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No habrá una avalancha de dólares, pero sí un sistema más simple y menos policial

Hay algunas medidas económicas que se explican por sí mismas, por ejemplo, el levantamiento del cepo. En las primeras horas hábiles del día siguiente al anuncio, ya se podía comprar dólares sin restricciones. Otras, en cambio, deben ser miradas y contextualizadas dentro de un paquete o, en su defecto, dentro de un conjunto de políticas que marcan un determinado sendero.

Tal es el caso del anuncio de hoy, donde detrás de títulos rimbombantes y efectistas, se esconden varias cuestiones que podrían generar un beneficio a la hora de transar, de declarar impuestos o de comprar y vender cualquier bien. En una palabra, de acciones simples y directas en el mundo y que en la Argentina se han tornado en los últimos años casi un trastorno para cualquier contribuyente. Tal es el descalabro impositivo, burocrático y regulatorio que hasta ahora se igualaba a aquel que tiene su dinero declarado con el bandido; al que pagó sus impuestos con el evasor. Todos a la bolsa de los sospechosos.

Ese es el meollo de lo que este camino abierto quiere empezar a reparar, más allá de las reglamentaciones necesarias como para que detrás de esta decisión no se cuelen los mismos de siempre: corruptos, evasores y delincuentes de toda estofa.

Como se dijo, bajo el título Reparación Histórica de los Ahorros de los Argentinos hay bastante grandilocuencia. Es lógico que se haya elegido algo así. Combinado con la frase “Tus dólares, tu decisión”, conforman un combo atractivo y fácil de entender para muchos. Nadie hubiese prestado atención si el título de los anuncios económicos del Gobierno hubiese sido Reparación Histórica de los Stocks Futuros de los Argentinos. Aunque quizá sea más apropiado, a nadie le hubiera importado.

Sin embargo, a poco de analizar las nuevas medidas -aún falta la reglamentación de todas ellas, con lo cual es imposible desmenuzarlas en particular-, se puede decir que es posible que tiendan a lograr con más efectividad que no se genere más plata para ser guardada debajo del colchón que a sacar masivamente la que ya está calentita debajo del argentino que tuvo la suerte de ahorrar. Como se dice en la jerga popular, el “canuto es canuto”. Y hay que ser eficiente y creíble para lograr que abandone las sombras de algún que otro escondite seguro.

Si hubiese que construir un cuadro sinóptico con una ajustada síntesis de la batería de anuncios de la mañana, el paquete informado transcurre por dos lugares concretos. En el primer capítulo se podría decir que el Gobierno generó una suerte de relax transaccional, informativo e impositivo hasta 50 millones de pesos para el caso de las personas físicas y de 30 millones para las sociedades o personas jurídicas.

Por otra parte, en la segunda llave del cuadro, habría que anotar el inicio de un camino que, lejos de terminar, alguna vez debía empezar en la Argentina. Se trata de la simplificar el derrotero impositivo que transita el contribuyente, un verdadero desahuciado al que no sólo le pesa el tamaño de la carga fiscal, sino el trato que le dispensa el Fisco y el enorme laberinto de trámites al que es sometido. Hacerle la vida más sencilla a quien cumple con sus obligaciones.

De ahí que este anuncio no puede hacer tomado individualmente, sino que es necesario encuadrarlo en varias cosas que paralelamente hace el Gobierno en materia económica y regulatoria. Sólo así se entiende la medida.

Muchos ciudadanos estafados por crisis económicas recurrentes han optado por sacar dinero del sistema y guardarlo en lugares oscuros. Optaron por la informalidad, el “canuto” y el negro.

Ahora bien, con una inflación a la baja; con un reverdecer de los créditos hipotecarios; con un bajo atractivo a dejar los dólares quietos o debajo del colchón, ya que cada día tienen menos poder de compra, y hasta con una mayor cantidad de bienes en los que se pueden gastar los ahorros, es posible que quien tenga algún tipo de dólar improductivo lo saque a la cancha. Más aún, si como ahora dijo el Gobierno, no será interpelado por los organismos públicos como si su conducta fuese la de un delincuente.

Pero que se entienda, la medida sola no va a generar una avalancha verde. Nada de eso va a suceder. Ayudará a que la economía real, la de todos los días, no circule con una bicicleta con ruedas cuadradas.

La simplificación impositiva que se empezó a transitar arranca, como lo anunció Juan Pazo, titular de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), por un sistema de declaración de Ganancias simplificada. La idea, si bien no se conocen los detalles, sería la creación de un régimen similar al que actualmente se utiliza para los empleados en relación de dependencia. Para ellos no hay necesidad de mostrar patrimonio al inicio del ejercicio, gastos personales resúmenes de cuenta ni nada. Hay un porcentaje, una cantidad limitada de deducciones y el resto, se paga. La idea sería generar un sistema similar para otros contribuyentes.

“La propuesta de una declaración jurada simple para personas humanas es algo que favorecería la incorporación de los flujos de ahorro en pesos que se generen en forma permanente”, dice Fernanda Laiún, de Fernández Sabella & Smudt. Hay que esperar la reglamentación, pero en principio sería para la declaración que vence el año que viene.

El cambio de paradigma respecto de los contribuyentes es un asunto de primordial importancia. Era un paso necesario considerar a quien compra un bien un consumidor y no un delincuente. Es algo que la Argentina encarar alguna vez.

Claro que, como se dijo, es apenas un inicio. Faltarán más cosas que complementen el camino que se empezó a trazar, además, de la necesaria estabilidad económica. “Más allá de esto, que es una medida positiva, también hay que hacer algo con los contribuyentes que no conocemos. Esto sirve para los conocidos, los que facturan, los que tienen cuentas bancarias a su nombre o tienen acreditación de haberes. Entonces, va a ser muy importante intentar bancarizar todo el movimiento de dinero de manera que desde los bancos puedas armar declaraciones juradas de las personas”, completó Laiún.

“Tener dólares hoy, de acuerdo a lo que está haciendo el Gobierno, es apostar a perder. Entonces, la medida puede incentivar a que el gasto reprimido en pos de una devaluación se libere de una manera más ordenada a partir de esta decisión”, dice Iván Sazovski, tributarista jede de Sasovsky & Asociados.

La letra chica se conocerá con el correr de los días. Los contadores ya preguntan por cafés cerca de sus oficinas para usar el tiempo que ahora les sobrará. Los contribuyentes empezarán a sentirse más libres y no serán interpelados por las autoridades. Los dólares que están en el colchón, seguramente, saldrán de a poco. Pero, seguramente, los que se produzcan a partir de ahora tendrán un camino menos ondulado para permanecer en la formalidad. Esa es la apuesta.

Hay algunas medidas económicas que se explican por sí mismas, por ejemplo, el levantamiento del cepo. En las primeras horas hábiles del día siguiente al anuncio, ya se podía comprar dólares sin restricciones. Otras, en cambio, deben ser miradas y contextualizadas dentro de un paquete o, en su defecto, dentro de un conjunto de políticas que marcan un determinado sendero.

Tal es el caso del anuncio de hoy, donde detrás de títulos rimbombantes y efectistas, se esconden varias cuestiones que podrían generar un beneficio a la hora de transar, de declarar impuestos o de comprar y vender cualquier bien. En una palabra, de acciones simples y directas en el mundo y que en la Argentina se han tornado en los últimos años casi un trastorno para cualquier contribuyente. Tal es el descalabro impositivo, burocrático y regulatorio que hasta ahora se igualaba a aquel que tiene su dinero declarado con el bandido; al que pagó sus impuestos con el evasor. Todos a la bolsa de los sospechosos.

Ese es el meollo de lo que este camino abierto quiere empezar a reparar, más allá de las reglamentaciones necesarias como para que detrás de esta decisión no se cuelen los mismos de siempre: corruptos, evasores y delincuentes de toda estofa.

Como se dijo, bajo el título Reparación Histórica de los Ahorros de los Argentinos hay bastante grandilocuencia. Es lógico que se haya elegido algo así. Combinado con la frase “Tus dólares, tu decisión”, conforman un combo atractivo y fácil de entender para muchos. Nadie hubiese prestado atención si el título de los anuncios económicos del Gobierno hubiese sido Reparación Histórica de los Stocks Futuros de los Argentinos. Aunque quizá sea más apropiado, a nadie le hubiera importado.

Sin embargo, a poco de analizar las nuevas medidas -aún falta la reglamentación de todas ellas, con lo cual es imposible desmenuzarlas en particular-, se puede decir que es posible que tiendan a lograr con más efectividad que no se genere más plata para ser guardada debajo del colchón que a sacar masivamente la que ya está calentita debajo del argentino que tuvo la suerte de ahorrar. Como se dice en la jerga popular, el “canuto es canuto”. Y hay que ser eficiente y creíble para lograr que abandone las sombras de algún que otro escondite seguro.

Si hubiese que construir un cuadro sinóptico con una ajustada síntesis de la batería de anuncios de la mañana, el paquete informado transcurre por dos lugares concretos. En el primer capítulo se podría decir que el Gobierno generó una suerte de relax transaccional, informativo e impositivo hasta 50 millones de pesos para el caso de las personas físicas y de 30 millones para las sociedades o personas jurídicas.

Por otra parte, en la segunda llave del cuadro, habría que anotar el inicio de un camino que, lejos de terminar, alguna vez debía empezar en la Argentina. Se trata de la simplificar el derrotero impositivo que transita el contribuyente, un verdadero desahuciado al que no sólo le pesa el tamaño de la carga fiscal, sino el trato que le dispensa el Fisco y el enorme laberinto de trámites al que es sometido. Hacerle la vida más sencilla a quien cumple con sus obligaciones.

De ahí que este anuncio no puede hacer tomado individualmente, sino que es necesario encuadrarlo en varias cosas que paralelamente hace el Gobierno en materia económica y regulatoria. Sólo así se entiende la medida.

Muchos ciudadanos estafados por crisis económicas recurrentes han optado por sacar dinero del sistema y guardarlo en lugares oscuros. Optaron por la informalidad, el “canuto” y el negro.

Ahora bien, con una inflación a la baja; con un reverdecer de los créditos hipotecarios; con un bajo atractivo a dejar los dólares quietos o debajo del colchón, ya que cada día tienen menos poder de compra, y hasta con una mayor cantidad de bienes en los que se pueden gastar los ahorros, es posible que quien tenga algún tipo de dólar improductivo lo saque a la cancha. Más aún, si como ahora dijo el Gobierno, no será interpelado por los organismos públicos como si su conducta fuese la de un delincuente.

Pero que se entienda, la medida sola no va a generar una avalancha verde. Nada de eso va a suceder. Ayudará a que la economía real, la de todos los días, no circule con una bicicleta con ruedas cuadradas.

La simplificación impositiva que se empezó a transitar arranca, como lo anunció Juan Pazo, titular de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), por un sistema de declaración de Ganancias simplificada. La idea, si bien no se conocen los detalles, sería la creación de un régimen similar al que actualmente se utiliza para los empleados en relación de dependencia. Para ellos no hay necesidad de mostrar patrimonio al inicio del ejercicio, gastos personales resúmenes de cuenta ni nada. Hay un porcentaje, una cantidad limitada de deducciones y el resto, se paga. La idea sería generar un sistema similar para otros contribuyentes.

“La propuesta de una declaración jurada simple para personas humanas es algo que favorecería la incorporación de los flujos de ahorro en pesos que se generen en forma permanente”, dice Fernanda Laiún, de Fernández Sabella & Smudt. Hay que esperar la reglamentación, pero en principio sería para la declaración que vence el año que viene.

El cambio de paradigma respecto de los contribuyentes es un asunto de primordial importancia. Era un paso necesario considerar a quien compra un bien un consumidor y no un delincuente. Es algo que la Argentina encarar alguna vez.

Claro que, como se dijo, es apenas un inicio. Faltarán más cosas que complementen el camino que se empezó a trazar, además, de la necesaria estabilidad económica. “Más allá de esto, que es una medida positiva, también hay que hacer algo con los contribuyentes que no conocemos. Esto sirve para los conocidos, los que facturan, los que tienen cuentas bancarias a su nombre o tienen acreditación de haberes. Entonces, va a ser muy importante intentar bancarizar todo el movimiento de dinero de manera que desde los bancos puedas armar declaraciones juradas de las personas”, completó Laiún.

“Tener dólares hoy, de acuerdo a lo que está haciendo el Gobierno, es apostar a perder. Entonces, la medida puede incentivar a que el gasto reprimido en pos de una devaluación se libere de una manera más ordenada a partir de esta decisión”, dice Iván Sazovski, tributarista jede de Sasovsky & Asociados.

La letra chica se conocerá con el correr de los días. Los contadores ya preguntan por cafés cerca de sus oficinas para usar el tiempo que ahora les sobrará. Los contribuyentes empezarán a sentirse más libres y no serán interpelados por las autoridades. Los dólares que están en el colchón, seguramente, saldrán de a poco. Pero, seguramente, los que se produzcan a partir de ahora tendrán un camino menos ondulado para permanecer en la formalidad. Esa es la apuesta.

 El Gobierno apuesta a dar señales para que el consumidor no se sienta interpelado por la agencia de recaudación y a generar confianza en la legalidad, más que a tener una “lluvia verde”  LA NACION

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