La economía electoral: precios, dólares y lobby de alto nivel

La economía entró en clave electoral. El Gobierno espera mostrar en las próximas semanas un tipo de cambio estable y una inflación en descenso. Aunque para ello deba apelar a las herramientas más heterodoxas, como hizo esta semana el ministro Luis Caputo para contener posibles aumentos en el precio de los autos de la multinacional Stellantis, responsable de marcas como Fiat, Peugeot o Jeep. La sola mención en redes de lo inconveniente que sería un aumento de precios hizo que la empresa desistiera de la medida, lo mismo que sus competidoras, que se apresuraron a comunicar que no harían cambios. Ya había aplicado la misma estrategia la semana anterior con las compañías de alimentos y con las empresas de salud privada. La tribuna, feliz.
El empresariado argentino no suele ser bueno desafiando a la autoridad. Quedan lejos los recuerdos durante el kirchnerismo de la valiente Shell, que supo defender a su presidente, Juan José Aranguren, de los embates del kirchnerismo más duro. Ni entonces ni ahora los empresarios se animan a expresar en público lo que dicen en privado. Más allá de que ahora hay una mayoría que, en términos generales, apoya y es optimista con la propuesta libertaria. Pocos se animan a cuestionar públicamente ni siquiera los matices que los diferencian.
El equipo económico avanza con un plan de fondo que va mucho más allá de la simple guerrilla de redes. Buenos profesionales, con experiencia en la gestión, saben en definitiva que la economía no responde sólo a un buen relato. Es por esto que avanzan al pie de la letra con lo acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El lunes finalmente el Ministerio de Economía capitalizará al Banco Central (BCRA) con parte del dinero recibido del FMI. En rigor, le comprará los US$10.562 millones de letras intransferibles que vencen en junio. Así, el BCRA recibirá dólares para sus reservas y le entregará al Tesoro pagarés de poco valor. Después de mucho deliberar en las áreas legales involucradas, se decidió que el Tesoro pagaría por las letras el 100% de su valor nominal. En otras palabras, pagaría su deuda al 100%, pese a que en el mercado los bonos emitidos por el mismo deudor cotizan en torno al 60 o 70% de su valor.
Un BCRA más fuerte es clave para enfrentar un periodo electoral que, la experiencia indica, puede no estar exento de turbulencias en el mercado financiero. Se espera que, en paralelo, también empiece a llegar la oferta de dólares del campo, que por las lluvias viene liquidando con algo de rezago. De hecho, los números de venta de gasoil de abril –el combustible que usan los camiones– muestran una desaceleración con respecto a lo esperado estacionalmente para el periodo. Sólo en YPF, las ventas de gasoil en abril subieron apenas 1,7% contra marzo, mientras que las naftas aumentaron 2%.
También avanzan las negociaciones para terminar de definir una reunión bilateral con el presidente, Donald Trump, aunque más no sea antes de que finalice el primer semestre. En este caso, las conversaciones las lleva adelante el asesor presidencial Santiago Caputo, siempre vía sus contactos republicanos en Miami. La relación de Caputo con el canciller, Gerardo Werthein, no es precisamente una de colaboración.
Desde el Gobierno, de hecho, evalúan incluso contratar a una consultora con sede en Miami –la empresa Tactic, de la que son parte el influyente lobbista republicano Barry Bennet, que estuvo recientemente en Buenos Aires, y el empresario argentino, contratista del Estado, Leonardo Scatturice– para formalmente poder avanzar con acciones de lobby para la Argentina. En Estados Unidos, el lobby es una actividad regulada. Se necesita registrarse para poder realizar reuniones de vinculación con funcionarios y legisladores norteamericanos. Se formalizaría en cuestión de semanas, según confirmaron dos fuentes al tanto del tema. Es la misma red de contactos que terminó de cimentar la visita del mega influyente secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, quien con sus declaraciones de un posible préstamo hacia el país colaboró para blindar a la Argentina de los chispazos internacionales. “Toto [por Luis, el ministro] Caputo vino con la idea del préstamo cuando se juntó con Bessent en febrero; sabíamos que era muy difícil, pero nosotros sólo necesitábamos una declaración. Esa señal sola por ahora sobra”, se sinceró una fuente del Gobierno. Es toda una victoria diplomática.
Los Estados Unidos tienen una agenda clara con la Argentina. El gobierno republicano manifestó especial interés por las industrias de petróleo y gas, así como también minerales raros. En el corto plazo, el foco está puesto en la eventual licitación de las minas de uranio que están en Chubut. Desde el punto de vista geopolítico, queda claro que la administración Trump también sigue de cerca la incursión de China en algunos rubros clave, como puertos –de ahí la visita esta semana a Tierra del Fuego del jefe del Comando Sur de los EE.UU., Alvin Hosley, y la atención en lo que ocurra con la licitación de la Hidrovía–, telecomunicaciones y minería.
Pero, además, en Economía se ilusionan con la posibilidad de inyectarle combustible a la economía de cara a la elección con parte de los dólares del colchón, además de los pesos que hoy están en poder del Tesoro y que poco a poco esperan poder poner en circulación (a medida que se vayan desarmando las posiciones de bonos públicos que están en poder de los bancos). Para los dólares, según fuentes al tanto de las conversaciones, se trabaja por el lado impositivo. La iniciativa, sin embargo, requiere del visto bueno del FMI, auditor permanente de las definiciones económicas, y de una actualización de los sistemas de ARCA, la ex AFIP. La realidad es que hasta ahora, los argentinos han sido reacios a sacar sus dólares del colchón. La posibilidad de comprar bienes con tarjeta de débito contra dólares apenas despegó. En los bancos admiten que sólo se usan las tarjetas de débito en moneda extranjera para alguna operación de turismo. Esperan que en algún momento la operatoria se pueda extender a las tarjetas de crédito. Así y todo, un hombre con años en la industria admite: “Los dólares son siempre vistos como ahorro. Hasta que no haya una estabilidad más de largo plazo, la gente no los va a soltar para transaccionar, salvo que tengan beneficios impositivos”.
Los bancos, por su parte, le encargaron un estudio al Ieral, de la Fundación Mediterránea, para poder transparentar la presión impositiva que existe en todo el país y en los distintos niveles de gobierno, y al mismo, tiempo, poder presentar propuestas para atenuarla. Se viene en algún momento una reforma impositiva general (lo anunció el Gobierno pero también lo pidió el FMI) y todos los sectores quieren pelear por su negocio. La industria recibió una buena nueva esta semana con el anuncio de rebaja en las retenciones para unos 4411 productos. Tal vez no sea de amplio impacto, pero sí es una buena señal en un momento en el que los costos en dólares crecen, la economía se abre, y pocas empresas están aun en condiciones de competir con el mundo. Son años de pescar en la pecera y de tapar ineficiencias con la brecha cambiaria, con la inflación o el simple amiguismo con el poder de turno.
El ministro Caputo anticipó que esperaban poder anunciar algo para los dólares en dos semanas. En el calendario electoral, a días de la elección legislativa de la Ciudad de Buenos Aires. Para La Libertad Avanza (LLA), la votación de CABA será una suerte de primaria (PASO). Si les va bien, les permitirá terminar de cooptar a los nombres de Pro que les suman en la puja de la provincia de Buenos Aires –caso de Cristian Ritondo– o de la Nación. “Con el Pro buscamos una coalición legislativa, no de gobierno”, insisten. Hay alguna idea en la mesa chica del Gobierno de que, ante una eventual victoria del candidato libertario, Manuel Adorni, sea el propio presidente Milei quien convoque públicamente a los dirigentes del Pro. La realidad es que si el Pro todavía muestra capacidad de arrastre el próximo 18 de mayo, la negociación podría ser otra.
La estrategia de campaña de LLA en CABA, sin embargo, parece una de quien ya se sabe fuerte. Aseguran que colocaron apenas cinco gigantografías en toda la ciudad, además de algunos carteles en paradas de colectivos y esquinas. Toda la artillería se volcó, una vez más, a las redes sociales.
Aun con la macro funcionando sobre rieles, en la economía que viene no todo será armónico, al menos, no en la micro, que se adapta, una vez más, al cambio de reglas de juego. El miércoles pasado, al cierre del mercado, se conoció que la generadora Albanesi, pidió 30 días de gracia para pagar el vencimiento de sus bonos por US$ 19,5 millones. Se suma ya a una lista de compañías con problemas financieros como Agrofina, Los Grobo, o Surcos. Pero no será la última. Hay otra empresaria relacionada con el mundo agropecuario trabajando en forma privada en un canje con sus acreedores.
También se esperan novedades en el mundo del transporte. La redefinición de aliados políticos parece haber dejado afuera esta vez al secretario del área, Franco Mogetta, que había llegado al Gobierno por recomendación del cordobés Juan Schiaretti. Fue reemplazado ya por un hombre de Luis Caputo, Luis Pierrini, de amplia experiencia en el mundo de los seguros. Mogetta estaba terminando de negociar, entre otras cosas, la extensión de la concesión precaria al grupo Techint, dueño de Ferroexpreso Pampeano, que transporta carga entre las terminales portuarias de Bahía Blanca y de Rosario, en forma directa. La concesión del grupo venció el miércoles de esta semana. Había un compromiso de renovación. Sólo faltaba la firma oficial.
La economía entró en clave electoral. El Gobierno espera mostrar en las próximas semanas un tipo de cambio estable y una inflación en descenso. Aunque para ello deba apelar a las herramientas más heterodoxas, como hizo esta semana el ministro Luis Caputo para contener posibles aumentos en el precio de los autos de la multinacional Stellantis, responsable de marcas como Fiat, Peugeot o Jeep. La sola mención en redes de lo inconveniente que sería un aumento de precios hizo que la empresa desistiera de la medida, lo mismo que sus competidoras, que se apresuraron a comunicar que no harían cambios. Ya había aplicado la misma estrategia la semana anterior con las compañías de alimentos y con las empresas de salud privada. La tribuna, feliz.
El empresariado argentino no suele ser bueno desafiando a la autoridad. Quedan lejos los recuerdos durante el kirchnerismo de la valiente Shell, que supo defender a su presidente, Juan José Aranguren, de los embates del kirchnerismo más duro. Ni entonces ni ahora los empresarios se animan a expresar en público lo que dicen en privado. Más allá de que ahora hay una mayoría que, en términos generales, apoya y es optimista con la propuesta libertaria. Pocos se animan a cuestionar públicamente ni siquiera los matices que los diferencian.
El equipo económico avanza con un plan de fondo que va mucho más allá de la simple guerrilla de redes. Buenos profesionales, con experiencia en la gestión, saben en definitiva que la economía no responde sólo a un buen relato. Es por esto que avanzan al pie de la letra con lo acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El lunes finalmente el Ministerio de Economía capitalizará al Banco Central (BCRA) con parte del dinero recibido del FMI. En rigor, le comprará los US$10.562 millones de letras intransferibles que vencen en junio. Así, el BCRA recibirá dólares para sus reservas y le entregará al Tesoro pagarés de poco valor. Después de mucho deliberar en las áreas legales involucradas, se decidió que el Tesoro pagaría por las letras el 100% de su valor nominal. En otras palabras, pagaría su deuda al 100%, pese a que en el mercado los bonos emitidos por el mismo deudor cotizan en torno al 60 o 70% de su valor.
Un BCRA más fuerte es clave para enfrentar un periodo electoral que, la experiencia indica, puede no estar exento de turbulencias en el mercado financiero. Se espera que, en paralelo, también empiece a llegar la oferta de dólares del campo, que por las lluvias viene liquidando con algo de rezago. De hecho, los números de venta de gasoil de abril –el combustible que usan los camiones– muestran una desaceleración con respecto a lo esperado estacionalmente para el periodo. Sólo en YPF, las ventas de gasoil en abril subieron apenas 1,7% contra marzo, mientras que las naftas aumentaron 2%.
También avanzan las negociaciones para terminar de definir una reunión bilateral con el presidente, Donald Trump, aunque más no sea antes de que finalice el primer semestre. En este caso, las conversaciones las lleva adelante el asesor presidencial Santiago Caputo, siempre vía sus contactos republicanos en Miami. La relación de Caputo con el canciller, Gerardo Werthein, no es precisamente una de colaboración.
Desde el Gobierno, de hecho, evalúan incluso contratar a una consultora con sede en Miami –la empresa Tactic, de la que son parte el influyente lobbista republicano Barry Bennet, que estuvo recientemente en Buenos Aires, y el empresario argentino, contratista del Estado, Leonardo Scatturice– para formalmente poder avanzar con acciones de lobby para la Argentina. En Estados Unidos, el lobby es una actividad regulada. Se necesita registrarse para poder realizar reuniones de vinculación con funcionarios y legisladores norteamericanos. Se formalizaría en cuestión de semanas, según confirmaron dos fuentes al tanto del tema. Es la misma red de contactos que terminó de cimentar la visita del mega influyente secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, quien con sus declaraciones de un posible préstamo hacia el país colaboró para blindar a la Argentina de los chispazos internacionales. “Toto [por Luis, el ministro] Caputo vino con la idea del préstamo cuando se juntó con Bessent en febrero; sabíamos que era muy difícil, pero nosotros sólo necesitábamos una declaración. Esa señal sola por ahora sobra”, se sinceró una fuente del Gobierno. Es toda una victoria diplomática.
Los Estados Unidos tienen una agenda clara con la Argentina. El gobierno republicano manifestó especial interés por las industrias de petróleo y gas, así como también minerales raros. En el corto plazo, el foco está puesto en la eventual licitación de las minas de uranio que están en Chubut. Desde el punto de vista geopolítico, queda claro que la administración Trump también sigue de cerca la incursión de China en algunos rubros clave, como puertos –de ahí la visita esta semana a Tierra del Fuego del jefe del Comando Sur de los EE.UU., Alvin Hosley, y la atención en lo que ocurra con la licitación de la Hidrovía–, telecomunicaciones y minería.
Pero, además, en Economía se ilusionan con la posibilidad de inyectarle combustible a la economía de cara a la elección con parte de los dólares del colchón, además de los pesos que hoy están en poder del Tesoro y que poco a poco esperan poder poner en circulación (a medida que se vayan desarmando las posiciones de bonos públicos que están en poder de los bancos). Para los dólares, según fuentes al tanto de las conversaciones, se trabaja por el lado impositivo. La iniciativa, sin embargo, requiere del visto bueno del FMI, auditor permanente de las definiciones económicas, y de una actualización de los sistemas de ARCA, la ex AFIP. La realidad es que hasta ahora, los argentinos han sido reacios a sacar sus dólares del colchón. La posibilidad de comprar bienes con tarjeta de débito contra dólares apenas despegó. En los bancos admiten que sólo se usan las tarjetas de débito en moneda extranjera para alguna operación de turismo. Esperan que en algún momento la operatoria se pueda extender a las tarjetas de crédito. Así y todo, un hombre con años en la industria admite: “Los dólares son siempre vistos como ahorro. Hasta que no haya una estabilidad más de largo plazo, la gente no los va a soltar para transaccionar, salvo que tengan beneficios impositivos”.
Los bancos, por su parte, le encargaron un estudio al Ieral, de la Fundación Mediterránea, para poder transparentar la presión impositiva que existe en todo el país y en los distintos niveles de gobierno, y al mismo, tiempo, poder presentar propuestas para atenuarla. Se viene en algún momento una reforma impositiva general (lo anunció el Gobierno pero también lo pidió el FMI) y todos los sectores quieren pelear por su negocio. La industria recibió una buena nueva esta semana con el anuncio de rebaja en las retenciones para unos 4411 productos. Tal vez no sea de amplio impacto, pero sí es una buena señal en un momento en el que los costos en dólares crecen, la economía se abre, y pocas empresas están aun en condiciones de competir con el mundo. Son años de pescar en la pecera y de tapar ineficiencias con la brecha cambiaria, con la inflación o el simple amiguismo con el poder de turno.
El ministro Caputo anticipó que esperaban poder anunciar algo para los dólares en dos semanas. En el calendario electoral, a días de la elección legislativa de la Ciudad de Buenos Aires. Para La Libertad Avanza (LLA), la votación de CABA será una suerte de primaria (PASO). Si les va bien, les permitirá terminar de cooptar a los nombres de Pro que les suman en la puja de la provincia de Buenos Aires –caso de Cristian Ritondo– o de la Nación. “Con el Pro buscamos una coalición legislativa, no de gobierno”, insisten. Hay alguna idea en la mesa chica del Gobierno de que, ante una eventual victoria del candidato libertario, Manuel Adorni, sea el propio presidente Milei quien convoque públicamente a los dirigentes del Pro. La realidad es que si el Pro todavía muestra capacidad de arrastre el próximo 18 de mayo, la negociación podría ser otra.
La estrategia de campaña de LLA en CABA, sin embargo, parece una de quien ya se sabe fuerte. Aseguran que colocaron apenas cinco gigantografías en toda la ciudad, además de algunos carteles en paradas de colectivos y esquinas. Toda la artillería se volcó, una vez más, a las redes sociales.
Aun con la macro funcionando sobre rieles, en la economía que viene no todo será armónico, al menos, no en la micro, que se adapta, una vez más, al cambio de reglas de juego. El miércoles pasado, al cierre del mercado, se conoció que la generadora Albanesi, pidió 30 días de gracia para pagar el vencimiento de sus bonos por US$ 19,5 millones. Se suma ya a una lista de compañías con problemas financieros como Agrofina, Los Grobo, o Surcos. Pero no será la última. Hay otra empresaria relacionada con el mundo agropecuario trabajando en forma privada en un canje con sus acreedores.
También se esperan novedades en el mundo del transporte. La redefinición de aliados políticos parece haber dejado afuera esta vez al secretario del área, Franco Mogetta, que había llegado al Gobierno por recomendación del cordobés Juan Schiaretti. Fue reemplazado ya por un hombre de Luis Caputo, Luis Pierrini, de amplia experiencia en el mundo de los seguros. Mogetta estaba terminando de negociar, entre otras cosas, la extensión de la concesión precaria al grupo Techint, dueño de Ferroexpreso Pampeano, que transporta carga entre las terminales portuarias de Bahía Blanca y de Rosario, en forma directa. La concesión del grupo venció el miércoles de esta semana. Había un compromiso de renovación. Sólo faltaba la firma oficial.
El Gobierno espera mostrar en las próximas semanas un tipo de cambio estable y una inflación en descenso LA NACION