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Otra sorpresa: el papa Francisco salió para rezar en la Basílica de Santa María la Mayor

ROMA.- Ya no hay dudas de que el papa Francisco está mejorando y que su intención es estar presente en la Semana Santa, aunque sea en forma limitada. Este sábado, en efecto, en su vigésimo día de convalecencia en su casa de Santa Marta después de 38 días de internación en el hospital Gemelli, volvió sorpresivamente a salir de su “clausura”. Tal como informó la Sala de Prensa de la Santa Sede, “a primera hora de la tarde el papa Francisco fue a la Basílica de Santa María la Mayor y, en vísperas del Domingo de Ramos y de la Semana Santa, se detuvo a rezar delante del ícono de la Virgen Salus Populi Romani”.

Imágenes tomadas por una periodista de la agencia Ansa que estaba en el templo mostraron al Papa sonriente y, a diferencia de su última salida, vestido con su hábito talar blanco, pero como siempre, con cánulas nasales puestas y una botella de oxígeno detrás de su silla de ruedas, una novedad que lo acompañará en esta nueva fase de pontificado. Así parece confirmarse una fase evidentemente distinta a todo lo que se vio antes de la hospitalización más larga y difícil que tuvo hasta ahora, que duró más de cinco semanas y en la que combatió contra una neumonía bilateral que lo puso dos veces al borde de la muerte.

En las imágenes, el Papa aparece con un ramo de rosas blancas para dejarle a su Virgen “preferida”, acompañado por su enfermero personal, Massimiliano Strappetti, quien empuja la silla de ruedas, y por uno de sus secretarios privados, el sacerdote argentino Juan Cruz Villalón. Algunos fieles, sorprendidos por la aparición, enseguida se acercaron a pedirle un saludo y alguien gritó “¡Viva México!”.

Para hacer posible la visita a la Basílica de Santa María Mayor, que duró unos quince minutos y donde fue recibido por su arcipreste, el cardenal lituano Rolandas Mackrikas, había sido puesta una rampa. Tras su alta “protegida” del hospital Gemelli el 23 de marzo pasado, el Papa también había ido sorpresivamente a la Basílica -donde hizo saber que quiere ser enterrado- para dejarle unas flores a la Virgen de la que es devoto, antes de regresar a Santa Marta.

Después de dos semanas prácticamente “blindado” allí, en su residencia de Santa Marta, la de este sábado fue la tercera salida de Francisco en siete días. En efecto, reapareció sin avisar el domingo pasado, 6 de abril, al final de la misa del Jubileo de los Enfermos. Entonces el Papa, con cánulas nasales puestas, fue aclamado por las 20.000 personas presentes, a quienes les agradeció y bendijo, en una salida breve, de unos diez minutos.

La última vez que había estado en la Plaza de San Pedro había sido el domingo 9 de febrero, durante el Jubileo de las Fuerzas Armadas, cuando debido a la bronquitis que ya arrastraba, se excusó y no leyó la homilía porque le costaba respirar, como admitió. Entonces soplaba un viento muy frío y era evidente que el Papa, con el rostro muy hinchado, no se sentía bien. Días más tarde, el 14 de febrero, las cosas degeneraron al punto de que se vio obligado a internarse.

En otra muestra de que está recuperándose gracias a la fisioterapia respiratoria y motora diaria, entonces, a través de un micrófono, dijo: “Feliz domingo y gracias a todos”, con un tono mucho más fuerte, muy distinto al del susurro que había proferido dos semanas antes, al saludar a la multitud antes de abandonar el Gemelli, con un hilo de voz y muy frágil.

Justamente fueron esos progresos los que hicieron posible que el miércoles, en otro cambio repentino -porque esa audiencia había sido anulada de común acuerdo-, pudiera recibir en su suite del segundo piso de Santa Marta al rey Carlos III y a la reina Camilla, que cumplían 20 años de casados.

El Papa Francisco se reunió en privado con Sus Majestades el Rey Carlos y la Reina Camila ayer por la tarde. Durante la conversación, el Papa tuvo la oportunidad de expresar sus mejores deseos a Sus Majestades con motivo de su aniversario de boda y correspondió a sus deseos de pronta recuperación de la salud de Su Majestad. Foto: Vatican Media

Al día siguiente, el jueves, Francisco volvió a mostrarse. Justo cuando estaba dando un paseo dentro de Santa Marta vestido de entrecasa -pantalón negro de cura, camiseta y un poncho a rayas-, decidió ingresar a la Basílica de San Pedro para rezar ante la tumba de algunos de sus predecesores y ver algunos trabajos de restauración. Fue otra salida de diez minutos en los que volvió a aparecer con cánulas, aunque lo que más llamó la atención fue el atuendo de entrecasa, sin hábito talar ni solideos, según pudo verse en imágenes tomadas por fieles que lograron acercarse a saludarlo. La salida vestido “de civil” escandalizó a algunos, aunque fue aplaudida por otros, que destacaron esa voluntad de desconcertar del papa argentino, así como su humanidad y normalidad en un momento de fragilidad.

La de este sábado, la tercera, amén de que sirvió para dar vuelta la página luego del traspié a nivel de imagen del jueves con un Papa no vestido como tal, sino con poncho y pantalón negro, también significó un mensaje claro. Aunque ya se anunció que mañana, domingo, será un compatriota, el cardenal argentino Leonardo Sandri -vicedecano del Colegio Cardenalicio y prefecto emérito del Dicasterio para las Iglesias Orientales-, quien presidirá la misa de Ramos, la voluntad del papa Francisco es estar. Y darle una bendición a su grey seguramente aliviada y feliz por la presencia de su pastor.

ROMA.- Ya no hay dudas de que el papa Francisco está mejorando y que su intención es estar presente en la Semana Santa, aunque sea en forma limitada. Este sábado, en efecto, en su vigésimo día de convalecencia en su casa de Santa Marta después de 38 días de internación en el hospital Gemelli, volvió sorpresivamente a salir de su “clausura”. Tal como informó la Sala de Prensa de la Santa Sede, “a primera hora de la tarde el papa Francisco fue a la Basílica de Santa María la Mayor y, en vísperas del Domingo de Ramos y de la Semana Santa, se detuvo a rezar delante del ícono de la Virgen Salus Populi Romani”.

Imágenes tomadas por una periodista de la agencia Ansa que estaba en el templo mostraron al Papa sonriente y, a diferencia de su última salida, vestido con su hábito talar blanco, pero como siempre, con cánulas nasales puestas y una botella de oxígeno detrás de su silla de ruedas, una novedad que lo acompañará en esta nueva fase de pontificado. Así parece confirmarse una fase evidentemente distinta a todo lo que se vio antes de la hospitalización más larga y difícil que tuvo hasta ahora, que duró más de cinco semanas y en la que combatió contra una neumonía bilateral que lo puso dos veces al borde de la muerte.

En las imágenes, el Papa aparece con un ramo de rosas blancas para dejarle a su Virgen “preferida”, acompañado por su enfermero personal, Massimiliano Strappetti, quien empuja la silla de ruedas, y por uno de sus secretarios privados, el sacerdote argentino Juan Cruz Villalón. Algunos fieles, sorprendidos por la aparición, enseguida se acercaron a pedirle un saludo y alguien gritó “¡Viva México!”.

Para hacer posible la visita a la Basílica de Santa María Mayor, que duró unos quince minutos y donde fue recibido por su arcipreste, el cardenal lituano Rolandas Mackrikas, había sido puesta una rampa. Tras su alta “protegida” del hospital Gemelli el 23 de marzo pasado, el Papa también había ido sorpresivamente a la Basílica -donde hizo saber que quiere ser enterrado- para dejarle unas flores a la Virgen de la que es devoto, antes de regresar a Santa Marta.

Después de dos semanas prácticamente “blindado” allí, en su residencia de Santa Marta, la de este sábado fue la tercera salida de Francisco en siete días. En efecto, reapareció sin avisar el domingo pasado, 6 de abril, al final de la misa del Jubileo de los Enfermos. Entonces el Papa, con cánulas nasales puestas, fue aclamado por las 20.000 personas presentes, a quienes les agradeció y bendijo, en una salida breve, de unos diez minutos.

La última vez que había estado en la Plaza de San Pedro había sido el domingo 9 de febrero, durante el Jubileo de las Fuerzas Armadas, cuando debido a la bronquitis que ya arrastraba, se excusó y no leyó la homilía porque le costaba respirar, como admitió. Entonces soplaba un viento muy frío y era evidente que el Papa, con el rostro muy hinchado, no se sentía bien. Días más tarde, el 14 de febrero, las cosas degeneraron al punto de que se vio obligado a internarse.

En otra muestra de que está recuperándose gracias a la fisioterapia respiratoria y motora diaria, entonces, a través de un micrófono, dijo: “Feliz domingo y gracias a todos”, con un tono mucho más fuerte, muy distinto al del susurro que había proferido dos semanas antes, al saludar a la multitud antes de abandonar el Gemelli, con un hilo de voz y muy frágil.

Justamente fueron esos progresos los que hicieron posible que el miércoles, en otro cambio repentino -porque esa audiencia había sido anulada de común acuerdo-, pudiera recibir en su suite del segundo piso de Santa Marta al rey Carlos III y a la reina Camilla, que cumplían 20 años de casados.

El Papa Francisco se reunió en privado con Sus Majestades el Rey Carlos y la Reina Camila ayer por la tarde. Durante la conversación, el Papa tuvo la oportunidad de expresar sus mejores deseos a Sus Majestades con motivo de su aniversario de boda y correspondió a sus deseos de pronta recuperación de la salud de Su Majestad. Foto: Vatican Media

Al día siguiente, el jueves, Francisco volvió a mostrarse. Justo cuando estaba dando un paseo dentro de Santa Marta vestido de entrecasa -pantalón negro de cura, camiseta y un poncho a rayas-, decidió ingresar a la Basílica de San Pedro para rezar ante la tumba de algunos de sus predecesores y ver algunos trabajos de restauración. Fue otra salida de diez minutos en los que volvió a aparecer con cánulas, aunque lo que más llamó la atención fue el atuendo de entrecasa, sin hábito talar ni solideos, según pudo verse en imágenes tomadas por fieles que lograron acercarse a saludarlo. La salida vestido “de civil” escandalizó a algunos, aunque fue aplaudida por otros, que destacaron esa voluntad de desconcertar del papa argentino, así como su humanidad y normalidad en un momento de fragilidad.

La de este sábado, la tercera, amén de que sirvió para dar vuelta la página luego del traspié a nivel de imagen del jueves con un Papa no vestido como tal, sino con poncho y pantalón negro, también significó un mensaje claro. Aunque ya se anunció que mañana, domingo, será un compatriota, el cardenal argentino Leonardo Sandri -vicedecano del Colegio Cardenalicio y prefecto emérito del Dicasterio para las Iglesias Orientales-, quien presidirá la misa de Ramos, la voluntad del papa Francisco es estar. Y darle una bendición a su grey seguramente aliviada y feliz por la presencia de su pastor.

 En vísperas del Domingo de Ramos y la Semana Santa, demostrando que está mejor, el Pontífice hizo una breve aparición para homenajear a la Virgen de la que es devoto  LA NACION

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