NacionalesUltimas Noticias

Liv Tyler: la actriz que prefiere planchar sábanas en el campo a dejarse aplastar por Hollywood

La primera vez que Liv Tyler (Nueva York, 47 años) se dio a conocer como actriz fue a los 17 años, como parte del elenco de Un testigo silencioso, estrenada a finales de octubre de 1994. La película no se destacó demasiado, pero sí la belleza de la intérprete, que dio su gran salto a la fama apenas dos semanas después, cuando Aerosmith, la banda liderada por su padre, Steven Tyler, estrenó el videoclip de “Crazy”. El video de seis minutos, en el que Liv Tyler y Alicia Silverstone interpretan a unas inocentes y a la vez traviesas y sensuales jóvenes que se escapan del colegio, se deshacen de los uniformes y se adentran en un alocado viaje que incluye hurtos, bailecitos en una barra americana y el abandono de un granjero desnudo en un lago, se volvió un gran éxito en los programas musicales.

A partir de entonces, Tyler sumó estrenos en cine y televisión año tras año, con relevantes papeles como el de la joven Lucy en Belleza robada (1996) o el de la elfa Arwen en la saga de El señor de los anillos (2001-2003). El goteo de películas y series fue constante hasta que de repente se paró. En 2020, la actriz apareció en 10 episodios de la serie 9-1-1: Lone Star y después nada. Hasta ahora, cinco años después.

Tyler ha vuelto a la gran pantalla por la puerta grande, como parte de la nueva superproducción de Marvel, Capitán América: un nuevo mundo. “Recibí una llamada telefónica que decía: ‘Kevin Feige [presidente de Marvel Studios] quiere hablar con vos”, recordaba la actriz en una reciente entrevista con el programa de televisión Extra. “Yo dije: ‘Bueno, ¿no quiere verme? ¡Ha pasado mucho tiempo!”, bromeaba sobre su respuesta ante el micrófono. “Así que me pidieron que volviera”. Y lo ha hecho encarnando a Betty Ross, un papel que ya interpretó junto a Edward Norton en El increíble Hulk, de 2008. “Estoy muy, muy emocionada de formar parte del reparto y muy conmovida porque me lo pidieran”, confesó durante el estreno de la película, el pasado 14 de febrero.

Pero, de momento, esta ha sido una excepción puntual y no tiene nuevos proyectos como actriz en el horizonte. “Me tomé un descanso de la interpretación durante los últimos años y estuve en casa con mis hijas. Esta película ha sido una forma encantadora, después del Covid y todo lo demás, de regresar a algo tan especial”, admitió Tyler. “La familia y el personaje fueron una forma perfecta de recordarme lo mucho que me encanta actuar”, añadió, refiriéndose a la familia formada durante el rodaje, con un elenco que incluye a Anthony Mackie, Harrison Ford, Shira Haas o Giancarlo Esposito, entre otros.

La actriz, en el rol de la elfa Arwen en El señor de los anillos

Su otra familia, la que ha estado estos cinco años en casa con ella, es la formada por sus hijas, Sailor, de 10 años, y Lula, de 8, nacidas durante su relación con el gerente deportivo David Gardner, de quien se separó en 2021. Tyler también tiene otro hijo, Milo, de 20 años, fruto de su matrimonio con el músico británico Royston Langdon, con quien estuvo casada entre 2003 y 2009. “Fuimos [Sailor, Lula y ella] a ver Las aventuras de Dog Man la semana pasada y en el cine había un póster de Capitán América y pensé: ‘¡Guau, mis hijas nunca me han visto en una película!’ Así que puedo llevarlas al cine y que vean a mami, estoy deseando ver su reacción”, se emocionaba en la citada entrevista.

Ella tenía más o menos la edad de sus hijas cuando descubrió que Steven Tyler era su padre biológico, después de que su madre, la exmodelo y exconejita Playboy Bebe Buell, se lo confesara en un concierto de Aerosmith y lo confirmara años más tarde con una prueba de paternidad. La infancia la vivió convencida de que era hija del también músico Todd Rundgren, quien entre 1972 y 1978 mantuvo una relación con Bruell (Liv nació en 1977). En las entrevistas todavía se refiere a ambos como sus progenitores. “Mis padres son poco convencionales. Son como unicornios o magos. Son músicos de pies a cabeza. Su forma de pensar es simplemente diferente. Sus excentricidades me han hecho más práctica y, en cierto modo, más normal”, declaró a The Guardian, en 2017. Esta semana, aprovechando que ha vuelto al foco gracias a su nueva película, la actriz participó en el podcast de su amiga Kate Hudson, donde habló de cómo afectó a Rundgren el hecho de no ser su padre biológico: “Creo que probablemente todavía es muy duro y doloroso para él, y no hablamos lo suficiente, pero lo amo. Tengo hermanos suyos y tuve una familia entera con ellos”.

Steven Tyler junto a su hija, en la fiesta post Oscar de Vanity Fair en 2011

Ser hija de Steven Tyler y que este le diera la oportunidad de aparecer en el mítico videoclip de “Crazy” le abrió muchas puertas, pero Liv Tyler nunca se ha mostrado ávida de fama ni ha heredado la excentricidad de estrella que le precede a su apellido. Ha trabajado discreta y constantemente durante años y ahora que tiene el privilegio de poder retirarse a descansar con su familia, lo aprovecha. En su perfil de Instagram, donde tiene 2,5 millones de seguidores, no comparte fiestas glamorosas ni sucesiones de premieres, y apenas muestra fotos suyas. Prefiere publicar la cara de un gato, las espaldas de sus hijos o el crecimiento de las flores de su jardín.

También son contadas sus apariciones públicas desde 2020, más allá de su asistencia a la semana de la moda de Nueva York o a un partido del Inter de Miami que disfrutó junto a Edward Norton, David Beckham y sus respectivos hijos, ambas en 2024. Ha cambiado los flashes de Hollywood por una vida que transcurre entre olivos, gallinas y la tranquilidad que le ofrece su casa del valle de Ohai, en California, donde dice que pone nombre a los árboles y les canta. “Toda mi vida he querido vivir en el campo”, reconoció en marzo a The Rake en la que dijo ser su primera entrevista en profundidad en cuatro años. “Darme un respiro y la oportunidad de crecer ha sido lo mejor que he hecho por mí misma y por mi familia”, aseguraba.

Cuando en 2015, dos años antes del caso Weinstein, Tyler se atrevió a criticar públicamente la tiranía edadista [discriminación por razón de edad] de Hollywood y los abusos que viven las mujeres en la industria de la interpretación, se ganó cierta reputación de actriz difícil. “Cuando eres una adolescente o estás en la veintena, hay una increíble variedad de papeles de chica ingenua que te emociona interpretar. Pero no es nada divertido cuando ves que las cosas empiezan a cambiar. A mi edad eres como una ciudadana de segunda clase en Hollywood”, criticó entonces (a sus 37 años) en el diario The Guardian.

Aun así, lo que prendió la mecha para retirarse al campo no fue la falta de trabajo, según contó a la revista The Rake. “El Covid cambió las cosas y las puso en perspectiva. Pensé que era la primera vez que no tenía deberes, antes siempre sentía que había algo que no había hecho y que me iba a meter en problemas. Acababa de hacer una serie de televisión en Los Ángeles, para la que estuve seis meses lejos de las niñas, y no me sentía bien. Me encanta actuar cuando conectás con el equipo y la gente con la que trabajás, pero cuando llegué a casa y nos vimos en esa situación [pandémica], no tenía ninguna duda de dónde quería estar ni de qué quería hacer. Disfrutaba mucho más planchando las sábanas o cambiando la cama, así que, después de preguntarme cuáles eran mis pasiones, me decidí”, confesó.

Ahora goza por fin de la paz del campo, una paz que solo se ha visto interrumpida por una lucrativa llamada del presidente de Marvel Studios.

La primera vez que Liv Tyler (Nueva York, 47 años) se dio a conocer como actriz fue a los 17 años, como parte del elenco de Un testigo silencioso, estrenada a finales de octubre de 1994. La película no se destacó demasiado, pero sí la belleza de la intérprete, que dio su gran salto a la fama apenas dos semanas después, cuando Aerosmith, la banda liderada por su padre, Steven Tyler, estrenó el videoclip de “Crazy”. El video de seis minutos, en el que Liv Tyler y Alicia Silverstone interpretan a unas inocentes y a la vez traviesas y sensuales jóvenes que se escapan del colegio, se deshacen de los uniformes y se adentran en un alocado viaje que incluye hurtos, bailecitos en una barra americana y el abandono de un granjero desnudo en un lago, se volvió un gran éxito en los programas musicales.

A partir de entonces, Tyler sumó estrenos en cine y televisión año tras año, con relevantes papeles como el de la joven Lucy en Belleza robada (1996) o el de la elfa Arwen en la saga de El señor de los anillos (2001-2003). El goteo de películas y series fue constante hasta que de repente se paró. En 2020, la actriz apareció en 10 episodios de la serie 9-1-1: Lone Star y después nada. Hasta ahora, cinco años después.

Tyler ha vuelto a la gran pantalla por la puerta grande, como parte de la nueva superproducción de Marvel, Capitán América: un nuevo mundo. “Recibí una llamada telefónica que decía: ‘Kevin Feige [presidente de Marvel Studios] quiere hablar con vos”, recordaba la actriz en una reciente entrevista con el programa de televisión Extra. “Yo dije: ‘Bueno, ¿no quiere verme? ¡Ha pasado mucho tiempo!”, bromeaba sobre su respuesta ante el micrófono. “Así que me pidieron que volviera”. Y lo ha hecho encarnando a Betty Ross, un papel que ya interpretó junto a Edward Norton en El increíble Hulk, de 2008. “Estoy muy, muy emocionada de formar parte del reparto y muy conmovida porque me lo pidieran”, confesó durante el estreno de la película, el pasado 14 de febrero.

Pero, de momento, esta ha sido una excepción puntual y no tiene nuevos proyectos como actriz en el horizonte. “Me tomé un descanso de la interpretación durante los últimos años y estuve en casa con mis hijas. Esta película ha sido una forma encantadora, después del Covid y todo lo demás, de regresar a algo tan especial”, admitió Tyler. “La familia y el personaje fueron una forma perfecta de recordarme lo mucho que me encanta actuar”, añadió, refiriéndose a la familia formada durante el rodaje, con un elenco que incluye a Anthony Mackie, Harrison Ford, Shira Haas o Giancarlo Esposito, entre otros.

La actriz, en el rol de la elfa Arwen en El señor de los anillos

Su otra familia, la que ha estado estos cinco años en casa con ella, es la formada por sus hijas, Sailor, de 10 años, y Lula, de 8, nacidas durante su relación con el gerente deportivo David Gardner, de quien se separó en 2021. Tyler también tiene otro hijo, Milo, de 20 años, fruto de su matrimonio con el músico británico Royston Langdon, con quien estuvo casada entre 2003 y 2009. “Fuimos [Sailor, Lula y ella] a ver Las aventuras de Dog Man la semana pasada y en el cine había un póster de Capitán América y pensé: ‘¡Guau, mis hijas nunca me han visto en una película!’ Así que puedo llevarlas al cine y que vean a mami, estoy deseando ver su reacción”, se emocionaba en la citada entrevista.

Ella tenía más o menos la edad de sus hijas cuando descubrió que Steven Tyler era su padre biológico, después de que su madre, la exmodelo y exconejita Playboy Bebe Buell, se lo confesara en un concierto de Aerosmith y lo confirmara años más tarde con una prueba de paternidad. La infancia la vivió convencida de que era hija del también músico Todd Rundgren, quien entre 1972 y 1978 mantuvo una relación con Bruell (Liv nació en 1977). En las entrevistas todavía se refiere a ambos como sus progenitores. “Mis padres son poco convencionales. Son como unicornios o magos. Son músicos de pies a cabeza. Su forma de pensar es simplemente diferente. Sus excentricidades me han hecho más práctica y, en cierto modo, más normal”, declaró a The Guardian, en 2017. Esta semana, aprovechando que ha vuelto al foco gracias a su nueva película, la actriz participó en el podcast de su amiga Kate Hudson, donde habló de cómo afectó a Rundgren el hecho de no ser su padre biológico: “Creo que probablemente todavía es muy duro y doloroso para él, y no hablamos lo suficiente, pero lo amo. Tengo hermanos suyos y tuve una familia entera con ellos”.

Steven Tyler junto a su hija, en la fiesta post Oscar de Vanity Fair en 2011

Ser hija de Steven Tyler y que este le diera la oportunidad de aparecer en el mítico videoclip de “Crazy” le abrió muchas puertas, pero Liv Tyler nunca se ha mostrado ávida de fama ni ha heredado la excentricidad de estrella que le precede a su apellido. Ha trabajado discreta y constantemente durante años y ahora que tiene el privilegio de poder retirarse a descansar con su familia, lo aprovecha. En su perfil de Instagram, donde tiene 2,5 millones de seguidores, no comparte fiestas glamorosas ni sucesiones de premieres, y apenas muestra fotos suyas. Prefiere publicar la cara de un gato, las espaldas de sus hijos o el crecimiento de las flores de su jardín.

También son contadas sus apariciones públicas desde 2020, más allá de su asistencia a la semana de la moda de Nueva York o a un partido del Inter de Miami que disfrutó junto a Edward Norton, David Beckham y sus respectivos hijos, ambas en 2024. Ha cambiado los flashes de Hollywood por una vida que transcurre entre olivos, gallinas y la tranquilidad que le ofrece su casa del valle de Ohai, en California, donde dice que pone nombre a los árboles y les canta. “Toda mi vida he querido vivir en el campo”, reconoció en marzo a The Rake en la que dijo ser su primera entrevista en profundidad en cuatro años. “Darme un respiro y la oportunidad de crecer ha sido lo mejor que he hecho por mí misma y por mi familia”, aseguraba.

Cuando en 2015, dos años antes del caso Weinstein, Tyler se atrevió a criticar públicamente la tiranía edadista [discriminación por razón de edad] de Hollywood y los abusos que viven las mujeres en la industria de la interpretación, se ganó cierta reputación de actriz difícil. “Cuando eres una adolescente o estás en la veintena, hay una increíble variedad de papeles de chica ingenua que te emociona interpretar. Pero no es nada divertido cuando ves que las cosas empiezan a cambiar. A mi edad eres como una ciudadana de segunda clase en Hollywood”, criticó entonces (a sus 37 años) en el diario The Guardian.

Aun así, lo que prendió la mecha para retirarse al campo no fue la falta de trabajo, según contó a la revista The Rake. “El Covid cambió las cosas y las puso en perspectiva. Pensé que era la primera vez que no tenía deberes, antes siempre sentía que había algo que no había hecho y que me iba a meter en problemas. Acababa de hacer una serie de televisión en Los Ángeles, para la que estuve seis meses lejos de las niñas, y no me sentía bien. Me encanta actuar cuando conectás con el equipo y la gente con la que trabajás, pero cuando llegué a casa y nos vimos en esa situación [pandémica], no tenía ninguna duda de dónde quería estar ni de qué quería hacer. Disfrutaba mucho más planchando las sábanas o cambiando la cama, así que, después de preguntarme cuáles eran mis pasiones, me decidí”, confesó.

Ahora goza por fin de la paz del campo, una paz que solo se ha visto interrumpida por una lucrativa llamada del presidente de Marvel Studios.

 La intérprete de El señor de los anillos y de la última película de Marvel prioriza vivir tranquila con sus hijas a trabajar sin parar  LA NACION

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba
Cerrar