Los 90 de Soldán: el hombre que por amor protagonizó los mayores escándalos de su vida

Para Silvio Soldán, su exitosa carrera y el cariño que se ganó tanto de los jóvenes que soñaban pasar por Feliz Domingo como de los amantes del tango tuvo una contracara mucho menos feliz: durante muchos años el amor, al que le recitó con vehemencia y del que hizo gala cada vez que pudo, no solo lo llevó a protagonizar un sinfín de escándalos, sino que, además, lo llevó a la cárcel. “Ser enamoradizo me trajo todos los problemas imaginables”, confesó más de una vez. ¿Renunció Soldán, luego de tantos tropiezos, al amor? No, hoy, el célebre conductor comparte la vida con una admiradora, la mujer que logró volver a sacarle una sonrisa.
Tita, la primera mujer de su vida
Genoveva Adelina Teruggi, Tita, su mamá, fue la primera gran mujer en la vida de Silvio Soldán. Operaria de una fábrica y ama de casa, siempre fue una figura presente en la vida del locutor. Tan estrecho fue el vínculo entre ellos que dos de sus relaciones más importantes la criticaron de forma pública cuando la pareja comenzó a tambalear. Soldán siempre la defendió.
Tita vivió hasta su último día en la casa lindante a la de Soldán. Según contó el propio conductor, compró dos propiedades cuando la zona de San Miguel en donde sus papás vivían, comenzó a ser muy insegura para ellos. “Tuve un vínculo muy normal con mi madre, nada raro. De hecho, siempre viví solo. Es más, cuando vivía al lado de ella, también vivía solo. Era mucho más oportuno, dado que mis viejos eran grandes, estar viviendo cerca. ¿O, no?”, contó en una nota con LA NACIÓN en 2020.
“Manteníamos el vínculo normal de una madre y un hijo que se quieren. Dos mujeres que estuvieron en mi vida dijeron cosas que no tenían nada que ver con la realidad. ¿Qué tipo bien nacido no está cerca de su madre?”, se preguntó el animador en otra entrevista, pero de 2024. “Alguna vez se dijo que no había roto el cordón umbilical, una falsedad total. Yo me independicé de mis padres y me fui a vivir solo a los 18 años”, cerró el asunto.
Silvia Süller, un huracán mediático
El primer gran amor en la vida de Soldán fue Marta Moreno. “Una gran locutora de la década del 60, muy conocida porque hacía los comerciales de Odol Pregunta con Cacho Fontana”, la recordó Soldán en 2021 en una charla con la revista ¡Hola! También confesó, en ese momento, que de sus ex era con la única que hablaba. También fue con la única que se casó: ella estaba separada y pasaron por el registro civil de Uruguay. Con ella tuvo a su primer hijo: Silvio Augusto.
El amor con Moreno se apagó y la vida de Soldán se volvió a encender cuando conducía Grandes Valores del tango de la mano de una mujer rubia y menudita que trabajaba como secretaria en el show televisivo. “Habíamos arreglado poner una ruleta en Grandes valores del tango, con títulos de tangos en lugar de números. La gente tenía que llamar y alguien debía girar la rueda. Y fue Silvia. Lo primero que le dije fue: ‘¿Qué tenés que hacer esta noche?’. Y así nació el romance”, explicó. El amor fue fulminante: empezaron a convivir y tuvieron a Christian, el segundo hijo de Soldán. Con el tiempo los problemas comenzaron a aparecer y en 1992 todo terminó.
“Hace mucho que no nos vemos ni hablamos. No sé nada de ella, pero no tengo ningún rencor. En mí no hay odio, ni nada que se le parezca. Soy un tipo que no siente ni odio ni rencor. Creo que eso me mantiene más sano y vigente, sobre todo a la edad que tengo. Pienso que el rencor y el odio afean, avejentan y ponen mal a la persona. Yo siempre tengo humor, me siento bien, gracias a Dios”, le dijo a LA NACIÓN hace un tiempo. Pese a que pasó de página, todos recuerdan las apariciones de Süller en la televisión llorando por ese amor que no fue y su conversión a figura mediática forjada en base a acusaciones en contra de Soldán.
Giselle Rímolo, la mujer que lo puso tras las rejas
Poco después de separarse de Süller, Soldán volvió a apostar por el amor: en 1993 comenzó a mostrarse públicamente con Giselle Rímolo, una mujer alta, rubia, de flequillo prominente y figura imponente. Ella se presentaba como una profesional del mundo de la medicina y él se mostraba orgulloso de ella. La relación terminó en medio de un nuevo escándalo para Soldán: ella enfrentando cargos graves y él preso, por culpa de ella, en el penal de Devoto.
En 2001, Rímolo dirigía un centro de estética en la calle Elcano y declaraba ofrecer tratamientos con productos naturales. En ese tiempo, en el programa de radio de Soldán, Rímolo era la responsable de una columna en la que aconsejaba sobre diversos métodos de belleza. Al presentarla, la llamaba “doctorcita”, lo cual le trajo serias complicaciones. “Yo no sabía que ella no era médica”, dijo en su momento.
En 2004, mientras daba una entrevista a Mauro Viale, la policía llegó a su domicilio y lo detuvo. Su rostro desencajado recorrió el país. El locutor había quedado involucrado en la causa que investigaba a su expareja por estafa, ejercicio ilegal de la medicina y tráfico de medicamentos peligrosos, agravado por el fallecimiento de una persona. Pasó 61 días en la cárcel de Devoto. En septiembre de 2008 fue sobreseído.
El peor pecado de Soldán fue haber confiado por amor, así lo aseguró en una charla con Pía Shaw. “A mí nunca me dijo que era médica, ella decía que era doctora en psicología. Yo confié porque era muy exitosa. Yo no tenía nada que ver con su negocio. Yo tenía mi negocio que era la televisión, la radio, el espectáculo. Yo iba a la puerta de la clínica “del terror” (como le pusieron después) y la esperaba para ir a comer. Hasta que un día, una persona muy allegada empezó a decir que yo tenía algo que ver (por poco decía que yo operaba o que era el que daba las pastillas), pero nada que ver, te lo juro por mis hijos. Eso quedó demostrado, por supuesto. Los abogados querellantes decían: ´Ataquen a Soldán que es el que tiene la plata´”. Y todos me atacaban a mí, así fue como fui a parar al country -como él le dice a la cárcel de Devoto- 61 días”, rememoró.
Después de la tormenta, una admiradora
En lo que al amor respecta, Silvio Soldán es un hombre perseverante. Quizá, por eso, luego de tantos dolores, logró encontrar a Susana, el amor de su vida. “Nos conocimos en la calle; ella me acosó. Era admiradora mía y me seguía a todos lados. Tanto seguirme, tanto seguirme, que un día tomamos un café y después pasaron otras cosas. Han pasado muchísimos años y estamos juntos gracias a la perseverancia de Susana”, confió. También ha contado que es mucho menor que él -30 años-, que es una pequeña empresaria, que viven que casas separadas, que ella cocina muy rico y que no suelen mostrarse mucho en público. “No salimos juntos prácticamente porque ella es totalmente desconocida y yo la preservo mucho”, confió.
“Es cariñosa, comprensiva, amable, cordial y desinteresada. No quiere tener una clínica… No me usa porque muchas veces me sentí usado. Es un ser muy especial, casi único. Creo definitivamente en el amor con esta chica, antes no creía demasiado. Hace muchos años que estamos juntos”, completó el locutor que, a los 90 años recién cumplidos, logró por fin superar los obstáculos y vivir un amor alejado de las polémicas.
Para Silvio Soldán, su exitosa carrera y el cariño que se ganó tanto de los jóvenes que soñaban pasar por Feliz Domingo como de los amantes del tango tuvo una contracara mucho menos feliz: durante muchos años el amor, al que le recitó con vehemencia y del que hizo gala cada vez que pudo, no solo lo llevó a protagonizar un sinfín de escándalos, sino que, además, lo llevó a la cárcel. “Ser enamoradizo me trajo todos los problemas imaginables”, confesó más de una vez. ¿Renunció Soldán, luego de tantos tropiezos, al amor? No, hoy, el célebre conductor comparte la vida con una admiradora, la mujer que logró volver a sacarle una sonrisa.
Tita, la primera mujer de su vida
Genoveva Adelina Teruggi, Tita, su mamá, fue la primera gran mujer en la vida de Silvio Soldán. Operaria de una fábrica y ama de casa, siempre fue una figura presente en la vida del locutor. Tan estrecho fue el vínculo entre ellos que dos de sus relaciones más importantes la criticaron de forma pública cuando la pareja comenzó a tambalear. Soldán siempre la defendió.
Tita vivió hasta su último día en la casa lindante a la de Soldán. Según contó el propio conductor, compró dos propiedades cuando la zona de San Miguel en donde sus papás vivían, comenzó a ser muy insegura para ellos. “Tuve un vínculo muy normal con mi madre, nada raro. De hecho, siempre viví solo. Es más, cuando vivía al lado de ella, también vivía solo. Era mucho más oportuno, dado que mis viejos eran grandes, estar viviendo cerca. ¿O, no?”, contó en una nota con LA NACIÓN en 2020.
“Manteníamos el vínculo normal de una madre y un hijo que se quieren. Dos mujeres que estuvieron en mi vida dijeron cosas que no tenían nada que ver con la realidad. ¿Qué tipo bien nacido no está cerca de su madre?”, se preguntó el animador en otra entrevista, pero de 2024. “Alguna vez se dijo que no había roto el cordón umbilical, una falsedad total. Yo me independicé de mis padres y me fui a vivir solo a los 18 años”, cerró el asunto.
Silvia Süller, un huracán mediático
El primer gran amor en la vida de Soldán fue Marta Moreno. “Una gran locutora de la década del 60, muy conocida porque hacía los comerciales de Odol Pregunta con Cacho Fontana”, la recordó Soldán en 2021 en una charla con la revista ¡Hola! También confesó, en ese momento, que de sus ex era con la única que hablaba. También fue con la única que se casó: ella estaba separada y pasaron por el registro civil de Uruguay. Con ella tuvo a su primer hijo: Silvio Augusto.
El amor con Moreno se apagó y la vida de Soldán se volvió a encender cuando conducía Grandes Valores del tango de la mano de una mujer rubia y menudita que trabajaba como secretaria en el show televisivo. “Habíamos arreglado poner una ruleta en Grandes valores del tango, con títulos de tangos en lugar de números. La gente tenía que llamar y alguien debía girar la rueda. Y fue Silvia. Lo primero que le dije fue: ‘¿Qué tenés que hacer esta noche?’. Y así nació el romance”, explicó. El amor fue fulminante: empezaron a convivir y tuvieron a Christian, el segundo hijo de Soldán. Con el tiempo los problemas comenzaron a aparecer y en 1992 todo terminó.
“Hace mucho que no nos vemos ni hablamos. No sé nada de ella, pero no tengo ningún rencor. En mí no hay odio, ni nada que se le parezca. Soy un tipo que no siente ni odio ni rencor. Creo que eso me mantiene más sano y vigente, sobre todo a la edad que tengo. Pienso que el rencor y el odio afean, avejentan y ponen mal a la persona. Yo siempre tengo humor, me siento bien, gracias a Dios”, le dijo a LA NACIÓN hace un tiempo. Pese a que pasó de página, todos recuerdan las apariciones de Süller en la televisión llorando por ese amor que no fue y su conversión a figura mediática forjada en base a acusaciones en contra de Soldán.
Giselle Rímolo, la mujer que lo puso tras las rejas
Poco después de separarse de Süller, Soldán volvió a apostar por el amor: en 1993 comenzó a mostrarse públicamente con Giselle Rímolo, una mujer alta, rubia, de flequillo prominente y figura imponente. Ella se presentaba como una profesional del mundo de la medicina y él se mostraba orgulloso de ella. La relación terminó en medio de un nuevo escándalo para Soldán: ella enfrentando cargos graves y él preso, por culpa de ella, en el penal de Devoto.
En 2001, Rímolo dirigía un centro de estética en la calle Elcano y declaraba ofrecer tratamientos con productos naturales. En ese tiempo, en el programa de radio de Soldán, Rímolo era la responsable de una columna en la que aconsejaba sobre diversos métodos de belleza. Al presentarla, la llamaba “doctorcita”, lo cual le trajo serias complicaciones. “Yo no sabía que ella no era médica”, dijo en su momento.
En 2004, mientras daba una entrevista a Mauro Viale, la policía llegó a su domicilio y lo detuvo. Su rostro desencajado recorrió el país. El locutor había quedado involucrado en la causa que investigaba a su expareja por estafa, ejercicio ilegal de la medicina y tráfico de medicamentos peligrosos, agravado por el fallecimiento de una persona. Pasó 61 días en la cárcel de Devoto. En septiembre de 2008 fue sobreseído.
El peor pecado de Soldán fue haber confiado por amor, así lo aseguró en una charla con Pía Shaw. “A mí nunca me dijo que era médica, ella decía que era doctora en psicología. Yo confié porque era muy exitosa. Yo no tenía nada que ver con su negocio. Yo tenía mi negocio que era la televisión, la radio, el espectáculo. Yo iba a la puerta de la clínica “del terror” (como le pusieron después) y la esperaba para ir a comer. Hasta que un día, una persona muy allegada empezó a decir que yo tenía algo que ver (por poco decía que yo operaba o que era el que daba las pastillas), pero nada que ver, te lo juro por mis hijos. Eso quedó demostrado, por supuesto. Los abogados querellantes decían: ´Ataquen a Soldán que es el que tiene la plata´”. Y todos me atacaban a mí, así fue como fui a parar al country -como él le dice a la cárcel de Devoto- 61 días”, rememoró.
Después de la tormenta, una admiradora
En lo que al amor respecta, Silvio Soldán es un hombre perseverante. Quizá, por eso, luego de tantos dolores, logró encontrar a Susana, el amor de su vida. “Nos conocimos en la calle; ella me acosó. Era admiradora mía y me seguía a todos lados. Tanto seguirme, tanto seguirme, que un día tomamos un café y después pasaron otras cosas. Han pasado muchísimos años y estamos juntos gracias a la perseverancia de Susana”, confió. También ha contado que es mucho menor que él -30 años-, que es una pequeña empresaria, que viven que casas separadas, que ella cocina muy rico y que no suelen mostrarse mucho en público. “No salimos juntos prácticamente porque ella es totalmente desconocida y yo la preservo mucho”, confió.
“Es cariñosa, comprensiva, amable, cordial y desinteresada. No quiere tener una clínica… No me usa porque muchas veces me sentí usado. Es un ser muy especial, casi único. Creo definitivamente en el amor con esta chica, antes no creía demasiado. Hace muchos años que estamos juntos”, completó el locutor que, a los 90 años recién cumplidos, logró por fin superar los obstáculos y vivir un amor alejado de las polémicas.
Romántico empedernido, conmovió con sus poemas y su voz inconfundible tanto como debió salir a defenderse de terribles acusaciones; hoy, luego de muchos dolores, logró volver a creer en el amor LA NACION