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De Luchino Visconti a una historia inspirada en la Cicciolina, el cine italiano se muda a Buenos Aires

Hubo un tiempo feliz, en el que el cine italiano tenía una presencia constante en las salas argentinas. Por idiosincrasia, por familiaridad con un idioma que en la pantalla se disfrutaba a través de la comedia o el retrato de costumbres y por el magnetismo de un puñado de nombres de extraordinario carisma, Italia era una compañía habitual de los argentinos en la pantalla grande. Y no solo en las salas especializadas de películas de autor. El cine italiano supo expresarse entre nosotros a través de un fortísimo arraigo popular.

Buenos Aires está hoy atravesada por una reminiscencia de aquellos días. La undécima Semana de Cine Italiano, que concluye el miércoles 16 de abril, nos acerca como nunca en los últimos años una avanzada del modelo de películas que mejor representa a la producción cinematográfica actual de la península. Y conviven por unos días más en la cartelera local con uno de esos clásicos que mantiene intacta su vigencia y sobre todo la idea de un legado perdurable, intacto a lo largo del tiempo.

Ferzan Ozpetek, durante su paso por Buenos Aires como gran figura invitada de la Semana de Cine Italiano

Una línea invisible a la vista y de una claridad meridiana cuando la observamos desde la dimensión simbólica conecta a ese clásico imperecedero, Rocco y sus hermanos (1960), de Luchino Visconti, con el mejor título programado en esta Semana del Cine Italiano, Diamanti (2024), de Ferzan Ozpetek, cuya última función tendrá lugar el domingo 12 de abril, a las 14, en el complejo Cinépolis Recoleta.

“Ojalá lo fuera, pero no me corresponde a mí decirlo”, señala con pudor Ozpetek cuando LA NACION le pregunta si se considera como heredero del estilo viscontiano, como viene señalando en los últimos años un sector de la crítica italiana. Es la primera vez que el aplaudido director nacido en Estambul e instalado desde los 17 años en Italia visita la Argentina, país que recibió con mucho interés algunos de los títulos de su cine preciso y sensible a todos los avatares posibles de la relación amorosa, especialmente alrededor de los vínculos homosexuales.

Visconti estuvo siempre presente en la memoria y en la vida de Ozpetek sobre todo a través de Piero Tosi, uno de los más grandes vestuaristas del cine europeo y protagonista desde ese lugar de algunas obras cumbres de la pantalla italiana, entre ellas El gatopardo y Rocco y sus hermanos. “Piero fue durante muchos años mi guía y mi consejero. Hablábamos casi siempre a medianoche. Me decía que el mío era un toque distinto al de cualquier otro director italiano. ¿Cuál es? No lo sé. Me da vergüenza decirlo”, confiesa Ozpetek.

Una escena de Diamanti, la gran atracción de la Semana de Cine Italiano

A través de Tosi y de muchos otros vestuaristas con los que trabajó durante una década y media como asistente de dirección, Ozpetek descubrió y capturó todos los detalles de luz y color que son parte esencial del cine. Diamanti es un tributo a ese mundo y a esa manera de entender el arte, representada a través de una historia que comienza como una especie de reality show y luego se transforma en un extraordinario homenaje al modo en que los italianos hablan del amor en el cine con la ligereza de una comedia y el apasionamiento del melodrama.

Diamanti arranca con el propio Ozpetek reuniendo a un elenco de 18 actrices, la élite femenina del cine italiano actual (Luisa Ranieri, Jasmine Trinca y Elena Sofia Ricci, entre muchas otras) para hablarles de la idea que tiene de hacer una película junto a ellas. Cuando todo pasa a la ficción estamos a comienzos de los años 70 en una sastrería especializada en la confección de ropa para el cine y el teatro. Ambiciones, conflictos, sueños, traiciones, sueños románticos y amores frustrados se van desplegando allí mientras cada personaje vive su peripecia con distintas perspectivas en un mundo personal o familiar.

Ozpetek tiene el sueño de recuperar una antigua sala inactiva y volverla a transformar en un cine

“Yo vivo de emociones, y en ese sentido Diamanti es la película que llegó más lejos de todo lo que hice. Allí encuentro lo que podría definir como la magia del cine, que en mi caso tiene que ver mucho con lo que significa compartir emociones. Esa magia es lo que te conmueve cuando una película permanece en tu cabeza de un modo inexplicable cuando volvés a tu casa”, explica Ozpetek.

Dice también que el título original iba a ser otro, Mezza Veritá (media verdad), porque quería jugar con eso de estar al mismo tiempo en la vida real y en la ficción. Pero bastó un consejo de Mina, la más grande cantante italiana de la historia de la música popular, para que cambiara de opinión. “Mi amadísima Mina, que me escribe todos los días y ocupa desde hace 15 años el lugar de Tosi, me dijo que una película titulada Mezza Veritá no la iba a ver nadie. Ella me sigue todo el tiempo, es la primera en leer todos mis guiones y mis novelas. Allí surgió Diamanti”, agrega.

Ese título es el plural de una palabra que define, según Ozpetek, a un objeto resistente a todo, indestructible. “Los diamantes son las mujeres”, agrega sin vueltas. Se emociona al decir que no esperaba tanto éxito para una película que se estrenó en Italia en la última Navidad y ya fue vendida a 40 países. “¿Cuál es el secreto? –se pregunta-. Me di cuenta que la gente se metía de verdad en esta historia porque, según supe después, cada uno de nosotros tiene más lejos o más cerca algún pariente que se dedica a la costura”.

Una escena de Diamanti, de 
Ferzan Özpetek

Un segundo film de Ozpetek, Tengo algo que decirles (Mine Vaganti, 2010) forma parte de la actual Semana del Cine Italiano. Fue otro de los grandes éxitos del realizador de origen turco, que cuenta en clave de una típica commedia all’italiana, pero en tiempos actuales, lo que vive una prototípica familia tradicional del sur de la península cuando aparecen en la nueva generación inesperadas revelaciones como el reconocimiento de una identidad homosexual que hasta ese momento permanecía oculta.

Programación

Es el único reestreno de una programación armada a partir de algunas de las creaciones más destacadas del cine italiano reciente. Entre ellas aparecen Gloria!, de Margherita Vicario (otra de las visitas de esta Semana), un relato sobre el descubrimiento del arte y del talento musical en un convento veneciano cerrado al mundo durante los albores del siglo XIX; Diva futura, de Giulia Louise Steigerwalt, basada en la historia de Ricardo Schicchi, el descubridor de la Cicciolina, Moana Pozzi y otras figuras del cine condicionado italiano en los años 80; y Vermiglio, de Maura Delpero, atípico relato sobre el impacto de la Segunda Guerra Mundial en un aislado pueblo de montaña. Esta última película, dirigida por una joven realizadora cinematográficamente formada en la Argentina, donde vive parte del año, fue la representante oficial de Italia al Oscar internacional 2025.

Gael García Bernal y la argentina Berenice Béjo en Another End

Gloria! (8 de mayo) y Vermiglio (5 de junio) ya tienen fecha confirmada de estreno en los cines de nuestro país. Lo mismo podría ocurrir con Another End, un drama romántico futurista hablado en inglés y protagonizado por el mexicano Gael García Bernal, la argentina Berenice Béjo y la noruega Renate Reinsve curiosamente programado dentro de este ciclo por contar con un director (Piero Messina) y un equipo técnico y de producción casi íntegramente italiano.

También podría sumarse a la cartelera de estrenos locales del futuro cercano algún otro título de una programación que incluyó este año los trabajos más recientes de directores tan prestigiosos y experimentados como Gianni Amelio (Campo di Battaglia), Marco Tullio Giordana (La Vita Accanto) y Pupi Avati (El huerto americano).

El cine no morirá nunca. No puede morir. En vez de cenar solo es como hacerlo junto a varias personas más, compartiendo todo con ellas. Después del Covid reconozco que me encontré con algunas complicaciones para volver como espectador a un cine, pero cuando lo pude hacer me dí cuenta de todo lo que me estaba perdiendo. Hoy trato de ir todas las veces que puedo”, dice Ozpetek, que también celebra la confirmación del estreno en los cines locales de Diamanti, previsto para el jueves 24 de abril. Mientras tanto, todavía puede verse en pantalla grande la maravillosa copia restaurada de Rocco y sus hermanos. Quedan funciones en el Atlas Patio Bullrich, Cine Arte Cacodelphia y Lorca.

Alain Delon (al centro) en una imagen de Rocco y sus hermanos, un clásico vigente que todavía puede verse en pantalla grande en Buenos Aires

No quiere anticipar mucho (“por cábala”) al respecto, pero Ozpetek tiene bajo la manga el proyecto (más bien un sueño que quiere hacer realidad) de rescatar una vieja sala inactiva en el centro de Roma y ponerla de nuevo en funcionamiento con una programación de cine de autor. “Hay tantos cines que se cierran en estos momentos que emprender la idea de renovar una de ellas es un lindo desafío. Veremos si es posible lograrlo”, dice antes de despedirse. Ozpetek es uno de los grandes protagonistas de este momento feliz que vive el cine italiano en Buenos Aires.

Hubo un tiempo feliz, en el que el cine italiano tenía una presencia constante en las salas argentinas. Por idiosincrasia, por familiaridad con un idioma que en la pantalla se disfrutaba a través de la comedia o el retrato de costumbres y por el magnetismo de un puñado de nombres de extraordinario carisma, Italia era una compañía habitual de los argentinos en la pantalla grande. Y no solo en las salas especializadas de películas de autor. El cine italiano supo expresarse entre nosotros a través de un fortísimo arraigo popular.

Buenos Aires está hoy atravesada por una reminiscencia de aquellos días. La undécima Semana de Cine Italiano, que concluye el miércoles 16 de abril, nos acerca como nunca en los últimos años una avanzada del modelo de películas que mejor representa a la producción cinematográfica actual de la península. Y conviven por unos días más en la cartelera local con uno de esos clásicos que mantiene intacta su vigencia y sobre todo la idea de un legado perdurable, intacto a lo largo del tiempo.

Ferzan Ozpetek, durante su paso por Buenos Aires como gran figura invitada de la Semana de Cine Italiano

Una línea invisible a la vista y de una claridad meridiana cuando la observamos desde la dimensión simbólica conecta a ese clásico imperecedero, Rocco y sus hermanos (1960), de Luchino Visconti, con el mejor título programado en esta Semana del Cine Italiano, Diamanti (2024), de Ferzan Ozpetek, cuya última función tendrá lugar el domingo 12 de abril, a las 14, en el complejo Cinépolis Recoleta.

“Ojalá lo fuera, pero no me corresponde a mí decirlo”, señala con pudor Ozpetek cuando LA NACION le pregunta si se considera como heredero del estilo viscontiano, como viene señalando en los últimos años un sector de la crítica italiana. Es la primera vez que el aplaudido director nacido en Estambul e instalado desde los 17 años en Italia visita la Argentina, país que recibió con mucho interés algunos de los títulos de su cine preciso y sensible a todos los avatares posibles de la relación amorosa, especialmente alrededor de los vínculos homosexuales.

Visconti estuvo siempre presente en la memoria y en la vida de Ozpetek sobre todo a través de Piero Tosi, uno de los más grandes vestuaristas del cine europeo y protagonista desde ese lugar de algunas obras cumbres de la pantalla italiana, entre ellas El gatopardo y Rocco y sus hermanos. “Piero fue durante muchos años mi guía y mi consejero. Hablábamos casi siempre a medianoche. Me decía que el mío era un toque distinto al de cualquier otro director italiano. ¿Cuál es? No lo sé. Me da vergüenza decirlo”, confiesa Ozpetek.

Una escena de Diamanti, la gran atracción de la Semana de Cine Italiano

A través de Tosi y de muchos otros vestuaristas con los que trabajó durante una década y media como asistente de dirección, Ozpetek descubrió y capturó todos los detalles de luz y color que son parte esencial del cine. Diamanti es un tributo a ese mundo y a esa manera de entender el arte, representada a través de una historia que comienza como una especie de reality show y luego se transforma en un extraordinario homenaje al modo en que los italianos hablan del amor en el cine con la ligereza de una comedia y el apasionamiento del melodrama.

Diamanti arranca con el propio Ozpetek reuniendo a un elenco de 18 actrices, la élite femenina del cine italiano actual (Luisa Ranieri, Jasmine Trinca y Elena Sofia Ricci, entre muchas otras) para hablarles de la idea que tiene de hacer una película junto a ellas. Cuando todo pasa a la ficción estamos a comienzos de los años 70 en una sastrería especializada en la confección de ropa para el cine y el teatro. Ambiciones, conflictos, sueños, traiciones, sueños románticos y amores frustrados se van desplegando allí mientras cada personaje vive su peripecia con distintas perspectivas en un mundo personal o familiar.

Ozpetek tiene el sueño de recuperar una antigua sala inactiva y volverla a transformar en un cine

“Yo vivo de emociones, y en ese sentido Diamanti es la película que llegó más lejos de todo lo que hice. Allí encuentro lo que podría definir como la magia del cine, que en mi caso tiene que ver mucho con lo que significa compartir emociones. Esa magia es lo que te conmueve cuando una película permanece en tu cabeza de un modo inexplicable cuando volvés a tu casa”, explica Ozpetek.

Dice también que el título original iba a ser otro, Mezza Veritá (media verdad), porque quería jugar con eso de estar al mismo tiempo en la vida real y en la ficción. Pero bastó un consejo de Mina, la más grande cantante italiana de la historia de la música popular, para que cambiara de opinión. “Mi amadísima Mina, que me escribe todos los días y ocupa desde hace 15 años el lugar de Tosi, me dijo que una película titulada Mezza Veritá no la iba a ver nadie. Ella me sigue todo el tiempo, es la primera en leer todos mis guiones y mis novelas. Allí surgió Diamanti”, agrega.

Ese título es el plural de una palabra que define, según Ozpetek, a un objeto resistente a todo, indestructible. “Los diamantes son las mujeres”, agrega sin vueltas. Se emociona al decir que no esperaba tanto éxito para una película que se estrenó en Italia en la última Navidad y ya fue vendida a 40 países. “¿Cuál es el secreto? –se pregunta-. Me di cuenta que la gente se metía de verdad en esta historia porque, según supe después, cada uno de nosotros tiene más lejos o más cerca algún pariente que se dedica a la costura”.

Una escena de Diamanti, de 
Ferzan Özpetek

Un segundo film de Ozpetek, Tengo algo que decirles (Mine Vaganti, 2010) forma parte de la actual Semana del Cine Italiano. Fue otro de los grandes éxitos del realizador de origen turco, que cuenta en clave de una típica commedia all’italiana, pero en tiempos actuales, lo que vive una prototípica familia tradicional del sur de la península cuando aparecen en la nueva generación inesperadas revelaciones como el reconocimiento de una identidad homosexual que hasta ese momento permanecía oculta.

Programación

Es el único reestreno de una programación armada a partir de algunas de las creaciones más destacadas del cine italiano reciente. Entre ellas aparecen Gloria!, de Margherita Vicario (otra de las visitas de esta Semana), un relato sobre el descubrimiento del arte y del talento musical en un convento veneciano cerrado al mundo durante los albores del siglo XIX; Diva futura, de Giulia Louise Steigerwalt, basada en la historia de Ricardo Schicchi, el descubridor de la Cicciolina, Moana Pozzi y otras figuras del cine condicionado italiano en los años 80; y Vermiglio, de Maura Delpero, atípico relato sobre el impacto de la Segunda Guerra Mundial en un aislado pueblo de montaña. Esta última película, dirigida por una joven realizadora cinematográficamente formada en la Argentina, donde vive parte del año, fue la representante oficial de Italia al Oscar internacional 2025.

Gael García Bernal y la argentina Berenice Béjo en Another End

Gloria! (8 de mayo) y Vermiglio (5 de junio) ya tienen fecha confirmada de estreno en los cines de nuestro país. Lo mismo podría ocurrir con Another End, un drama romántico futurista hablado en inglés y protagonizado por el mexicano Gael García Bernal, la argentina Berenice Béjo y la noruega Renate Reinsve curiosamente programado dentro de este ciclo por contar con un director (Piero Messina) y un equipo técnico y de producción casi íntegramente italiano.

También podría sumarse a la cartelera de estrenos locales del futuro cercano algún otro título de una programación que incluyó este año los trabajos más recientes de directores tan prestigiosos y experimentados como Gianni Amelio (Campo di Battaglia), Marco Tullio Giordana (La Vita Accanto) y Pupi Avati (El huerto americano).

El cine no morirá nunca. No puede morir. En vez de cenar solo es como hacerlo junto a varias personas más, compartiendo todo con ellas. Después del Covid reconozco que me encontré con algunas complicaciones para volver como espectador a un cine, pero cuando lo pude hacer me dí cuenta de todo lo que me estaba perdiendo. Hoy trato de ir todas las veces que puedo”, dice Ozpetek, que también celebra la confirmación del estreno en los cines locales de Diamanti, previsto para el jueves 24 de abril. Mientras tanto, todavía puede verse en pantalla grande la maravillosa copia restaurada de Rocco y sus hermanos. Quedan funciones en el Atlas Patio Bullrich, Cine Arte Cacodelphia y Lorca.

Alain Delon (al centro) en una imagen de Rocco y sus hermanos, un clásico vigente que todavía puede verse en pantalla grande en Buenos Aires

No quiere anticipar mucho (“por cábala”) al respecto, pero Ozpetek tiene bajo la manga el proyecto (más bien un sueño que quiere hacer realidad) de rescatar una vieja sala inactiva en el centro de Roma y ponerla de nuevo en funcionamiento con una programación de cine de autor. “Hay tantos cines que se cierran en estos momentos que emprender la idea de renovar una de ellas es un lindo desafío. Veremos si es posible lograrlo”, dice antes de despedirse. Ozpetek es uno de los grandes protagonistas de este momento feliz que vive el cine italiano en Buenos Aires.

 Una semana con grandes títulos de reciente producción y el reestreno de Rocco y sus hermanos comparten en estos días la cartelera porteña  LA NACION

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