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Un experto en el descanso explicó qué significa recordar mucho lo que soñamos

Por más que parezca un indicio de creatividad o de una mente con muy buena memoria, recordar muchos sueños podría ser una señal de alerta. Así lo advirtió el doctor Eduard Estivill, uno de los expertos más reconocidos en medicina del sueño en España. En su participación en el pódcast B3tter, el neurofisiólogo explicó por qué este fenómeno está más vinculado a un descanso de mala calidad que a un estado mental activo.

“Todo el mundo sueña”, aclaró Estivill desde el comienzo. Pero lo importante, según señaló, no es si soñamos o no, porque esa es una actividad que todos realizamos, sino qué significa que esos sueños permanezcan en la memoria al despertar. La explicación está en los llamados “microdespertares”, pequeñas interrupciones del sueño, muchas veces inconscientes, que suelen producirse durante la fase REM, el momento en que los sueños se vuelven más intensos y vívidos. “Recordamos los sueños solo si nos despertamos durante ellos”, afirmó el especialista.

Según Estivill, el hecho de no recordar lo soñado no implica un déficit, sino todo lo contrario: “Una persona joven te dirá ‘yo no sueño nunca’ o, como mucho, recordará el último sueño justo antes de sonar el móvil”. Esto indicaría que su descanso fue continuo y profundo, sin sobresaltos ni interrupciones que activen la conciencia en medio de la noche.

Eduard Estivill reveló por qué no es bueno recordar tantos sueños

Sin embargo, esta tendencia se modifica con el avance de la edad. Esto se debe a que con el paso del tiempo, el sueño se vuelve más superficial y fragmentado. “El sueño de las personas mayores se va haciendo más débil”, sostuvo Estivill, y eso explica por qué a partir de los 60 años las personas comienzan a recordar sus sueños con mayor nitidez y detalles. Al tomar noción de estas señales, el especialista recomienda que se comiencen a revisarse los hábitos de descanso.

Otro de los factores que puede influir en los despertares nocturnos es la ansiedad. “Muchas personas en este ensueño tienen ansiedad; de ahí vienen las pesadillas”, señaló el experto, quien trazó una conexión directa entre salud mental y calidad del descanso nocturno. En contextos de estrés emocional, los sueños pueden volverse más intensos y más fáciles de recordar por el impacto que producen. En esos casos, es recomendable revisar los hábitos antes de dormir, reducir el estrés o, si las interrupciones persisten, consultar a un profesional del sueño.

A su vez, Eduard Estivill, remarcó que lo más importante es poder cumplir según la edad, con la cantidad de horas adecuadas para recuperar energía. “En función de la edad necesitamos un número determinado de horas. Un niño, por ejemplo, que se mueve mucho, es decir, que gasta mucha energía, o se encuentra aprendiendo muchas cosas como mínimo, debe descansar 11 horas. Un adolescente, porque sigue moviéndose mucho y aprendiendo mucho, necesita 9 horas. Y un adulto necesita entre 7 y media y 8 horas diarias”, detalló el especialista.

Dormir bien implica conciliar el sueño en menos de 30 minutos

Hay un grupo pequeño de adultos, que es solo el 5%, que necesitan 6 horas. Y después está el otro pequeño grupo que necesitan 9 o 10 horas”, remarcó.

Por más que parezca un indicio de creatividad o de una mente con muy buena memoria, recordar muchos sueños podría ser una señal de alerta. Así lo advirtió el doctor Eduard Estivill, uno de los expertos más reconocidos en medicina del sueño en España. En su participación en el pódcast B3tter, el neurofisiólogo explicó por qué este fenómeno está más vinculado a un descanso de mala calidad que a un estado mental activo.

“Todo el mundo sueña”, aclaró Estivill desde el comienzo. Pero lo importante, según señaló, no es si soñamos o no, porque esa es una actividad que todos realizamos, sino qué significa que esos sueños permanezcan en la memoria al despertar. La explicación está en los llamados “microdespertares”, pequeñas interrupciones del sueño, muchas veces inconscientes, que suelen producirse durante la fase REM, el momento en que los sueños se vuelven más intensos y vívidos. “Recordamos los sueños solo si nos despertamos durante ellos”, afirmó el especialista.

Según Estivill, el hecho de no recordar lo soñado no implica un déficit, sino todo lo contrario: “Una persona joven te dirá ‘yo no sueño nunca’ o, como mucho, recordará el último sueño justo antes de sonar el móvil”. Esto indicaría que su descanso fue continuo y profundo, sin sobresaltos ni interrupciones que activen la conciencia en medio de la noche.

Eduard Estivill reveló por qué no es bueno recordar tantos sueños

Sin embargo, esta tendencia se modifica con el avance de la edad. Esto se debe a que con el paso del tiempo, el sueño se vuelve más superficial y fragmentado. “El sueño de las personas mayores se va haciendo más débil”, sostuvo Estivill, y eso explica por qué a partir de los 60 años las personas comienzan a recordar sus sueños con mayor nitidez y detalles. Al tomar noción de estas señales, el especialista recomienda que se comiencen a revisarse los hábitos de descanso.

Otro de los factores que puede influir en los despertares nocturnos es la ansiedad. “Muchas personas en este ensueño tienen ansiedad; de ahí vienen las pesadillas”, señaló el experto, quien trazó una conexión directa entre salud mental y calidad del descanso nocturno. En contextos de estrés emocional, los sueños pueden volverse más intensos y más fáciles de recordar por el impacto que producen. En esos casos, es recomendable revisar los hábitos antes de dormir, reducir el estrés o, si las interrupciones persisten, consultar a un profesional del sueño.

A su vez, Eduard Estivill, remarcó que lo más importante es poder cumplir según la edad, con la cantidad de horas adecuadas para recuperar energía. “En función de la edad necesitamos un número determinado de horas. Un niño, por ejemplo, que se mueve mucho, es decir, que gasta mucha energía, o se encuentra aprendiendo muchas cosas como mínimo, debe descansar 11 horas. Un adolescente, porque sigue moviéndose mucho y aprendiendo mucho, necesita 9 horas. Y un adulto necesita entre 7 y media y 8 horas diarias”, detalló el especialista.

Dormir bien implica conciliar el sueño en menos de 30 minutos

Hay un grupo pequeño de adultos, que es solo el 5%, que necesitan 6 horas. Y después está el otro pequeño grupo que necesitan 9 o 10 horas”, remarcó.

 Un reconocido neurofisiólogo reveló por qué tener recuerdos vívidos de los sueños podría ser señal de un mal descanso y cómo impacta la ansiedad en la calidad del sueño  LA NACION

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