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Un quiebre en la familia kirchnerista

Sobre el proceso irrefrenable de segmentación que presenta la política nacional se está verificando un caso de primera magnitud: la fractura del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires. No es un quiebre provocado por la diversidad, como pudo haber sido el que separó a los Kirchner de sus padrinos, los Duhalde, en 2005. O como el que llevó a Antonio Cafiero a salir del PJ y competir contra Herminio Iglesias en 1985. Ahora el conflicto es dentro de la misma familia ideológica: es imposible, al menos hasta ahora, identificar cuáles son las diferencias conceptuales de Axel Kicillof con la señora de Kirchner. El gobernador no piensa distinto. Quiere lo mismo. La discusión en estas horas se centra en cómo acotar los daños de esa pelea. Es decir, cómo conseguir que la herida no se profundice hasta volverse catastrófica. El peronismo fue creado para el conurbano bonaerense. Allí está su principal base de poder. Allí se encuentra su cantera electoral. Ese activo permitió a Néstor y Cristina Kirchner controlar al partido por más de 20 años. Esa plataforma se partió. La expresidenta está intentando en estas horas mantener unidos los fragmentos de algo que ya está roto.

El pegamento para mantener junto lo que ya se separó es el sistema electoral. Kicillof adelantó los comicios provinciales para dejar a los candidatos al Congreso desprovistos del potencial de movilización del aparato clientelar del conurbano. Los futuros integrantes de la Legislatura bonaerense se elegirán el 7 de septiembre. Los de la Cámara de Diputados de la Nación, el 26 de octubre. Al mismo tiempo, a fin de evitar a los vecinos la molestia de concurrir tres veces a las urnas, el gobernador envió al Senado de la provincia un proyecto de ley para suspender las PASO. La aprobación de esa iniciativa agravaría las decisiones que Kicillof ya adoptó. Porque los postulantes de la expresidenta y los postulantes que se identifican con él irían en listas separadas. La división sería definitiva y facilitaría el triunfo de una tercera fuerza. El tecnicismo del método electoral puede cobijar, entonces, una revolución política.

Anteayer Máximo Kirchner y su inconstante aliado Sergio Massa trataron de impedir que se deroguen las PASO. Si tenían dudas sobre la ventaja de hacerlo, los terminó de convencer Emilio Monzó, un experto en estos misterios técnicos del poder. Monzó conversó con Máximo en el recinto de Diputados y le explicó: “Si quieren mantener el partido unido tienen que conservar las PASO. Compiten ahí con las listas de Kicillof, pero todo converge a una oferta única”. Es posible que muchos intendentes del PJ coincidan con Monzó: con un kirchnerismo dividido es más fácil que triunfe una tercera fuerza. Esta lógica pide a gritos una cita de aquel tratado sobre Las leyes fundamentales de la estupidez humana de Carlo Cipolla, que tanto divierte a la expresidenta. En este caso aplica la quinta ley: la de aquel que, queriendo perjudicar a otro no logra hacerlo, pero termina dañándose a sí mismo. El riesgo que corre Kicillof adelantando las elecciones provinciales y, en especial, suspendiendo las primarias, es que su fuerza sea derrotada. Sin considerar otro perjuicio: que su eventual candidatura presidencial quede disminuida en su propio territorio por la división del kirchnerismo, donde él milita. Se relame Massa, quien no sepultó su sueño de llegar a la Casa Rosada.

La estrategia del gobernador enfrenta un obstáculo más inmediato, que advierte su vice, Verónica Magario, desde la presidencia del Senado provincial. Si ella se propusiera aprobar la ley de suspensión de las PASO, sólo contaría con 4 legisladores peronistas. El resto de los votos tendría que conseguirlos en la oposición. Cristina Kirchner controla, a través de Teresa García, 17 senadores. Quiere decir que para alcanzar su objetivo Kicillof debería quebrar el bloque del PJ en la Cámara alta. Y a partir de allí tendría otro problema: carece de los diputados que se necesitan para sancionar el texto en la otra cámara. Más Cipolla.

Lo más probable, entonces, es que los bonaerenses deban ir a votar en tres oportunidades este año. En dos de ellas lo harán por legisladores provinciales, concejales municipales y consejeros escolares. Habrá que estimular mucho la imaginación para entusiasmarlos. Aparece aquí otro peligro: que la logística de esos comicios sea escandalosa. Nunca en la provincia se organizaron elecciones separadas de las nacionales, lo que significa, por ejemplo, que nunca la Policía Bonaerense estuvo a cargo de la custodia y el traslado de las urnas. El otro riesgo es que el resultado, sobre todo en las primarias, sea impugnado por alguna de las partes. Son pesadillas que ya atormentan a la Justicia provincial.

Esta peripecia del distrito más importante del país no involucra sólo al PJ. ¿Qué va a hacer el radicalismo? ¿Irá aislado del resto? Porque, si decide asociarse al Pro, deberá aceptar una alianza con La Libertad Avanza. Es decir, con el partido del líder que confiesa matar sus momentos de ocio tirando dardos sobre una foto de Raúl Alfonsín.

La dirigencia de Pro está dispuesta a avanzar todavía más en sus acuerdos con Karina Milei. El calendario electoral se burla de esa fuerza. El 14 de mayo deben presentarse las alianzas en la provincia. Y cuatro días más tarde, el 18, se celebrarán los comicios porteños. Quiere decir que el Pro podría conmemorar las bodas con las Fuerzas del Cielo en la provincia, mientras sus candidatos se matan con los de Milei en la ciudad de Buenos Aires. Santiago Caputo, el “Mago del Kremlin”, va a tener que llevar su creatividad al límite para que sus consignas contra la casta maldita sobrevivan a una nueva foto de los Milei con Diego “Colo” Santilli y Cristian Ritondo, el entrañable “Pucho”. Sólo falta el fiscal Scapolán.

Estos percances son inevitables cuando se intenta armar una oferta electoral sin tener recursos humanos disponibles. A veces se llega a límites tragicómicos, como sucedió en la localidad de Suipacha. Cuando hubo que encontrar a un representante en ese pueblo, las Fuerzas del Cielo tuvieron que recurrir a Claudio Carrasco, un ex candidato peronista a la intendencia. Nadie avisó que Carrasco había estado preso porque se lo encontró en Zárate manejando un camión que transportaba 80 kilos de cocaína. ¿Cómo saberlo, si ocurrió hace 25 años?

Una leyenda urbana afirma que hace pocos días Mauricio Macri se cruzó con Diego Santilli, lo detuvo y lo conminó: “Mirame a los ojos, Colo. ¿Cerraste con los Milei?” Santilli contestó negando tres veces, como San Pedro. Por lo que siguió, según esta versión, Macri le creyó poco: “Avisale a tus amigos del gobierno, Colo, que si ellos lanzan un campaña sucia yo voy a hablar de los negocios de Santiago Caputo”. Con “campaña sucia” el expresidente se referiría a algún documento que emisarios de la Casa Rosada habrían comprado el miércoles pasado, para hostigar a Jorge Macri cuando la campaña esté a punto de caramelo. Habladurías.

Las últimas negociaciones que registra la política demuestran que el comportamiento de Pro está mucho más determinado por el acuerdismo bonaerense de “Pucho” y “Colo” que por el conflicto porteño de los Macri. Anteayer, en la Cámara de Diputados, los diputados que conduce Ritondo acompañaron a La Libertad Avanza en la discusión sobre la creación de una Comisión Investigadora por el escándalo de la criptomoneda $LIBRA. Los representantes del Gobierno negociaron con el kirchnerismo que en la lista de convocados a dar explicaciones no estuvieran Karina Milei ni Manuel Adorni. El vocero es el candidato oficialista de la ciudad de Buenos Aires. Es decir, es el abanderado de la fuerza más hostil a los Macri, que postulan a Silvia Lospenatto. ¿Consultaron a la conducción del Pro para salvar a Adorni de una interpelación? Los criterios aplicados son enigmáticos. Porque Luis “Toto” Caputo sí fue incluido en la lista y, sin comerla ni beberla, deber ir a la Cámara de Diputados a dar explicaciones por aquella operación en la que quedó involucrado el Presidente.

La instalación de esa comisión investigadora en plena campaña electoral es la demostración de otra impericia del oficialismo en la relación con el Congreso. De nuevo los delegados de Milei confiaron en que no se lograría el quorum en una sesión, para ellos, peligrosa. Ya les pasó en el Senado con el tratamiento de los malhadados pliegos de Manuel García-Mansilla y el juez Ariel Lijo. Anteayer volvió a suceder. Martín Menem estaba convencido, hasta bien entrada la noche del lunes, de que la Cámara que él preside no sesionaría. Lo desmintieron los peronistas cordobeses y catamarqueños que, contra todo pronóstico, ocuparon sus bancas. ¿Explicación? Dicen que hubo alguna palabra incumplida en una negociación con el gobernador Martín Llaryora. También aducen que Llaryora está envalentonado porque la imagen de Milei cayó 15 puntos en la provincia. De nuevo hay que mirar lo relevante: los representantes del Gobierno consiguieron excluir a la hermana del Presidente y al vocero y candidato porteño Adorni del desgaste de la interpelación parlamentaria. “Toto” Caputo, el ministro de Economía, no tuvo la misma suerte. Nadie lo lloró y quedó en la lista de convocados.

La misericordia con Adorni contrasta con el nivel de agresividad que promete la pelea porteña entre La Libertad Avanza y Pro. En las filas de Macri maldicen la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta, la que más amenaza la performance de la lista de Lospennato. Buscan un túnel entre Larreta y la Casa Rosada, a través del cual Milei estimule el deterioro de los Macri. Inclusive fantasean con una comunicación, hasta hace poco tiempo impensable, entre Patricia Bullrich y Larreta. Es curioso que estos contactos llaman la atención más que otros, también sorprendentes. El binguero Daniel Angelici, por ejemplo, mantiene una vieja relación con Darío Wasserman, vicepresidente del Banco Nación y esposo de Pilar Ramírez, ojos y oídos de Karina Milei en la Legislatura porteña. Los relacionan por haberse beneficiado con la concesión de salones de boliches de la costanera, como Morocco y Bali, en Costa Salguero. Angelici y Wasserman comparten una estrecha amistad con Ricardo Benedicto, socio de Cristóbal López en el negocio del juego. Una trama curiosa de relaciones, sobre todo en el caso de Angelici: amigo de Wasserman, que es el principal auspiciante de la lista de Adorni, ubicó dos de los suyos en la lista de Mauricio y Jorge Macri, sus eternos socios políticos, y conduce el radicalismo porteño, que presentó otra nómina de candidatos. ¿Por qué hablar de promiscuidad existiendo la palabra ecumenismo?

Angelici es una transversalidad que camina. Le atribuyen esa condición a su capacidad para imaginar negocios. Pero no hay que menospreciar sus relaciones con la Justicia. Es, por ejemplo, el padrino de Juan Bautista Mahiques, fiscal general del gobierno porteño. Aunque esa relación se ha resentido en los últimos tiempos, por las ínfulas de Mahiques por conquistar cierta autonomía. A pesar de este enfriamiento, Angelici fue uno de los animadores del cumpleaños del padre del fiscal, el “boxindanga” Carlos Mahiques, camarista federal de Casación Penal. Papá Mahiques agregó en los últimos días otro renglón a su lista de pronunciamientos controvertidos. Fue nada menos que en la causa Odebrecht, un caso internacional de corrupción, donde salió beneficiado el polémico Jorge “Corcho” Rodríguez, entre otros imputados. Mahiques, con el apoyo de su colega Daniel Petrone, aceptó un recurso cuya irregularidad está demostrada con bastante claridad en el voto en disidencia del camarista Javier Carbajo. Pero lo más escandaloso es que, además, ordenaron que se realice otro juicio. Es decir, revocaron el procesamiento de los imputados por lavado de dinero. Mahiques es el mismo magistrado que aceptó, en la causa “Cuadernos”, que los sobornos de Angelo Calcaterra, primo hermano de los Macri, habían sido aportes de campaña. Es también el que admitió los argumentos de las defensas para que el juez federal Marcelo Bailaque y el titular de la ex AFIP de Santa Fe, Carlos Vaudagna, dejen de ser investigados por los fiscales en una causa por extorsiones que todavía carece de juez. En esta oportunidad la posición del “boxindanga” no tuvo éxito porque sus colegas Juan Carlos Gemignani y Diego Barroetaveña rechazaron el planteo. Un detalle que pinta la época: en el mismo cumpleaños de Mahiques al que asistió Angelici, fueron concelebrantes el juez Lijo y el secretario privado del tenebroso Antonio “Jaime” Stiuso, Lucas Nejamkis.

Este paisaje político-electoral, constituido por transformaciones y continuidades, está determinado por una escena situada en otra latitud: mañana el directorio del Fondo Monetario Internacional debe tratar la propuesta que realizó el staff técnico para un nuevo programa asignado a la Argentina. La clave de esa iniciativa es el régimen cambiario: si habrá o no una liberalización del cepo. Es decir, si existe una amenaza de que, por impulso de una suba del dólar, se reponga la inflación. Ayer algunos expertos relevaban indicios según los cuales habría pocos cambios. Uno de ellos es que el Gobierno no hizo anuncios cambiarios, como suele ocurrir cuando el Fondo pone condiciones en ese campo. Hubo, además, ventas de dólares en el mercado de futuros. Y el Banco Central compró bonos para bajar la tasa de interés, que es lo contrario de lo que haría si quiere evitar la compra de divisas. En esta presunción de que no habría casi liberación del dólar no hay dato alguno. Ciento por ciento especulación. Lo importante es el significado del problema: para la Casa Rosada la tranquilidad cambiaria es el principal acto de la campaña electoral.

Sobre el proceso irrefrenable de segmentación que presenta la política nacional se está verificando un caso de primera magnitud: la fractura del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires. No es un quiebre provocado por la diversidad, como pudo haber sido el que separó a los Kirchner de sus padrinos, los Duhalde, en 2005. O como el que llevó a Antonio Cafiero a salir del PJ y competir contra Herminio Iglesias en 1985. Ahora el conflicto es dentro de la misma familia ideológica: es imposible, al menos hasta ahora, identificar cuáles son las diferencias conceptuales de Axel Kicillof con la señora de Kirchner. El gobernador no piensa distinto. Quiere lo mismo. La discusión en estas horas se centra en cómo acotar los daños de esa pelea. Es decir, cómo conseguir que la herida no se profundice hasta volverse catastrófica. El peronismo fue creado para el conurbano bonaerense. Allí está su principal base de poder. Allí se encuentra su cantera electoral. Ese activo permitió a Néstor y Cristina Kirchner controlar al partido por más de 20 años. Esa plataforma se partió. La expresidenta está intentando en estas horas mantener unidos los fragmentos de algo que ya está roto.

El pegamento para mantener junto lo que ya se separó es el sistema electoral. Kicillof adelantó los comicios provinciales para dejar a los candidatos al Congreso desprovistos del potencial de movilización del aparato clientelar del conurbano. Los futuros integrantes de la Legislatura bonaerense se elegirán el 7 de septiembre. Los de la Cámara de Diputados de la Nación, el 26 de octubre. Al mismo tiempo, a fin de evitar a los vecinos la molestia de concurrir tres veces a las urnas, el gobernador envió al Senado de la provincia un proyecto de ley para suspender las PASO. La aprobación de esa iniciativa agravaría las decisiones que Kicillof ya adoptó. Porque los postulantes de la expresidenta y los postulantes que se identifican con él irían en listas separadas. La división sería definitiva y facilitaría el triunfo de una tercera fuerza. El tecnicismo del método electoral puede cobijar, entonces, una revolución política.

Anteayer Máximo Kirchner y su inconstante aliado Sergio Massa trataron de impedir que se deroguen las PASO. Si tenían dudas sobre la ventaja de hacerlo, los terminó de convencer Emilio Monzó, un experto en estos misterios técnicos del poder. Monzó conversó con Máximo en el recinto de Diputados y le explicó: “Si quieren mantener el partido unido tienen que conservar las PASO. Compiten ahí con las listas de Kicillof, pero todo converge a una oferta única”. Es posible que muchos intendentes del PJ coincidan con Monzó: con un kirchnerismo dividido es más fácil que triunfe una tercera fuerza. Esta lógica pide a gritos una cita de aquel tratado sobre Las leyes fundamentales de la estupidez humana de Carlo Cipolla, que tanto divierte a la expresidenta. En este caso aplica la quinta ley: la de aquel que, queriendo perjudicar a otro no logra hacerlo, pero termina dañándose a sí mismo. El riesgo que corre Kicillof adelantando las elecciones provinciales y, en especial, suspendiendo las primarias, es que su fuerza sea derrotada. Sin considerar otro perjuicio: que su eventual candidatura presidencial quede disminuida en su propio territorio por la división del kirchnerismo, donde él milita. Se relame Massa, quien no sepultó su sueño de llegar a la Casa Rosada.

La estrategia del gobernador enfrenta un obstáculo más inmediato, que advierte su vice, Verónica Magario, desde la presidencia del Senado provincial. Si ella se propusiera aprobar la ley de suspensión de las PASO, sólo contaría con 4 legisladores peronistas. El resto de los votos tendría que conseguirlos en la oposición. Cristina Kirchner controla, a través de Teresa García, 17 senadores. Quiere decir que para alcanzar su objetivo Kicillof debería quebrar el bloque del PJ en la Cámara alta. Y a partir de allí tendría otro problema: carece de los diputados que se necesitan para sancionar el texto en la otra cámara. Más Cipolla.

Lo más probable, entonces, es que los bonaerenses deban ir a votar en tres oportunidades este año. En dos de ellas lo harán por legisladores provinciales, concejales municipales y consejeros escolares. Habrá que estimular mucho la imaginación para entusiasmarlos. Aparece aquí otro peligro: que la logística de esos comicios sea escandalosa. Nunca en la provincia se organizaron elecciones separadas de las nacionales, lo que significa, por ejemplo, que nunca la Policía Bonaerense estuvo a cargo de la custodia y el traslado de las urnas. El otro riesgo es que el resultado, sobre todo en las primarias, sea impugnado por alguna de las partes. Son pesadillas que ya atormentan a la Justicia provincial.

Esta peripecia del distrito más importante del país no involucra sólo al PJ. ¿Qué va a hacer el radicalismo? ¿Irá aislado del resto? Porque, si decide asociarse al Pro, deberá aceptar una alianza con La Libertad Avanza. Es decir, con el partido del líder que confiesa matar sus momentos de ocio tirando dardos sobre una foto de Raúl Alfonsín.

La dirigencia de Pro está dispuesta a avanzar todavía más en sus acuerdos con Karina Milei. El calendario electoral se burla de esa fuerza. El 14 de mayo deben presentarse las alianzas en la provincia. Y cuatro días más tarde, el 18, se celebrarán los comicios porteños. Quiere decir que el Pro podría conmemorar las bodas con las Fuerzas del Cielo en la provincia, mientras sus candidatos se matan con los de Milei en la ciudad de Buenos Aires. Santiago Caputo, el “Mago del Kremlin”, va a tener que llevar su creatividad al límite para que sus consignas contra la casta maldita sobrevivan a una nueva foto de los Milei con Diego “Colo” Santilli y Cristian Ritondo, el entrañable “Pucho”. Sólo falta el fiscal Scapolán.

Estos percances son inevitables cuando se intenta armar una oferta electoral sin tener recursos humanos disponibles. A veces se llega a límites tragicómicos, como sucedió en la localidad de Suipacha. Cuando hubo que encontrar a un representante en ese pueblo, las Fuerzas del Cielo tuvieron que recurrir a Claudio Carrasco, un ex candidato peronista a la intendencia. Nadie avisó que Carrasco había estado preso porque se lo encontró en Zárate manejando un camión que transportaba 80 kilos de cocaína. ¿Cómo saberlo, si ocurrió hace 25 años?

Una leyenda urbana afirma que hace pocos días Mauricio Macri se cruzó con Diego Santilli, lo detuvo y lo conminó: “Mirame a los ojos, Colo. ¿Cerraste con los Milei?” Santilli contestó negando tres veces, como San Pedro. Por lo que siguió, según esta versión, Macri le creyó poco: “Avisale a tus amigos del gobierno, Colo, que si ellos lanzan un campaña sucia yo voy a hablar de los negocios de Santiago Caputo”. Con “campaña sucia” el expresidente se referiría a algún documento que emisarios de la Casa Rosada habrían comprado el miércoles pasado, para hostigar a Jorge Macri cuando la campaña esté a punto de caramelo. Habladurías.

Las últimas negociaciones que registra la política demuestran que el comportamiento de Pro está mucho más determinado por el acuerdismo bonaerense de “Pucho” y “Colo” que por el conflicto porteño de los Macri. Anteayer, en la Cámara de Diputados, los diputados que conduce Ritondo acompañaron a La Libertad Avanza en la discusión sobre la creación de una Comisión Investigadora por el escándalo de la criptomoneda $LIBRA. Los representantes del Gobierno negociaron con el kirchnerismo que en la lista de convocados a dar explicaciones no estuvieran Karina Milei ni Manuel Adorni. El vocero es el candidato oficialista de la ciudad de Buenos Aires. Es decir, es el abanderado de la fuerza más hostil a los Macri, que postulan a Silvia Lospenatto. ¿Consultaron a la conducción del Pro para salvar a Adorni de una interpelación? Los criterios aplicados son enigmáticos. Porque Luis “Toto” Caputo sí fue incluido en la lista y, sin comerla ni beberla, deber ir a la Cámara de Diputados a dar explicaciones por aquella operación en la que quedó involucrado el Presidente.

La instalación de esa comisión investigadora en plena campaña electoral es la demostración de otra impericia del oficialismo en la relación con el Congreso. De nuevo los delegados de Milei confiaron en que no se lograría el quorum en una sesión, para ellos, peligrosa. Ya les pasó en el Senado con el tratamiento de los malhadados pliegos de Manuel García-Mansilla y el juez Ariel Lijo. Anteayer volvió a suceder. Martín Menem estaba convencido, hasta bien entrada la noche del lunes, de que la Cámara que él preside no sesionaría. Lo desmintieron los peronistas cordobeses y catamarqueños que, contra todo pronóstico, ocuparon sus bancas. ¿Explicación? Dicen que hubo alguna palabra incumplida en una negociación con el gobernador Martín Llaryora. También aducen que Llaryora está envalentonado porque la imagen de Milei cayó 15 puntos en la provincia. De nuevo hay que mirar lo relevante: los representantes del Gobierno consiguieron excluir a la hermana del Presidente y al vocero y candidato porteño Adorni del desgaste de la interpelación parlamentaria. “Toto” Caputo, el ministro de Economía, no tuvo la misma suerte. Nadie lo lloró y quedó en la lista de convocados.

La misericordia con Adorni contrasta con el nivel de agresividad que promete la pelea porteña entre La Libertad Avanza y Pro. En las filas de Macri maldicen la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta, la que más amenaza la performance de la lista de Lospennato. Buscan un túnel entre Larreta y la Casa Rosada, a través del cual Milei estimule el deterioro de los Macri. Inclusive fantasean con una comunicación, hasta hace poco tiempo impensable, entre Patricia Bullrich y Larreta. Es curioso que estos contactos llaman la atención más que otros, también sorprendentes. El binguero Daniel Angelici, por ejemplo, mantiene una vieja relación con Darío Wasserman, vicepresidente del Banco Nación y esposo de Pilar Ramírez, ojos y oídos de Karina Milei en la Legislatura porteña. Los relacionan por haberse beneficiado con la concesión de salones de boliches de la costanera, como Morocco y Bali, en Costa Salguero. Angelici y Wasserman comparten una estrecha amistad con Ricardo Benedicto, socio de Cristóbal López en el negocio del juego. Una trama curiosa de relaciones, sobre todo en el caso de Angelici: amigo de Wasserman, que es el principal auspiciante de la lista de Adorni, ubicó dos de los suyos en la lista de Mauricio y Jorge Macri, sus eternos socios políticos, y conduce el radicalismo porteño, que presentó otra nómina de candidatos. ¿Por qué hablar de promiscuidad existiendo la palabra ecumenismo?

Angelici es una transversalidad que camina. Le atribuyen esa condición a su capacidad para imaginar negocios. Pero no hay que menospreciar sus relaciones con la Justicia. Es, por ejemplo, el padrino de Juan Bautista Mahiques, fiscal general del gobierno porteño. Aunque esa relación se ha resentido en los últimos tiempos, por las ínfulas de Mahiques por conquistar cierta autonomía. A pesar de este enfriamiento, Angelici fue uno de los animadores del cumpleaños del padre del fiscal, el “boxindanga” Carlos Mahiques, camarista federal de Casación Penal. Papá Mahiques agregó en los últimos días otro renglón a su lista de pronunciamientos controvertidos. Fue nada menos que en la causa Odebrecht, un caso internacional de corrupción, donde salió beneficiado el polémico Jorge “Corcho” Rodríguez, entre otros imputados. Mahiques, con el apoyo de su colega Daniel Petrone, aceptó un recurso cuya irregularidad está demostrada con bastante claridad en el voto en disidencia del camarista Javier Carbajo. Pero lo más escandaloso es que, además, ordenaron que se realice otro juicio. Es decir, revocaron el procesamiento de los imputados por lavado de dinero. Mahiques es el mismo magistrado que aceptó, en la causa “Cuadernos”, que los sobornos de Angelo Calcaterra, primo hermano de los Macri, habían sido aportes de campaña. Es también el que admitió los argumentos de las defensas para que el juez federal Marcelo Bailaque y el titular de la ex AFIP de Santa Fe, Carlos Vaudagna, dejen de ser investigados por los fiscales en una causa por extorsiones que todavía carece de juez. En esta oportunidad la posición del “boxindanga” no tuvo éxito porque sus colegas Juan Carlos Gemignani y Diego Barroetaveña rechazaron el planteo. Un detalle que pinta la época: en el mismo cumpleaños de Mahiques al que asistió Angelici, fueron concelebrantes el juez Lijo y el secretario privado del tenebroso Antonio “Jaime” Stiuso, Lucas Nejamkis.

Este paisaje político-electoral, constituido por transformaciones y continuidades, está determinado por una escena situada en otra latitud: mañana el directorio del Fondo Monetario Internacional debe tratar la propuesta que realizó el staff técnico para un nuevo programa asignado a la Argentina. La clave de esa iniciativa es el régimen cambiario: si habrá o no una liberalización del cepo. Es decir, si existe una amenaza de que, por impulso de una suba del dólar, se reponga la inflación. Ayer algunos expertos relevaban indicios según los cuales habría pocos cambios. Uno de ellos es que el Gobierno no hizo anuncios cambiarios, como suele ocurrir cuando el Fondo pone condiciones en ese campo. Hubo, además, ventas de dólares en el mercado de futuros. Y el Banco Central compró bonos para bajar la tasa de interés, que es lo contrario de lo que haría si quiere evitar la compra de divisas. En esta presunción de que no habría casi liberación del dólar no hay dato alguno. Ciento por ciento especulación. Lo importante es el significado del problema: para la Casa Rosada la tranquilidad cambiaria es el principal acto de la campaña electoral.

 La fractura en la provincia de Buenos Aires, entre Axel Kicillof y Cristina Kirchner, puede disparar una revolución política  LA NACION

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