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Paco Olveira | El cura que choca con la Policía en las marchas, reivindica al kirchnerismo y atesora una carta de Francisco

“Te agradezco el testimonio de coraje que das (bueno, a veces te pasás de corajudo… pero eso también viene bien)”. En su precaria vivienda del barrio Esperanza, en la localidad bonaerense de Mariano Acosta, el padre Francisco “Paco” Olveira Fuster conserva como una reliquia el mail que el papa Francisco le mandó el 30 de abril de 2013.

La correspondencia de Jorge Bergoglio resume el espíritu combativo con que “Paco” Olveira, uno de los referentes del Grupo de Curas en Opción por los Pobres, asume su misión en los contextos de crisis. En los últimos días, el sacerdote, que no oculta su identificación con el kirchnerismo, estuvo en medio de protestas que derivaron en serios incidentes con la Policía: en la marcha por los jubilados frente al Congreso, cuando fue demorado durante media hora y luego liberado, y en el fuerte cruce con la armadora libertaria de La Matanza, Leila Gianni, a quien le gritó: “Vos sos una basura”, por haber promovido el desalojo de una vecina instalada en un predio cedido por el municipio de Merlo.

“Un grupo comandado por el Foro Vecinal de El Cortijo intentó quemar la casilla prefabricada que estábamos colocando. Llegaron con violencia y trajeron a Gianni. Apagamos el incendio a tiempo. Ahora la familia vive allí y nosotros estamos atentos y la acompañamos”, explicó el sacerdote, que se muestra activo en las calles y en las redes sociales.

Con unos 150 sacerdotes en todo el país, este grupo constituido en 1986 mantiene una posición radicalizada y se proclama heredero del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM), que surgió en la Iglesia en 1968 para profundizar la renovación que había inspirado el Concilio Vaticano II. Su figura más emblemática fue el padre Carlos Mugica, asesinado por la Triple A luego de oficiar una misa en la parroquia San Francisco Solano, el 11 de mayo de 1974.

El padre Francisco

Aunque tienen raíces comunes y comparten el compromiso con las poblaciones más vulnerables, los curas de Opción por los Pobres se diferencian de los curas villeros, más afines directamente con la pastoral de Jorge Bergoglio, quien los impulsó cuando era arzobispo de Buenos Aires. Los primeros tienen una posición política más marcada e históricamente identificada con expresiones del peronismo y, en el plano religioso, con la teología de la liberación. Los segundos presentan lazos más sólidos con la religiosidad popular y la teología del pueblo, a la que adhirió plenamente el papa Francisco. De todos modos, en un plano más pragmático que ideológico, en los curas villeros también prevalece una mirada pastoral más cercana al peronismo.

“Somos tan miembros de la Iglesia como cualquier otro. Podemos estar más cerca o más lejos en determinados temas. Nos quieren poner en la vereda de enfrente, pero tenemos buena relación con nuestros obispos”, afirmó Olveira, en diálogo con LA NACION. Incluso, aseguró que varios de los que hoy integran el Episcopado, nombrados por Francisco, se identificaban con ellos.

Los Curas en Opción por los Pobres asumen posiciones políticas expresas y muchos de ellos reivindican el gobierno de Cristina Kirchner. Dicen incluso: “De la Libertad Avanza y del macrismo no hay ninguno, es lógico”. En 2017, estos curas firmaron una carta abierta para pedir que los fieles no votaran a Cambiemos.

Las voces principales de este movimiento son los padres Eduardo de la Serna, reconocido biblista que reside en Quilmes, el franciscano Rodolfo Viano y Miguel “Pancho” Velo, ambos de la diócesis de Merlo-Moreno. A ellos se suma, entre otros, el cura obrero Jorge “Chueco” Romero, de Ciudad Oculta (Villa 15), también detenido durante los incidentes y más tarde dejado en libertad.

Transmiten, además, posiciones más extremas en apoyo a las organizaciones de derechos humanos y representantes de movimientos que denuncian situaciones de marginación y exclusión, como el colectivo LGTBQ+.

De España a la Isla Maciel

Nacido hace 60 años en Málaga, en el sur de España, Olveira llegó al país en 1987, como seminarista, y fue ordenado sacerdote en el seminario arquidiocesano de Villa Devoto, hace 38 años. Con períodos en Uruguay, en Paraguay y en la selva colombiana, se nacionalizó argentino y desplegó su actividad pastoral en la parroquia Nuestra Señora de Fátima, en la Isla Maciel, y exhibió en ese templo de la periferia de Avellaneda imágenes de las Madres de Plaza de Mayo. Más de una vez apoyó reclamos con huelgas de hambre, como la realizada frente al Palacio de Tribunales en marzo de 2023, en defensa de los empobrecidos y para pedir la renuncia de los miembros de la Corte Suprema de Justicia.

El 2019, el obispo de Avellaneda-Lanús, Ruben Frasia, lo sancionó y le prohibió celebrar misas en esa diócesis por las declaraciones que Olveira había hecho sobre la penalización del aborto. “Está muy claro que nadie quiere abortar, el tema es qué hacemos con las mujeres que quieren abortar, si las seguimos llevando presas o les damos su derecho que es tener un acompañamiento desde el Estado”, había afirmado Olveira, y había dicho: “El Estado tiene que responder a un problema de salud pública, si no las pobres se van a seguir muriendo”. Como él ya no era el párroco de la Isla Maciel, el impedimento no tuvo consecuencias prácticas.

Hoy vive como un vecino más en un “rancho” en el asentamiento Barrio Esperanza, en Mariano Acosta, partido de Merlo, luego de haber residido durante cinco años en el asentamiento Eva Perón. Tiene a su cargo un centro comunitario y está al frente de la Capilla Beato Enrique Angelelli y Compañeros Mártires del barrio Eva Perón, en Libertad.

El Padre Paco, herido (foto de Nicolás Hernández)

En abril de 2019, en plena misa de beatificación del obispo Angelelli, en La Rioja, desplegó un cartel ante la presencia de Gabriela Michetti para expresar sus críticas al gobierno de Mauricio Macri. “El gobierno nacional insulta la memoria de nuestros mártires”, decía la pancarta, leyenda que repitió luego verbalmente frente a la vicepresidenta.

La buena noticia

Activo en las redes sociales, una de sus premisas es que “Jesús vino a traer la buena noticia y la única buena noticia para un pobre es dejar de ser pobre”.

El conflicto del gobierno de Javier Milei con los jubilados encuentra al sacerdote en la primera línea de fuego en las marchas de los miércoles frente al Congreso, en apoyo del reclamo por una mejora en los haberes.

Entre las decisiones que alimentan el malestar de este sector de la Iglesia se destaca la eliminación del Fondo de Integración Socio Urbana (FISU), que se destinaba al financiamiento de obras. Olveira mantenía una estrecha relación con María Fernanda Miño, secretaria del área e integrante del espacio de Juan Grabois.

El padre Paco Olveira

Frente a la elección del papa León XIV y el legado de Francisco, explican a su alrededor que tiene esperanzas de una continuidad, pero que “en la cancha se ven los pingos”. Ve con agrado que haya elegido un nombre que se identifica con “uno de los mejores amigos de San Francisco de Asís” y destaca que “es continuador de León XIII, defensor de los obreros frente a los sistemas de explotación de su tiempo”.

Olveira confía en que el nuevo Papa va a seguir la misma línea que marcó Francisco, que “no es otra cosa que poner en el centro el Evangelio”. En su fuero íntimo, entiende que “quizás faltaría más profetismo, decir las cosas con nombre y apellido, como hacia Francisco”, al recordar la escena en la que el papa argentino dijo que él mismo vio la represión. Francisco, crítico del protocolo antipiquetes del Gobierno, dijo: “Había que pagarles con justicia social y les pagaron con gas pimienta”. Un escenario familiar para el cura de Merlo.

“Te agradezco el testimonio de coraje que das (bueno, a veces te pasás de corajudo… pero eso también viene bien)”. En su precaria vivienda del barrio Esperanza, en la localidad bonaerense de Mariano Acosta, el padre Francisco “Paco” Olveira Fuster conserva como una reliquia el mail que el papa Francisco le mandó el 30 de abril de 2013.

La correspondencia de Jorge Bergoglio resume el espíritu combativo con que “Paco” Olveira, uno de los referentes del Grupo de Curas en Opción por los Pobres, asume su misión en los contextos de crisis. En los últimos días, el sacerdote, que no oculta su identificación con el kirchnerismo, estuvo en medio de protestas que derivaron en serios incidentes con la Policía: en la marcha por los jubilados frente al Congreso, cuando fue demorado durante media hora y luego liberado, y en el fuerte cruce con la armadora libertaria de La Matanza, Leila Gianni, a quien le gritó: “Vos sos una basura”, por haber promovido el desalojo de una vecina instalada en un predio cedido por el municipio de Merlo.

“Un grupo comandado por el Foro Vecinal de El Cortijo intentó quemar la casilla prefabricada que estábamos colocando. Llegaron con violencia y trajeron a Gianni. Apagamos el incendio a tiempo. Ahora la familia vive allí y nosotros estamos atentos y la acompañamos”, explicó el sacerdote, que se muestra activo en las calles y en las redes sociales.

Con unos 150 sacerdotes en todo el país, este grupo constituido en 1986 mantiene una posición radicalizada y se proclama heredero del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM), que surgió en la Iglesia en 1968 para profundizar la renovación que había inspirado el Concilio Vaticano II. Su figura más emblemática fue el padre Carlos Mugica, asesinado por la Triple A luego de oficiar una misa en la parroquia San Francisco Solano, el 11 de mayo de 1974.

El padre Francisco

Aunque tienen raíces comunes y comparten el compromiso con las poblaciones más vulnerables, los curas de Opción por los Pobres se diferencian de los curas villeros, más afines directamente con la pastoral de Jorge Bergoglio, quien los impulsó cuando era arzobispo de Buenos Aires. Los primeros tienen una posición política más marcada e históricamente identificada con expresiones del peronismo y, en el plano religioso, con la teología de la liberación. Los segundos presentan lazos más sólidos con la religiosidad popular y la teología del pueblo, a la que adhirió plenamente el papa Francisco. De todos modos, en un plano más pragmático que ideológico, en los curas villeros también prevalece una mirada pastoral más cercana al peronismo.

“Somos tan miembros de la Iglesia como cualquier otro. Podemos estar más cerca o más lejos en determinados temas. Nos quieren poner en la vereda de enfrente, pero tenemos buena relación con nuestros obispos”, afirmó Olveira, en diálogo con LA NACION. Incluso, aseguró que varios de los que hoy integran el Episcopado, nombrados por Francisco, se identificaban con ellos.

Los Curas en Opción por los Pobres asumen posiciones políticas expresas y muchos de ellos reivindican el gobierno de Cristina Kirchner. Dicen incluso: “De la Libertad Avanza y del macrismo no hay ninguno, es lógico”. En 2017, estos curas firmaron una carta abierta para pedir que los fieles no votaran a Cambiemos.

Las voces principales de este movimiento son los padres Eduardo de la Serna, reconocido biblista que reside en Quilmes, el franciscano Rodolfo Viano y Miguel “Pancho” Velo, ambos de la diócesis de Merlo-Moreno. A ellos se suma, entre otros, el cura obrero Jorge “Chueco” Romero, de Ciudad Oculta (Villa 15), también detenido durante los incidentes y más tarde dejado en libertad.

Transmiten, además, posiciones más extremas en apoyo a las organizaciones de derechos humanos y representantes de movimientos que denuncian situaciones de marginación y exclusión, como el colectivo LGTBQ+.

De España a la Isla Maciel

Nacido hace 60 años en Málaga, en el sur de España, Olveira llegó al país en 1987, como seminarista, y fue ordenado sacerdote en el seminario arquidiocesano de Villa Devoto, hace 38 años. Con períodos en Uruguay, en Paraguay y en la selva colombiana, se nacionalizó argentino y desplegó su actividad pastoral en la parroquia Nuestra Señora de Fátima, en la Isla Maciel, y exhibió en ese templo de la periferia de Avellaneda imágenes de las Madres de Plaza de Mayo. Más de una vez apoyó reclamos con huelgas de hambre, como la realizada frente al Palacio de Tribunales en marzo de 2023, en defensa de los empobrecidos y para pedir la renuncia de los miembros de la Corte Suprema de Justicia.

El 2019, el obispo de Avellaneda-Lanús, Ruben Frasia, lo sancionó y le prohibió celebrar misas en esa diócesis por las declaraciones que Olveira había hecho sobre la penalización del aborto. “Está muy claro que nadie quiere abortar, el tema es qué hacemos con las mujeres que quieren abortar, si las seguimos llevando presas o les damos su derecho que es tener un acompañamiento desde el Estado”, había afirmado Olveira, y había dicho: “El Estado tiene que responder a un problema de salud pública, si no las pobres se van a seguir muriendo”. Como él ya no era el párroco de la Isla Maciel, el impedimento no tuvo consecuencias prácticas.

Hoy vive como un vecino más en un “rancho” en el asentamiento Barrio Esperanza, en Mariano Acosta, partido de Merlo, luego de haber residido durante cinco años en el asentamiento Eva Perón. Tiene a su cargo un centro comunitario y está al frente de la Capilla Beato Enrique Angelelli y Compañeros Mártires del barrio Eva Perón, en Libertad.

El Padre Paco, herido (foto de Nicolás Hernández)

En abril de 2019, en plena misa de beatificación del obispo Angelelli, en La Rioja, desplegó un cartel ante la presencia de Gabriela Michetti para expresar sus críticas al gobierno de Mauricio Macri. “El gobierno nacional insulta la memoria de nuestros mártires”, decía la pancarta, leyenda que repitió luego verbalmente frente a la vicepresidenta.

La buena noticia

Activo en las redes sociales, una de sus premisas es que “Jesús vino a traer la buena noticia y la única buena noticia para un pobre es dejar de ser pobre”.

El conflicto del gobierno de Javier Milei con los jubilados encuentra al sacerdote en la primera línea de fuego en las marchas de los miércoles frente al Congreso, en apoyo del reclamo por una mejora en los haberes.

Entre las decisiones que alimentan el malestar de este sector de la Iglesia se destaca la eliminación del Fondo de Integración Socio Urbana (FISU), que se destinaba al financiamiento de obras. Olveira mantenía una estrecha relación con María Fernanda Miño, secretaria del área e integrante del espacio de Juan Grabois.

El padre Paco Olveira

Frente a la elección del papa León XIV y el legado de Francisco, explican a su alrededor que tiene esperanzas de una continuidad, pero que “en la cancha se ven los pingos”. Ve con agrado que haya elegido un nombre que se identifica con “uno de los mejores amigos de San Francisco de Asís” y destaca que “es continuador de León XIII, defensor de los obreros frente a los sistemas de explotación de su tiempo”.

Olveira confía en que el nuevo Papa va a seguir la misma línea que marcó Francisco, que “no es otra cosa que poner en el centro el Evangelio”. En su fuero íntimo, entiende que “quizás faltaría más profetismo, decir las cosas con nombre y apellido, como hacia Francisco”, al recordar la escena en la que el papa argentino dijo que él mismo vio la represión. Francisco, crítico del protocolo antipiquetes del Gobierno, dijo: “Había que pagarles con justicia social y les pagaron con gas pimienta”. Un escenario familiar para el cura de Merlo.

 Es referente del Grupo de Curas en Opción por los Pobres y se muestra en la primera línea de las protestas contra el Gobierno frente al Congreso; el papa argentino le agradeció el coraje, pero le dijo que se pasa de corajudo  LA NACION

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