Liniers: “Consumimos arte porque queremos ver el alma de otra persona”

Una buena caricatura, además de deleitar a su público con diseños originales, trae consigo algo más importante e irreplicable: la historia, la personalidad y la experiencia de vida del artista. O al menos así lo asegura el reconocido caricaturista argentino Ricardo Liniers que, aunque es receptivo con las nuevas tecnologías y los cambios que traigan, sostiene con firmeza la relevancia del componente humano en el arte.
El martes pasado, OpenAI lanzó una nueva actualización de ChatGPT que permite a los usuarios de todas las categorías -incluidos a los que no pagan por ninguna suscripción- generar imágenes con inteligencia artificial en los modelos GPT 4, GPT 4.5 y GPT 4.o. Las personas no tardaron en difundir una oleada de imágenes creadas con la nueva tecnología, muchas de ellas inspiradas en el diseño y arte del estudio de animación japonesa Ghibli.
Grandes momentos de la historia Argentina de Internet, según Estudio Ghibli pic.twitter.com/bk9S10SFMk
— Rama Moyano (@rama_moyano_) March 26, 2025
Con esta nueva actualización, OpenAI busca acercar al usuario a una experiencia multimodal, es decir, que el modelo pueda tanto comprender como generar contenidos en texto, audio, imagen y video. Hasta hace unos días, las personas para generar una imagen con IA tenían que recurrir a otra plataforma como, por ejemplo, DALL E, que estaba exclusivamente dedicada al desarrollo de imágenes a partir de un prompt. Hoy esa necesidad parece haberse expirado. Se concentra todo en ChatGPT.
La saturación fue tal que, además de que las redes sociales se inundaron de memes e imágenes históricas retratadas en animación, OpenAI tuvo que limitar la función para los usuarios que usan su sistema de manera gratuita: estos solo pueden generar tres imágenes a diario. “Es muy divertido ver a las personas amar las imágenes en ChatGPT pero nuestros GPU se están derritiendo”, escribió Altman quien tiene hoy su foto de perfil en X en estilo Ghibli. “Vamos a temporalmente introducir límites mientras trabajamos en hacerlo más eficiente. Esperemos que sea pronto», agregó.
can yall please chill on generating images this is insane our team needs sleep
— Sam Altman (@sama) March 30, 2025
Aunque para los usuarios el uso de generador de imágenes se resumió en algo lúdico y de diversión, esta nueva herramienta tiene un significado más profundo para los artistas. El Estudio Ghibli, quien fue protagonista de este fenómeno, fue creado en 1985 por Hayao Miyazaki y logró a partir del dibujo riguroso y original generar películas de éxito como El viaje de Chihiro, El chico y la Garza y Mi vecino Totoro. Miyazaki ya se había referido al uso de las nuevas tecnologías para la animación: estaba totalmente en contra de su uso. De hecho, lo llamó un insulto a la vida misma.
En este sentido, Liniers comentó a LA NACION que muchas veces cuando llega una nueva tecnología la gente se asusta, ignorando el hecho de que muchas veces suma. “Cuando aparecen cosas nuevas hay que aprender a usarlas”, destacó el caricaturista. “Todo cambia. Yo soy precomputadora y he visto cambios gigantescos. No me dan mucho miedo”, dijo. Sin embargo, no dejó de destacar que es algo banal que toda la estética, la línea de pensamiento, los mundos y el trabajo de Miyasaki esté hoy usándose para generar fotos de oficina.
Lo cual llevó a un pensamiento más profundo de entender para qué vemos y usamos el arte en nuestras vidas. “Nosotros consumimos canciones, películas o pinturas porque queremos ver el alma de esa persona, saber cómo viven las otras personas y estar seguros de que no estamos solos en el mundo”, reflexionó Liniers. “Yo podría plotear la capilla Sixtina y pegarla en un centro comercial pero la gente va a seguir yendo al Vaticano a ver como Miguel Ángelo se trepó e hizo esa pintura”, manifestó.
La inteligencia artificial, para Liniers, no hace más que generar una fotocopia sin nada detrás de ella: ni historia, ni personajes, ni sentimiento, ni experiencia de vida. Solo hay una estética. En definitiva, si nos dan a elegir uno siempre va a preferir el original antes que la fotocopia porque en el primero hay otro tipo de esencia y elegancia. Lo que peligra ahora es poder identificar o saber cuando algo está atravesado por esta tecnología. “Como artista me gustaría ver una legislación que obligue a decir cuando una obra se hizo con IA y en qué medida”, manifestó. “Es importante saber de que está compuesto lo que consumimos para nuestra alma”, expresó.
La era de inteligencia artificial presenta desafíos artísticos, seguro. Pero también es una oportunidad para que la cualidad humana sobresalga. Al final del día es con lo que le vamos a ganar siempre a las máquinas: no hay sofisticación que pueda imitar nuestra naturaleza (con todas sus imperfecciones).
Sobre esto último, Liniers afirmó que a los humanos no nos interesa que las cosas sean perfectas, sino más bien que encuadren una esencia. Por ejemplo, en vez de poner a Usain Bolt a correr con una moto, insistimos en que corra como una persona en las olimpiadas. O incluso cuando la computadora DeepBlue de IBM de le ganó a Gary Kaspárov, el mejor ajedrista ruso, nadie dejó de jugar al ajedrez. “Nos parecería aburrido. Nos interesa la otra gente. Consumimos arte para experimentar otras vidas porque nos dieron una sola. Y este nos da esa oportunidad”, concluyó el caricaturista argentino.
Una buena caricatura, además de deleitar a su público con diseños originales, trae consigo algo más importante e irreplicable: la historia, la personalidad y la experiencia de vida del artista. O al menos así lo asegura el reconocido caricaturista argentino Ricardo Liniers que, aunque es receptivo con las nuevas tecnologías y los cambios que traigan, sostiene con firmeza la relevancia del componente humano en el arte.
El martes pasado, OpenAI lanzó una nueva actualización de ChatGPT que permite a los usuarios de todas las categorías -incluidos a los que no pagan por ninguna suscripción- generar imágenes con inteligencia artificial en los modelos GPT 4, GPT 4.5 y GPT 4.o. Las personas no tardaron en difundir una oleada de imágenes creadas con la nueva tecnología, muchas de ellas inspiradas en el diseño y arte del estudio de animación japonesa Ghibli.
Grandes momentos de la historia Argentina de Internet, según Estudio Ghibli pic.twitter.com/bk9S10SFMk
— Rama Moyano (@rama_moyano_) March 26, 2025
Con esta nueva actualización, OpenAI busca acercar al usuario a una experiencia multimodal, es decir, que el modelo pueda tanto comprender como generar contenidos en texto, audio, imagen y video. Hasta hace unos días, las personas para generar una imagen con IA tenían que recurrir a otra plataforma como, por ejemplo, DALL E, que estaba exclusivamente dedicada al desarrollo de imágenes a partir de un prompt. Hoy esa necesidad parece haberse expirado. Se concentra todo en ChatGPT.
La saturación fue tal que, además de que las redes sociales se inundaron de memes e imágenes históricas retratadas en animación, OpenAI tuvo que limitar la función para los usuarios que usan su sistema de manera gratuita: estos solo pueden generar tres imágenes a diario. “Es muy divertido ver a las personas amar las imágenes en ChatGPT pero nuestros GPU se están derritiendo”, escribió Altman quien tiene hoy su foto de perfil en X en estilo Ghibli. “Vamos a temporalmente introducir límites mientras trabajamos en hacerlo más eficiente. Esperemos que sea pronto», agregó.
can yall please chill on generating images this is insane our team needs sleep
— Sam Altman (@sama) March 30, 2025
Aunque para los usuarios el uso de generador de imágenes se resumió en algo lúdico y de diversión, esta nueva herramienta tiene un significado más profundo para los artistas. El Estudio Ghibli, quien fue protagonista de este fenómeno, fue creado en 1985 por Hayao Miyazaki y logró a partir del dibujo riguroso y original generar películas de éxito como El viaje de Chihiro, El chico y la Garza y Mi vecino Totoro. Miyazaki ya se había referido al uso de las nuevas tecnologías para la animación: estaba totalmente en contra de su uso. De hecho, lo llamó un insulto a la vida misma.
En este sentido, Liniers comentó a LA NACION que muchas veces cuando llega una nueva tecnología la gente se asusta, ignorando el hecho de que muchas veces suma. “Cuando aparecen cosas nuevas hay que aprender a usarlas”, destacó el caricaturista. “Todo cambia. Yo soy precomputadora y he visto cambios gigantescos. No me dan mucho miedo”, dijo. Sin embargo, no dejó de destacar que es algo banal que toda la estética, la línea de pensamiento, los mundos y el trabajo de Miyasaki esté hoy usándose para generar fotos de oficina.
Lo cual llevó a un pensamiento más profundo de entender para qué vemos y usamos el arte en nuestras vidas. “Nosotros consumimos canciones, películas o pinturas porque queremos ver el alma de esa persona, saber cómo viven las otras personas y estar seguros de que no estamos solos en el mundo”, reflexionó Liniers. “Yo podría plotear la capilla Sixtina y pegarla en un centro comercial pero la gente va a seguir yendo al Vaticano a ver como Miguel Ángelo se trepó e hizo esa pintura”, manifestó.
La inteligencia artificial, para Liniers, no hace más que generar una fotocopia sin nada detrás de ella: ni historia, ni personajes, ni sentimiento, ni experiencia de vida. Solo hay una estética. En definitiva, si nos dan a elegir uno siempre va a preferir el original antes que la fotocopia porque en el primero hay otro tipo de esencia y elegancia. Lo que peligra ahora es poder identificar o saber cuando algo está atravesado por esta tecnología. “Como artista me gustaría ver una legislación que obligue a decir cuando una obra se hizo con IA y en qué medida”, manifestó. “Es importante saber de que está compuesto lo que consumimos para nuestra alma”, expresó.
La era de inteligencia artificial presenta desafíos artísticos, seguro. Pero también es una oportunidad para que la cualidad humana sobresalga. Al final del día es con lo que le vamos a ganar siempre a las máquinas: no hay sofisticación que pueda imitar nuestra naturaleza (con todas sus imperfecciones).
Sobre esto último, Liniers afirmó que a los humanos no nos interesa que las cosas sean perfectas, sino más bien que encuadren una esencia. Por ejemplo, en vez de poner a Usain Bolt a correr con una moto, insistimos en que corra como una persona en las olimpiadas. O incluso cuando la computadora DeepBlue de IBM de le ganó a Gary Kaspárov, el mejor ajedrista ruso, nadie dejó de jugar al ajedrez. “Nos parecería aburrido. Nos interesa la otra gente. Consumimos arte para experimentar otras vidas porque nos dieron una sola. Y este nos da esa oportunidad”, concluyó el caricaturista argentino.
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