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Su último tango en Buenos Aires. El viaje en el que Mario Vargas Llosa se animó al 2×4 junto a Isabel Preysler

Siempre tomados de la mano y sin dejar de mirarse a los ojos, Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler se mostraron inseparables los días que duró su visita a Buenos Aires. Desde que se hizo pública su relación, hace casi un año –gracias a las imágenes que reveló en exclusiva ¡Hola! en junio de 2015, en las que compartían un almuerzo para dos en Madrid–,el premio Nobel de Literatura y la “Reina de Corazones” pasean su amor por el mundo. Pasaron Navidad y Año Nuevo entre Puerto Rico y Miami y ahora disfrutaron juntos de su última escala en Buenos Aires. La excusa fue la presentación de la nueva obra del escritor, Cinco esquinas, en la 42° Feria Internacional del Libro. La escapada de una semana a Argentina también incluyó su participación como invitado de honor en la cena de gala de la Fundación Libertad, junto al ex presidente Mauricio Macri, un viaje relámpago a las cataratas del Iguazú, y el paseo obligado por San Telmo para ver un show de tango.

El martes 3 de mayo de 2016, Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler fueron a la famosa casa Gala Tango, en San Telmo, para disfrutar del show y aprender unos pasos básicos.Ella, en total black, con pantalones de cuero, agregó una boa de plumas para la foto. Y Mario se puso un chambergo.

MI BUENOS AIRES QUERIDO

Se encontraron en el Palacio Duhau-Park Hyatt Buenos Aires el sábado 30 de abril. Él llegaba de un breve viaje por Santiago de Chile y ella, de Madrid. Pero no estuvieron solos en su paso por Argentina, sino que los escoltaron el hijo del escritor, el ensayista Álvaro Vargas Llosa, y su mujer de entonces, Susana Abad. Con ellos, y en plan secreto, volaron a Misiones por el fin de semana para admirar las cataratas del Iguazú. Volvieron a Buenos Aires el lunes 2 por la noche y se refugiaron en el hotel, dispuestos a descansar. Al día siguiente, organizaron su primera salida en la ciudad y el lugar elegido fue San Telmo. Allí, Mario e Isabel disfrutaron de un show de tango y folclore en Gala Tango, al 431 de la calle Balcarce, donde vieron un espectáculo que recorrió las canciones más representativas del género, interpretadas por un quinteto de piano, bandoneón, dos violines y contrabajo, dos cantantes y cuatro parejas de baile. “Fue un show fantástico, la puesta en escena del tango me pareció maravilloso”, fueron las breves palabras de Isabel tras la función, quien incluso se animó a tomar clases con uno de los bailarines y practicó algunos pasos y firuletes con su novio, Mario.

Siempre elegante, Isabel no repitió vestuario en su estadía. La noche del tango, lució un pantalón de cuero que marcaba su delgadísima figura, y stilettos de más de diez centímetros de altura.

Probaron allí un menú típico del lugar. El autor de La ciudad y los perros eligió unas empanadas de carne que completó con un bife de chorizo y un flan; en tanto, ella prefirió el carpaccio de salmón de entrada, para después probar un lomo a las brasas y de postre, peras al Malbec.

Tras presentar en la Feria del Libro su última obra, Cinco esquinas, el Nobel peruano es aplaudido de pie por su novia, su hijo, su nuera y la amiga de la familia, la modelo puertorriqueña Astrid Muñoz.El autor fue entrevistado por el periodista y escritor Jorge Fernández Díaz.

MARIO, EL INVITADO ESPECIAL

Fiel a su costumbre, Mario Vargas Llosa no se mantuvo distante de la realidad política del país, y así lo demostró al día siguiente, al asistir como invitado de lujo a la primera cena anual que Fundación Libertad organizó el 4 de mayo en Golden Center de Parque Norte. Acompañado por su novia, el Nobel compartió la mesa principal con el ex presidente Mauricio Macri, la ex primera dama Juliana Awada y el presidente de la Fundación, Gerardo Bongiovanni, entre otros. Ante más de mil personas, Vargas Llosa expresó: “Es un momento histórico para la Argentina, un momento excepcional y no peco de exagerado si digo que los ojos del mundo, y en especial de América Latina, están volcados en este país”. Aunque en su breve discurso no mencionó a Isabel, Vargas Llosa ya demostró más de una vez lo que siente por ella. Basta recordar sus palabras durante el festejo de su 80° cumpleaños, el pasado 28 de marzo, para advertir su gran presente: “Por fin he sabido que la palabra ‘felicidad’ tiene nombre y apellido: Isabel Preysler”, dijo entonces.

Para la ocasión, Juliana eligió un vestido de la marca El Camarín. El diseño incluía un minucioso trabajo de bordado sobre un encaje de flores, perlas y destellos de paillettes.La ex mannequin filipina optó por un vestido de cóctel similar al de Juliana, pero en 
negro, que acompañó con un clutch y un chal con 
toques al rojo vivo.

El jueves 5, la pareja aprovechó la mañana para hacer sus propias actividades. Mientras el escritor participaba de una conferencia de prensa en el Alvear Palace Hotel, Isabel se hizo un tiempo para recorrer las exclusivas tiendas de la calle Posadas. Por su círculo más cercano se supo que la ex de Julio Iglesias quedó encantada con la reconocida marca de accesorios Pérez Sanz, donde se tentó con un cinturón de cuero con alpaca de hilo de seda, piedra y nácar; una cartera de gamuza con piedra y alpaca y unos pendientes de alpaca y ónix.

Ubicados en la mesa principal, Mario Vargas Llosa, Juliana e Isabel conversaron animadamente.

Ya entrada la noche, Mario e Isabel recalaron en la avenida Corrientes. Acompañados esta vez por su amiga y modelo puertorriqueña Astrid Muñoz –casada con el polista argentino Eduardo Novillo Astrada–, Mario e Isabel llegaron al teatro Broadway para aplaudir “Franciscus, una razón para vivir”, la obra dirigida por Flavio Mendoza, basada en el libro escrito por el empresario Alejandro Roemmers.

LA EFERVESCENCIA DE LA VIDA

El viernes, un día antes de emprender el regreso, el escritor peruano concretó finalmente el gran compromiso de su viaje: presentar su última novela en la Feria del Libro. Escoltado fielmente por Isabel, Vargas Llosa llegó al salón Jorge Luis Borges, que estaba colmado de admiradores, unos minutos después de las ocho de la noche. “¿Qué pasó en estos ochenta años, Mario?”, fue una de las preguntas del escritor y periodista Jorge Fernández Díaz. Sin abandonar la sonrisa, Vargas Llosa abrió su corazón por primera vez durante su paso por Buenos Aires. “No me siento distinto a cuando tenía 79… Sólo espero seguir vivo hasta el final y no morirme en vida. No hay que esperar la muerte. Esta tiene que aparecer como un accidente, mientras uno está en plena efervescencia”, confió emocionado.

Mauricio Macri y Mario Vargas Llosa fueron los invitados de lujo en la primera cena anual de la Fundación Libertad. La primera dama, Juliana Awada, e Isabel Preysler, resultaron las más 
fotografiadas de la noche.

El sábado 7 se despidieron de Buenos Aires tomados de la mano. Y ante la pregunta de la boda inminente, respondieron con una sonrisa. Pero ¿quién les quita lo bailado?

Invitados por el empresario y escritor Alejandro Roemmers, el jueves 5 fueron al teatro Broadway para ver Franciscus, una razón para vivir.Posaron junto al director Flavio Mendoza, la directora artística, Norma Aleandro, y Alejandro Roemmers, quien fuera guionista del espectáculo.El sábado 7 de mayo, dejaron el Palacio Duhau-Park Hyatt Buenos Aires para emprender el regreso. Hacía unos meses que convivían en la residencia de Isabel en Madrid.

EMOTIVO (Y DISCRETO) ADIÓS AL “PRÍNCIPE” DE LAS LETRAS SUDAMERICANAS

Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, que llevaba cinco años lidiando contra una enfermedad sin cura que él eligió no hacer pública, murió el domingo 13, a los 89 años. Autor de una obra literaria descomunal, el escritor nacido en Arequipa –y ganador de tres de los premios más importantes en la literatura, el Príncipe de Asturias en 1986, el Cervantes en 1994 y el Nobel de Literatura en 2010– tuvo un último adiós discreto, en marcado contraste con su complicada y compleja vida, del que él mismo dispuso los detalles. Y su mujer, Patricia Llosa (de la que se separó en 2015, tras cincuenta años de matrimonio, para iniciar una relación con la socialité Isabel Preysler, y a quien su enfermedad volvió a acercar en 2022), sus tres hijos, Álvaro, Gonzalo y Morgana, y sus siete nietos, cumplieron punto por punto todos sus deseos. Así, Mario Vargas Llosa fue velado en la intimidad de su departamento ubicado en el distrito de Barranco, Lima y, tras la capilla ardiente en la que su familia recibió el cariño y el pésame de amigos, artistas y algunas autoridades del país, el féretro fue trasladado al Centro Funerario y Crematorio del Ejército de Chorrillos el lunes 14 por la tarde, donde sus restos fueron incinerados. Durante el recorrido, muchos admiradores del autor de Conversación en la Catedral y La fiesta del Chivo –que en 2021 fue admitido en la Academia Francesa, con lo que se convirtió en el primer miembro de esa institución que no escribió en lengua francesa– salieron a las calles de la capital peruana para despedirlo, en lo que fue una muestra del homenaje que Vargas Llosa tuvo a escala global y que su familia agradeció expresamente. “Mi padre era una persona universal, de manera que es natural que haya fuera de las fronteras del Perú congoja y tristeza por lo ocurrido, pero nunca pensamos que tomaría las proporciones que ha tomado, de manera que queremos expresar una infinita conmoción por lo que estamos recibiendo”, expresó su hijo Álvaro.

Sus hijos Álvaro y Gonzalo llevan las dos urnas con las cenizas del escritor. Unos pasos más adelante, su hija Morgana camina conmovida.Alrededor del departamento del autor peruano se 
desplegó un fuerte operativo de seguridad, que se intensificó a las cuatro de la tarde de Lima, cuando el féretro con sus restos fue ubicado en el coche fúnebre.

Vargas Llosa, miembro de una generación que cambió para siempre la literatura latinoamericana –el llamado “Boom”–, decidió pasar sus últimos meses en Lima, visitando los escenarios de alguna de sus novelas más celebradas. Había dejado la vida pública a finales de 2023 y, en diciembre de ese año, le dijo adiós a su columna del diario español El País (muchas de ellas se publicaron en La Nación) que escribió durante treinta y tres años.

El dolor de sus nietos: Leandro, Aitana (hijos de Álvaro) e Isabella (hija de Morgana) a su llegada al departamento de Vargas Llosa.El 7 de diciembre de 2010, en Estocolmo,Suecia, Mario Vargas Llosa recibió el premio Nobel de Literatura acompañado por su mujer, Patricia Llosa.

Siempre tomados de la mano y sin dejar de mirarse a los ojos, Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler se mostraron inseparables los días que duró su visita a Buenos Aires. Desde que se hizo pública su relación, hace casi un año –gracias a las imágenes que reveló en exclusiva ¡Hola! en junio de 2015, en las que compartían un almuerzo para dos en Madrid–,el premio Nobel de Literatura y la “Reina de Corazones” pasean su amor por el mundo. Pasaron Navidad y Año Nuevo entre Puerto Rico y Miami y ahora disfrutaron juntos de su última escala en Buenos Aires. La excusa fue la presentación de la nueva obra del escritor, Cinco esquinas, en la 42° Feria Internacional del Libro. La escapada de una semana a Argentina también incluyó su participación como invitado de honor en la cena de gala de la Fundación Libertad, junto al ex presidente Mauricio Macri, un viaje relámpago a las cataratas del Iguazú, y el paseo obligado por San Telmo para ver un show de tango.

El martes 3 de mayo de 2016, Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler fueron a la famosa casa Gala Tango, en San Telmo, para disfrutar del show y aprender unos pasos básicos.Ella, en total black, con pantalones de cuero, agregó una boa de plumas para la foto. Y Mario se puso un chambergo.

MI BUENOS AIRES QUERIDO

Se encontraron en el Palacio Duhau-Park Hyatt Buenos Aires el sábado 30 de abril. Él llegaba de un breve viaje por Santiago de Chile y ella, de Madrid. Pero no estuvieron solos en su paso por Argentina, sino que los escoltaron el hijo del escritor, el ensayista Álvaro Vargas Llosa, y su mujer de entonces, Susana Abad. Con ellos, y en plan secreto, volaron a Misiones por el fin de semana para admirar las cataratas del Iguazú. Volvieron a Buenos Aires el lunes 2 por la noche y se refugiaron en el hotel, dispuestos a descansar. Al día siguiente, organizaron su primera salida en la ciudad y el lugar elegido fue San Telmo. Allí, Mario e Isabel disfrutaron de un show de tango y folclore en Gala Tango, al 431 de la calle Balcarce, donde vieron un espectáculo que recorrió las canciones más representativas del género, interpretadas por un quinteto de piano, bandoneón, dos violines y contrabajo, dos cantantes y cuatro parejas de baile. “Fue un show fantástico, la puesta en escena del tango me pareció maravilloso”, fueron las breves palabras de Isabel tras la función, quien incluso se animó a tomar clases con uno de los bailarines y practicó algunos pasos y firuletes con su novio, Mario.

Siempre elegante, Isabel no repitió vestuario en su estadía. La noche del tango, lució un pantalón de cuero que marcaba su delgadísima figura, y stilettos de más de diez centímetros de altura.

Probaron allí un menú típico del lugar. El autor de La ciudad y los perros eligió unas empanadas de carne que completó con un bife de chorizo y un flan; en tanto, ella prefirió el carpaccio de salmón de entrada, para después probar un lomo a las brasas y de postre, peras al Malbec.

Tras presentar en la Feria del Libro su última obra, Cinco esquinas, el Nobel peruano es aplaudido de pie por su novia, su hijo, su nuera y la amiga de la familia, la modelo puertorriqueña Astrid Muñoz.El autor fue entrevistado por el periodista y escritor Jorge Fernández Díaz.

MARIO, EL INVITADO ESPECIAL

Fiel a su costumbre, Mario Vargas Llosa no se mantuvo distante de la realidad política del país, y así lo demostró al día siguiente, al asistir como invitado de lujo a la primera cena anual que Fundación Libertad organizó el 4 de mayo en Golden Center de Parque Norte. Acompañado por su novia, el Nobel compartió la mesa principal con el ex presidente Mauricio Macri, la ex primera dama Juliana Awada y el presidente de la Fundación, Gerardo Bongiovanni, entre otros. Ante más de mil personas, Vargas Llosa expresó: “Es un momento histórico para la Argentina, un momento excepcional y no peco de exagerado si digo que los ojos del mundo, y en especial de América Latina, están volcados en este país”. Aunque en su breve discurso no mencionó a Isabel, Vargas Llosa ya demostró más de una vez lo que siente por ella. Basta recordar sus palabras durante el festejo de su 80° cumpleaños, el pasado 28 de marzo, para advertir su gran presente: “Por fin he sabido que la palabra ‘felicidad’ tiene nombre y apellido: Isabel Preysler”, dijo entonces.

Para la ocasión, Juliana eligió un vestido de la marca El Camarín. El diseño incluía un minucioso trabajo de bordado sobre un encaje de flores, perlas y destellos de paillettes.La ex mannequin filipina optó por un vestido de cóctel similar al de Juliana, pero en 
negro, que acompañó con un clutch y un chal con 
toques al rojo vivo.

El jueves 5, la pareja aprovechó la mañana para hacer sus propias actividades. Mientras el escritor participaba de una conferencia de prensa en el Alvear Palace Hotel, Isabel se hizo un tiempo para recorrer las exclusivas tiendas de la calle Posadas. Por su círculo más cercano se supo que la ex de Julio Iglesias quedó encantada con la reconocida marca de accesorios Pérez Sanz, donde se tentó con un cinturón de cuero con alpaca de hilo de seda, piedra y nácar; una cartera de gamuza con piedra y alpaca y unos pendientes de alpaca y ónix.

Ubicados en la mesa principal, Mario Vargas Llosa, Juliana e Isabel conversaron animadamente.

Ya entrada la noche, Mario e Isabel recalaron en la avenida Corrientes. Acompañados esta vez por su amiga y modelo puertorriqueña Astrid Muñoz –casada con el polista argentino Eduardo Novillo Astrada–, Mario e Isabel llegaron al teatro Broadway para aplaudir “Franciscus, una razón para vivir”, la obra dirigida por Flavio Mendoza, basada en el libro escrito por el empresario Alejandro Roemmers.

LA EFERVESCENCIA DE LA VIDA

El viernes, un día antes de emprender el regreso, el escritor peruano concretó finalmente el gran compromiso de su viaje: presentar su última novela en la Feria del Libro. Escoltado fielmente por Isabel, Vargas Llosa llegó al salón Jorge Luis Borges, que estaba colmado de admiradores, unos minutos después de las ocho de la noche. “¿Qué pasó en estos ochenta años, Mario?”, fue una de las preguntas del escritor y periodista Jorge Fernández Díaz. Sin abandonar la sonrisa, Vargas Llosa abrió su corazón por primera vez durante su paso por Buenos Aires. “No me siento distinto a cuando tenía 79… Sólo espero seguir vivo hasta el final y no morirme en vida. No hay que esperar la muerte. Esta tiene que aparecer como un accidente, mientras uno está en plena efervescencia”, confió emocionado.

Mauricio Macri y Mario Vargas Llosa fueron los invitados de lujo en la primera cena anual de la Fundación Libertad. La primera dama, Juliana Awada, e Isabel Preysler, resultaron las más 
fotografiadas de la noche.

El sábado 7 se despidieron de Buenos Aires tomados de la mano. Y ante la pregunta de la boda inminente, respondieron con una sonrisa. Pero ¿quién les quita lo bailado?

Invitados por el empresario y escritor Alejandro Roemmers, el jueves 5 fueron al teatro Broadway para ver Franciscus, una razón para vivir.Posaron junto al director Flavio Mendoza, la directora artística, Norma Aleandro, y Alejandro Roemmers, quien fuera guionista del espectáculo.El sábado 7 de mayo, dejaron el Palacio Duhau-Park Hyatt Buenos Aires para emprender el regreso. Hacía unos meses que convivían en la residencia de Isabel en Madrid.

EMOTIVO (Y DISCRETO) ADIÓS AL “PRÍNCIPE” DE LAS LETRAS SUDAMERICANAS

Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, que llevaba cinco años lidiando contra una enfermedad sin cura que él eligió no hacer pública, murió el domingo 13, a los 89 años. Autor de una obra literaria descomunal, el escritor nacido en Arequipa –y ganador de tres de los premios más importantes en la literatura, el Príncipe de Asturias en 1986, el Cervantes en 1994 y el Nobel de Literatura en 2010– tuvo un último adiós discreto, en marcado contraste con su complicada y compleja vida, del que él mismo dispuso los detalles. Y su mujer, Patricia Llosa (de la que se separó en 2015, tras cincuenta años de matrimonio, para iniciar una relación con la socialité Isabel Preysler, y a quien su enfermedad volvió a acercar en 2022), sus tres hijos, Álvaro, Gonzalo y Morgana, y sus siete nietos, cumplieron punto por punto todos sus deseos. Así, Mario Vargas Llosa fue velado en la intimidad de su departamento ubicado en el distrito de Barranco, Lima y, tras la capilla ardiente en la que su familia recibió el cariño y el pésame de amigos, artistas y algunas autoridades del país, el féretro fue trasladado al Centro Funerario y Crematorio del Ejército de Chorrillos el lunes 14 por la tarde, donde sus restos fueron incinerados. Durante el recorrido, muchos admiradores del autor de Conversación en la Catedral y La fiesta del Chivo –que en 2021 fue admitido en la Academia Francesa, con lo que se convirtió en el primer miembro de esa institución que no escribió en lengua francesa– salieron a las calles de la capital peruana para despedirlo, en lo que fue una muestra del homenaje que Vargas Llosa tuvo a escala global y que su familia agradeció expresamente. “Mi padre era una persona universal, de manera que es natural que haya fuera de las fronteras del Perú congoja y tristeza por lo ocurrido, pero nunca pensamos que tomaría las proporciones que ha tomado, de manera que queremos expresar una infinita conmoción por lo que estamos recibiendo”, expresó su hijo Álvaro.

Sus hijos Álvaro y Gonzalo llevan las dos urnas con las cenizas del escritor. Unos pasos más adelante, su hija Morgana camina conmovida.Alrededor del departamento del autor peruano se 
desplegó un fuerte operativo de seguridad, que se intensificó a las cuatro de la tarde de Lima, cuando el féretro con sus restos fue ubicado en el coche fúnebre.

Vargas Llosa, miembro de una generación que cambió para siempre la literatura latinoamericana –el llamado “Boom”–, decidió pasar sus últimos meses en Lima, visitando los escenarios de alguna de sus novelas más celebradas. Había dejado la vida pública a finales de 2023 y, en diciembre de ese año, le dijo adiós a su columna del diario español El País (muchas de ellas se publicaron en La Nación) que escribió durante treinta y tres años.

El dolor de sus nietos: Leandro, Aitana (hijos de Álvaro) e Isabella (hija de Morgana) a su llegada al departamento de Vargas Llosa.El 7 de diciembre de 2010, en Estocolmo,Suecia, Mario Vargas Llosa recibió el premio Nobel de Literatura acompañado por su mujer, Patricia Llosa.

 Siempre tomados de la mano y sin dejar de mirarse a los ojos, Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler se mostraron inseparables los días que duró su visita a Buenos Aires. Desde que se hizo pública su relación, hace casi un año –gracias a las imágenes que reveló en exclusiva ¡Hola! en junio de 2015, en las que compartían un almuerzo para dos en Madrid–,el premio Nobel de Literatura y la “Reina de Corazones” pasean su amor por el mundo. Pasaron Navidad y Año Nuevo entre Puerto Rico y Miami y ahora disfrutaron juntos de su última escala en Buenos Aires. La excusa fue la presentación de la nueva obra del escritor, Cinco esquinas, en la 42° Feria Internacional del Libro. La escapada de una semana a Argentina también incluyó su participación como invitado de honor en la cena de gala de la Fundación Libertad, junto al ex presidente Mauricio Macri, un viaje relámpago a las cataratas del Iguazú, y el paseo obligado por San Telmo para ver un show de tango.MI BUENOS AIRES QUERIDO Se encontraron en el Palacio Duhau-Park Hyatt Buenos Aires el sábado 30 de abril. Él llegaba de un breve viaje por Santiago de Chile y ella, de Madrid. Pero no estuvieron solos en su paso por Argentina, sino que los escoltaron el hijo del escritor, el ensayista Álvaro Vargas Llosa, y su mujer de entonces, Susana Abad. Con ellos, y en plan secreto, volaron a Misiones por el fin de semana para admirar las cataratas del Iguazú. Volvieron a Buenos Aires el lunes 2 por la noche y se refugiaron en el hotel, dispuestos a descansar. Al día siguiente, organizaron su primera salida en la ciudad y el lugar elegido fue San Telmo. Allí, Mario e Isabel disfrutaron de un show de tango y folclore en Gala Tango, al 431 de la calle Balcarce, donde vieron un espectáculo que recorrió las canciones más representativas del género, interpretadas por un quinteto de piano, bandoneón, dos violines y contrabajo, dos cantantes y cuatro parejas de baile. “Fue un show fantástico, la puesta en escena del tango me pareció maravilloso”, fueron las breves palabras de Isabel tras la función, quien incluso se animó a tomar clases con uno de los bailarines y practicó algunos pasos y firuletes con su novio, Mario. Probaron allí un menú típico del lugar. El autor de La ciudad y los perros eligió unas empanadas de carne que completó con un bife de chorizo y un flan; en tanto, ella prefirió el carpaccio de salmón de entrada, para después probar un lomo a las brasas y de postre, peras al Malbec. MARIO, EL INVITADO ESPECIAL Fiel a su costumbre, Mario Vargas Llosa no se mantuvo distante de la realidad política del país, y así lo demostró al día siguiente, al asistir como invitado de lujo a la primera cena anual que Fundación Libertad organizó el 4 de mayo en Golden Center de Parque Norte. Acompañado por su novia, el Nobel compartió la mesa principal con el ex presidente Mauricio Macri, la ex primera dama Juliana Awada y el presidente de la Fundación, Gerardo Bongiovanni, entre otros. Ante más de mil personas, Vargas Llosa expresó: “Es un momento histórico para la Argentina, un momento excepcional y no peco de exagerado si digo que los ojos del mundo, y en especial de América Latina, están volcados en este país”. Aunque en su breve discurso no mencionó a Isabel, Vargas Llosa ya demostró más de una vez lo que siente por ella. Basta recordar sus palabras durante el festejo de su 80° cumpleaños, el pasado 28 de marzo, para advertir su gran presente: “Por fin he sabido que la palabra ‘felicidad’ tiene nombre y apellido: Isabel Preysler”, dijo entonces. El jueves 5, la pareja aprovechó la mañana para hacer sus propias actividades. Mientras el escritor participaba de una conferencia de prensa en el Alvear Palace Hotel, Isabel se hizo un tiempo para recorrer las exclusivas tiendas de la calle Posadas. Por su círculo más cercano se supo que la ex de Julio Iglesias quedó encantada con la reconocida marca de accesorios Pérez Sanz, donde se tentó con un cinturón de cuero con alpaca de hilo de seda, piedra y nácar; una cartera de gamuza con piedra y alpaca y unos pendientes de alpaca y ónix. Ya entrada la noche, Mario e Isabel recalaron en la avenida Corrientes. Acompañados esta vez por su amiga y modelo puertorriqueña Astrid Muñoz –casada con el polista argentino Eduardo Novillo Astrada–, Mario e Isabel llegaron al teatro Broadway para aplaudir “Franciscus, una razón para vivir”, la obra dirigida por Flavio Mendoza, basada en el libro escrito por el empresario Alejandro Roemmers.LA EFERVESCENCIA DE LA VIDA El viernes, un día antes de emprender el regreso, el escritor peruano concretó finalmente el gran compromiso de su viaje: presentar su última novela en la Feria del Libro. Escoltado fielmente por Isabel, Vargas Llosa llegó al salón Jorge Luis Borges, que estaba colmado de admiradores, unos minutos después de las ocho de la noche. “¿Qué pasó en estos ochenta años, Mario?”, fue una de las preguntas del escritor y periodista Jorge Fernández Díaz. Sin abandonar la sonrisa, Vargas Llosa abrió su corazón por primera vez durante su paso por Buenos Aires. “No me siento distinto a cuando tenía 79… Sólo espero seguir vivo hasta el final y no morirme en vida. No hay que esperar la muerte. Esta tiene que aparecer como un accidente, mientras uno está en plena efervescencia”, confió emocionado. El sábado 7 se despidieron de Buenos Aires tomados de la mano. Y ante la pregunta de la boda inminente, respondieron con una sonrisa. Pero ¿quién les quita lo bailado? EMOTIVO (Y DISCRETO) ADIÓS AL “PRÍNCIPE” DE LAS LETRAS SUDAMERICANASJorge Mario Pedro Vargas Llosa, que llevaba cinco años lidiando contra una enfermedad sin cura que él eligió no hacer pública, murió el domingo 13, a los 89 años. Autor de una obra literaria descomunal, el escritor nacido en Arequipa –y ganador de tres de los premios más importantes en la literatura, el Príncipe de Asturias en 1986, el Cervantes en 1994 y el Nobel de Literatura en 2010– tuvo un último adiós discreto, en marcado contraste con su complicada y compleja vida, del que él mismo dispuso los detalles. Y su mujer, Patricia Llosa (de la que se separó en 2015, tras cincuenta años de matrimonio, para iniciar una relación con la socialité Isabel Preysler, y a quien su enfermedad volvió a acercar en 2022), sus tres hijos, Álvaro, Gonzalo y Morgana, y sus siete nietos, cumplieron punto por punto todos sus deseos. Así, Mario Vargas Llosa fue velado en la intimidad de su departamento ubicado en el distrito de Barranco, Lima y, tras la capilla ardiente en la que su familia recibió el cariño y el pésame de amigos, artistas y algunas autoridades del país, el féretro fue trasladado al Centro Funerario y Crematorio del Ejército de Chorrillos el lunes 14 por la tarde, donde sus restos fueron incinerados. Durante el recorrido, muchos admiradores del autor de Conversación en la Catedral y La fiesta del Chivo –que en 2021 fue admitido en la Academia Francesa, con lo que se convirtió en el primer miembro de esa institución que no escribió en lengua francesa– salieron a las calles de la capital peruana para despedirlo, en lo que fue una muestra del homenaje que Vargas Llosa tuvo a escala global y que su familia agradeció expresamente. “Mi padre era una persona universal, de manera que es natural que haya fuera de las fronteras del Perú congoja y tristeza por lo ocurrido, pero nunca pensamos que tomaría las proporciones que ha tomado, de manera que queremos expresar una infinita conmoción por lo que estamos recibiendo”, expresó su hijo Álvaro. Vargas Llosa, miembro de una generación que cambió para siempre la literatura latinoamericana –el llamado “Boom”–, decidió pasar sus últimos meses en Lima, visitando los escenarios de alguna de sus novelas más celebradas. Había dejado la vida pública a finales de 2023 y, en diciembre de ese año, le dijo adiós a su columna del diario español El País (muchas de ellas se publicaron en La Nación) que escribió durante treinta y tres años.  LA NACION

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