente bajos y volver al 33% de “retenciones” sería realmente incomprensible e intolerable.

Como decíamos en noviembre/diciembre del año pasado, es necesario ir pensando en un Plan B. La hipótesis de mínima es una postergación de los DEX vigentes hoy también para la soja y sus derivados. La más justa sería que dicha postergación venga acompañada por el anuncio de una reducción para la campaña 2025/26. Pretender que el productor agrícola argentino compita con semejante carga impositiva (internacionalmente increíble) contra un brasilero cuyo tipo de cambio se acomoda a sus necesidades y contra el farmer estadounidense que recibió una ayuda extra de 10.000 millones de dólares en diciembre y un “complemento” hace un par de meses, no va. Al equipo económico le sobra inteligencia y, sobre todo, ingenio. Lo demostró el pasado 11 de abril cuando ante la venta de 400 millones de dólares por parte del BCRA y el anuncio de un IPC del 3,7% respondió “saliendo” del cepo y negociado una banda cambiaria que resultó un acierto y era muy distinta a la sugerida por el FMI. Para soja, alternativas hay. Sólo hace falta ingenio.

El autor es presidente de Nóvitas SA.

 La evolución de la campaña agrícola en los Estados Unidos va a dar la tónica de las operaciones; en la Argentina, se mantiene latente la amenaza de subir las retenciones a la soja  LA NACION

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