Liga de España: el planchazo criminal de Kyian Mbappé y una expulsión que complica a Real Madrid en un momento de definiciones

En un abrir y cerrar de ojos, la escena mutó de un partido intenso a caos. Kylian Mbappé, el hombre destinado a liderar una nueva era en el Real Madrid, se transformó en protagonista de una postal inesperada: botín demasiado alto y planchazo directo en la tibia derecha del rival. Que primero fue motivo para que el árbitro César Soto Grado le mostrara la tarjeta amarilla. Pero tras un llamado del VAR, el juez principal revisó la jugada en el monitor y decidió cambiar su decisión: roja directa.
Todo ocurrió a los 38 minutos del primer tiempo de un partido áspero en Vitoria, cuando el conjunto merengue ya le ganaba 1-0 al Alavés, gracias a un zurdazo de Eduardo Camavinga. Y todo cambió.
Fue un instante. Una reacción visceral, nacida de la frustración. El francés había recibido un empujón de Abqar en el centro del campo que no fue sancionado. En su intento de recuperar la pelota, cargó con fuerza excesiva sobre Antonio Blanco, del semillero del Real Madrid y ahora pieza clave del equipo vitoriano. La entrada fue dura, los tacos de su botín derecho se estrellaron contra la tibia derecha del mediocampista, y el árbitro, que en primera instancia mostró amarilla, corrigió su decisión.
Expulsión directa. Una roja implacable. Como lo fue la infracción. Mbappé ni protestó: caminó hacia los vestuarios con una mueca de fastidio, consciente del error. Fue su cuarta expulsión como profesional, pero la primera en seis años. Las anteriores se habían dado todas en suelo francés, en su etapa con PSG: dos en la Copa de Francia y una en la Ligue 1. Esta, en cambio, tiene otro peso. Llegó con la camiseta blanca del Real Madrid, en plena recta final de una temporada que promete definiciones calientes, tanto en LaLiga como en la Copa del Rey y la Champions League.
El arbitraje español con serios problemas, 40 minutos dos visitas al VAR, todos simulan, todos protestas pero lo más increíble que tenga que ir al VAR en este acción de Mbappé, @rfef pic.twitter.com/Az7U1uIbgc
— Felipe Ramos Rizo (@ramosrizo) April 13, 2025
El club blanco terminó el partido con diez hombres, pero resistió. Lo hizo gracias a la entereza del bloque defensivo, al aplomo de jugadores como Rüdiger y Nacho, y a la incapacidad del Alavés para capitalizar la superioridad numérica. El equipo local tuvo sus opciones, pero tampoco supo gestionar la situación. De hecho, todo se equilibró cuando Manu Sánchez vio la roja en el complemento tras una falta sobre Vinicius, también a instancias del VAR.
El 1-0 final fue mucho más que tres puntos. Fue un mensaje: este Real Madrid puede sobrevivir incluso sin su estrella. Una bocanada de oxígeno puro que lo dejó a cuatro unidades del Barcelona, líder indiscutido de LaLiga. Pero el precio fue alto.
Ahora, el foco está puesto en la sanción. El acta arbitral fue clara: “Por entrar con el pie en forma de plancha a la altura de la espinilla de un contrario, en la disputa del balón, usando fuerza excesiva”. Una redacción que permite entrever cierto margen. Porque si bien la acción fue violenta, se dio en disputa del balón y no derivó en lesión del rival. Por eso, la sanción no debería superar los tres partidos. Si se confirma ese criterio, Mbappé estará habilitado para jugar la final de la Copa del Rey ante el Barcelona, el 26 de abril en La Cartuja.
Desde el vestuario madridista hubo silencio. O, mejor dicho, autocrítica. Mbappé le pidió disculpas a Blanco tras el partido y también lo hizo con sus compañeros por dejar al equipo con uno menos. En Valdebebas entienden que la sanción es lógica. “Es claramente roja, no lo estamos justificando”, dijo Davide Ancelotti, quien ofició como entrenador principal por la suspensión de su padre, Carlo. “No es un chico violento, pidió perdón, es consciente del error”, agregó el italiano, que debutó en el banco con una victoria tan costosa como valiosa.
La secuencia generó una actividad fuerte en redes sociales. Las imágenes de la entrada se viralizaron en segundos, y los comentarios no tardaron en multiplicarse: “Jamás vi una entrada tan criminal”, “Es que va a por él”, “¿Dos fechas nada más?”. La indignación, compartida por hinchas de distintos colores, reflejó el impacto de una escena que no es común en Mbappé.
La temporada del francés, hasta aquí, fue un subibaja. Llegó al Madrid con el cartel de superestrella y rápidamente se convirtió en el goleador del equipo: 22 tantos en Liga, varios más en Champions. Pero también fue blanco de críticas por su nivel intermitente, su lenguaje corporal, sus ausencias en partidos clave. La roja en Mendizorroza no hace más que condensar ese aire de rareza que envuelve su primer año en España.
El resumen del partido
Lo cierto es que, aún con diez jugadores, el Real Madrid dio la talla. Arda Güler fue de lo mejor en el primer tiempo, Vinicius entró enchufado en el segundo, y Ceballos volvió tras mes y medio de inactividad. El equipo necesitaba esta victoria, no solo para seguir a tiro del Barça, sino también para recuperar confianza antes del choque crucial en el Santiago Bernabéu frente a Arsenal por la Champions, tras el 0-3 en suelo inglés.
El margen de error es mínimo. La Liga se juega en cada punto, la Copa en una sola noche, y Europa no perdona. Mbappé lo sabe. Por eso pidió perdón. Por eso se fue en silencio. Y por eso ahora espera que la sanción no lo deje afuera uno de los partidos más esperados del año.
En un abrir y cerrar de ojos, la escena mutó de un partido intenso a caos. Kylian Mbappé, el hombre destinado a liderar una nueva era en el Real Madrid, se transformó en protagonista de una postal inesperada: botín demasiado alto y planchazo directo en la tibia derecha del rival. Que primero fue motivo para que el árbitro César Soto Grado le mostrara la tarjeta amarilla. Pero tras un llamado del VAR, el juez principal revisó la jugada en el monitor y decidió cambiar su decisión: roja directa.
Todo ocurrió a los 38 minutos del primer tiempo de un partido áspero en Vitoria, cuando el conjunto merengue ya le ganaba 1-0 al Alavés, gracias a un zurdazo de Eduardo Camavinga. Y todo cambió.
Fue un instante. Una reacción visceral, nacida de la frustración. El francés había recibido un empujón de Abqar en el centro del campo que no fue sancionado. En su intento de recuperar la pelota, cargó con fuerza excesiva sobre Antonio Blanco, del semillero del Real Madrid y ahora pieza clave del equipo vitoriano. La entrada fue dura, los tacos de su botín derecho se estrellaron contra la tibia derecha del mediocampista, y el árbitro, que en primera instancia mostró amarilla, corrigió su decisión.
Expulsión directa. Una roja implacable. Como lo fue la infracción. Mbappé ni protestó: caminó hacia los vestuarios con una mueca de fastidio, consciente del error. Fue su cuarta expulsión como profesional, pero la primera en seis años. Las anteriores se habían dado todas en suelo francés, en su etapa con PSG: dos en la Copa de Francia y una en la Ligue 1. Esta, en cambio, tiene otro peso. Llegó con la camiseta blanca del Real Madrid, en plena recta final de una temporada que promete definiciones calientes, tanto en LaLiga como en la Copa del Rey y la Champions League.
El arbitraje español con serios problemas, 40 minutos dos visitas al VAR, todos simulan, todos protestas pero lo más increíble que tenga que ir al VAR en este acción de Mbappé, @rfef pic.twitter.com/Az7U1uIbgc
— Felipe Ramos Rizo (@ramosrizo) April 13, 2025
El club blanco terminó el partido con diez hombres, pero resistió. Lo hizo gracias a la entereza del bloque defensivo, al aplomo de jugadores como Rüdiger y Nacho, y a la incapacidad del Alavés para capitalizar la superioridad numérica. El equipo local tuvo sus opciones, pero tampoco supo gestionar la situación. De hecho, todo se equilibró cuando Manu Sánchez vio la roja en el complemento tras una falta sobre Vinicius, también a instancias del VAR.
El 1-0 final fue mucho más que tres puntos. Fue un mensaje: este Real Madrid puede sobrevivir incluso sin su estrella. Una bocanada de oxígeno puro que lo dejó a cuatro unidades del Barcelona, líder indiscutido de LaLiga. Pero el precio fue alto.
Ahora, el foco está puesto en la sanción. El acta arbitral fue clara: “Por entrar con el pie en forma de plancha a la altura de la espinilla de un contrario, en la disputa del balón, usando fuerza excesiva”. Una redacción que permite entrever cierto margen. Porque si bien la acción fue violenta, se dio en disputa del balón y no derivó en lesión del rival. Por eso, la sanción no debería superar los tres partidos. Si se confirma ese criterio, Mbappé estará habilitado para jugar la final de la Copa del Rey ante el Barcelona, el 26 de abril en La Cartuja.
Desde el vestuario madridista hubo silencio. O, mejor dicho, autocrítica. Mbappé le pidió disculpas a Blanco tras el partido y también lo hizo con sus compañeros por dejar al equipo con uno menos. En Valdebebas entienden que la sanción es lógica. “Es claramente roja, no lo estamos justificando”, dijo Davide Ancelotti, quien ofició como entrenador principal por la suspensión de su padre, Carlo. “No es un chico violento, pidió perdón, es consciente del error”, agregó el italiano, que debutó en el banco con una victoria tan costosa como valiosa.
La secuencia generó una actividad fuerte en redes sociales. Las imágenes de la entrada se viralizaron en segundos, y los comentarios no tardaron en multiplicarse: “Jamás vi una entrada tan criminal”, “Es que va a por él”, “¿Dos fechas nada más?”. La indignación, compartida por hinchas de distintos colores, reflejó el impacto de una escena que no es común en Mbappé.
La temporada del francés, hasta aquí, fue un subibaja. Llegó al Madrid con el cartel de superestrella y rápidamente se convirtió en el goleador del equipo: 22 tantos en Liga, varios más en Champions. Pero también fue blanco de críticas por su nivel intermitente, su lenguaje corporal, sus ausencias en partidos clave. La roja en Mendizorroza no hace más que condensar ese aire de rareza que envuelve su primer año en España.
El resumen del partido
Lo cierto es que, aún con diez jugadores, el Real Madrid dio la talla. Arda Güler fue de lo mejor en el primer tiempo, Vinicius entró enchufado en el segundo, y Ceballos volvió tras mes y medio de inactividad. El equipo necesitaba esta victoria, no solo para seguir a tiro del Barça, sino también para recuperar confianza antes del choque crucial en el Santiago Bernabéu frente a Arsenal por la Champions, tras el 0-3 en suelo inglés.
El margen de error es mínimo. La Liga se juega en cada punto, la Copa en una sola noche, y Europa no perdona. Mbappé lo sabe. Por eso pidió perdón. Por eso se fue en silencio. Y por eso ahora espera que la sanción no lo deje afuera uno de los partidos más esperados del año.
El club blanco se juega mucho en las próximas semanas y al crack francés lo echaron por un planchazo LA NACION