“Esta vez sí es diferente”: un influyente funcionario del Banco Central defendió el programa económico
Tras la salida del cepo, un funcionario del gobierno nacional repasó los efectos del programa de estabilización y destacó que, pese a la herencia macroeconómica “más crítica de la historia”, se logró evitar una crisis terminal. Los objetivos del Gobierno se cumplieron por la recapitalización del Banco Central (BCRA) y el nuevo esquema cambiario acordado con el FMI.
Mensaje contundente: una entidad del agro pidió terminar de manera “urgente” con las retenciones
El análisis lo hizo Federico Furiase, director del Banco Central, durante la nueva edición de Jonagro, la Jornada Nacional del Agro organizada por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) que se realizó en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. El funcionario indicó que desde hace un año y medio la economía crece un 6% interanual, producto de un programa de estabilización.
Según señaló, el Gobierno asumió con la herencia macroeconómica más complicada de toda la historia: una combinación de alto riesgo de hiperinflación, dado el estado del balance del Banco Central, que tenía US$11.500 millones de reservas netas negativas, y después había pasivos remunerados, lo que tenía que ver con pases pasivos y Leliqs, es decir, “inflación escondida debajo de la alfombra”.
«La emisión asociada a los intereses de esos pasivos remunerados, que eran 11% del PBI, generaba una nueva base monetaria cada dos meses y medio. Eso escondía un riesgo de hiperinflación muy fuerte, sumado a que los importadores tenían la cadena de pagos rota con el proveedor externo, y el costo de reposición de la mercadería era prácticamente infinito. Brecha cambiaria del 200%, atraso tarifario, todo eso montado sobre una inflación mensual de dos dígitos, déficit fiscal de 5% del producto y ausencia de mecanismos de financiamiento. Muchas veces nos olvidamos de cuál fue el punto de partida», puntualizó.
A pesar de esa herencia macroeconómica, el programa permitió, dijo, bajar rápidamente la inflación, con un crecimiento económico fuerte y con los ajustes que había que hacer.
El ancla fiscal fue lograda en el primer mes y claramente sigue siendo el pilar, indicó. “Después está el ancla monetaria. Después de seis meses, allá por julio del año pasado, dijimos: se terminó con la emisión monetaria. La cantidad de dinero quedó fija en $47,7 billones en términos de la base amplia (lo que es la base monetaria más las Leliqs), lo que antes eran los pasivos remunerados del Banco Central y los depósitos del Tesoro en el Banco”, siguió.
El ancla monetaria claramente ayudó a bajar la inflación, pero también permitió una recuperación del crédito sin obstaculizar la baja de la inflación. “La base monetaria era de 2% del PBI y el crédito, de 4%. Son niveles de monetización ridículamente bajos, y claramente uno de los desafíos, además de evitar la hiper y bajar la inflación”, subrayó.
Otra fase fue la recapitalización del BCRA, un nuevo régimen de flotación cambiaria y salida del cepo. “Ya estaba conversada con el Fondo, en términos de ir a este esquema de flotación: piso en $1000, techo en $1400, en julio‑agosto del año pasado“, dijo.
Al FMI le indicaron que, para poder salir del cepo, había que ir a este esquema de bandas y recapitalizar el Banco Central. “Necesitábamos US$20.000 millones de reservas líquidas de disponibilidad. Dada la cantidad de pesos, necesitábamos esa cantidad de dólares. Nuestros modelos coincidían con los del Fondo Monetario», precisó.
«Esta vez sí es diferente. Había que recapitalizar al Banco Central en términos de reservas líquidas de libre disponibilidad. Y así fue. Se salió del cepo. Cuando tenés superávit fiscal, dejás de emitir, el BCRA está recapitalizado, y la cantidad de dólares que tiene el Banco Central —dada la cantidad de pesos que hay en la base monetaria y en las Leliqs— te permite defender un tipo de cambio de 1000″, dijo.
Recordó que se dijo desde el primer momento que se iba a salir del cepo cuando eso no generara ningún tipo de tensión para la gente. “Para salir del cepo había que consolidar el superávit fiscal, controlar, terminar con el desequilibrio monetario, con la emisión monetaria y con los pasivos remunerados del Banco Central”, narró.
En tanto, el director de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), Juan Pazo, destacó que los productores siguen invirtiendo. El funcionario le pidió a los productores seguir en esa línea y apostar a su trabajo. “Desde el Gobierno estamos haciendo lo imposible por mantener las variables constantes, por seguir bajando la inflación, por mantener un tipo de cambio que nos permita trabajar en paz. El resto, ustedes. De nuestro lado, intentar ser abiertos, escucharlos, entender cuáles son las necesidades que tienen», observó.
Por eso, dijo, empezaron a bajar aranceles-impuestos en la medida de lo posible. “Eliminamos todas las regulaciones que pudimos para que puedan operar con tranquilidad”, afirmó.
Tras la salida del cepo, un funcionario del gobierno nacional repasó los efectos del programa de estabilización y destacó que, pese a la herencia macroeconómica “más crítica de la historia”, se logró evitar una crisis terminal. Los objetivos del Gobierno se cumplieron por la recapitalización del Banco Central (BCRA) y el nuevo esquema cambiario acordado con el FMI.
Mensaje contundente: una entidad del agro pidió terminar de manera “urgente” con las retenciones
El análisis lo hizo Federico Furiase, director del Banco Central, durante la nueva edición de Jonagro, la Jornada Nacional del Agro organizada por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) que se realizó en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. El funcionario indicó que desde hace un año y medio la economía crece un 6% interanual, producto de un programa de estabilización.
Según señaló, el Gobierno asumió con la herencia macroeconómica más complicada de toda la historia: una combinación de alto riesgo de hiperinflación, dado el estado del balance del Banco Central, que tenía US$11.500 millones de reservas netas negativas, y después había pasivos remunerados, lo que tenía que ver con pases pasivos y Leliqs, es decir, “inflación escondida debajo de la alfombra”.
«La emisión asociada a los intereses de esos pasivos remunerados, que eran 11% del PBI, generaba una nueva base monetaria cada dos meses y medio. Eso escondía un riesgo de hiperinflación muy fuerte, sumado a que los importadores tenían la cadena de pagos rota con el proveedor externo, y el costo de reposición de la mercadería era prácticamente infinito. Brecha cambiaria del 200%, atraso tarifario, todo eso montado sobre una inflación mensual de dos dígitos, déficit fiscal de 5% del producto y ausencia de mecanismos de financiamiento. Muchas veces nos olvidamos de cuál fue el punto de partida», puntualizó.
A pesar de esa herencia macroeconómica, el programa permitió, dijo, bajar rápidamente la inflación, con un crecimiento económico fuerte y con los ajustes que había que hacer.
El ancla fiscal fue lograda en el primer mes y claramente sigue siendo el pilar, indicó. “Después está el ancla monetaria. Después de seis meses, allá por julio del año pasado, dijimos: se terminó con la emisión monetaria. La cantidad de dinero quedó fija en $47,7 billones en términos de la base amplia (lo que es la base monetaria más las Leliqs), lo que antes eran los pasivos remunerados del Banco Central y los depósitos del Tesoro en el Banco”, siguió.
El ancla monetaria claramente ayudó a bajar la inflación, pero también permitió una recuperación del crédito sin obstaculizar la baja de la inflación. “La base monetaria era de 2% del PBI y el crédito, de 4%. Son niveles de monetización ridículamente bajos, y claramente uno de los desafíos, además de evitar la hiper y bajar la inflación”, subrayó.
Otra fase fue la recapitalización del BCRA, un nuevo régimen de flotación cambiaria y salida del cepo. “Ya estaba conversada con el Fondo, en términos de ir a este esquema de flotación: piso en $1000, techo en $1400, en julio‑agosto del año pasado“, dijo.
Al FMI le indicaron que, para poder salir del cepo, había que ir a este esquema de bandas y recapitalizar el Banco Central. “Necesitábamos US$20.000 millones de reservas líquidas de disponibilidad. Dada la cantidad de pesos, necesitábamos esa cantidad de dólares. Nuestros modelos coincidían con los del Fondo Monetario», precisó.
«Esta vez sí es diferente. Había que recapitalizar al Banco Central en términos de reservas líquidas de libre disponibilidad. Y así fue. Se salió del cepo. Cuando tenés superávit fiscal, dejás de emitir, el BCRA está recapitalizado, y la cantidad de dólares que tiene el Banco Central —dada la cantidad de pesos que hay en la base monetaria y en las Leliqs— te permite defender un tipo de cambio de 1000″, dijo.
Recordó que se dijo desde el primer momento que se iba a salir del cepo cuando eso no generara ningún tipo de tensión para la gente. “Para salir del cepo había que consolidar el superávit fiscal, controlar, terminar con el desequilibrio monetario, con la emisión monetaria y con los pasivos remunerados del Banco Central”, narró.
En tanto, el director de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), Juan Pazo, destacó que los productores siguen invirtiendo. El funcionario le pidió a los productores seguir en esa línea y apostar a su trabajo. “Desde el Gobierno estamos haciendo lo imposible por mantener las variables constantes, por seguir bajando la inflación, por mantener un tipo de cambio que nos permita trabajar en paz. El resto, ustedes. De nuestro lado, intentar ser abiertos, escucharlos, entender cuáles son las necesidades que tienen», observó.
Por eso, dijo, empezaron a bajar aranceles-impuestos en la medida de lo posible. “Eliminamos todas las regulaciones que pudimos para que puedan operar con tranquilidad”, afirmó.
En la Jornada Nacional del Agro, organizada por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Federico Furiase destacó el cumplimiento de distintos objetivos LA NACION