La bandera para Bielsa: hablan los tres argentinos que crearon el inolvidable mensaje de apoyo al hoy DT de Uruguay

Uno propuso la idea, otro la concretó, y entre todos patentaron una frase que pronto se convertiría en leyenda: “Bielsa, el tiempo te dará la razón”. Emiliano Campodónico, Martín Rubinstein y Pablo Dragún son los creadores de aquella emblemática bandera que lucía solitaria en las tribunas del Monumental y acompañó contra viento y marea al equipo del Loco en sus tiempos de entrenador de la selección nacional. La colgaron por primera vez un 6 de septiembre de 2003, en uno de los primeros partidos de la Argentina tras el golpazo en el Mundial de Japón. Casi 22 años después, “Colo”, “Emi” y “Pablo” reconstruyen la historia de aquel icónico trapo de la selección que dio la vuelta al planeta fútbol y que el propio Bielsa agradeció en una ida y vuelta de mails.
Repasemos el contexto: tras la fatídica eliminación en primera ronda del Mundial 2002, al que la Argentina había llegado como uno de los máximos candidatos al título, el pueblo futbolero se dividió entre el apoyo incondicional y la crítica despiadada hacia un Bielsa que había reunido muchos adeptos en sus primeros años en el cargo y que recibió una catarata de cuestionamientos por decisiones futbolísticas que decantaron en “el peor fracaso de la historia de la selección”, según palabras del rosarino.
Martín, Pablo y Emiliano hicieron el camino a la inversa: no eran fanáticos de la Argentina ni seguidores a ultranza del Loco, pero decidieron salir a respaldar al DT cuando todo eran críticas hacia el hoy entrenador de Uruguay. “Ninguno nació en Rosario ni es hincha de Newell’s. Emi es de Boca; Pablo, de River; y yo, de Racing, pero nos une la pasión por el fútbol y por todo lo que rodea a Bielsa”, explica Rubinstein, el impulsor de la bandera.
Martín y Pablo se conocen desde el jardín. Emiliano y Martín, desde la escuela secundaria. Tenían entre 19 y 20 años cuando el sueño argentino se frustró en Miyagi, en aquella triste madrugada del 12 de junio de 2002.
La idea de pintar la bandera surgió un año después de la eliminación versus Suecia. “Volvíamos de ver un partido de los Pumas en cancha de Vélez y escuchábamos en la radio las repercusiones sobre la continuidad de Bielsa. Las opiniones eran todas negativas, no había nadie que valorara su trabajo. Le dije a Martín: ‘Tenemos que hacer algo, no puede ser que lo critiquen de esta forma. Y Martín respondió: ‘Hay que hacer una bandera’”, relata Emiliano, que en 2002 estudiaba Relaciones del Trabajo en la UBA y actualmente es coordinador de Recursos Humanos en la AMIA. Martín, que cursaba el tercer año de la carrera de periodismo deportivo, compartió la idea con Pablo, el presunto autor de la frase que se transformó en un símbolo de la resistencia bielsista. “Lo definimos un poco entre todos”, dice Dragún, quien era alumno en la Facultad de Ciencias Económicas y lleva más de una década al frente del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina.
Emiliano fue el encargado de armar la logística: compró varios metros de tela en el Once y pintó las letras con un compresor. “Jamás había hecho algo parecido”, admite. Si bien no existían las redes, la imagen enseguida se “viralizó” por los medios. En el primer partido ante Chile, el 6 de septiembre de 2003, la bandera fue desplegada sobre las butacas de la platea San Martín Alta, aunque pasó inadvertida para la mayoría de los hinchas. Dos meses más tarde, la noche en que la selección goleó 3-0 a Bolivia con un golazo de taco de Pablo Aimar, la bandera flameó detrás de la de los bancos de suplentes y se hizo conocida ante los ojos del mundo.
Tiempo después, Martín, quien trabajó en los medios hasta 2022, logró contactar al DT a través de su cuenta de e-mail. “Intercambiamos correos durante un tiempo, nos escribíamos cada seis meses o un año. Y una vez me llamó por teléfono y nos quedamos hablando como 40 minutos. Le conté que nuestra idea era viajar a Rosario a llevarle la bandera, aunque nunca terminamos de coordinar. Luego él se fue a dirigir afuera, cambió su correo electrónico y lamentablemente perdimos el contacto”, cuenta Martín, quien hoy se dedica a la fabricación y venta de snacks saludables.
La bandera, que duerme en la casa de Pablo y dejó de seguir a la selección en el inicio de la era Pekerman (“el objetivo ya estaba cumplido”, coinciden), salió por última vez a la cancha el 13 de octubre de 2009, cuando la Argentina de Alfio Basile venció 2-0 a la Chile de Bielsa con dos golazos de tiro libre de Riquelme. “Mi mamá no quería que la lleváramos, ja. Tenía miedo de que nos hicieran problema, pero tuvo buena recepción de parte de los hinchas”, aporta Pablo. “Es que a esa altura la historia ya le había dado la razón al Loco, en su manera de ver el fútbol y en su honestidad deportiva e intelectual”.
Desde 2002, Pablo, Martín y Emiliano siguen a Bielsa en cada una de sus aventuras por el mundo: Argentina, Chile, Athletic de Bilbao, Olympique Marsella, Lille, Leeds y la selección uruguaya. “Vemos todos sus partidos y festejamos los goles de sus equipos como si fuesen de la Argentina”, dicen, y palpitan el duelo de este viernes en el Centenario. “Siempre voy a querer que gane la selección, pero siento que el 0-2 con Uruguay en la Bombonera, con Bielsa en el banco de enfrente, me molestó menos que cualquier otra derrota”, confiesa Martín.
Para Pablo, la selección de Scaloni tiene cierta similitud con aquel fabuloso equipo de Bielsa que arrasó en las eliminatorias y estuvo a segundos de conquistar la Copa América 2004: “Noto cierto parecido en el modo de plantear los partidos y en la seriedad del proceso, aunque quizás no tanto en el vínculo entre el DT y los jugadores. Walter Samuel, Roberto Ayala y Pablo Aimar, que forman parte del cuerpo técnico actual, son tres fotos del 2002, y es lógico que exista cierta influencia del legado de Marcelo. Es fácil opinar con el diario del lunes, pero el equipo de Bielsa llegó al Mundial a velocidad crucero y con jugadores que tal vez no estaban en su momento óptimo, y a los que el Loco decidió respaldar. Scaloni pudo ver esas cosas a tiempo y logró el título que tanto se venía negando”.
Este viernes, la Uruguay de Bielsa y la Argentina de Scaloni se verán las caras en Montevideo por la 13ª fecha de las eliminatorias rumbo al Mundial de 2026. “El resultado no cambiará en nada lo que pensamos sobre Marcelo, ni para bien ni para mal”, aclaran Pablo, Martín y Emiliano, los paladines de Bielsa que llevan al Loco como bandera.
Uno propuso la idea, otro la concretó, y entre todos patentaron una frase que pronto se convertiría en leyenda: “Bielsa, el tiempo te dará la razón”. Emiliano Campodónico, Martín Rubinstein y Pablo Dragún son los creadores de aquella emblemática bandera que lucía solitaria en las tribunas del Monumental y acompañó contra viento y marea al equipo del Loco en sus tiempos de entrenador de la selección nacional. La colgaron por primera vez un 6 de septiembre de 2003, en uno de los primeros partidos de la Argentina tras el golpazo en el Mundial de Japón. Casi 22 años después, “Colo”, “Emi” y “Pablo” reconstruyen la historia de aquel icónico trapo de la selección que dio la vuelta al planeta fútbol y que el propio Bielsa agradeció en una ida y vuelta de mails.
Repasemos el contexto: tras la fatídica eliminación en primera ronda del Mundial 2002, al que la Argentina había llegado como uno de los máximos candidatos al título, el pueblo futbolero se dividió entre el apoyo incondicional y la crítica despiadada hacia un Bielsa que había reunido muchos adeptos en sus primeros años en el cargo y que recibió una catarata de cuestionamientos por decisiones futbolísticas que decantaron en “el peor fracaso de la historia de la selección”, según palabras del rosarino.
Martín, Pablo y Emiliano hicieron el camino a la inversa: no eran fanáticos de la Argentina ni seguidores a ultranza del Loco, pero decidieron salir a respaldar al DT cuando todo eran críticas hacia el hoy entrenador de Uruguay. “Ninguno nació en Rosario ni es hincha de Newell’s. Emi es de Boca; Pablo, de River; y yo, de Racing, pero nos une la pasión por el fútbol y por todo lo que rodea a Bielsa”, explica Rubinstein, el impulsor de la bandera.
Martín y Pablo se conocen desde el jardín. Emiliano y Martín, desde la escuela secundaria. Tenían entre 19 y 20 años cuando el sueño argentino se frustró en Miyagi, en aquella triste madrugada del 12 de junio de 2002.
La idea de pintar la bandera surgió un año después de la eliminación versus Suecia. “Volvíamos de ver un partido de los Pumas en cancha de Vélez y escuchábamos en la radio las repercusiones sobre la continuidad de Bielsa. Las opiniones eran todas negativas, no había nadie que valorara su trabajo. Le dije a Martín: ‘Tenemos que hacer algo, no puede ser que lo critiquen de esta forma. Y Martín respondió: ‘Hay que hacer una bandera’”, relata Emiliano, que en 2002 estudiaba Relaciones del Trabajo en la UBA y actualmente es coordinador de Recursos Humanos en la AMIA. Martín, que cursaba el tercer año de la carrera de periodismo deportivo, compartió la idea con Pablo, el presunto autor de la frase que se transformó en un símbolo de la resistencia bielsista. “Lo definimos un poco entre todos”, dice Dragún, quien era alumno en la Facultad de Ciencias Económicas y lleva más de una década al frente del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina.
Emiliano fue el encargado de armar la logística: compró varios metros de tela en el Once y pintó las letras con un compresor. “Jamás había hecho algo parecido”, admite. Si bien no existían las redes, la imagen enseguida se “viralizó” por los medios. En el primer partido ante Chile, el 6 de septiembre de 2003, la bandera fue desplegada sobre las butacas de la platea San Martín Alta, aunque pasó inadvertida para la mayoría de los hinchas. Dos meses más tarde, la noche en que la selección goleó 3-0 a Bolivia con un golazo de taco de Pablo Aimar, la bandera flameó detrás de la de los bancos de suplentes y se hizo conocida ante los ojos del mundo.
Tiempo después, Martín, quien trabajó en los medios hasta 2022, logró contactar al DT a través de su cuenta de e-mail. “Intercambiamos correos durante un tiempo, nos escribíamos cada seis meses o un año. Y una vez me llamó por teléfono y nos quedamos hablando como 40 minutos. Le conté que nuestra idea era viajar a Rosario a llevarle la bandera, aunque nunca terminamos de coordinar. Luego él se fue a dirigir afuera, cambió su correo electrónico y lamentablemente perdimos el contacto”, cuenta Martín, quien hoy se dedica a la fabricación y venta de snacks saludables.
La bandera, que duerme en la casa de Pablo y dejó de seguir a la selección en el inicio de la era Pekerman (“el objetivo ya estaba cumplido”, coinciden), salió por última vez a la cancha el 13 de octubre de 2009, cuando la Argentina de Alfio Basile venció 2-0 a la Chile de Bielsa con dos golazos de tiro libre de Riquelme. “Mi mamá no quería que la lleváramos, ja. Tenía miedo de que nos hicieran problema, pero tuvo buena recepción de parte de los hinchas”, aporta Pablo. “Es que a esa altura la historia ya le había dado la razón al Loco, en su manera de ver el fútbol y en su honestidad deportiva e intelectual”.
Desde 2002, Pablo, Martín y Emiliano siguen a Bielsa en cada una de sus aventuras por el mundo: Argentina, Chile, Athletic de Bilbao, Olympique Marsella, Lille, Leeds y la selección uruguaya. “Vemos todos sus partidos y festejamos los goles de sus equipos como si fuesen de la Argentina”, dicen, y palpitan el duelo de este viernes en el Centenario. “Siempre voy a querer que gane la selección, pero siento que el 0-2 con Uruguay en la Bombonera, con Bielsa en el banco de enfrente, me molestó menos que cualquier otra derrota”, confiesa Martín.
Para Pablo, la selección de Scaloni tiene cierta similitud con aquel fabuloso equipo de Bielsa que arrasó en las eliminatorias y estuvo a segundos de conquistar la Copa América 2004: “Noto cierto parecido en el modo de plantear los partidos y en la seriedad del proceso, aunque quizás no tanto en el vínculo entre el DT y los jugadores. Walter Samuel, Roberto Ayala y Pablo Aimar, que forman parte del cuerpo técnico actual, son tres fotos del 2002, y es lógico que exista cierta influencia del legado de Marcelo. Es fácil opinar con el diario del lunes, pero el equipo de Bielsa llegó al Mundial a velocidad crucero y con jugadores que tal vez no estaban en su momento óptimo, y a los que el Loco decidió respaldar. Scaloni pudo ver esas cosas a tiempo y logró el título que tanto se venía negando”.
Este viernes, la Uruguay de Bielsa y la Argentina de Scaloni se verán las caras en Montevideo por la 13ª fecha de las eliminatorias rumbo al Mundial de 2026. “El resultado no cambiará en nada lo que pensamos sobre Marcelo, ni para bien ni para mal”, aclaran Pablo, Martín y Emiliano, los paladines de Bielsa que llevan al Loco como bandera.
En 2003, una enseña con la leyenda “El tiempo te dará la razón” se hizo popular en los partidos de la selección nacional entonces dirigida por el rosarino; cómo se gestó y por qué decidieron dejar de llevarla a las canchas LA NACION