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Robó las tarjetas de crédito del abuelo de su amiga, hizo compras de ropa, alcohol y comida

Una joven le robó las tarjetas de crédito al abuelo de su amiga, realizó compras por $250.000 y ahora deberá cumplir tareas comunitarias y pagar una multa. El insólito caso ocurrió en la provincia de San Juan.

Candela Luciana Luna, de 20 años, fue encontrada culpable de haberle robado las tarjetas de crédito al abuelo de una de sus amigas durante una de las visitas que realizó previamente.

Según información de medios locales, la estudiante de Diseño robó las tarjetas de crédito a fines del año pasado y la víctima se dio cuenta al notar movimientos extraños en su cuenta bancaria.

En consecuencia, comenzó a observar gastos en comida, ropa y alcohol, compras que nunca había realizado.

Ante esta situación, el adulto descubrió que la ladrona era la amiga de su nieta, por lo que se presentó en la Unidad Fiscal de Investigaciones (UFI) Delitos contra la Propiedad y radicó la denuncia.

Con el avance de la investigación, Luna fue imputada por el delito de hurto y recientemente recibió una condena por parte de la Justicia.

A través de un juicio abreviado, acordado por todas las partes, la joven estudiante tendrá que realizar 25 horas de servicio comunitario durante tres meses y pagar una multa.

En cuanto a esta última medida aprobada por el juez, Luna deberá pagar tres cuotas de 36 mil pesos al jubilado afectado.

El caso que generó revuelo en zona norte

Hace unos años, una adolescente había fotografiado los datos de las tarjetas de crédito de sus amigas y había realizado compras por grandes sumas de dinero. El argumento esgrimido en esa oportunidad era que se trataba de una chica cleptómana.

Las opiniones se dividieron entre quienes, efectivamente, creían que se trataba de un trastorno de salud y quienes consideraron que se encuadraba en un delito simple, como una estafa.

“La línea divisoria entre cleptomanía y estafa es la posibilidad de acceder a la conciencia moral. Una cosa es la persona que planifica y roba como forma de vida, piensa que eso está bien y no siente angustia ni remordimiento moral. Y otra es el cleptómano que evade transitoriamente el remordimiento moral”, sostuvo el médico psiquiatra Sergio Grosman.

Por su parte, el psicoanalista y psiquiatra Guillermo Bruschstein opinó: “La cleptomanía es un impulso muy importante de querer tener algo de otro que no tiene tanta elaboración ni premeditación como la estafa. El estafador tiene otra estructura de personalidad, psicopática, que piensa y es consciente de que está perjudicando al otro”.

Bruschstein, miembro de la Asociación de Psiquiatras Argentina (APSA) y de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), dijo que suele ser una situación dolorosa porque las personas no encuentran explicación para lo que hicieron más que un deseo desenfrenado de tener cosas o de llenar un vacío. “Nunca responden a un mismo motivo, pero en general es gente que no está pasando un buen momento, insatisfecha con sus propios logros y quiere emular los logros ajenos. Es gente que tiene pocos recursos personales”.

Según Bruschstein, es muy común que estos episodios sucedan: “Se ve mucho en jóvenes y a veces hasta en adultos que roban tarjetas de crédito y las usan. Son casos de adolescentes muy tentados de acceder a algunos bienes, en general ropa, pero también se ve en personas que, a pesar de ser de clase media y disponer de dinero, las usan para ir al supermercado. Es un típico episodio de cleptomanía, un impulso muy fuerte que no se puede evitar. También tiene que ver con conductas autodestructivas o autolesivas porque en general son descubiertos”.

Una joven le robó las tarjetas de crédito al abuelo de su amiga, realizó compras por $250.000 y ahora deberá cumplir tareas comunitarias y pagar una multa. El insólito caso ocurrió en la provincia de San Juan.

Candela Luciana Luna, de 20 años, fue encontrada culpable de haberle robado las tarjetas de crédito al abuelo de una de sus amigas durante una de las visitas que realizó previamente.

Según información de medios locales, la estudiante de Diseño robó las tarjetas de crédito a fines del año pasado y la víctima se dio cuenta al notar movimientos extraños en su cuenta bancaria.

En consecuencia, comenzó a observar gastos en comida, ropa y alcohol, compras que nunca había realizado.

Ante esta situación, el adulto descubrió que la ladrona era la amiga de su nieta, por lo que se presentó en la Unidad Fiscal de Investigaciones (UFI) Delitos contra la Propiedad y radicó la denuncia.

Con el avance de la investigación, Luna fue imputada por el delito de hurto y recientemente recibió una condena por parte de la Justicia.

A través de un juicio abreviado, acordado por todas las partes, la joven estudiante tendrá que realizar 25 horas de servicio comunitario durante tres meses y pagar una multa.

En cuanto a esta última medida aprobada por el juez, Luna deberá pagar tres cuotas de 36 mil pesos al jubilado afectado.

El caso que generó revuelo en zona norte

Hace unos años, una adolescente había fotografiado los datos de las tarjetas de crédito de sus amigas y había realizado compras por grandes sumas de dinero. El argumento esgrimido en esa oportunidad era que se trataba de una chica cleptómana.

Las opiniones se dividieron entre quienes, efectivamente, creían que se trataba de un trastorno de salud y quienes consideraron que se encuadraba en un delito simple, como una estafa.

“La línea divisoria entre cleptomanía y estafa es la posibilidad de acceder a la conciencia moral. Una cosa es la persona que planifica y roba como forma de vida, piensa que eso está bien y no siente angustia ni remordimiento moral. Y otra es el cleptómano que evade transitoriamente el remordimiento moral”, sostuvo el médico psiquiatra Sergio Grosman.

Por su parte, el psicoanalista y psiquiatra Guillermo Bruschstein opinó: “La cleptomanía es un impulso muy importante de querer tener algo de otro que no tiene tanta elaboración ni premeditación como la estafa. El estafador tiene otra estructura de personalidad, psicopática, que piensa y es consciente de que está perjudicando al otro”.

Bruschstein, miembro de la Asociación de Psiquiatras Argentina (APSA) y de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), dijo que suele ser una situación dolorosa porque las personas no encuentran explicación para lo que hicieron más que un deseo desenfrenado de tener cosas o de llenar un vacío. “Nunca responden a un mismo motivo, pero en general es gente que no está pasando un buen momento, insatisfecha con sus propios logros y quiere emular los logros ajenos. Es gente que tiene pocos recursos personales”.

Según Bruschstein, es muy común que estos episodios sucedan: “Se ve mucho en jóvenes y a veces hasta en adultos que roban tarjetas de crédito y las usan. Son casos de adolescentes muy tentados de acceder a algunos bienes, en general ropa, pero también se ve en personas que, a pesar de ser de clase media y disponer de dinero, las usan para ir al supermercado. Es un típico episodio de cleptomanía, un impulso muy fuerte que no se puede evitar. También tiene que ver con conductas autodestructivas o autolesivas porque en general son descubiertos”.

 La joven imputada por el delito de hurto tendrá que hacer servicio comunitario de 25 horas durante tres meses y pagar una multa.  LA NACION

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