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¿Estimular el cerebro a medida que envejecemos realmente ayuda a mantenerlo afilado?

Cuando Jennifer O’Brien, una psicóloga que estudia la prevención de la enfermedad de Alzheimer en la Universidad del Sur de Florida, da conferencias públicas, dice que con frecuencia le preguntan si actividades como crucigramas o juegos de palabras pueden prevenir el deterioro cognitivo relacionado con la edad.

“Es la pregunta número uno”, cuenta. “Existe la creencia generalizada de que si uno practica este tipo de juegos, ayudará con la edad”.

La verdad, según ella y otros expertos, es más compleja. La ciencia que determina si ciertas actividades cerebrales son beneficiosas, o si algunas son más efectivas que otras, es limitada y difícil de evaluar, y otros aspectos de la vida podrían ser más importantes.

Pero ciertos tipos de actividades cerebrales podrían, potencialmente, fortalecer las habilidades cognitivas a medida que se envejece.

El hábito que aumenta de peso aun haciendo ejercicio y comiendo bien

Lo que sugiere la ciencia

Se ha investigado muy poco sobre si una actividad específica que estimula el cerebro, como un rompecabezas o un juego de palabras por sí sola, puede afectar la pérdida de memoria. Y los estudios disponibles son difíciles de interpretar.

“Es una pregunta realmente difícil de responder con la ciencia que tenemos hasta ahora”, dice la Dra. O’Brien.

Ciertos tipos de actividades cerebrales podrían, potencialmente, fortalecer las habilidades cognitivas a medida que se envejece

Sin embargo, varios estudios han concluido que las personas que realizan regularmente actividades cognitivamente estimulantes tienen, en general, menos probabilidades de experimentar pérdida de memoria que quienes no las realizan. Normalmente, estos análisis incluyen diversos tipos de actividades mentales, como leer, jugar juegos de mesa, escribir y hacer manualidades.

Debido a que estas evaluaciones son tan amplias, es difícil decir si una actividad determinada es “superior” a cualquier otra, “como leer, tocar un instrumento, tomar un curso o incluso cuidar orquídeas en el jardín”, señala Joyce Gomes-Osman, fisioterapeuta y neurocientífica de la Universidad de Miami que se especializa en la prevención de la pérdida de memoria.

La mayoría de los estudios también son correlacionales, lo que significa que pueden encontrar asociaciones entre las actividades cognitivas y los beneficios para la memoria, pero no pueden demostrar que las actividades en sí mismas sean las que generan dichos beneficios. “Las personas que optan por actividades que estimulan el cerebro, como juegos de palabras, leer y escribir, por ejemplo, pueden ser menos propensas a la pérdida de memoria por otras razones”, afirma O’Brien. Quizás sean más adineradas, experimenten menos estrés o sean más propensas a hacer ejercicio.

“Muchos de estos estudios piden a las personas que recuerden actividades que han realizado en el pasado. Estos autoinformes pueden no ser siempre precisos, especialmente si se realizan en adultos mayores”, señala O’Brien.

Un experto en longevidad asegura haber reducido 15 años su edad biológica: cuál es su dieta

Elegir la actividad adecuada

A medida que las personas envejecen, su memoria episódica (la capacidad de recordar eventos y experiencias pasadas) tiende a disminuir, pero su memoria semántica (la capacidad de recordar palabras, conceptos y números) generalmente continúa fortaleciéndose.

“Al decidir qué actividad cognitiva podría ser más útil para uno, se debe pensar en las actividades que involucran las habilidades con las que se tienen dificultades”, añade la Dra. Gomes-Osman. Si se tiene dificultades con las habilidades visuales o espaciales, por ejemplo, se podría probar rompecabezas de formas geométricas como el tangram. Si se desea mejorar la motricidad fina, se podría probar con el bordado.

Pero también es importante realizar actividades que se disfruten, agrega Gomes-Osman. Es más probable que el cerebro mejore en respuesta a actividades que resulten relevantes de alguna manera, explica, y que brinden una sensación de satisfacción. La idea es adaptar los desafíos cognitivos a las propias necesidades e intereses.

Si, por ejemplo, se desea mejorar la motricidad fina, se podría probar con el bordado

El panorama general

Al pensar en estrategias para prevenir el deterioro de la memoria relacionado con la edad, hay que ampliar la mira y considerar otros factores que pueden influir, coinciden los expertos.

En 2024, la Comisión The Lancet sobre prevención, intervención y atención de la demencia, un grupo de expertos que revisa periódicamente la evidencia y formula recomendaciones para la prevención y el manejo de la demencia, estimó que el 45 % de los casos de demencia son potencialmente prevenibles mediante el tratamiento de 14 factores de riesgo clave. Estos factores incluyen la inactividad física, la obesidad, la hipertensión arterial, la pérdida auditiva, el aislamiento social y la depresión.

Dado que muchos aspectos del estilo de vida influyen en el riesgo de pérdida de memoria, los expertos no suelen recomendar un único enfoque para mejorar la memoria. “En su lugar, hay que intentar combinarlos con diferentes estrategias como el ejercicio físico, la interacción social y una dieta saludable“, afirma el Dr. Greg Cooper, neurólogo y director del Centro de Memoria del Instituto de Neurociencia Norton en Louisville, Kentucky.

“Aun así, si se disfrutan ciertas actividades, como las manualidades o los crucigramas, no hay razón para dejar de hacerlas”, sentencia O’Brien. Aunque la ciencia no lo ha concluido, el hecho de que brinden alegría y lo mantengan concentrado podría mejorar la salud cognitiva y emocional. Y si los crucigramas llevan a conectar con otros —quizás se está acostumbrado a llamar los amigos cuando se tiene ganas de desahogarse sobre un Wordle particularmente difícil o se necesita ayuda con una pista de crucigrama— ese contacto social también será beneficioso.

“Realmente no veo ningún costo en hacerlos”, destaca O’Brien. “Si se los disfruta, ¿por qué no?”.

El 45 % de los casos de demencia son potencialmente prevenibles mediante el tratamiento de 14 factores de riesgo clave

Cuando Jennifer O’Brien, una psicóloga que estudia la prevención de la enfermedad de Alzheimer en la Universidad del Sur de Florida, da conferencias públicas, dice que con frecuencia le preguntan si actividades como crucigramas o juegos de palabras pueden prevenir el deterioro cognitivo relacionado con la edad.

“Es la pregunta número uno”, cuenta. “Existe la creencia generalizada de que si uno practica este tipo de juegos, ayudará con la edad”.

La verdad, según ella y otros expertos, es más compleja. La ciencia que determina si ciertas actividades cerebrales son beneficiosas, o si algunas son más efectivas que otras, es limitada y difícil de evaluar, y otros aspectos de la vida podrían ser más importantes.

Pero ciertos tipos de actividades cerebrales podrían, potencialmente, fortalecer las habilidades cognitivas a medida que se envejece.

El hábito que aumenta de peso aun haciendo ejercicio y comiendo bien

Lo que sugiere la ciencia

Se ha investigado muy poco sobre si una actividad específica que estimula el cerebro, como un rompecabezas o un juego de palabras por sí sola, puede afectar la pérdida de memoria. Y los estudios disponibles son difíciles de interpretar.

“Es una pregunta realmente difícil de responder con la ciencia que tenemos hasta ahora”, dice la Dra. O’Brien.

Ciertos tipos de actividades cerebrales podrían, potencialmente, fortalecer las habilidades cognitivas a medida que se envejece

Sin embargo, varios estudios han concluido que las personas que realizan regularmente actividades cognitivamente estimulantes tienen, en general, menos probabilidades de experimentar pérdida de memoria que quienes no las realizan. Normalmente, estos análisis incluyen diversos tipos de actividades mentales, como leer, jugar juegos de mesa, escribir y hacer manualidades.

Debido a que estas evaluaciones son tan amplias, es difícil decir si una actividad determinada es “superior” a cualquier otra, “como leer, tocar un instrumento, tomar un curso o incluso cuidar orquídeas en el jardín”, señala Joyce Gomes-Osman, fisioterapeuta y neurocientífica de la Universidad de Miami que se especializa en la prevención de la pérdida de memoria.

La mayoría de los estudios también son correlacionales, lo que significa que pueden encontrar asociaciones entre las actividades cognitivas y los beneficios para la memoria, pero no pueden demostrar que las actividades en sí mismas sean las que generan dichos beneficios. “Las personas que optan por actividades que estimulan el cerebro, como juegos de palabras, leer y escribir, por ejemplo, pueden ser menos propensas a la pérdida de memoria por otras razones”, afirma O’Brien. Quizás sean más adineradas, experimenten menos estrés o sean más propensas a hacer ejercicio.

“Muchos de estos estudios piden a las personas que recuerden actividades que han realizado en el pasado. Estos autoinformes pueden no ser siempre precisos, especialmente si se realizan en adultos mayores”, señala O’Brien.

Un experto en longevidad asegura haber reducido 15 años su edad biológica: cuál es su dieta

Elegir la actividad adecuada

A medida que las personas envejecen, su memoria episódica (la capacidad de recordar eventos y experiencias pasadas) tiende a disminuir, pero su memoria semántica (la capacidad de recordar palabras, conceptos y números) generalmente continúa fortaleciéndose.

“Al decidir qué actividad cognitiva podría ser más útil para uno, se debe pensar en las actividades que involucran las habilidades con las que se tienen dificultades”, añade la Dra. Gomes-Osman. Si se tiene dificultades con las habilidades visuales o espaciales, por ejemplo, se podría probar rompecabezas de formas geométricas como el tangram. Si se desea mejorar la motricidad fina, se podría probar con el bordado.

Pero también es importante realizar actividades que se disfruten, agrega Gomes-Osman. Es más probable que el cerebro mejore en respuesta a actividades que resulten relevantes de alguna manera, explica, y que brinden una sensación de satisfacción. La idea es adaptar los desafíos cognitivos a las propias necesidades e intereses.

Si, por ejemplo, se desea mejorar la motricidad fina, se podría probar con el bordado

El panorama general

Al pensar en estrategias para prevenir el deterioro de la memoria relacionado con la edad, hay que ampliar la mira y considerar otros factores que pueden influir, coinciden los expertos.

En 2024, la Comisión The Lancet sobre prevención, intervención y atención de la demencia, un grupo de expertos que revisa periódicamente la evidencia y formula recomendaciones para la prevención y el manejo de la demencia, estimó que el 45 % de los casos de demencia son potencialmente prevenibles mediante el tratamiento de 14 factores de riesgo clave. Estos factores incluyen la inactividad física, la obesidad, la hipertensión arterial, la pérdida auditiva, el aislamiento social y la depresión.

Dado que muchos aspectos del estilo de vida influyen en el riesgo de pérdida de memoria, los expertos no suelen recomendar un único enfoque para mejorar la memoria. “En su lugar, hay que intentar combinarlos con diferentes estrategias como el ejercicio físico, la interacción social y una dieta saludable“, afirma el Dr. Greg Cooper, neurólogo y director del Centro de Memoria del Instituto de Neurociencia Norton en Louisville, Kentucky.

“Aun así, si se disfrutan ciertas actividades, como las manualidades o los crucigramas, no hay razón para dejar de hacerlas”, sentencia O’Brien. Aunque la ciencia no lo ha concluido, el hecho de que brinden alegría y lo mantengan concentrado podría mejorar la salud cognitiva y emocional. Y si los crucigramas llevan a conectar con otros —quizás se está acostumbrado a llamar los amigos cuando se tiene ganas de desahogarse sobre un Wordle particularmente difícil o se necesita ayuda con una pista de crucigrama— ese contacto social también será beneficioso.

“Realmente no veo ningún costo en hacerlos”, destaca O’Brien. “Si se los disfruta, ¿por qué no?”.

El 45 % de los casos de demencia son potencialmente prevenibles mediante el tratamiento de 14 factores de riesgo clave Rompecabezas, juegos de palabras, lectura, bordado: esto dicen los expertos sobre lo que puede ayudar  LA NACION

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