Subte: dieron el primer paso para la construcción de una nueva línea

A fines de febrero pasado, el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, anunció la construcción de una nueva línea de subte, la F, en lo que sería la primera obra del estilo en casi 20 años. Como contó entonces, la idea es que el recorrido una los barrios de Barracas con Palermo y, a su vez, las demás líneas (A, B, C, D y H), a través de 11 estaciones y nueve kilómetros de trayecto, y el ferrocarril Roca.
El foco puesto en anunciar reformas al transporte urbano fue un punto clave del gobierno porteño, tanto desde su asunción como desde que establecieron el desdoblamiento de las elecciones legislativas. En ese contexto, el ahora opositor Horacio Rodríguez Larreta volvió sobre el asunto de los subterráneos antes de que el mismo Macri hiciera público este proyecto. El exjefe de gobierno había expresado, a través de sus redes sociales, que con la nueva estabilidad macroeconómica podrían retomar “de inmediato la expansión del subte”.
La noticia disparó enseguida posiciones encontradas entre los entusiastas que la recibieron con beneplácito y los más críticos que la vieron como un anuncio más en la previa a la campaña electoral. Emojis de aplausos, corazones y comentarios ―“Hace 20 años vivo en Barracas y siempre esperé que el subte llegara hasta acá”, por ejemplo— se mezclaron con críticas: “Propaganda barata para un gobierno barato”, “Mucha publicidad por ahora…”, entre otros.
También las calles se llenaron de carteles, y algunos empezaron a hablar de un gobierno de “renders”. El mismo Waldo Wolff, exministro de Seguridad de la ciudad, se refirió a este tire y afloje en diálogo con Futurock a principios de este mes, y afirmó: “Esto lo anunciamos y lo vamos a hacer como hicimos siempre. No existe, pero hay que anunciarla porque es una muestra… una obra mucho más grande”.
Fue en este escenario, y poco antes del domingo pasado, cuando se realizaron las elecciones legislativas, que el Ministerio de Infraestructura porteño dio un paso para concretar aquel anuncio, al abrir el llamado a manifestación de interés nacional e internacional para la construcción, el diseño o el financiamiento.
“Este paso es clave para que todas las empresas interesadas puedan aportar sus ideas como fenómeno previo a una licitación. De esta manera, se evaluarán diferentes tecnologías en función de esas propuestas para alcanzar el mejor proyecto antes de definir el pliego”, detallaron fuentes del Ministerio de Infraestructura porteño a LA NACIÓN. A su vez, explicaron: “Esta etapa inicial permitirá conocer el real interés del proyecto en el mercado y permitir el conocimiento de las empresas sobre el ámbito geográfico de implementación, lo que les abrirá la puerta a recibir la información disponible sobre el proyecto y realizar sugerencias sobre el mismo”.
Se trata de un primer escalón en el proyecto, al que se espera que le siga el llamado a licitación en concreto. Según afirmaron las mismas fuentes, ya se llevaron a cabo algunos estudios, mientras que otros estarían “en curso para complementar el proyecto licitatorio”, aunque no explicitaron cuántos ni cuáles: son varios los que deben realizarse, como análisis geotécnicos y topográficos, entre otros. En el anuncio oficial de febrero, la administración sostuvo que el estudio de impacto ambiental, un procedimiento técnico-administrativo preliminar obligatorio, recién cerraría en septiembre próximo, por lo que puede ser uno de esos que todavía no terminaron.
Lo cierto es que sobre la posible construcción de esta traza se viene hablando desde hace más de 20 años, sobre todo cuando, bajo la jefatura de Aníbal Ibarra en 2001, se promulgó la ley 670 para la creación de nuevas líneas, entre ellas, la F. Sin embargo, la última en construirse fue la H, que une Parque Patricios con la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y que se inauguró en 2007.
Además, el mismo gobierno de Rodríguez Larreta llegó a hacer estudios de ingeniería para la línea ya en 2022. Aunque en ese entonces, la administración porteña consideraba esencial “desarrollar la ingeniería del proyecto con personal propio, debido a una cuestión presupuestaria”, este nuevo llamado a manifestación de interés está destinado a compañías de todo el mundo: “Dichas empresas tienen actuación a nivel mundial, dado su nivel de especialización, y se suelen asociar con empresas locales para llevar a cabo las tareas”, dijeron desde el Ministerio de Infraestructura.
También remarcaron la necesidad de traer “tecnología de punta”, pero ante la consulta de este medio sobre de dónde obtendrán el financiamiento para las obras y qué tipo de contratación se evalúa, el ministerio solo respondió que “desde el el gobierno se están estudiando diferentes alternativas”.
Sí se sabe que los trabajos se harán en dos etapas, como ya lo anunciaron a principios de este año, y que la primera, que se centrará en un tramo de seis estaciones de un total de 11, demandará una inversión estimada de US$1050 millones, con lo cual la mayor parte del monto total, que proyectan en US$1850 millones, irá a ese tramo.
Pese a que LA NACION consultó específicamente por un cronograma aproximado de los diferentes llamados licitatorios que quedan por hacer, no obtuvo respuesta sobre esto. Si se remite a aquel anuncio de febrero, y los tiempos que estimaron entonces se mantienen al pie de la letra, la línea F recién empezaría a construirse en 2026, aunque tampoco se especificó un mes. La puesta en marcha, recién para 2031.
Más atrás todavía, ya en 2017 se hablaba de esta línea, cuando anunciaron estudios de factibilidad técnica y financiera, y el comienzo de las obras para 2020. En ese momento, la inversión estimada era la misma que para el primer tramo que se anunció este año, es decir, US$1050 millones. Incluso antes de esto, en 2014, Mauricio Macri —que en ese momento era jefe de gobierno— había contratado al grupo que operaba el metro en París para que realizara un diagnóstico integral sobre la explotación de la red de subtes de Buenos Aires. La intención, una vez más, era elaborar pliegos y llamar a licitación. Y un poco antes, en 2007, había remarcado la intención de construir 10 kilómetros de subte por año. La traza de la línea F recorrerá 9 kilómetros desde Barracas hasta Plaza Italia.
A fines de febrero pasado, el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, anunció la construcción de una nueva línea de subte, la F, en lo que sería la primera obra del estilo en casi 20 años. Como contó entonces, la idea es que el recorrido una los barrios de Barracas con Palermo y, a su vez, las demás líneas (A, B, C, D y H), a través de 11 estaciones y nueve kilómetros de trayecto, y el ferrocarril Roca.
El foco puesto en anunciar reformas al transporte urbano fue un punto clave del gobierno porteño, tanto desde su asunción como desde que establecieron el desdoblamiento de las elecciones legislativas. En ese contexto, el ahora opositor Horacio Rodríguez Larreta volvió sobre el asunto de los subterráneos antes de que el mismo Macri hiciera público este proyecto. El exjefe de gobierno había expresado, a través de sus redes sociales, que con la nueva estabilidad macroeconómica podrían retomar “de inmediato la expansión del subte”.
La noticia disparó enseguida posiciones encontradas entre los entusiastas que la recibieron con beneplácito y los más críticos que la vieron como un anuncio más en la previa a la campaña electoral. Emojis de aplausos, corazones y comentarios ―“Hace 20 años vivo en Barracas y siempre esperé que el subte llegara hasta acá”, por ejemplo— se mezclaron con críticas: “Propaganda barata para un gobierno barato”, “Mucha publicidad por ahora…”, entre otros.
También las calles se llenaron de carteles, y algunos empezaron a hablar de un gobierno de “renders”. El mismo Waldo Wolff, exministro de Seguridad de la ciudad, se refirió a este tire y afloje en diálogo con Futurock a principios de este mes, y afirmó: “Esto lo anunciamos y lo vamos a hacer como hicimos siempre. No existe, pero hay que anunciarla porque es una muestra… una obra mucho más grande”.
Fue en este escenario, y poco antes del domingo pasado, cuando se realizaron las elecciones legislativas, que el Ministerio de Infraestructura porteño dio un paso para concretar aquel anuncio, al abrir el llamado a manifestación de interés nacional e internacional para la construcción, el diseño o el financiamiento.
“Este paso es clave para que todas las empresas interesadas puedan aportar sus ideas como fenómeno previo a una licitación. De esta manera, se evaluarán diferentes tecnologías en función de esas propuestas para alcanzar el mejor proyecto antes de definir el pliego”, detallaron fuentes del Ministerio de Infraestructura porteño a LA NACIÓN. A su vez, explicaron: “Esta etapa inicial permitirá conocer el real interés del proyecto en el mercado y permitir el conocimiento de las empresas sobre el ámbito geográfico de implementación, lo que les abrirá la puerta a recibir la información disponible sobre el proyecto y realizar sugerencias sobre el mismo”.
Se trata de un primer escalón en el proyecto, al que se espera que le siga el llamado a licitación en concreto. Según afirmaron las mismas fuentes, ya se llevaron a cabo algunos estudios, mientras que otros estarían “en curso para complementar el proyecto licitatorio”, aunque no explicitaron cuántos ni cuáles: son varios los que deben realizarse, como análisis geotécnicos y topográficos, entre otros. En el anuncio oficial de febrero, la administración sostuvo que el estudio de impacto ambiental, un procedimiento técnico-administrativo preliminar obligatorio, recién cerraría en septiembre próximo, por lo que puede ser uno de esos que todavía no terminaron.
Lo cierto es que sobre la posible construcción de esta traza se viene hablando desde hace más de 20 años, sobre todo cuando, bajo la jefatura de Aníbal Ibarra en 2001, se promulgó la ley 670 para la creación de nuevas líneas, entre ellas, la F. Sin embargo, la última en construirse fue la H, que une Parque Patricios con la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y que se inauguró en 2007.
Además, el mismo gobierno de Rodríguez Larreta llegó a hacer estudios de ingeniería para la línea ya en 2022. Aunque en ese entonces, la administración porteña consideraba esencial “desarrollar la ingeniería del proyecto con personal propio, debido a una cuestión presupuestaria”, este nuevo llamado a manifestación de interés está destinado a compañías de todo el mundo: “Dichas empresas tienen actuación a nivel mundial, dado su nivel de especialización, y se suelen asociar con empresas locales para llevar a cabo las tareas”, dijeron desde el Ministerio de Infraestructura.
También remarcaron la necesidad de traer “tecnología de punta”, pero ante la consulta de este medio sobre de dónde obtendrán el financiamiento para las obras y qué tipo de contratación se evalúa, el ministerio solo respondió que “desde el el gobierno se están estudiando diferentes alternativas”.
Sí se sabe que los trabajos se harán en dos etapas, como ya lo anunciaron a principios de este año, y que la primera, que se centrará en un tramo de seis estaciones de un total de 11, demandará una inversión estimada de US$1050 millones, con lo cual la mayor parte del monto total, que proyectan en US$1850 millones, irá a ese tramo.
Pese a que LA NACION consultó específicamente por un cronograma aproximado de los diferentes llamados licitatorios que quedan por hacer, no obtuvo respuesta sobre esto. Si se remite a aquel anuncio de febrero, y los tiempos que estimaron entonces se mantienen al pie de la letra, la línea F recién empezaría a construirse en 2026, aunque tampoco se especificó un mes. La puesta en marcha, recién para 2031.
Más atrás todavía, ya en 2017 se hablaba de esta línea, cuando anunciaron estudios de factibilidad técnica y financiera, y el comienzo de las obras para 2020. En ese momento, la inversión estimada era la misma que para el primer tramo que se anunció este año, es decir, US$1050 millones. Incluso antes de esto, en 2014, Mauricio Macri —que en ese momento era jefe de gobierno— había contratado al grupo que operaba el metro en París para que realizara un diagnóstico integral sobre la explotación de la red de subtes de Buenos Aires. La intención, una vez más, era elaborar pliegos y llamar a licitación. Y un poco antes, en 2007, había remarcado la intención de construir 10 kilómetros de subte por año. La traza de la línea F recorrerá 9 kilómetros desde Barracas hasta Plaza Italia.
Se trata de una etapa previa a la licitación para empresas nacionales e internacionales LA NACION