Justin Rose partió como puntero del Masters y sacó tres golpes de ventaja

En Augusta todavía es tiempo de los viejos luchadores, de esos rostros populares por sus triunfos aquí y allá durante más de dos décadas. Golfistas consagrados, pero que todavía siguen en el intento de sumar gloria y volver a los primerísimos planos. Es el caso de Justin Rose, el caballero inglés conocido por su triunfo en el US Open 2013 y su medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Río 2016 –además de su pasión por la Copa Ryder- que ahora redobló la apuesta y picó en punta en el Masters con una gran vuelta de 65 golpes (-7).
Pudo haber sido una jornada redonda para este jugador que está encarando su 20° participación en el campo de magnolias y azaleas, de no haber sido por un bogey en el último hoyo, después de una salida desviada a la derecha que tuvo que sacar a buena. Ya los primeros compases le dieron la confianza y el envión para sacarles tres golpes de diferencia a sus perseguidores, Scottie Scheffler, el canadiense Corey Conners y el sueco Ludvig Aberg: tres birdies iniciales y el envión necesario para ir por los lugares correctos de una cancha que exprime las mentes y muchas veces frustra con sus greens corredores.
¡Qué día para Rose!
Justin Rose consiguió su birdie número 8 del día y se posiciona como líder en solitario. #elmasters | @JustinRose99
pic.twitter.com/bl5sX6KzDI— El Masters (@TheMasters_ES) April 10, 2025
A los 44 años y con un reloj biológico que ya lo apremia, Rose quiere sacarse el gusto de adjudicarse el segundo major de su carrera, después de haber estado tan cerca en el Masters de 2017, cuando perdió en un playoff con el español Sergio García, además de otro segundo puesto en 2015, certamen que quedó en poder del norteamericano Jordan Spieth.
Cuando le hablaron de su edad, del hecho de ser un cuarentón, Rose respondió con su fino humor: “Lo que me inspira es seguir siendo un 40 y no un 44”, en referencia a su talle de chaqueta. Y agregó: “Es seguir trabajando duro, estar en forma y darme la oportunidad de competir con los mejores jugadores del mundo. También, continuar disfrutando del escenario como lo hice en la primera vuelta; es muy divertido. Es sabido: es muy difícil entrar en estos torneos, así que me motiva mantener ese nivel de golf para tener acceso y seguir compitiendo en los mejores eventos del mundo. Para eso estoy en el juego: para vivir estas experiencias”.
Pero… ¿cómo podría sentirse algún jugador seguro como puntero en Augusta, por más colchón que tenga, teniendo a Scottie Scheffler con un arranque de -4? El texano dio el primer aviso en su búsqueda de su segundo saco verde consecutivo y el deseo de sumar la tercera de estas prendas gloriosas en su armario de campeón. El andar sólido del texano se manifiesta en que no cometió bogeys y dio la primera muestra de su inagotable poderío. Con esa marca registrada de hacer fácil lo difícil, al defensor del título solo le puede achacar un triple putt en el par 5 del 13 y alguna zozobra en el 17, donde salvó el par después de una sacada desde el bunker.
Impecable desde el tee, Scheffler entiende que se creó las condiciones para estar bien prendido en los primeros puestos: “Cada vez que te acercas al liderazgo, te será más fácil ganar el torneo; es un hecho. Si empiezas bien, estadísticamente tendrás más posibilidades. Además, éste es un campo donde hay muchas oportunidades y te ofrece también durante el fin de semana con la ubicación de las banderas, aunque suene sorprendente”. Un accidente en la última Navidad, después de que se le rompiera una copa de vino y le lastimara la palma de una mano, le retrasó el comienzo de la temporada. Sin embargo, ya volvió a ser ese Scheffler aplomado que brilló en 2024: terminó 2° en el Houston Open y ahora exhibió sus credenciales en un major que parece a su medida.
“Tuve más tiempo para prepararme para el torneo después de la lesión. En esos ensayos no hice nada diferente, simplemente pude hacer más y más repeticiones. Con el tiempo, me sentí más preparado que para cualquier otro torneo”, reconoce Scheffler, que pisó fuerte y este viernes saldrá por la tarde.
Cabrera ilusionó, pero después cayó
En su regreso a Augusta después de su última participación en 2019, Ángel Cabrera tuvo un primer tramo de vuelta muy alentador. No es fácil pararse frente al tee del 1 y atemperar los nervios tras cinco años de ausencia, pero el Pato sacó un par allí y en los siguientes dos hoyos. Lo mejor de su día llegó en el par 3 del hoyo 4: su pelota amarilla quedó casi dada para birdie. Pero después, el recorrido del cordobés tomaría un curso negativo, con bogeys en los hoyos 5, 8, 10 y 12, para un total de 75 (+3) que lo compromete para superar el corte clasificatorio, su objetivo en esta cita.
Su principal gesto de fastidio se dio en el par 3 del 12, donde cayó a la laguna que antecede al green, pero Cabrera es el primero en reconocer que a los 55 años no es el mismo de antes: antes de esta, su 21ª actuación en el Masters, había admitido que pega entre 30 y 40 yardas menos y que es superado por la nueva guardia. Viene de ganar en el Champions Tour, pero sabe de la enorme demanda de este major. Hoy, saldrá a las 8.51 de nuestro país.
En Augusta todavía es tiempo de los viejos luchadores, de esos rostros populares por sus triunfos aquí y allá durante más de dos décadas. Golfistas consagrados, pero que todavía siguen en el intento de sumar gloria y volver a los primerísimos planos. Es el caso de Justin Rose, el caballero inglés conocido por su triunfo en el US Open 2013 y su medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Río 2016 –además de su pasión por la Copa Ryder- que ahora redobló la apuesta y picó en punta en el Masters con una gran vuelta de 65 golpes (-7).
Pudo haber sido una jornada redonda para este jugador que está encarando su 20° participación en el campo de magnolias y azaleas, de no haber sido por un bogey en el último hoyo, después de una salida desviada a la derecha que tuvo que sacar a buena. Ya los primeros compases le dieron la confianza y el envión para sacarles tres golpes de diferencia a sus perseguidores, Scottie Scheffler, el canadiense Corey Conners y el sueco Ludvig Aberg: tres birdies iniciales y el envión necesario para ir por los lugares correctos de una cancha que exprime las mentes y muchas veces frustra con sus greens corredores.
¡Qué día para Rose!
Justin Rose consiguió su birdie número 8 del día y se posiciona como líder en solitario. #elmasters | @JustinRose99
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A los 44 años y con un reloj biológico que ya lo apremia, Rose quiere sacarse el gusto de adjudicarse el segundo major de su carrera, después de haber estado tan cerca en el Masters de 2017, cuando perdió en un playoff con el español Sergio García, además de otro segundo puesto en 2015, certamen que quedó en poder del norteamericano Jordan Spieth.
Cuando le hablaron de su edad, del hecho de ser un cuarentón, Rose respondió con su fino humor: “Lo que me inspira es seguir siendo un 40 y no un 44”, en referencia a su talle de chaqueta. Y agregó: “Es seguir trabajando duro, estar en forma y darme la oportunidad de competir con los mejores jugadores del mundo. También, continuar disfrutando del escenario como lo hice en la primera vuelta; es muy divertido. Es sabido: es muy difícil entrar en estos torneos, así que me motiva mantener ese nivel de golf para tener acceso y seguir compitiendo en los mejores eventos del mundo. Para eso estoy en el juego: para vivir estas experiencias”.
Pero… ¿cómo podría sentirse algún jugador seguro como puntero en Augusta, por más colchón que tenga, teniendo a Scottie Scheffler con un arranque de -4? El texano dio el primer aviso en su búsqueda de su segundo saco verde consecutivo y el deseo de sumar la tercera de estas prendas gloriosas en su armario de campeón. El andar sólido del texano se manifiesta en que no cometió bogeys y dio la primera muestra de su inagotable poderío. Con esa marca registrada de hacer fácil lo difícil, al defensor del título solo le puede achacar un triple putt en el par 5 del 13 y alguna zozobra en el 17, donde salvó el par después de una sacada desde el bunker.
Impecable desde el tee, Scheffler entiende que se creó las condiciones para estar bien prendido en los primeros puestos: “Cada vez que te acercas al liderazgo, te será más fácil ganar el torneo; es un hecho. Si empiezas bien, estadísticamente tendrás más posibilidades. Además, éste es un campo donde hay muchas oportunidades y te ofrece también durante el fin de semana con la ubicación de las banderas, aunque suene sorprendente”. Un accidente en la última Navidad, después de que se le rompiera una copa de vino y le lastimara la palma de una mano, le retrasó el comienzo de la temporada. Sin embargo, ya volvió a ser ese Scheffler aplomado que brilló en 2024: terminó 2° en el Houston Open y ahora exhibió sus credenciales en un major que parece a su medida.
“Tuve más tiempo para prepararme para el torneo después de la lesión. En esos ensayos no hice nada diferente, simplemente pude hacer más y más repeticiones. Con el tiempo, me sentí más preparado que para cualquier otro torneo”, reconoce Scheffler, que pisó fuerte y este viernes saldrá por la tarde.
Cabrera ilusionó, pero después cayó
En su regreso a Augusta después de su última participación en 2019, Ángel Cabrera tuvo un primer tramo de vuelta muy alentador. No es fácil pararse frente al tee del 1 y atemperar los nervios tras cinco años de ausencia, pero el Pato sacó un par allí y en los siguientes dos hoyos. Lo mejor de su día llegó en el par 3 del hoyo 4: su pelota amarilla quedó casi dada para birdie. Pero después, el recorrido del cordobés tomaría un curso negativo, con bogeys en los hoyos 5, 8, 10 y 12, para un total de 75 (+3) que lo compromete para superar el corte clasificatorio, su objetivo en esta cita.
Su principal gesto de fastidio se dio en el par 3 del 12, donde cayó a la laguna que antecede al green, pero Cabrera es el primero en reconocer que a los 55 años no es el mismo de antes: antes de esta, su 21ª actuación en el Masters, había admitido que pega entre 30 y 40 yardas menos y que es superado por la nueva guardia. Viene de ganar en el Champions Tour, pero sabe de la enorme demanda de este major. Hoy, saldrá a las 8.51 de nuestro país.
El inglés de 44 años busca su segundo major tras la conquista del US Open 2013 y un desquite después de haber perdido un playoff en Augusta hace ocho años LA NACION