El truco poco conocido para aprovechar al máximo los nutrientes de la papa

La papa es una de las verduras más elegidas en la cocina de todos los días. No solo por su sabor suave y agradable, sino también por la variedad de formas en las que puede prepararse: desde un clásico puré, una tortilla o un pastel de papas, hasta al horno, hervida o como parte de una ensalada. De todas formas, más allá de su uso habitual, en el último tiempo comenzó a circular un truco culinario que modifica la forma de cocinarla y, al mismo tiempo, suma beneficios para la salud. Se trata de una técnica simple que, según especialistas, ayuda a desinflamar el cuerpo y a mejorar el equilibrio de la microbiota intestinal, lo que impacta positivamente en la digestión, el metabolismo y el bienestar general.
Últimamente, se descubrió que una forma particular de preparar la papa puede potenciar sus beneficios para la salud. Consiste en cocinarla como de costumbre y luego dejarla enfriar en la heladera durante al menos 24 horas. Aparentemente, este sencillo paso desencadena un proceso conocido como fermentación selectiva, que transforma parte del almidón presente en la papa en lo que se conoce como almidón resistente. Este tipo de almidón no se digiere en el intestino delgado, sino que llega intacto al intestino grueso, donde actúa como alimento para las bacterias beneficiosas. Debido a esto, el resultado es un impacto positivo en la microbiota intestinal, que se traduce en efectos antiinflamatorios, mejor digestión y mayor salud metabólica.
Todos los beneficios de este truco
Sin dudas, se trata de una forma simple pero efectiva de potenciar los beneficios de la papa, puesto que este método no solo modifica su estructura interna, sino que también la transforma en un alimento con propiedades prebióticas. En el medio WeLife dieron a conocer la postura de Samia Rhalem, nutricionista en Medi-Spa del Royal Mansour Tamuda Bay, quien resaltó los aportes de este proceso. “Hervir una papa ayuda a liberar parte de su almidón. Cuando se enfría, aumenta su contenido de almidón”, detalló, en referencia a la conversión que ocurre al formar almidón resistente. Una vez consumido, este tipo de almidón estimula el desarrollo de bacterias beneficiosas en el intestino y contribuye al equilibrio de la microbiota, lo que puede favorecer tanto la digestión como el sistema inmunológico.
Cabe destacar que el almidón resistente, protagonista de este proceso, es un tipo particular de carbohidrato que se comporta de manera distinta a los carbohidratos comunes. En lugar de descomponerse en el intestino delgado para convertirse rápidamente en energía, pasa intacto al intestino grueso, donde cumple una función clave como prebiótico. Allí, es fermentado por bacterias intestinales beneficiosas que, en ese proceso, generan ácidos grasos de cadena corta, como el butirato. Según explicó la experta, este compuesto tiene propiedades antiinflamatorias y ayuda a mejorar la salud digestiva, además de contribuir a un mejor control del azúcar en sangre.
Cuál es la manera más saludable de comer papas
Según explicaron en el sitio web especializado Mejor con Salud, una de las formas más recomendadas para consumir papas de manera saludable es cocinarlas con su piel, ya sea hervidas, al horno o al vapor. Eso sí: lo ideal es elegir papas orgánicas para evitar la exposición a pesticidas u otras sustancias químicas. La cáscara, además de ser comestible, es una gran fuente de nutrientes como vitamina C, vitaminas del grupo B y minerales como potasio, magnesio y zinc, esenciales para fortalecer el sistema inmunológico y mantener el equilibrio general del organismo.
Otra alternativa saludable, especialmente para quienes buscan una opción similar a las papas fritas, es hornearlas con un poco de aceite de oliva. Esta técnica conserva el sabor y textura crujiente sin necesidad de freírlas. Además, como el contenido en carbohidratos de este tubérculo es alto, se aconseja consumirlo preferentemente durante el día, en el desayuno o almuerzo, para aprovechar su aporte energético. En cuanto a las combinaciones, lo ideal es acompañarlas con vegetales crudos o cocidos, y evitar mezclarlas en la misma comida con proteínas animales, legumbres o frutas, ya que esto podría dificultar la digestión.
La papa es una de las verduras más elegidas en la cocina de todos los días. No solo por su sabor suave y agradable, sino también por la variedad de formas en las que puede prepararse: desde un clásico puré, una tortilla o un pastel de papas, hasta al horno, hervida o como parte de una ensalada. De todas formas, más allá de su uso habitual, en el último tiempo comenzó a circular un truco culinario que modifica la forma de cocinarla y, al mismo tiempo, suma beneficios para la salud. Se trata de una técnica simple que, según especialistas, ayuda a desinflamar el cuerpo y a mejorar el equilibrio de la microbiota intestinal, lo que impacta positivamente en la digestión, el metabolismo y el bienestar general.
Últimamente, se descubrió que una forma particular de preparar la papa puede potenciar sus beneficios para la salud. Consiste en cocinarla como de costumbre y luego dejarla enfriar en la heladera durante al menos 24 horas. Aparentemente, este sencillo paso desencadena un proceso conocido como fermentación selectiva, que transforma parte del almidón presente en la papa en lo que se conoce como almidón resistente. Este tipo de almidón no se digiere en el intestino delgado, sino que llega intacto al intestino grueso, donde actúa como alimento para las bacterias beneficiosas. Debido a esto, el resultado es un impacto positivo en la microbiota intestinal, que se traduce en efectos antiinflamatorios, mejor digestión y mayor salud metabólica.
Todos los beneficios de este truco
Sin dudas, se trata de una forma simple pero efectiva de potenciar los beneficios de la papa, puesto que este método no solo modifica su estructura interna, sino que también la transforma en un alimento con propiedades prebióticas. En el medio WeLife dieron a conocer la postura de Samia Rhalem, nutricionista en Medi-Spa del Royal Mansour Tamuda Bay, quien resaltó los aportes de este proceso. “Hervir una papa ayuda a liberar parte de su almidón. Cuando se enfría, aumenta su contenido de almidón”, detalló, en referencia a la conversión que ocurre al formar almidón resistente. Una vez consumido, este tipo de almidón estimula el desarrollo de bacterias beneficiosas en el intestino y contribuye al equilibrio de la microbiota, lo que puede favorecer tanto la digestión como el sistema inmunológico.
Cabe destacar que el almidón resistente, protagonista de este proceso, es un tipo particular de carbohidrato que se comporta de manera distinta a los carbohidratos comunes. En lugar de descomponerse en el intestino delgado para convertirse rápidamente en energía, pasa intacto al intestino grueso, donde cumple una función clave como prebiótico. Allí, es fermentado por bacterias intestinales beneficiosas que, en ese proceso, generan ácidos grasos de cadena corta, como el butirato. Según explicó la experta, este compuesto tiene propiedades antiinflamatorias y ayuda a mejorar la salud digestiva, además de contribuir a un mejor control del azúcar en sangre.
Cuál es la manera más saludable de comer papas
Según explicaron en el sitio web especializado Mejor con Salud, una de las formas más recomendadas para consumir papas de manera saludable es cocinarlas con su piel, ya sea hervidas, al horno o al vapor. Eso sí: lo ideal es elegir papas orgánicas para evitar la exposición a pesticidas u otras sustancias químicas. La cáscara, además de ser comestible, es una gran fuente de nutrientes como vitamina C, vitaminas del grupo B y minerales como potasio, magnesio y zinc, esenciales para fortalecer el sistema inmunológico y mantener el equilibrio general del organismo.
Otra alternativa saludable, especialmente para quienes buscan una opción similar a las papas fritas, es hornearlas con un poco de aceite de oliva. Esta técnica conserva el sabor y textura crujiente sin necesidad de freírlas. Además, como el contenido en carbohidratos de este tubérculo es alto, se aconseja consumirlo preferentemente durante el día, en el desayuno o almuerzo, para aprovechar su aporte energético. En cuanto a las combinaciones, lo ideal es acompañarlas con vegetales crudos o cocidos, y evitar mezclarlas en la misma comida con proteínas animales, legumbres o frutas, ya que esto podría dificultar la digestión.
Un simple cambio en la forma de cocinar este alimento puede potenciar sus propiedades, ayudar a desinflamar el organismo y favorecer el equilibrio de la microbiota intestinal, según los especialistas LA NACION