Adolescencia: los términos de la subcultura incel para entender la serie del momento de Netflix

La serie arranca con tanto impacto y tanta adrenalina que todo parece inverosímil: Jamie, un chico de 13 años, es arrestado en su cama, en las primeras horas de la mañana, cuando un comando tipo SWAT irrumpe en su casa, y lo detiene como principal sospechoso de haber apuñalado y asesinado a Katie, a una compañera de escuela la noche anterior. Desde los primeros instantes de Adolescencia, la serie británica que por estos días es furor en Netflix, el espectador queda atrapado por la trama y por la forma en que está contada.
Pero en el inicio del segundo capítulo aparecen una serie de términos con los que probablemente la mayoría de los padres, sobre todo los miembros de la generación X, no están familiarizados, tal como les ocurre a los adultos protagonistas de la historia. No es de extrañarse que más de uno ponga en pausa la serie y se meta a googlear información sobre los términos que se mencionan con toda naturalidad. Aunque el libreto se encarga de que otro personaje los explique, para muchos, completamente ajenos a la temática, se hace necesario un glosario detallado sobre “la cultura incel” para lograr entender lo que está pasando entre los adolescentes de la serie.
Términos como “incel”, andrósfera o manósfera, regla del 80/20, la píldora roja o el poroto colorado, expresados a través de emojis, lo mismo que el número 100 en rojo. Hay otras palabras que no aparecen en la serie, pero que se usan en esta subcultura para determinar qué tipo de hombre se es: alfa, beta, pua, virgo, sigma, entre otros.
La ideología incel es una subcultura que creció en los últimos años en comunidades virtuales de hombres que dicen sentirse rechazados por las mujeres, que aseguran que, aunque lo desean, no logran establecer relaciones románticas o sexuales con mujeres, porque no resultan “atractivos”. Desde este lugar, promueven discursos de odio y misoginia, empoderando ese sentimiento de rechazo y dándole forma de subcultura clandestina, que en algunas ocasiones se transforma en ataques directos u hostigamiento hacia mujeres.
Quizás una de las primeras eclosiones de este movimiento fueron casos como el ocurrido en 2018 en Toronto, Canadá, cuando un hombre que atropelló y mató a 10 personas, había publicado en sus redes el día anterior un mensaje con consignas misóginas, identificándose como parte de esta subcultura: “Rebelión Incel”. No tardó mucho en que se lo relacionara con el caso del llamado tirador de Santa Barbara, Los Ángeles, que en 2014 mató a seis personas e hirió a 14. El hombre justificó sus acciones en un extenso y escalofriante manifiesto enviado a conocidos (luego ampliamente compartido en internet) contra las mujeres, entre otros argumentos “por negarse a brindarle el sexo que se le debe”. Elliot Rodger se convirtió en una suerte de héroe para muchos incels; y hasta el asesino de Toronto lo mencionaba en sus publicaciones como “el Caballero supremo”, tal como relata un artículo de la revista Vox de 2018, escrito por Zack Beauchamp: “Incel, the misogynist ideology that inspired the deadly Toronto attack, explained”.
Las comunidades incel vienen creciendo desde entonces y se mueven desde el anonimato. Muchos hombres llegan a esas comunidades virtuales incluso por ponerse a googlear de qué se trata, por ejemplo porque a alguien los acusa de ser un “incel”, tal como ocurre con Jamie en la serie.
El término viene del inglés: “involuntary celibate”, un hombre que es célibe no por elección sino por no resultar atractivo para ninguna mujer. “En sus orígenes el término fue acuñado por una mujer canadiense en 1997 llamada Alana, que creó (el blog) el Proyecto de Célibe Involuntario, como una fuente de consuelo y apoyo para personas que experimentaban soledad, falta de reconocimiento y apoyo social permitiéndoles un espacio para crear comunidad, expresarse”, explica en un trabajo publicado por la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, “¿De qué hablamos cuando hablamos de incels?”, donde se citan distintas investigaciones internacionales sobre la temática.
En la jerga local, se usa el término “virgo”, para referirse al incel, un hombre que es virgen, no por elección, sino por haber sido rechazado por “las mujeres”. En la serie, cuando la psicóloga entrevista a Jamie le pregunta si a los 13 años, la mayoría de los varones no son célibes. El protagonista le explica: “significa célibe por siempre”. Es decir, no va a ser elegido por “las mujeres”. Es importante el uso del plural, como si las mujeres todas formaran “un conglomerado uniforme”, sin individualidades.
El Southern Poverty Law Center de Estados Unidos (un ente de investigación social de la izquierda norteamericana) describe la subcultura incel como “parte del ecosistema de la supremacía masculina presente en internet” y la incluye en su lista de “grupos de odio”. En diversos artículos académicos (como “¿Quiénes son los incels? Reconociendo la ideología extremista y violenta de los incels”, de la investigadora de la Universidad de Deakin, Shannon Zimmerman y David Duriesmith, de la Universidad de Sheffield) inscriben a esta subcultura como parte del crecimiento de la llamada “derecha alternativa” y la califican de movimientos de corte neonazi.
El principio de Pareto que cita Milei
Las discusiones que se producen en los foros inceles se caracterizan por el resentimiento, la misantropía, la misoginia y la apología de la violencia contra las mujeres y contra los hombres que se suponen sexualmente activos. Justamente, la ideología incel se basa en el Principio de Pareto, un economista italiano que suele ser citado en sus discursos por el presidente Javier Milei: a finales del siglo XIX, Vifredo Pareto estableció un principio conforme al cual en muchos fenómenos el 80% de los efectos tendrían como causa un 20% de factores.
La comunidad incel lo aplica a los términos de la atracción sexual entre hombres y mujeres. El 80% de las mujeres se ven atraídas por el 20% de los hombres, se explica en la serie. Esto supone que el 80% de los hombres deberán enfrentar el rechazo, por saberse no elegidos, incluso a edades tempranas, en el inicio de su vida sexual. Por eso, uno de los emojis usados para identificar que alguien pertenece a la subcultura incel es el del número 100, en rojo. También escribir “80/20″. Esta teoría dice que todas las personas tienen un “valor de mercado sexual”, que es determinado por cosas como la apariencia física, la edad, la fortuna, la clase social y otros factores más, y tener un valor alto es necesario para llamar la atención de las mujeres, tener citas, relaciones y encuentros sexuales.
“Algunos autoidentificados como incels han desarrollado una elaborada explicación sociopolítica para sus fracasos sexuales, centrada en la idea de que las mujeres son superficiales, crueles y solo se sienten atraídas por hombres hipermusculosos. Consideran esto una profunda injusticia contra hombres como ellos, quienes sufren una desventaja genética inherente sin culpa propia. Un pequeño grupo radical cree que la violencia, especialmente contra las mujeres, es una respuesta apropiada: que una “Rebelión Incel” o un “Levantamiento Beta” (beta son los que no se identifican con el alfa, que es el líder de la manada) eventualmente derrocará el statu quo sexual”, explica Beauchamp en su artículo.
“Solo un pequeño porcentaje de incels parece dispuesto a recurrir a la violencia o al terrorismo, aunque el movimiento representa un nuevo tipo de peligro, un testimonio del poder de las comunidades en línea para radicalizar a jóvenes frustrados basándose en sus agravios más personales y dolorosos”, dice Beauchamp.
Los incels se mueven en diversos foros de internet, como subdominios identificados como r/braincels, algo que hace difícil investigarlos. También suelen moverse en foros como 4chan y sitios web especializados que utilizan incels.me. en sus dominios. Pero los discursos de odio contra las mujeres y la misoginia aparecen también en redes como TikTok.
Aquí es donde aparece otro de los términos usados en la serie: “la manósfera” o la “andrósfera”, un concepto que el hijo del investigador le intenta explicar, y le dice que es algo de Andrew Tate. Se trata del expeleador de kickboxing británico-estadounidense que se volvió una personalidad de internet, con muchos seguidores por sus comentarios machistas, homofóbicos, misóginos y antivacunas, por lo que lo hay expulsado de varias redes sociales. En 2016 lo echaron de Gran Hermano por agredir a una mujer. Es quien empezó a acuñar el término.
“La manósfera es un conglomerado de comunidades de internet y espacios digitales, foros web, cuentas de Twitter ahora X, grupos de Facebook, canales de Telegram, donde los hombres se encuentran en oposición al feminismo y la igualdad de género”, explica una investigación de la Universidad Complutense de Madrid, “Cartografía de Investigación sobre Misoginia Online y Manósfera en España”, de Elisa García-Mingo y Silvia Díaz Fernández.
“A pesar de que encontramos diversas subculturas en la manósfera, hay algunos rasgos compartidos como son: el antifeminismo, el esencialismo de género en sus planteamientos; el victimismo masculino y sufrimiento masculino, sentimiento de pérdida (de derechos, visibilidad, privilegios…) y nostalgia del pasado y el objetivo, más o menos compartido, de restablecer el privilegio blanco masculino y reforzar la masculinidad hegemónica. Además, en cuanto a sus acciones comunicativas-políticas, coinciden todas las subculturas en: la creación de marcos antifeministas y la perpetuación de los estereotipos de género”, explica.
En este contexto, aparece alguno de los conceptos que se usan en la serie de Netflix, como el emoji de la píldora roja, en referencia a pertenecer a uno de los denominados grupos de la verdad. Esto es, si a uno le envían la píldora roja, referencia a la película Matrix donde el protagonista elige tomar la roja y conocer la verdad, significa una especie de denuncia virtual de que esa persona pertenece a la manosfera o andrósfera. El mismo protagonista de la serie lo define como “uno de esos grupos de la verdad”.
Al igual que la píldora roja, el emoji de un poroto rojo tiene ese significado. Se usa para identificar a los incels.
Hay otros términos aparecen vinculados a esta subcultura. “Los incels publican obsesivamente sobre los llamados “Chads”, es decir, hombres sexualmente exitosos y atractivos, y “Stacys”, mujeres atractivas y promiscuas que se acuestan con los Chads. Ambos se presentan como inalcanzables: el Chad es el ideal masculino, uno que los hombres incels no pueden emular por razones genéticas, mientras que la Stacy es con quien todos los hombres incels quieren acostarse, pero no pueden porque no son un Chad”, explica Beauchamp.
Los Chads sería ese 20% de la pirámide en el mercado de la atracción sexual. Los dotados, los atractivos, los que les gustan a todas las chicas. Debajo de ellos, en la pirámide aparecen los que los incel describen a como “PUA”, que significa “pick-up artist”, es decir un “artista del levante”. Son los hombres que hacen un “looksmaxxing”, tal como llaman en la cultura incel, a aquellos que cambian su apariencia, cuidan su piel, o su pelo o incluso recurren cirugías estéticas para aumentar su atractivo y, con esto, logran incrementar su valor de mercado. Ellos logran a fuerza de invertir mucho en su estética, transformar su apariencia y conseguir ser valorados por las mujeres. Pero todos los demás hombres de la pirámide serán rechazados por esta suerte de orden biológico injusto, que debe ser revertido, según su lógica.
También se usan los términos alfa, beta y sigma para describir los tipos de hombres. Alfas son los que suelen conseguir a las mujeres, o los tipos de hombres a los que ellas prefieren porque representan al hombre ideal, los beta son que no responden a ese ideal y por ende, debe dejarse manejar por las mujeres, y los sigma son hombres solitarios.
“Los incels ven el mundo a través de la lente del derecho: se les debe sexo, pero no pueden tenerlo porque las mujeres son superficiales. Esto se manifiesta en un odio profundo hacia las mujeres como grupo, que se hace evidente en un breve análisis de algunas de las comunidades incel más extremas. Pero no son solo las mujeres individuales a quienes estos incels radicales odian, sino a la sociedad en general, una sociedad que permite que perdure la opresión sexual que perciben. La revolución sexual, en particular, es objeto de odio: creen que la libertad de las mujeres para tomar sus propias decisiones sexuales, en lugar de ser casadas con hombres y subordinadas, es la razón por la que pueden elegir acostarse con hombres atractivos e ignorar a los llamados incels”, escribe Beauchamp.
La serie arranca con tanto impacto y tanta adrenalina que todo parece inverosímil: Jamie, un chico de 13 años, es arrestado en su cama, en las primeras horas de la mañana, cuando un comando tipo SWAT irrumpe en su casa, y lo detiene como principal sospechoso de haber apuñalado y asesinado a Katie, a una compañera de escuela la noche anterior. Desde los primeros instantes de Adolescencia, la serie británica que por estos días es furor en Netflix, el espectador queda atrapado por la trama y por la forma en que está contada.
Pero en el inicio del segundo capítulo aparecen una serie de términos con los que probablemente la mayoría de los padres, sobre todo los miembros de la generación X, no están familiarizados, tal como les ocurre a los adultos protagonistas de la historia. No es de extrañarse que más de uno ponga en pausa la serie y se meta a googlear información sobre los términos que se mencionan con toda naturalidad. Aunque el libreto se encarga de que otro personaje los explique, para muchos, completamente ajenos a la temática, se hace necesario un glosario detallado sobre “la cultura incel” para lograr entender lo que está pasando entre los adolescentes de la serie.
Términos como “incel”, andrósfera o manósfera, regla del 80/20, la píldora roja o el poroto colorado, expresados a través de emojis, lo mismo que el número 100 en rojo. Hay otras palabras que no aparecen en la serie, pero que se usan en esta subcultura para determinar qué tipo de hombre se es: alfa, beta, pua, virgo, sigma, entre otros.
La ideología incel es una subcultura que creció en los últimos años en comunidades virtuales de hombres que dicen sentirse rechazados por las mujeres, que aseguran que, aunque lo desean, no logran establecer relaciones románticas o sexuales con mujeres, porque no resultan “atractivos”. Desde este lugar, promueven discursos de odio y misoginia, empoderando ese sentimiento de rechazo y dándole forma de subcultura clandestina, que en algunas ocasiones se transforma en ataques directos u hostigamiento hacia mujeres.
Quizás una de las primeras eclosiones de este movimiento fueron casos como el ocurrido en 2018 en Toronto, Canadá, cuando un hombre que atropelló y mató a 10 personas, había publicado en sus redes el día anterior un mensaje con consignas misóginas, identificándose como parte de esta subcultura: “Rebelión Incel”. No tardó mucho en que se lo relacionara con el caso del llamado tirador de Santa Barbara, Los Ángeles, que en 2014 mató a seis personas e hirió a 14. El hombre justificó sus acciones en un extenso y escalofriante manifiesto enviado a conocidos (luego ampliamente compartido en internet) contra las mujeres, entre otros argumentos “por negarse a brindarle el sexo que se le debe”. Elliot Rodger se convirtió en una suerte de héroe para muchos incels; y hasta el asesino de Toronto lo mencionaba en sus publicaciones como “el Caballero supremo”, tal como relata un artículo de la revista Vox de 2018, escrito por Zack Beauchamp: “Incel, the misogynist ideology that inspired the deadly Toronto attack, explained”.
Las comunidades incel vienen creciendo desde entonces y se mueven desde el anonimato. Muchos hombres llegan a esas comunidades virtuales incluso por ponerse a googlear de qué se trata, por ejemplo porque a alguien los acusa de ser un “incel”, tal como ocurre con Jamie en la serie.
El término viene del inglés: “involuntary celibate”, un hombre que es célibe no por elección sino por no resultar atractivo para ninguna mujer. “En sus orígenes el término fue acuñado por una mujer canadiense en 1997 llamada Alana, que creó (el blog) el Proyecto de Célibe Involuntario, como una fuente de consuelo y apoyo para personas que experimentaban soledad, falta de reconocimiento y apoyo social permitiéndoles un espacio para crear comunidad, expresarse”, explica en un trabajo publicado por la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, “¿De qué hablamos cuando hablamos de incels?”, donde se citan distintas investigaciones internacionales sobre la temática.
En la jerga local, se usa el término “virgo”, para referirse al incel, un hombre que es virgen, no por elección, sino por haber sido rechazado por “las mujeres”. En la serie, cuando la psicóloga entrevista a Jamie le pregunta si a los 13 años, la mayoría de los varones no son célibes. El protagonista le explica: “significa célibe por siempre”. Es decir, no va a ser elegido por “las mujeres”. Es importante el uso del plural, como si las mujeres todas formaran “un conglomerado uniforme”, sin individualidades.
El Southern Poverty Law Center de Estados Unidos (un ente de investigación social de la izquierda norteamericana) describe la subcultura incel como “parte del ecosistema de la supremacía masculina presente en internet” y la incluye en su lista de “grupos de odio”. En diversos artículos académicos (como “¿Quiénes son los incels? Reconociendo la ideología extremista y violenta de los incels”, de la investigadora de la Universidad de Deakin, Shannon Zimmerman y David Duriesmith, de la Universidad de Sheffield) inscriben a esta subcultura como parte del crecimiento de la llamada “derecha alternativa” y la califican de movimientos de corte neonazi.
El principio de Pareto que cita Milei
Las discusiones que se producen en los foros inceles se caracterizan por el resentimiento, la misantropía, la misoginia y la apología de la violencia contra las mujeres y contra los hombres que se suponen sexualmente activos. Justamente, la ideología incel se basa en el Principio de Pareto, un economista italiano que suele ser citado en sus discursos por el presidente Javier Milei: a finales del siglo XIX, Vifredo Pareto estableció un principio conforme al cual en muchos fenómenos el 80% de los efectos tendrían como causa un 20% de factores.
La comunidad incel lo aplica a los términos de la atracción sexual entre hombres y mujeres. El 80% de las mujeres se ven atraídas por el 20% de los hombres, se explica en la serie. Esto supone que el 80% de los hombres deberán enfrentar el rechazo, por saberse no elegidos, incluso a edades tempranas, en el inicio de su vida sexual. Por eso, uno de los emojis usados para identificar que alguien pertenece a la subcultura incel es el del número 100, en rojo. También escribir “80/20″. Esta teoría dice que todas las personas tienen un “valor de mercado sexual”, que es determinado por cosas como la apariencia física, la edad, la fortuna, la clase social y otros factores más, y tener un valor alto es necesario para llamar la atención de las mujeres, tener citas, relaciones y encuentros sexuales.
“Algunos autoidentificados como incels han desarrollado una elaborada explicación sociopolítica para sus fracasos sexuales, centrada en la idea de que las mujeres son superficiales, crueles y solo se sienten atraídas por hombres hipermusculosos. Consideran esto una profunda injusticia contra hombres como ellos, quienes sufren una desventaja genética inherente sin culpa propia. Un pequeño grupo radical cree que la violencia, especialmente contra las mujeres, es una respuesta apropiada: que una “Rebelión Incel” o un “Levantamiento Beta” (beta son los que no se identifican con el alfa, que es el líder de la manada) eventualmente derrocará el statu quo sexual”, explica Beauchamp en su artículo.
“Solo un pequeño porcentaje de incels parece dispuesto a recurrir a la violencia o al terrorismo, aunque el movimiento representa un nuevo tipo de peligro, un testimonio del poder de las comunidades en línea para radicalizar a jóvenes frustrados basándose en sus agravios más personales y dolorosos”, dice Beauchamp.
Los incels se mueven en diversos foros de internet, como subdominios identificados como r/braincels, algo que hace difícil investigarlos. También suelen moverse en foros como 4chan y sitios web especializados que utilizan incels.me. en sus dominios. Pero los discursos de odio contra las mujeres y la misoginia aparecen también en redes como TikTok.
Aquí es donde aparece otro de los términos usados en la serie: “la manósfera” o la “andrósfera”, un concepto que el hijo del investigador le intenta explicar, y le dice que es algo de Andrew Tate. Se trata del expeleador de kickboxing británico-estadounidense que se volvió una personalidad de internet, con muchos seguidores por sus comentarios machistas, homofóbicos, misóginos y antivacunas, por lo que lo hay expulsado de varias redes sociales. En 2016 lo echaron de Gran Hermano por agredir a una mujer. Es quien empezó a acuñar el término.
“La manósfera es un conglomerado de comunidades de internet y espacios digitales, foros web, cuentas de Twitter ahora X, grupos de Facebook, canales de Telegram, donde los hombres se encuentran en oposición al feminismo y la igualdad de género”, explica una investigación de la Universidad Complutense de Madrid, “Cartografía de Investigación sobre Misoginia Online y Manósfera en España”, de Elisa García-Mingo y Silvia Díaz Fernández.
“A pesar de que encontramos diversas subculturas en la manósfera, hay algunos rasgos compartidos como son: el antifeminismo, el esencialismo de género en sus planteamientos; el victimismo masculino y sufrimiento masculino, sentimiento de pérdida (de derechos, visibilidad, privilegios…) y nostalgia del pasado y el objetivo, más o menos compartido, de restablecer el privilegio blanco masculino y reforzar la masculinidad hegemónica. Además, en cuanto a sus acciones comunicativas-políticas, coinciden todas las subculturas en: la creación de marcos antifeministas y la perpetuación de los estereotipos de género”, explica.
En este contexto, aparece alguno de los conceptos que se usan en la serie de Netflix, como el emoji de la píldora roja, en referencia a pertenecer a uno de los denominados grupos de la verdad. Esto es, si a uno le envían la píldora roja, referencia a la película Matrix donde el protagonista elige tomar la roja y conocer la verdad, significa una especie de denuncia virtual de que esa persona pertenece a la manosfera o andrósfera. El mismo protagonista de la serie lo define como “uno de esos grupos de la verdad”.
Al igual que la píldora roja, el emoji de un poroto rojo tiene ese significado. Se usa para identificar a los incels.
Hay otros términos aparecen vinculados a esta subcultura. “Los incels publican obsesivamente sobre los llamados “Chads”, es decir, hombres sexualmente exitosos y atractivos, y “Stacys”, mujeres atractivas y promiscuas que se acuestan con los Chads. Ambos se presentan como inalcanzables: el Chad es el ideal masculino, uno que los hombres incels no pueden emular por razones genéticas, mientras que la Stacy es con quien todos los hombres incels quieren acostarse, pero no pueden porque no son un Chad”, explica Beauchamp.
Los Chads sería ese 20% de la pirámide en el mercado de la atracción sexual. Los dotados, los atractivos, los que les gustan a todas las chicas. Debajo de ellos, en la pirámide aparecen los que los incel describen a como “PUA”, que significa “pick-up artist”, es decir un “artista del levante”. Son los hombres que hacen un “looksmaxxing”, tal como llaman en la cultura incel, a aquellos que cambian su apariencia, cuidan su piel, o su pelo o incluso recurren cirugías estéticas para aumentar su atractivo y, con esto, logran incrementar su valor de mercado. Ellos logran a fuerza de invertir mucho en su estética, transformar su apariencia y conseguir ser valorados por las mujeres. Pero todos los demás hombres de la pirámide serán rechazados por esta suerte de orden biológico injusto, que debe ser revertido, según su lógica.
También se usan los términos alfa, beta y sigma para describir los tipos de hombres. Alfas son los que suelen conseguir a las mujeres, o los tipos de hombres a los que ellas prefieren porque representan al hombre ideal, los beta son que no responden a ese ideal y por ende, debe dejarse manejar por las mujeres, y los sigma son hombres solitarios.
“Los incels ven el mundo a través de la lente del derecho: se les debe sexo, pero no pueden tenerlo porque las mujeres son superficiales. Esto se manifiesta en un odio profundo hacia las mujeres como grupo, que se hace evidente en un breve análisis de algunas de las comunidades incel más extremas. Pero no son solo las mujeres individuales a quienes estos incels radicales odian, sino a la sociedad en general, una sociedad que permite que perdure la opresión sexual que perciben. La revolución sexual, en particular, es objeto de odio: creen que la libertad de las mujeres para tomar sus propias decisiones sexuales, en lugar de ser casadas con hombres y subordinadas, es la razón por la que pueden elegir acostarse con hombres atractivos e ignorar a los llamados incels”, escribe Beauchamp.
La ideología incel creció en los últimos años en comunidades virtuales de hombres; qué significa la regla del 80/20, manósfera y píldora roja LA NACION