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Ahora podes saber cuánta energía consumen las preguntas que le hacés a la inteligencia artificial

¿Cuánta energía eléctrica se consume en realidad cada vez que chateamos con un bot de inteligencia artificial? Julien Delavande, ingeniero de Hugging Face —la plataforma que reúne a desarrolladores, investigadores y fanáticos de la IA— acaba de revelarlo. Su nuevo modelo mide en tiempo real la huella energética de cada consulta, poniendo cifras concretas a una incógnita que inquietaba por igual a usuarios curiosos y reguladores ambientales.

Chat UI Energy Score, ya disponible para todo el público, funciona tal cual como los otros bots conversacionales. Le hacés una pregunta (cualquiera) y te responde. La única diferencia es que, además, te señala cuál es el gasto energético de tu consulta. Por un lado, te muestra el consumo real de la GPU —expresado en vatios-hora o joules— que se requirió para generar la respuesta; por el otro, lo traduce a equivalencias bien concretas: qué porcentaje de la batería de un celular supone, cuántos segundos podrías tener prendido el microondas o cuántas horas iluminaría una lamparita LED.

“Para que los costos energéticos sean más entendibles, los comparamos con actividades cotidianas utilizando equivalentes”, explica la descripción del modelo. “Esta herramienta ayuda a los usuarios a contrastar modelos, tareas y estrategias, lo que permite tomar decisiones con conocimiento de causa”, agrega. De acuerdo con la herramienta, preguntarle cuáles son los últimos cinco papas conlleva un total de 0,7004 watts, 0,47 segundos de microondas, 0.06 segundos de uso de una tostadora o 3,69% de carga de batería de un celular.

Chat UI Energy Score

Al solicitarle tareas más complejas, como el análisis y resumen de un texto, la inteligencia artificial ya registra un consumo de energía mucho mayor. Un análisis de un artículo publicado por The New York Times sobre el uso de la IA para profesionales de la salud mental utilizó 2.2769 watts, 1,52 segundos de microondas, 0,19 segundos de uso de una tostadora o 11.98% de carga de batería de un celular.

Chat UI Energy Score va sumando la cantidad de energía que usás a medida que sumás consultas. De esta manera, el usuario gana una conciencia completa de todo el consumo que hace en, por ejemplo, un día completo que usa la herramienta. Es, más que nada, una primera aproximación para que las personas puedan cuantificar el efecto ambiental que pueden tener estos sistemas.

Sin embargo, hay que tener precauciones. Es una herramienta que sirve únicamente para concientizar sobre el uso energético, pero no es confiable para redactar ni para preguntarle datos concretos. Por ejemplo, al preguntar sobre la corriente ideológica del actual presidente argentino, respondió que se trataba de Alberto Fernández, denotando una clara desactualización en cuanto a la información. Igualmente, en relación con la energía, detalló que esta consulta tomó 0.2248 watts, 0,62 segundos de microondas, 0,02 segundos de una tostadora o 1,18% de carga de batería de celular.

La realidad es que la preocupación por el consumo de energía por parte de los nuevos sistemas de inteligencia artificial es una problemática que solo crece a medida que las tecnologías pisan más fuerte. Un reciente estudio de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) confirmó que la demanda global de energía crecerá a un ritmo muy acelerado entre 2025 y 2027. Uno de los principales factores es la creación de centros de datos, mejor conocidos como el corazón de la inteligencia artificial.

Alertas sobre los posibles impactos ambientales de la inteligencia artificial estuvieron en auge con el fenómeno de las imágenes al estilo Ghibli que se viralizaron en redes sociales, ya que la producción de estas imágenes consumía mucha agua: de 2 a 3 litros cada una. En la ecuación de la inteligencia artificial, el consumo hídrico es necesario en los centros de datos para que los procesadores no se sobrecalienten. De hecho, un estudio de la Universidad de California y la Universidad de Texas encontró que por cada 10 a 50 consultas simples, modelos como ChatGPT-3 gastan 500 mililitros de agua.

Todo debe analizarse en el contexto de una crisis climática global. El aumento de las temperaturas, la escasez de agua en regiones vulnerables y la necesidad urgente de reducir las emisiones de carbono hacen que este modelo de crecimiento sin regulación se vuelva insostenible”, dijo a LA NACION Belén Ortega, especialista en inteligencia artificial y automatización, en un artículo sobre el uso de energía y agua en los centros de datos. “El desarrollo de la inteligencia artificial debe alinearse con los principios de responsabilidad ambiental. No se trata de frenar la innovación, sino de garantizar que el futuro tecnológico que construimos sea compatible con la vida en el planeta”, reflexionó.

¿Cuánta energía eléctrica se consume en realidad cada vez que chateamos con un bot de inteligencia artificial? Julien Delavande, ingeniero de Hugging Face —la plataforma que reúne a desarrolladores, investigadores y fanáticos de la IA— acaba de revelarlo. Su nuevo modelo mide en tiempo real la huella energética de cada consulta, poniendo cifras concretas a una incógnita que inquietaba por igual a usuarios curiosos y reguladores ambientales.

Chat UI Energy Score, ya disponible para todo el público, funciona tal cual como los otros bots conversacionales. Le hacés una pregunta (cualquiera) y te responde. La única diferencia es que, además, te señala cuál es el gasto energético de tu consulta. Por un lado, te muestra el consumo real de la GPU —expresado en vatios-hora o joules— que se requirió para generar la respuesta; por el otro, lo traduce a equivalencias bien concretas: qué porcentaje de la batería de un celular supone, cuántos segundos podrías tener prendido el microondas o cuántas horas iluminaría una lamparita LED.

“Para que los costos energéticos sean más entendibles, los comparamos con actividades cotidianas utilizando equivalentes”, explica la descripción del modelo. “Esta herramienta ayuda a los usuarios a contrastar modelos, tareas y estrategias, lo que permite tomar decisiones con conocimiento de causa”, agrega. De acuerdo con la herramienta, preguntarle cuáles son los últimos cinco papas conlleva un total de 0,7004 watts, 0,47 segundos de microondas, 0.06 segundos de uso de una tostadora o 3,69% de carga de batería de un celular.

Chat UI Energy Score

Al solicitarle tareas más complejas, como el análisis y resumen de un texto, la inteligencia artificial ya registra un consumo de energía mucho mayor. Un análisis de un artículo publicado por The New York Times sobre el uso de la IA para profesionales de la salud mental utilizó 2.2769 watts, 1,52 segundos de microondas, 0,19 segundos de uso de una tostadora o 11.98% de carga de batería de un celular.

Chat UI Energy Score va sumando la cantidad de energía que usás a medida que sumás consultas. De esta manera, el usuario gana una conciencia completa de todo el consumo que hace en, por ejemplo, un día completo que usa la herramienta. Es, más que nada, una primera aproximación para que las personas puedan cuantificar el efecto ambiental que pueden tener estos sistemas.

Sin embargo, hay que tener precauciones. Es una herramienta que sirve únicamente para concientizar sobre el uso energético, pero no es confiable para redactar ni para preguntarle datos concretos. Por ejemplo, al preguntar sobre la corriente ideológica del actual presidente argentino, respondió que se trataba de Alberto Fernández, denotando una clara desactualización en cuanto a la información. Igualmente, en relación con la energía, detalló que esta consulta tomó 0.2248 watts, 0,62 segundos de microondas, 0,02 segundos de una tostadora o 1,18% de carga de batería de celular.

La realidad es que la preocupación por el consumo de energía por parte de los nuevos sistemas de inteligencia artificial es una problemática que solo crece a medida que las tecnologías pisan más fuerte. Un reciente estudio de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) confirmó que la demanda global de energía crecerá a un ritmo muy acelerado entre 2025 y 2027. Uno de los principales factores es la creación de centros de datos, mejor conocidos como el corazón de la inteligencia artificial.

Alertas sobre los posibles impactos ambientales de la inteligencia artificial estuvieron en auge con el fenómeno de las imágenes al estilo Ghibli que se viralizaron en redes sociales, ya que la producción de estas imágenes consumía mucha agua: de 2 a 3 litros cada una. En la ecuación de la inteligencia artificial, el consumo hídrico es necesario en los centros de datos para que los procesadores no se sobrecalienten. De hecho, un estudio de la Universidad de California y la Universidad de Texas encontró que por cada 10 a 50 consultas simples, modelos como ChatGPT-3 gastan 500 mililitros de agua.

Todo debe analizarse en el contexto de una crisis climática global. El aumento de las temperaturas, la escasez de agua en regiones vulnerables y la necesidad urgente de reducir las emisiones de carbono hacen que este modelo de crecimiento sin regulación se vuelva insostenible”, dijo a LA NACION Belén Ortega, especialista en inteligencia artificial y automatización, en un artículo sobre el uso de energía y agua en los centros de datos. “El desarrollo de la inteligencia artificial debe alinearse con los principios de responsabilidad ambiental. No se trata de frenar la innovación, sino de garantizar que el futuro tecnológico que construimos sea compatible con la vida en el planeta”, reflexionó.

 Un nuevo modelo responde a tus consultas, pero también te señala con exactitud cuánta demanda energética conlleva desarrollar las respuestas; muestra equivalentes cotidianos para que las personas puedan concientizarse sobre el uso de esta nueva tecnología  LA NACION

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