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Javier Milei, en el corazón de la doble incertidumbre

La vida pública y, en especial, el Gobierno, están sometidos a la presión de dos incertidumbres que se potencian entre sí. Una de ellas es la cambiaria, que está inspirada en las incógnitas que plantea el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La otra es política. Como se están cerrando alianzas y listas electorales, aparecen interrogantes sobre cómo quedará configurado el oficialismo durante el segundo bienio de la gestión de Javier Milei. Es una pregunta estratégica, porque cabe suponer que durante esos dos años se deberá tramitar una agenda de reformas que requieren de capacidad parlamentaria. Es decir, el éxito del programa económico que se está negociando con el Fondo depende de la calidad y volumen de los bloques legislativos que surgirán de las elecciones de octubre.

Luis Caputo se ha convertido en víctima de las indefiniciones que él mismo introdujo en la escena. Después de que el Presidente anunció que sería enviado al Congreso el acuerdo con el Fondo, el ministro adelantó que se terminaría con el régimen de crawling peg, es decir, la devaluación mensual de 1% del dólar oficial. ¿Cómo se lo reemplazará? Nadie respondió esa pregunta. El mercado está sembrado de especulaciones. Eliminación del blend, régimen de bandas, fijación de un piso mínimo para el precio del dólar. Consecuencia: los dólares paralelos llegaron ayer a $1300 y el Banco Central realizó la menor venta de reservas desde que, hace 13 días, se instaló una nube de desconfianza sobre el sistema cambiario. La consecuencia más mortificante es que ese aumento de la divisa “libre” amplía la brecha con la oficial, incentivando las conductas que se deben evitar: los importadores aceleran sus compras, los exportadores evitan sus ventas. Esos comportamientos impactan sobre el principal problema de la política económica: la escasez de reservas. Las netas no superan los 2000 millones de dólares y alcanzan poco menos que 8000 si no se considera la deuda nueva asumida con los importadores desde diciembre de 2023.

Luis Caputo, Javier Milei y Karina Milei

La Argentina enfrenta, una vez más, su viejo problema: faltan dólares. Un atenuante a esta dificultad es la posibilidad de un respaldo de la administración de Donald Trump en el Fondo Monetario para que el desembolso de fondos frescos para el país sea voluminoso. La audacia de la liberalización cambiaria está en proporción directa con el monto de esa ayuda. Las relaciones con los Estados Unidos juegan un papel estratégico para la frágil Argentina. También recalienta la relación con los demás socios del Mercosur, cuando Milei ejerce la presidencia pro tempore del bloque. E introduce en la discusión guerras ajenas a la macroeconomía.

Javier Milei y Luis Caputo

El Gobierno pretende un acuerdo de libre comercio con Washington. En Cancillería, el decisivo Luis “Julio” Kreckler defiende la idea de que ese tratado se puede firmar por fuera del Mercosur. Estas hipótesis agigantan algunas contradicciones dentro del gabinete. Polémicas ligadas a sectores protegidos. Por ejemplo, Federico Sturzenegger se ha empeñado en abrir el mercado de los medicamentos. Para eso proyectó una norma que derogaría la resolución 118/2012 que resguarda a los laboratorios locales. Festejó Caeme, la cámara que agrupa a los internacionales. Festejó en vano, porque el borrador de Sturzenegger se perdió en los circuitos administrativos del gabinete. Otra novedad: la semana pasada, la Anmat, agencia que regula los productos que se comercializan en el país, publicó una resolución por la cual un “biosimilar”, que es un medicamento biológico muy parecido a uno ya aprobado, no debe ser chequeado si se trata de una marca nacional. Pero sí debe pasar por controles si es extranjero. Aun si ya fue chequeado en su país de origen. Tercera: en las próximas horas la Superintendencia de Salud estaría por formalizar una iniciativa que también da ventajas a los laboratorios nacionales: es la creación de una agencia multidisciplinaria de control del financiamiento de tecnologías sanitarias, que dictaminaría la calidad y el costo económico de un remedio antes de que la Anmat lo autorice. Los críticos de esa secuencia, que son los fabricantes de medicamentos internacionales, sospechan que el procedimiento tiende a discriminar algunos productos antes de que se acepte su calidad científica.

Es la vieja guerra entre laboratorios nacionales y extranjeros, que ahora se vuelve decisiva porque es muy difícil que un tratado de libre comercio con los Estados Unidos no exija la apertura de ese riquísimo mercado. ¿Habrá, de manera más inmediata, una operación de lobbying de los laboratorios norteamericanos para que sus intereses sean contemplados de alguna manera en el acuerdo con el Fondo? Un detalle: Gita Gopinath, la subdirectora del Fondo, cuyo visto bueno es crucial para la aprobación del programa, hizo su carrera académica especializándose en competitividad empresarial. La disputa comercial del sector farmacéutico se cruza con las discusiones macroeconómicas, al parecer más asépticas. Por ahora, Sturzenegger debe aceptar que hay poderes, ligados al financiamiento de campañas electorales, que son más poderosos que la ideología libertaria. Lecciones que se aprenden en la isla de Tierra del Fuego.

El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger

El rol del Fondo y su asistencia financiera es poderosísimo porque la discusión principal de estos días es si hay o no los suficientes pesos como para que la carencia de dólares conmueva al mercado. Caputo asegura que no. Economistas como Miguel Kiguel afirman que sí, sobre todo si se tiene en cuenta el gran caudal de depósitos en pesos que atesora el sistema bancario, que algunos expertos calculan en el equivalente a 100.000 millones de dólares. El significado último de esta controversia, si se la observa desde el ángulo político, es que por la puerta cambiaria pueda reingresar, aunque sea por un rato, la inflación. Haberla hecho retroceder es el principal trofeo con que La Libertad Avanza (LLA) irá a las elecciones.

El éxito en el combate a la inflación es la razón principal para que las encuestas le sonrían a “los candidatos de Milei”. La demanda está con las Fuerzas del Cielo. ¿La oferta ayudará? Suele ser un problema secundario, pero ¿el oficialismo conseguirá armar listas atractivas para satisfacer esa demanda? Hay dos encrucijadas importantes. Las elecciones porteñas y las de la provincia de Buenos Aires. Allí se libran las dos grandes batallas por el poder del nuevo ciclo político que se abrió con el ascenso libertario. Milei contra Macri, Kicillof contra los Kirchner.

 Cristina Kirchner , Javier Milei y Mauricio  Macri

El primer conflicto enfrenta en la Capital al Pro con LLA. El Presidente quiere conquistar esa colina para declarar el fin del reinado de Mauricio Macri sobre el electorado que se extiende del centro a la derecha. Jorge Macri, el jefe de Gobierno, diseñó el campo de batalla: las elecciones por la legislatura porteña, que por primera vez llaman la atención debido a que él las adelantó, recortándolas del calendario electoral.

Mauricio Macri va a esas elecciones con la fragilidad que significa el desgranamiento de Juntos por el Cambio. Los radicales ya se separaron. Y en Pro se produjeron dos desprendimientos: Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta. Ambos fueron precandidatos a presidente con los colores de esa fuerza. Los Macri se proponen neutralizar el daño que puede producir Larreta con su cisma. Por eso alientan una lista radical que trabaje sobre el votante disidente del Pro. Jorge Macri recurrió a los servicios de su antiguo amigo, Daniel Angelici. El binguero domina la UCR porteña y tiene una gravitación inapelable sobre Emiliano Yacobitti, vicerrector de la UBA y tutor de Martín Lousteau.

Estos pormenores se comentaron con detalle el sábado pasado, en el restaurante Roldán, donde celebró su medio siglo como funcionario judicial el camarista de Casación Carlos Mahiques, el legendario “boxindanga”. Entre quienes lo agasajaron estuvieron Lucas Nejamkis, secretario privado del tenebroso Antonio “Jaime” Stiuso, el candidato a ministro de la Corte, Ariel Lijo, y el binguero Angelici, jefe político de Juan Bautista Mahiques, fiscal general de la Ciudad e hijo del agasajado. Es reveladora la proximidad de Nejamkis con Lijo: se dice que fue el ayudante de Stiuso uno de los encargados de avisar que “si no apoyas a Ariel corrés el riesgo de caminar por tribunales”. Esa amenaza le llegó a un importante dirigente de la Capital a través de “amigos” comunes. El senador José Mayans reveló que también circuló por la Cámara alta.

El “boxindanga” Mahiques venía de dictar cátedra sobre lucha contra el crimen en la revista de uno de los dueños de Roldán, controvertido socio de José Luis Manzano y de Daniel Vila. Venía también de fallar, en minoría, a favor del reclamo de los abogados de Carlos Vaudagna, el jefe regional de la ex AFIP santafesina, que se declaró arrepentido y hace temblar con sus revelaciones las estructuras corruptas de esa provincia. Esos defensores habían reclamado que a Vaudagna lo juzguen con el antiguo código procesal, que privilegia al juez sobre los fiscales. Si se hubiera seguido el criterio de Mahiques, hoy la causa estaría sin titular. Sucede que Marcelo Bailaque y Gastón Salmain, titulares de los juzgados federales de Rosario y Santa Fe, están excluidos por ser compinches de las fechorías de Vaudagna. Hay que poner la lupa sobre Salmain: es el juez civil y comercial con competencia electoral. Lo designó como subrogante la Cámara Nacional Electoral. ¿A instancias de quien? Del binguero Angelici, el celebrante del “boxindanga” Mahiques, frustrado benefactor del radiactivo Vaudagna. Todo comienza y termina en el bullicioso Roldán, bajo la mirada atenta del alegrante Diego Lepera, que anima las excitantes noches de los jueves.

Angelici puede ufanarse de controlar la UCR porteña de un modo mucho más eficaz que el de los Macri para dominar el Pro. Mauricio no conseguía, hasta anoche, candidato. El “no” de María Eugenia Vidal parecía definitivo. A Fernán Quirós no lo quiere desde la pandemia: demasiado restrictivo. La última en recibir una invitación para envolverse en la bandera amarilla fue la destacada Silvia Lospenatto. La condición principal que busca Macri para ese candidato es que haya sido “larretista”. Sangre calabresa.

El gobierno nacional no dio vuelta la baraja. La encargada de la maniobra es Karina Milei, quien aún no acepta la candidatura de Manuel Adorni. En la Casa Rosada se comenta que el vocero es auspiciado por Santiago Caputo, el “Mago del Kremlin”. El Presidente no quiere desprenderse de Adorni, que es su primera línea defensiva todas las mañanas. ¿Podría ser la de Adorni una candidatura testimonial, a la kirchnerista? Milei postuló a Ariel Lijo para la Corte. Quien puede lo más puede lo menos. También en materia de calidad institucional.

Luis Caputo y Manuel Adorni

La división del mercado electoral que pertenecía a Juntos por el Cambio puede convertir en primera minoría al peronismo de Juan Manuel Olmos, que postula a Leandro Santoro, un candidato capaz de modular la melodía radical mejor que los seguidores de Angelici.

Macri se propone hacer una elección aceptable en la Ciudad para forzar a Milei a un acuerdo en las listas nacionales para el Senado y Diputados, que se juegan en octubre. El principal objetivo: no tener que competir él por la senaduría. Es una hipótesis que se fortalece cada vez que se habla de una candidatura oficialista, acaso también testimonial, de Patricia Bullrich. En esa negociación imaginaria con Milei, el expresidente tiene una prenda importante y es la posibilidad de lanzar una lista de Pro en la provincia de Buenos Aires. La fragmentación del voto no peronista, que el Presidente provoca en la Ciudad, es muy perjudicial en la provincia. Allí el beneficiario no sería Santoro, sino Cristina Kirchner.

La fuerza de Macri para presionar quedó muy disminuida desde que Diego Santilli y Cristian Ritondo, el entrañable “Pucho”, se entregaron en la mesa de los Milei como diligentes colaboradores bonaerenses. Para disimular la falta de respeto hacia el expresidente dijeron que le habían avisado del encuentro. Estas rebeldías facilitan la tarea corrosiva de Milei sobre el liderazgo de Macri. Pero más la facilita otro factor: el conflicto que se abrió entre la señora de Kirchner y Axel Kicillof. La expresidenta impulsó ayer un proyecto, presentado en el Senado provincial por su leal Teresa García, para que las elecciones nacionales y provinciales sean simultáneas. Kicillof venía alentando lo contrario: un desdoblamiento que lo deje como el gran ganador de los comicios provinciales. El sueño en colores de Jorge Macri en su feudo, pero más verosímil.

Con la jugada de la señora de Kirchner queda en primer plano la pregunta sobre la audacia y el carácter de Kicillof. En caso de que, aconsejado por Jorge Ferraresi, Mario Secco y Andrés “Cuervo” Larroque, llame a elecciones provinciales separadas, el PJ bonaerense quedará al borde de la ruptura. Milei dependerá mucho menos de la solidaridad de Macri. Y Macri quedará casi condenado a una alianza con la UCR de Maximiliano Abad. Otra misión para el binguero.

La vida pública y, en especial, el Gobierno, están sometidos a la presión de dos incertidumbres que se potencian entre sí. Una de ellas es la cambiaria, que está inspirada en las incógnitas que plantea el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La otra es política. Como se están cerrando alianzas y listas electorales, aparecen interrogantes sobre cómo quedará configurado el oficialismo durante el segundo bienio de la gestión de Javier Milei. Es una pregunta estratégica, porque cabe suponer que durante esos dos años se deberá tramitar una agenda de reformas que requieren de capacidad parlamentaria. Es decir, el éxito del programa económico que se está negociando con el Fondo depende de la calidad y volumen de los bloques legislativos que surgirán de las elecciones de octubre.

Luis Caputo se ha convertido en víctima de las indefiniciones que él mismo introdujo en la escena. Después de que el Presidente anunció que sería enviado al Congreso el acuerdo con el Fondo, el ministro adelantó que se terminaría con el régimen de crawling peg, es decir, la devaluación mensual de 1% del dólar oficial. ¿Cómo se lo reemplazará? Nadie respondió esa pregunta. El mercado está sembrado de especulaciones. Eliminación del blend, régimen de bandas, fijación de un piso mínimo para el precio del dólar. Consecuencia: los dólares paralelos llegaron ayer a $1300 y el Banco Central realizó la menor venta de reservas desde que, hace 13 días, se instaló una nube de desconfianza sobre el sistema cambiario. La consecuencia más mortificante es que ese aumento de la divisa “libre” amplía la brecha con la oficial, incentivando las conductas que se deben evitar: los importadores aceleran sus compras, los exportadores evitan sus ventas. Esos comportamientos impactan sobre el principal problema de la política económica: la escasez de reservas. Las netas no superan los 2000 millones de dólares y alcanzan poco menos que 8000 si no se considera la deuda nueva asumida con los importadores desde diciembre de 2023.

Luis Caputo, Javier Milei y Karina Milei

La Argentina enfrenta, una vez más, su viejo problema: faltan dólares. Un atenuante a esta dificultad es la posibilidad de un respaldo de la administración de Donald Trump en el Fondo Monetario para que el desembolso de fondos frescos para el país sea voluminoso. La audacia de la liberalización cambiaria está en proporción directa con el monto de esa ayuda. Las relaciones con los Estados Unidos juegan un papel estratégico para la frágil Argentina. También recalienta la relación con los demás socios del Mercosur, cuando Milei ejerce la presidencia pro tempore del bloque. E introduce en la discusión guerras ajenas a la macroeconomía.

Javier Milei y Luis Caputo

El Gobierno pretende un acuerdo de libre comercio con Washington. En Cancillería, el decisivo Luis “Julio” Kreckler defiende la idea de que ese tratado se puede firmar por fuera del Mercosur. Estas hipótesis agigantan algunas contradicciones dentro del gabinete. Polémicas ligadas a sectores protegidos. Por ejemplo, Federico Sturzenegger se ha empeñado en abrir el mercado de los medicamentos. Para eso proyectó una norma que derogaría la resolución 118/2012 que resguarda a los laboratorios locales. Festejó Caeme, la cámara que agrupa a los internacionales. Festejó en vano, porque el borrador de Sturzenegger se perdió en los circuitos administrativos del gabinete. Otra novedad: la semana pasada, la Anmat, agencia que regula los productos que se comercializan en el país, publicó una resolución por la cual un “biosimilar”, que es un medicamento biológico muy parecido a uno ya aprobado, no debe ser chequeado si se trata de una marca nacional. Pero sí debe pasar por controles si es extranjero. Aun si ya fue chequeado en su país de origen. Tercera: en las próximas horas la Superintendencia de Salud estaría por formalizar una iniciativa que también da ventajas a los laboratorios nacionales: es la creación de una agencia multidisciplinaria de control del financiamiento de tecnologías sanitarias, que dictaminaría la calidad y el costo económico de un remedio antes de que la Anmat lo autorice. Los críticos de esa secuencia, que son los fabricantes de medicamentos internacionales, sospechan que el procedimiento tiende a discriminar algunos productos antes de que se acepte su calidad científica.

Es la vieja guerra entre laboratorios nacionales y extranjeros, que ahora se vuelve decisiva porque es muy difícil que un tratado de libre comercio con los Estados Unidos no exija la apertura de ese riquísimo mercado. ¿Habrá, de manera más inmediata, una operación de lobbying de los laboratorios norteamericanos para que sus intereses sean contemplados de alguna manera en el acuerdo con el Fondo? Un detalle: Gita Gopinath, la subdirectora del Fondo, cuyo visto bueno es crucial para la aprobación del programa, hizo su carrera académica especializándose en competitividad empresarial. La disputa comercial del sector farmacéutico se cruza con las discusiones macroeconómicas, al parecer más asépticas. Por ahora, Sturzenegger debe aceptar que hay poderes, ligados al financiamiento de campañas electorales, que son más poderosos que la ideología libertaria. Lecciones que se aprenden en la isla de Tierra del Fuego.

El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger

El rol del Fondo y su asistencia financiera es poderosísimo porque la discusión principal de estos días es si hay o no los suficientes pesos como para que la carencia de dólares conmueva al mercado. Caputo asegura que no. Economistas como Miguel Kiguel afirman que sí, sobre todo si se tiene en cuenta el gran caudal de depósitos en pesos que atesora el sistema bancario, que algunos expertos calculan en el equivalente a 100.000 millones de dólares. El significado último de esta controversia, si se la observa desde el ángulo político, es que por la puerta cambiaria pueda reingresar, aunque sea por un rato, la inflación. Haberla hecho retroceder es el principal trofeo con que La Libertad Avanza (LLA) irá a las elecciones.

El éxito en el combate a la inflación es la razón principal para que las encuestas le sonrían a “los candidatos de Milei”. La demanda está con las Fuerzas del Cielo. ¿La oferta ayudará? Suele ser un problema secundario, pero ¿el oficialismo conseguirá armar listas atractivas para satisfacer esa demanda? Hay dos encrucijadas importantes. Las elecciones porteñas y las de la provincia de Buenos Aires. Allí se libran las dos grandes batallas por el poder del nuevo ciclo político que se abrió con el ascenso libertario. Milei contra Macri, Kicillof contra los Kirchner.

 Cristina Kirchner , Javier Milei y Mauricio  Macri

El primer conflicto enfrenta en la Capital al Pro con LLA. El Presidente quiere conquistar esa colina para declarar el fin del reinado de Mauricio Macri sobre el electorado que se extiende del centro a la derecha. Jorge Macri, el jefe de Gobierno, diseñó el campo de batalla: las elecciones por la legislatura porteña, que por primera vez llaman la atención debido a que él las adelantó, recortándolas del calendario electoral.

Mauricio Macri va a esas elecciones con la fragilidad que significa el desgranamiento de Juntos por el Cambio. Los radicales ya se separaron. Y en Pro se produjeron dos desprendimientos: Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta. Ambos fueron precandidatos a presidente con los colores de esa fuerza. Los Macri se proponen neutralizar el daño que puede producir Larreta con su cisma. Por eso alientan una lista radical que trabaje sobre el votante disidente del Pro. Jorge Macri recurrió a los servicios de su antiguo amigo, Daniel Angelici. El binguero domina la UCR porteña y tiene una gravitación inapelable sobre Emiliano Yacobitti, vicerrector de la UBA y tutor de Martín Lousteau.

Estos pormenores se comentaron con detalle el sábado pasado, en el restaurante Roldán, donde celebró su medio siglo como funcionario judicial el camarista de Casación Carlos Mahiques, el legendario “boxindanga”. Entre quienes lo agasajaron estuvieron Lucas Nejamkis, secretario privado del tenebroso Antonio “Jaime” Stiuso, el candidato a ministro de la Corte, Ariel Lijo, y el binguero Angelici, jefe político de Juan Bautista Mahiques, fiscal general de la Ciudad e hijo del agasajado. Es reveladora la proximidad de Nejamkis con Lijo: se dice que fue el ayudante de Stiuso uno de los encargados de avisar que “si no apoyas a Ariel corrés el riesgo de caminar por tribunales”. Esa amenaza le llegó a un importante dirigente de la Capital a través de “amigos” comunes. El senador José Mayans reveló que también circuló por la Cámara alta.

El “boxindanga” Mahiques venía de dictar cátedra sobre lucha contra el crimen en la revista de uno de los dueños de Roldán, controvertido socio de José Luis Manzano y de Daniel Vila. Venía también de fallar, en minoría, a favor del reclamo de los abogados de Carlos Vaudagna, el jefe regional de la ex AFIP santafesina, que se declaró arrepentido y hace temblar con sus revelaciones las estructuras corruptas de esa provincia. Esos defensores habían reclamado que a Vaudagna lo juzguen con el antiguo código procesal, que privilegia al juez sobre los fiscales. Si se hubiera seguido el criterio de Mahiques, hoy la causa estaría sin titular. Sucede que Marcelo Bailaque y Gastón Salmain, titulares de los juzgados federales de Rosario y Santa Fe, están excluidos por ser compinches de las fechorías de Vaudagna. Hay que poner la lupa sobre Salmain: es el juez civil y comercial con competencia electoral. Lo designó como subrogante la Cámara Nacional Electoral. ¿A instancias de quien? Del binguero Angelici, el celebrante del “boxindanga” Mahiques, frustrado benefactor del radiactivo Vaudagna. Todo comienza y termina en el bullicioso Roldán, bajo la mirada atenta del alegrante Diego Lepera, que anima las excitantes noches de los jueves.

Angelici puede ufanarse de controlar la UCR porteña de un modo mucho más eficaz que el de los Macri para dominar el Pro. Mauricio no conseguía, hasta anoche, candidato. El “no” de María Eugenia Vidal parecía definitivo. A Fernán Quirós no lo quiere desde la pandemia: demasiado restrictivo. La última en recibir una invitación para envolverse en la bandera amarilla fue la destacada Silvia Lospenatto. La condición principal que busca Macri para ese candidato es que haya sido “larretista”. Sangre calabresa.

El gobierno nacional no dio vuelta la baraja. La encargada de la maniobra es Karina Milei, quien aún no acepta la candidatura de Manuel Adorni. En la Casa Rosada se comenta que el vocero es auspiciado por Santiago Caputo, el “Mago del Kremlin”. El Presidente no quiere desprenderse de Adorni, que es su primera línea defensiva todas las mañanas. ¿Podría ser la de Adorni una candidatura testimonial, a la kirchnerista? Milei postuló a Ariel Lijo para la Corte. Quien puede lo más puede lo menos. También en materia de calidad institucional.

Luis Caputo y Manuel Adorni

La división del mercado electoral que pertenecía a Juntos por el Cambio puede convertir en primera minoría al peronismo de Juan Manuel Olmos, que postula a Leandro Santoro, un candidato capaz de modular la melodía radical mejor que los seguidores de Angelici.

Macri se propone hacer una elección aceptable en la Ciudad para forzar a Milei a un acuerdo en las listas nacionales para el Senado y Diputados, que se juegan en octubre. El principal objetivo: no tener que competir él por la senaduría. Es una hipótesis que se fortalece cada vez que se habla de una candidatura oficialista, acaso también testimonial, de Patricia Bullrich. En esa negociación imaginaria con Milei, el expresidente tiene una prenda importante y es la posibilidad de lanzar una lista de Pro en la provincia de Buenos Aires. La fragmentación del voto no peronista, que el Presidente provoca en la Ciudad, es muy perjudicial en la provincia. Allí el beneficiario no sería Santoro, sino Cristina Kirchner.

La fuerza de Macri para presionar quedó muy disminuida desde que Diego Santilli y Cristian Ritondo, el entrañable “Pucho”, se entregaron en la mesa de los Milei como diligentes colaboradores bonaerenses. Para disimular la falta de respeto hacia el expresidente dijeron que le habían avisado del encuentro. Estas rebeldías facilitan la tarea corrosiva de Milei sobre el liderazgo de Macri. Pero más la facilita otro factor: el conflicto que se abrió entre la señora de Kirchner y Axel Kicillof. La expresidenta impulsó ayer un proyecto, presentado en el Senado provincial por su leal Teresa García, para que las elecciones nacionales y provinciales sean simultáneas. Kicillof venía alentando lo contrario: un desdoblamiento que lo deje como el gran ganador de los comicios provinciales. El sueño en colores de Jorge Macri en su feudo, pero más verosímil.

Con la jugada de la señora de Kirchner queda en primer plano la pregunta sobre la audacia y el carácter de Kicillof. En caso de que, aconsejado por Jorge Ferraresi, Mario Secco y Andrés “Cuervo” Larroque, llame a elecciones provinciales separadas, el PJ bonaerense quedará al borde de la ruptura. Milei dependerá mucho menos de la solidaridad de Macri. Y Macri quedará casi condenado a una alianza con la UCR de Maximiliano Abad. Otra misión para el binguero.

 Entre la presión del dólar y las disputas electorales, el Presidente enfrenta un escenario que amenaza con desdibujar la arquitectura del poder oficialista  LA NACION

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