“La sequía es sinónimo de muerte”: llovió en una provincia donde se secaban los campos y alertan que el giro del clima por ahora no alcanza

Las lluvias del fin de semana trajeron alivio a los productores agropecuarios de Chaco, aunque el daño provocado por la sequía resulta irreversible en muchos cultivos de la campaña actual. En tanto, el agua renovó la esperanza para el próximo ciclo. En varias zonas de la provincia no se registraban precipitaciones desde diciembre pasado. En la ganadería la falta de pasturas sigue siendo un desafío; no obstante, la mejora en la disponibilidad de agua para los animales es un factor clave. Vale recordar que en los últimos días se habían reportado pérdidas importantes en maíz, soja y algodón, por ejemplo.
Aftosa: se conoció el avance que tiene cada laboratorio con la nueva vacuna
Las lluvias no fueron uniforme en toda la provincia: en Colonia El Ñandubay-Du Graty cayeron 110 mm, mientras que en Roque Sáenz Peña, en la zona sur, se registraron 190 mm. En Quitilipi, entre las tres lluvias y algunos chaparrones, el acumulado llegó a 96 mm. En la zona de Presidencia de la Plaza, la lluvia dejó 60 mm. En las Breñas fueron 90 mm, lo mismo que en Villa Ángela. En resumen, este mes sumó en algunos puntos en promedio entre 60 y 120 mm. A pesar de esto, en el norte la falta de agua sigue siendo un problema.
Dante Nichiporuk, productor de Colonia José Mármol, Chaco, dijo que estas lluvias ayudarán al sorgo que sobrevivió al estrés de la sequía. Sin embargo, ahora los productores deberán evaluar, en función de la recuperación del cultivo y su potencial de rendimiento, si les conviene o no pagar una máquina para cosechar. Desde la tarde del viernes, cuando comenzaron las precipitaciones en la zona, se acumularon 140 mm.
“Fue una linda lluvia y, en general, llovió en muchas partes de Chaco. En algunos lados más y en otros menos, pero llovió. Lo bueno es que aún hay probabilidades de más precipitaciones en los próximos días. Para los cultivos que están sembrados, solo ayuda a los manchones que quedaron en pie: contribuye al llenado de grano de lo que quedó”, observó.
En definitiva, remarcó que el daño ya está hecho. “Es importante la lluvia para almacenar agua en el perfil de cara a la siembra de invierno, pero, sobre todo, para garantizar la disponibilidad de agua para los animales, algo que ya empezaba a escasear. Además, no es menos importante que la lluvia siempre trae nuevos ánimos al productor, y eso impacta mucho, porque se percibe esa esperanza”, precisó.
Estas lluvias ayudarán a recargar el perfil de humedad. En su caso podría destinar el 50% del campo, 48 hectáreas, a un cultivo invernal. “Si la sequía no hubiese llegado hasta diciembre, pensaría en volver a sembrar y dejar todo el invierno el campo con cultivos de servicio para mejorar la salud del suelo”, acotó.
Para los agricultores del NEA, este año ha sido un año para el olvido. “Lástima que las cuentas o lo invertido no se pueden olvidar. Esta lluvia ayudará a pensar en cómo seguir o a buscar financiamiento para un cultivo invernal que permita mantenerse en pie. Para los ganaderos, el agua es esencial para atravesar el invierno, pero muchos tendrán problemas con la alimentación del ganado, ya que se han consumido las reservas de pasturas. Lamentablemente, las secuelas que deja la sequía no son gratuitas. Ahora dependerá de la capacidad de cada productor para sortear los meses que vienen”, indicó.
Marina Biscay, productora ganadera de Presidencia de la Plaza, en el sur del Chaco, trabaja en una zona de esteros y bañados dentro de los Bajos Submeridionales. Acostumbrados a recibir unos 1200 mm anuales, desde 2020 las lluvias han estado muy por debajo de lo normal. Con los esteros completamente secos, los 90 mm caídos en los últimos tres días en su campo “traen algo de alivio para la tierra”, aunque no alcanzan para almacenar agua. El invierno se presenta incierto, sin las pasturas naturales que deberían haber crecido en primavera. La productora resaltó que “el panorama sigue siendo complejo”.
En el sudeste provincial se registraron 28 mm, según indicó el productor Juan Capozzolo, quien remarcó que en su caso “es difícil decir si fue suficiente”. La esperanza es que el agua caída ayude a los animales y a los cultivos a recuperarse, aunque en muchos casos resaltó que el daño ya está hecho. Según dijo, el pasto de la ganadería no tendrá mucho margen para crecer antes de la llegada del invierno, pero “estas lluvias traen un alivio y una sensación” de nuevo comienzo. “Esto es como empezar de nuevo, que la naturaleza nos da una oportunidad y los ánimos de la gente cambia. Es como un exceso de lluvias, tras la sequía, porque la sequía es sinónimo de muerte”, precisó. Según remarcó, en esa región no tienen memoria de que haya habido tanta combinación de sequía con temperaturas tan altas sin agua.
“Ojalá que se carguen bien todos los Bajos Submeridionales”, indicó Eduardo Trangoni, productor de esa región. Resaltó que a partir de las lluvias se desbordó el Río Bermejo, por lo que esperan que con esto se llene la cuenca del norte para entrar a un invierno húmedo con el perfil del suelo y el ambiente húmedo. “Es la única forma de pasar el invierno sin tener problemas sobre todo con el pasto para los animales”, completó Trangoni.
Otro de los lugares con escasas precipitaciones era la zona de Quimilí, provincia de Santiago del Estero, donde también cayeron 60 mm el fin de semana. A pesar de este alivio, los productores señalaron que la lluvia llegó demasiado tarde. Ahora queda por ver cómo reaccionan los cultivos, aunque la falta de agua y las altas temperaturas ya dejaron un impacto significativo. “Muchos lotes se perdieron en el camino, aunque en algunos casos esta lluvia podría ayudar a mejorar el peso de los granos”, agregó Martín Miretti, agricultor de esa zona.
Las lluvias del fin de semana trajeron alivio a los productores agropecuarios de Chaco, aunque el daño provocado por la sequía resulta irreversible en muchos cultivos de la campaña actual. En tanto, el agua renovó la esperanza para el próximo ciclo. En varias zonas de la provincia no se registraban precipitaciones desde diciembre pasado. En la ganadería la falta de pasturas sigue siendo un desafío; no obstante, la mejora en la disponibilidad de agua para los animales es un factor clave. Vale recordar que en los últimos días se habían reportado pérdidas importantes en maíz, soja y algodón, por ejemplo.
Aftosa: se conoció el avance que tiene cada laboratorio con la nueva vacuna
Las lluvias no fueron uniforme en toda la provincia: en Colonia El Ñandubay-Du Graty cayeron 110 mm, mientras que en Roque Sáenz Peña, en la zona sur, se registraron 190 mm. En Quitilipi, entre las tres lluvias y algunos chaparrones, el acumulado llegó a 96 mm. En la zona de Presidencia de la Plaza, la lluvia dejó 60 mm. En las Breñas fueron 90 mm, lo mismo que en Villa Ángela. En resumen, este mes sumó en algunos puntos en promedio entre 60 y 120 mm. A pesar de esto, en el norte la falta de agua sigue siendo un problema.
Dante Nichiporuk, productor de Colonia José Mármol, Chaco, dijo que estas lluvias ayudarán al sorgo que sobrevivió al estrés de la sequía. Sin embargo, ahora los productores deberán evaluar, en función de la recuperación del cultivo y su potencial de rendimiento, si les conviene o no pagar una máquina para cosechar. Desde la tarde del viernes, cuando comenzaron las precipitaciones en la zona, se acumularon 140 mm.
“Fue una linda lluvia y, en general, llovió en muchas partes de Chaco. En algunos lados más y en otros menos, pero llovió. Lo bueno es que aún hay probabilidades de más precipitaciones en los próximos días. Para los cultivos que están sembrados, solo ayuda a los manchones que quedaron en pie: contribuye al llenado de grano de lo que quedó”, observó.
En definitiva, remarcó que el daño ya está hecho. “Es importante la lluvia para almacenar agua en el perfil de cara a la siembra de invierno, pero, sobre todo, para garantizar la disponibilidad de agua para los animales, algo que ya empezaba a escasear. Además, no es menos importante que la lluvia siempre trae nuevos ánimos al productor, y eso impacta mucho, porque se percibe esa esperanza”, precisó.
Estas lluvias ayudarán a recargar el perfil de humedad. En su caso podría destinar el 50% del campo, 48 hectáreas, a un cultivo invernal. “Si la sequía no hubiese llegado hasta diciembre, pensaría en volver a sembrar y dejar todo el invierno el campo con cultivos de servicio para mejorar la salud del suelo”, acotó.
Para los agricultores del NEA, este año ha sido un año para el olvido. “Lástima que las cuentas o lo invertido no se pueden olvidar. Esta lluvia ayudará a pensar en cómo seguir o a buscar financiamiento para un cultivo invernal que permita mantenerse en pie. Para los ganaderos, el agua es esencial para atravesar el invierno, pero muchos tendrán problemas con la alimentación del ganado, ya que se han consumido las reservas de pasturas. Lamentablemente, las secuelas que deja la sequía no son gratuitas. Ahora dependerá de la capacidad de cada productor para sortear los meses que vienen”, indicó.
Marina Biscay, productora ganadera de Presidencia de la Plaza, en el sur del Chaco, trabaja en una zona de esteros y bañados dentro de los Bajos Submeridionales. Acostumbrados a recibir unos 1200 mm anuales, desde 2020 las lluvias han estado muy por debajo de lo normal. Con los esteros completamente secos, los 90 mm caídos en los últimos tres días en su campo “traen algo de alivio para la tierra”, aunque no alcanzan para almacenar agua. El invierno se presenta incierto, sin las pasturas naturales que deberían haber crecido en primavera. La productora resaltó que “el panorama sigue siendo complejo”.
En el sudeste provincial se registraron 28 mm, según indicó el productor Juan Capozzolo, quien remarcó que en su caso “es difícil decir si fue suficiente”. La esperanza es que el agua caída ayude a los animales y a los cultivos a recuperarse, aunque en muchos casos resaltó que el daño ya está hecho. Según dijo, el pasto de la ganadería no tendrá mucho margen para crecer antes de la llegada del invierno, pero “estas lluvias traen un alivio y una sensación” de nuevo comienzo. “Esto es como empezar de nuevo, que la naturaleza nos da una oportunidad y los ánimos de la gente cambia. Es como un exceso de lluvias, tras la sequía, porque la sequía es sinónimo de muerte”, precisó. Según remarcó, en esa región no tienen memoria de que haya habido tanta combinación de sequía con temperaturas tan altas sin agua.
“Ojalá que se carguen bien todos los Bajos Submeridionales”, indicó Eduardo Trangoni, productor de esa región. Resaltó que a partir de las lluvias se desbordó el Río Bermejo, por lo que esperan que con esto se llene la cuenca del norte para entrar a un invierno húmedo con el perfil del suelo y el ambiente húmedo. “Es la única forma de pasar el invierno sin tener problemas sobre todo con el pasto para los animales”, completó Trangoni.
Otro de los lugares con escasas precipitaciones era la zona de Quimilí, provincia de Santiago del Estero, donde también cayeron 60 mm el fin de semana. A pesar de este alivio, los productores señalaron que la lluvia llegó demasiado tarde. Ahora queda por ver cómo reaccionan los cultivos, aunque la falta de agua y las altas temperaturas ya dejaron un impacto significativo. “Muchos lotes se perdieron en el camino, aunque en algunos casos esta lluvia podría ayudar a mejorar el peso de los granos”, agregó Martín Miretti, agricultor de esa zona.
El fin de semana pasado se registraron en general buenas precipitaciones en Chaco; generaron alivio tras la dura situación que enfrentan los productores, pero hay cultivos con daños irreversibles LA NACION