Un agente revelador, clave para identificar y condenar a un vendedor de armas y municiones

Primero le vendió un revólver calibre 22 con cargador y municiones a 600.000 pesos. Diez días después, una pistola nueve milímetros y proyectiles por $1.300.000. Modesto G., un vecino de la villa Zavaleta, en el límite entre Barracas y Nueva Pompeya, no sabía que en realidad el comprador era un integrante de una fuerza de seguridad que hacía las veces de “agente revelador” y que tenía como misión la recolección de pruebas para avanzar en una investigación que tenía como objetivo la lucha contra la venta ilegal de armas en “ámbitos territoriales con alto grado de conflictividad”.
Diez meses después de la venta de la pistola nueve milímetros con su cargador y municiones, Modesto G. fue condenado a la pena de cuatro años de prisión. Se trató de la primera condena por el delito de “suministro habitual de armas de fuego a la población civil” en el fuero penal, contravencional y de faltas porteño.
“La investigación surgió a partir de un proyecto piloto elaborado por la Fiscalía General de la Ciudad, a cargo de Juan Bautista Mahiques, por medio del cual le asignó competencia específica a la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas porteña N°24 para investigar el comercio ilegal de armas de fuego, especialmente en ámbitos territoriales con alto grado de conflictividad social originado por el uso de armas”, según se explicó en un comunicado de prensa.
Entonces, el fiscal Rodriga Pagano Mata, a cargo de la citada fiscalía, inició una investigación de oficio en la villa Zavaleta “para evidenciar los altos índices de conflictividad debido a la existencia de bandas dedicadas a la venta de armas de fuego”.
“Durante la pesquisa, que se realizó con apoyo del Cuerpo de Investigaciones Judiciales (CIJ) del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad, se realizaron diversas tareas de campo y se logró comprobar que el sospechoso ahora condenado se dedicaba a la compra y venta de armas de fuego con habitualidad, y que, a su vez, no contaba con la debida autorización de la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac). Se usó la figura del agente revelador, que adquirió armas de fuego al imputado en dos oportunidades distintas”, se explicó en el citado comunicado.
Con las pruebas reunidas, el fiscal Pagano Mata pidió un allanamiento y la detención del sospechoso, quien llego a juicio con prisión preventiva.
“Durante un juicio abreviado se acordó la pena de cuatro años de prisión de efectivo cumplimiento, pena que ya fue homologada por el Juzgado Penal, Contravencional y de Faltas N°25″, informaron fuentes judiciales.
Primero le vendió un revólver calibre 22 con cargador y municiones a 600.000 pesos. Diez días después, una pistola nueve milímetros y proyectiles por $1.300.000. Modesto G., un vecino de la villa Zavaleta, en el límite entre Barracas y Nueva Pompeya, no sabía que en realidad el comprador era un integrante de una fuerza de seguridad que hacía las veces de “agente revelador” y que tenía como misión la recolección de pruebas para avanzar en una investigación que tenía como objetivo la lucha contra la venta ilegal de armas en “ámbitos territoriales con alto grado de conflictividad”.
Diez meses después de la venta de la pistola nueve milímetros con su cargador y municiones, Modesto G. fue condenado a la pena de cuatro años de prisión. Se trató de la primera condena por el delito de “suministro habitual de armas de fuego a la población civil” en el fuero penal, contravencional y de faltas porteño.
“La investigación surgió a partir de un proyecto piloto elaborado por la Fiscalía General de la Ciudad, a cargo de Juan Bautista Mahiques, por medio del cual le asignó competencia específica a la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas porteña N°24 para investigar el comercio ilegal de armas de fuego, especialmente en ámbitos territoriales con alto grado de conflictividad social originado por el uso de armas”, según se explicó en un comunicado de prensa.
Entonces, el fiscal Rodriga Pagano Mata, a cargo de la citada fiscalía, inició una investigación de oficio en la villa Zavaleta “para evidenciar los altos índices de conflictividad debido a la existencia de bandas dedicadas a la venta de armas de fuego”.
“Durante la pesquisa, que se realizó con apoyo del Cuerpo de Investigaciones Judiciales (CIJ) del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad, se realizaron diversas tareas de campo y se logró comprobar que el sospechoso ahora condenado se dedicaba a la compra y venta de armas de fuego con habitualidad, y que, a su vez, no contaba con la debida autorización de la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac). Se usó la figura del agente revelador, que adquirió armas de fuego al imputado en dos oportunidades distintas”, se explicó en el citado comunicado.
Con las pruebas reunidas, el fiscal Pagano Mata pidió un allanamiento y la detención del sospechoso, quien llego a juicio con prisión preventiva.
“Durante un juicio abreviado se acordó la pena de cuatro años de prisión de efectivo cumplimiento, pena que ya fue homologada por el Juzgado Penal, Contravencional y de Faltas N°25″, informaron fuentes judiciales.
El delincuente operaba en la villa Zavaleta, en el límite entre Barracas y Nueva Pompeya; se trata de la primera sentencia por este tipo de delitos en el fuero penal, contravencional y de faltas porteño LA NACION