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Un desafío a la gobernabilidad libertaria

Había sido un día difícil y por fin parecía concluir. Una violenta manifestación frente al Congreso había exhibido por primera vez en su gestión escenas de caos descontrolado y una extraña sensación de no poder dominar la calle con nitidez. Javier Milei decidió llamar a los responsables de La Fundación El Club de los Viernes, un think tank español de orientación liberal que iba a entregarle esta semana la distinción “Escuela de Salamanca”. Les dijo que debía suspender el viaje, se disculpó por no poder ir, y argumentó que había sufrido un intento de golpe de Estado e iba a enfrentar otra embestida en pocos días más. Del otro lado lo escucharon muy afectado, transmitiendo la sensación de que su administración estaba bajo una amenaza de desestabilización peligrosa.

No fue una sobreactuación; esa fue la percepción que dominó desde entonces en el vértice del poder, donde entienden que afrontan el mayor desafío a la gobernabilidad desde que asumieron. Las reuniones del Presidente con sus principales ministros se extendieron hasta el fin de semana, con el foco puesto en el miércoles próximo.

El Gobierno intentó instalar la idea de que, al igual que en otras protestas, los beneficia políticamente que queden expuestas las agresiones de los manifestantes y la resistencia de las fuerzas de seguridad, porque reafirma su rol de garantes del orden frente a expresiones típicas del pasado. Pero puertas adentro la evaluación fue distinta.

javier milei en expoagro junto a patricia bullrich y josé luis espert

En primer lugar, por el grado de violencia y la disposición abierta a la confrontación. Los militantes fueron al punto de encuentro preparados para un enfrentamiento. La consigna de los jubilados no calificaba ni de excusa. La Gendarmería y la Policía también querían exhibir que estaban ahí para mostrar superioridad numérica y reacción. De un lado el objetivo era “pudrirla”, y del otro “mostrar que no les vamos a dejar hacer lo que quieran”, según verbalizaban en cada sector. El choque era inevitable desde el principio.

Más allá de la defensa férrea que hizo Milei de la ministra Patricia Bullrich, dentro del Gobierno hay quienes creen que hubo un error táctico en el planteo del operativo, que estuvo diseñado para defender el Congreso, pero no para dispersar la protesta alejándolos hacia la avenida 9 de Julio. Por esta razón, los efectivos avanzaban sobre la plaza y después se replegaban, lo que hacía que al poco tiempo los manifestantes regresaran a la línea de fricción. De este modo, los enfrentamientos se extendieron durante varias horas y generaron múltiples heridos, destrozos materiales y el natural desgaste de las fuerzas. El dispositivo cambiará para el miércoles, según conversaron el Presidente y la ministra.

Riot police clash with demonstrators during a protest of pensioners supported by football fans against the government of President Javier Milei in Buenos Aires on March 12, 2025. (Photo by Emiliano Lasalvia / AFP)

La otra complejidad derivó del hecho de que la organización de la marcha no tenía caras visibles, más allá de la participación activa de gremios como Sutna y ATE, y agrupaciones como MST y UTEP. Los informes de inteligencia que elaboró el Gobierno dan cuenta de que se trató de una movilización de agrupaciones políticas vinculadas a la izquierda y al kirchnerismo, con intervención de intendentes, donde el factor de los barras fue complementario.

De hecho hubo contactos previos con los referentes de la tribuna de los clubes sospechados, y negaron total participación con un argumento de hierro: “No, no participamos porque no vemos cuál es nuestro negocio ahí. Nosotros nos dedicamos a otras actividades que nos convienen más”. Esta vez los violentos quedaron camuflados detrás de una coordinación difícil de identificar que se nutría de hinchas violentos que operan para agrupaciones políticas y sindicales, un colectivo inorgánico pero peligroso.

El fotógrafo Pablo Grillo es herido de gravedad durante la marcha de los jubilados el 12 de marzo de 2025. Grillo de 34 años, se encuentra en estado grave tras recibir el impacto de un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza, lo que le provocó una fractura de cráneo, según confirmó su padre, Fabián Grillo.

Y el otro factor de diferenciación es que esta vez se bordeó peligrosamente el estigma Kosteki-Santillán con el disparo que recibió el reportero Pablo Grillo. La sociedad argentina ha demostrado varias veces que puede pasar del reclamo de mayor orden y firmeza con los manifestantes, a sensibilizarse y cambiar de opinión cuando percibe excesos en el uso de la fuerza y, mucho más, si hay riesgos de que se produzca una muerte.

Los consultores Shila Vilker y Raúl Timerman hicieron un sondeo tras los incidentes que refrenda esa ambivalencia: un 48,7% dijo que fue “una marcha violenta liderada por barrabravas” (casi todos votantes de Milei y de Bullrich) y el 48,4% expresó que hubo “una represión injustificada por parte de la policía ante un reclamo legítimo” (básicamente votantes de Sergio Massa). Es clave para el Gobierno conservar como un activo el mantenimiento del orden público, sin generar la percepción de que habilita excesos que la sociedad no acompaña.

Gendarmerie officers clash with demonstrators during a protest of pensioners supported by football fans against the government of President Javier Milei in Buenos Aires on March 12, 2025. (Photo by Luis ROBAYO / AFP)

Vilker enmarca lo ocurrido el miércoles con los grupos más radicalizados en un contexto social más amplio en el cual, según sus estudios cualitativos, empezaron a aparecer referencias recurrentes a distintos tipos de violencia con una novedad: “Ahora no sólo se responsabiliza por los problemas al líder oponente sino que hay un sustrato más abajo, porque también culpan al votante del oponente. Ya no es sólo un rechazo a la política, sino también contra el votante. Son los ‘termos’ de un lado contra los ‘termos’ del otro. Y eso escala el nivel de confrontación”. Las redes sociales son un fiel reflejo de esa nueva dinámica.

¿Racha o tendencia?

Pero quizás el factor más importante resida en el trasfondo de la protesta del miércoles. La percepción en la oposición más radicalizada es que después de una larga luna de miel la gestión libertaria ingresó en una fase de deterioro que los habilita a iniciar acciones de desgaste que erosionen su margen de gobernabilidad y diluyan su potencial electoral. Incluso dirigentes moderados del peronismo, sin liderazgos ni organización, empezaron a reunirse inspirados sólo por el instinto animal que los caracteriza. La CGT abandonó la etapa conciliadora y se organiza para otra huelga general. Ansiedades y vendettas postergadas en un juego en extremo peligroso para una administración intrínsecamente débil.

Argentina’s President Javier Milei addresses the audience during the World Economic Forum (WEF) annual meeting in Davos on January 23, 2025. Milei said at a Bloomberg event on January 22, 2026 that

Ese déficit de origen del Gobierno fue suplido hasta ahora por la centralidad absoluta ejercida por Milei dentro de un tablero político quebrado tras las elecciones de 2023, y por los logros económicos, desde la baja de la inflación hasta el ordenamiento de la macro. La determinación, las excentricidades, la violencia verbal, el carácter de outsider eterno, le sirvieron hasta ahora al Presidente para organizar el sistema político en torno suyo y domesticar rivales.

Pero ese nuevo orden entró en aparente crisis en los últimos dos meses, cuando se inició una secuencia extensa de traspiés. El punto de inflexión comenzó el 23 de enero en Davos. En diciembre, Santiago Caputo había mandado a hacer una encuesta sobre la agenda antiwoke para evaluar si era un tema a explotar desde un enfoque libertario y el resultado había sido negativo porque una parte de sus propios votantes no lo terminaba de acompañar.

Pero el Presidente, probablemente influido por Agustín Laje, resolvió avanzar igual, dio un polémico discurso ante la elite global y generó un debate y una marcha que no le sumó nada al Gobierno y que lo desvío de sus grandes hits: economía y orden público. Fue el inicio de un ciclo en el que los libertarios perdieron su herramienta más filosa: el control de la agenda pública. Pasaron de la instalación de temas a la reacción.

Hayden Davis

El escándalo Libra cementó la percepción de que la gestión atravesaba problemas serios, porque no sólo dañó la reputación de un gobierno que venía a reparar los valores morales tras décadas de casta corrupta, sino que dejó secuelas hasta hoy vigentes en el corazón del poder. Cuando se cumplió un mes desde que estalló el escándalo, todavía nadie dentro del gabinete sabe a ciencia cierta qué ocurrió. Los ministros temen pedir precisiones, pero ignoran cómo defender a los hermanos Milei con argumentos sólidos.

El gran problema del criptogate es que no se lo pudieron explicar entre ellos y por eso las desconfianzas se instalaron a otro nivel. Y eso es algo que afectó mucho la relación entre Karina y Santiago, quien aparentemente ignoraba esas relaciones con los traders”, grafica una fuente externa que estuvo en contacto con ellos.

Después el panorama se complicó porque Santiago Caputo cometió dos errores que le facturaron con intereses: su intervención en una entrevista televisiva al Presidente y su enfrentamiento con Facundo Manes. Karina encontró un oído atento en su hermano para descargar sus críticas contra el asesor. La consecuencia directa fue que Milei empezó a autorizar a otros jugadores de confianza a tener una mayor intervención en determinadas gestiones, como Guillermo Francos y Bullrich.

Expoagro 2025. Guillermo Francos; maximiliamo Pullaro; Fernán Saguier; Frigerio;

Una calificada fuente del Gobierno describe el replanteo en estos términos: “Javier lo banca a Santiago completamente y lo sigue considerando una pieza fundamental, pero entiende que no pueden volver a ocurrir episodios como esos. Él se dio cuenta de que debe generar pesos y contrapesos. Una cosa es interpretar el estado de la opinión pública y otra es gestionar la política”.

Luce improbable que Milei modifique su esquema de toma de decisiones y derrita el hierro del triángulo, pero el planteo de una revisión en la estructura del poder es una demanda interna que creció fuertemente en las últimas semanas.

Karina Milei y Santiago Caputo. La Cámara Nacional Electoral (CNE) realizó los sorteos vinculados con el desarrollo de los debates presidenciales, que tendrán lugar en octubre en Santiago del Estero y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) para las elecciones generales, informaron fuentes judiciales.

Un legislador de relieve de La Libertad Avanza lo sintetiza: “Debemos hacer un replanteo de la estrategia y tener una discusión a otro nivel. Durante un año logramos marear a todos, pegábamos y salía bien, pero eso naturalmente iba a tener un fin. Ahora, sin perder ese atributo, debemos complementarlo con otras dinámicas. Hay que abrir el círculo de confianza porque Karina y Santiago no pueden con tantos frentes. Ese es el volantazo que debe dar Javier”. Los funcionarios hablan de la necesidad de “ganar músculo político” y “sumar experiencia”. No es la doctrina clásica de los libertarios, pero perciben un agotamiento de ciertos métodos.

En el círculo más íntimo del poder, minimizan estos planteos y exhiben como trofeo las encuestas que muestran que el impacto de los escándalos es mínimo en la popularidad de Milei. La mayoría de los sondeos le dan la razón: las perspectivas electorales para LLA son muy positivas, especialmente por los logros de 2024 y por la ausencia de una alternativa consolidada. Aseguran que sólo se trata de una mala racha, no de una tendencia declinante.

Un sistema que cruje

Cuando se corre el velo del Milei superpoderoso y se le desordena su centralidad positiva, el oficialismo sufre particularmente. Como dice el consultor Pablo Knopoff, “cuando el Gobierno deja de ser una respuesta al problema del pasado, y pasa a ser parte de la pregunta del presente, cambia la perspectiva. Una cosa es decir ´yo resuelvo el problema de otro´, y algo distinto es cuando ´yo paso a ser parte del problema´”.

Oscar Zago y Lisandro Almirón se pelearon en pleno recinto de Diputados

Pero ese proceso no sólo desnuda las fragilidades libertarias, sino que también revela el estado de descomposición del sistema político. Se vio con la pelea pública entre los radicales Martín Lousteau y Maximiliano Abad; con el papelón en pleno recinto de los libertarios Marcela Pagano, Lilia Lemoine, Oscar Zago y Claudio Almirón; y con la incertidumbre respecto de qué ocurrirá con los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, donde hay senadores peronistas dispuestos a desobedecer el pedido de rechazo al juez que bajó desde el Instituto Patria. El Congreso se transformó en un gran mercado en temporada de ofertas.

También se revela en la dispersión y las contradicciones en los primeros cierres de alianzas provinciales. Ocurrió en Salta (al gobernador Gustavo Sáenz le armaron otra lista peronista y los libertarios van divididos), San Luis (Claudio Poggi va en una alianza con Pro y UCR, con los libertarios por afuera, y el peronismo compite en dos listas), Jujuy (hay 11 alianzas y a los libertarios oficiales le escindieron dos frentes) y Chaco (el radical Leandro Zdero se alió con los libertarios y el peronismo se partió en tres). Ya había pasado lo mismo en Santa Fe y esta semana se cierran alianzas en la Ciudad. El peronismo es una hidra de mil cabezas y los libertarios se unen o confrontan con sus aliados o entre ellos, según el distrito. Confusión y conveniencia.

Apertura de las sesiones legislativas 2025

Quizás no haya habido escena más gráfica de cómo el sistema político está descompuesto que la foto de la apertura de sesiones del 1 de marzo: la oposición ausente; el Gobierno enfrentando a los disidentes con palabras y prepotencia; la Corte Suprema con un integrante menos por falta de acuerdo y otro miembro designado por decreto; el Presidente denunciado por fraude ante esa misma justicia. Cuando Alberto Fernández inauguró las sesiones de 2023 la coreografía estaba igualmente astillada. Demostración de que el sistema no se recompuso, sólo encontró una salida de emergencia en la figura de Milei y en su capacidad para ocupar los vacíos vacíos. Se pasó de un prolongado bicoalicionismo a una hegemonía unipersonal tan potente como frágil.

143 Apertura Sesiones Ordinarias del Congreso de la Nacion, el 1 de marzo de 2025, en Buenos Aires;
Javier Milei y Victoria Villarruel

Los académicos María Victoria Murillo y Gabriel Kessler acaban de publicar un libro titulado “El cambio social y el descontento político en América Latina”. Allí analizan los procesos que marcaron la región desde el boom de los commodities de principios de siglo e identifican dos tipos de descontento social: uno horizontal, entre distintas facciones que en general se expresa en una polarización electoral como la que dominó la Argentina antes de Milei; y otra vertical, contra todas las elites políticas, que se manifiesta en alta volatilidad y fragmentación electoral, como ocurrió en Chile y Perú. “En la Argentina la polarización organizaba el sistema, pero el fenómeno Milei expresó un grado de descontento con los dos polos. Hoy el país está en una transición, porque no sabemos si avanzamos hacia una nueva polarización o hacia un rechazo a toda la dirigencia. Si fracasa Milei, el outsider, vendrá una gran fragmentación y habrá un descontento vertical generalizado”, explican los autores.

Y este es el gran dilema del país hoy. Milei es el sistema; no hay nada articulado por afuera, no hay un embrión de postmileismo. Cuando a Milei le va bien, el sistema se sostiene; cuando encadena una secuencia de traspiés como en los últimos dos meses, el sistema cruje.

Había sido un día difícil y por fin parecía concluir. Una violenta manifestación frente al Congreso había exhibido por primera vez en su gestión escenas de caos descontrolado y una extraña sensación de no poder dominar la calle con nitidez. Javier Milei decidió llamar a los responsables de La Fundación El Club de los Viernes, un think tank español de orientación liberal que iba a entregarle esta semana la distinción “Escuela de Salamanca”. Les dijo que debía suspender el viaje, se disculpó por no poder ir, y argumentó que había sufrido un intento de golpe de Estado e iba a enfrentar otra embestida en pocos días más. Del otro lado lo escucharon muy afectado, transmitiendo la sensación de que su administración estaba bajo una amenaza de desestabilización peligrosa.

No fue una sobreactuación; esa fue la percepción que dominó desde entonces en el vértice del poder, donde entienden que afrontan el mayor desafío a la gobernabilidad desde que asumieron. Las reuniones del Presidente con sus principales ministros se extendieron hasta el fin de semana, con el foco puesto en el miércoles próximo.

El Gobierno intentó instalar la idea de que, al igual que en otras protestas, los beneficia políticamente que queden expuestas las agresiones de los manifestantes y la resistencia de las fuerzas de seguridad, porque reafirma su rol de garantes del orden frente a expresiones típicas del pasado. Pero puertas adentro la evaluación fue distinta.

javier milei en expoagro junto a patricia bullrich y josé luis espert

En primer lugar, por el grado de violencia y la disposición abierta a la confrontación. Los militantes fueron al punto de encuentro preparados para un enfrentamiento. La consigna de los jubilados no calificaba ni de excusa. La Gendarmería y la Policía también querían exhibir que estaban ahí para mostrar superioridad numérica y reacción. De un lado el objetivo era “pudrirla”, y del otro “mostrar que no les vamos a dejar hacer lo que quieran”, según verbalizaban en cada sector. El choque era inevitable desde el principio.

Más allá de la defensa férrea que hizo Milei de la ministra Patricia Bullrich, dentro del Gobierno hay quienes creen que hubo un error táctico en el planteo del operativo, que estuvo diseñado para defender el Congreso, pero no para dispersar la protesta alejándolos hacia la avenida 9 de Julio. Por esta razón, los efectivos avanzaban sobre la plaza y después se replegaban, lo que hacía que al poco tiempo los manifestantes regresaran a la línea de fricción. De este modo, los enfrentamientos se extendieron durante varias horas y generaron múltiples heridos, destrozos materiales y el natural desgaste de las fuerzas. El dispositivo cambiará para el miércoles, según conversaron el Presidente y la ministra.

Riot police clash with demonstrators during a protest of pensioners supported by football fans against the government of President Javier Milei in Buenos Aires on March 12, 2025. (Photo by Emiliano Lasalvia / AFP)

La otra complejidad derivó del hecho de que la organización de la marcha no tenía caras visibles, más allá de la participación activa de gremios como Sutna y ATE, y agrupaciones como MST y UTEP. Los informes de inteligencia que elaboró el Gobierno dan cuenta de que se trató de una movilización de agrupaciones políticas vinculadas a la izquierda y al kirchnerismo, con intervención de intendentes, donde el factor de los barras fue complementario.

De hecho hubo contactos previos con los referentes de la tribuna de los clubes sospechados, y negaron total participación con un argumento de hierro: “No, no participamos porque no vemos cuál es nuestro negocio ahí. Nosotros nos dedicamos a otras actividades que nos convienen más”. Esta vez los violentos quedaron camuflados detrás de una coordinación difícil de identificar que se nutría de hinchas violentos que operan para agrupaciones políticas y sindicales, un colectivo inorgánico pero peligroso.

El fotógrafo Pablo Grillo es herido de gravedad durante la marcha de los jubilados el 12 de marzo de 2025. Grillo de 34 años, se encuentra en estado grave tras recibir el impacto de un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza, lo que le provocó una fractura de cráneo, según confirmó su padre, Fabián Grillo.

Y el otro factor de diferenciación es que esta vez se bordeó peligrosamente el estigma Kosteki-Santillán con el disparo que recibió el reportero Pablo Grillo. La sociedad argentina ha demostrado varias veces que puede pasar del reclamo de mayor orden y firmeza con los manifestantes, a sensibilizarse y cambiar de opinión cuando percibe excesos en el uso de la fuerza y, mucho más, si hay riesgos de que se produzca una muerte.

Los consultores Shila Vilker y Raúl Timerman hicieron un sondeo tras los incidentes que refrenda esa ambivalencia: un 48,7% dijo que fue “una marcha violenta liderada por barrabravas” (casi todos votantes de Milei y de Bullrich) y el 48,4% expresó que hubo “una represión injustificada por parte de la policía ante un reclamo legítimo” (básicamente votantes de Sergio Massa). Es clave para el Gobierno conservar como un activo el mantenimiento del orden público, sin generar la percepción de que habilita excesos que la sociedad no acompaña.

Gendarmerie officers clash with demonstrators during a protest of pensioners supported by football fans against the government of President Javier Milei in Buenos Aires on March 12, 2025. (Photo by Luis ROBAYO / AFP)

Vilker enmarca lo ocurrido el miércoles con los grupos más radicalizados en un contexto social más amplio en el cual, según sus estudios cualitativos, empezaron a aparecer referencias recurrentes a distintos tipos de violencia con una novedad: “Ahora no sólo se responsabiliza por los problemas al líder oponente sino que hay un sustrato más abajo, porque también culpan al votante del oponente. Ya no es sólo un rechazo a la política, sino también contra el votante. Son los ‘termos’ de un lado contra los ‘termos’ del otro. Y eso escala el nivel de confrontación”. Las redes sociales son un fiel reflejo de esa nueva dinámica.

¿Racha o tendencia?

Pero quizás el factor más importante resida en el trasfondo de la protesta del miércoles. La percepción en la oposición más radicalizada es que después de una larga luna de miel la gestión libertaria ingresó en una fase de deterioro que los habilita a iniciar acciones de desgaste que erosionen su margen de gobernabilidad y diluyan su potencial electoral. Incluso dirigentes moderados del peronismo, sin liderazgos ni organización, empezaron a reunirse inspirados sólo por el instinto animal que los caracteriza. La CGT abandonó la etapa conciliadora y se organiza para otra huelga general. Ansiedades y vendettas postergadas en un juego en extremo peligroso para una administración intrínsecamente débil.

Argentina’s President Javier Milei addresses the audience during the World Economic Forum (WEF) annual meeting in Davos on January 23, 2025. Milei said at a Bloomberg event on January 22, 2026 that

Ese déficit de origen del Gobierno fue suplido hasta ahora por la centralidad absoluta ejercida por Milei dentro de un tablero político quebrado tras las elecciones de 2023, y por los logros económicos, desde la baja de la inflación hasta el ordenamiento de la macro. La determinación, las excentricidades, la violencia verbal, el carácter de outsider eterno, le sirvieron hasta ahora al Presidente para organizar el sistema político en torno suyo y domesticar rivales.

Pero ese nuevo orden entró en aparente crisis en los últimos dos meses, cuando se inició una secuencia extensa de traspiés. El punto de inflexión comenzó el 23 de enero en Davos. En diciembre, Santiago Caputo había mandado a hacer una encuesta sobre la agenda antiwoke para evaluar si era un tema a explotar desde un enfoque libertario y el resultado había sido negativo porque una parte de sus propios votantes no lo terminaba de acompañar.

Pero el Presidente, probablemente influido por Agustín Laje, resolvió avanzar igual, dio un polémico discurso ante la elite global y generó un debate y una marcha que no le sumó nada al Gobierno y que lo desvío de sus grandes hits: economía y orden público. Fue el inicio de un ciclo en el que los libertarios perdieron su herramienta más filosa: el control de la agenda pública. Pasaron de la instalación de temas a la reacción.

Hayden Davis

El escándalo Libra cementó la percepción de que la gestión atravesaba problemas serios, porque no sólo dañó la reputación de un gobierno que venía a reparar los valores morales tras décadas de casta corrupta, sino que dejó secuelas hasta hoy vigentes en el corazón del poder. Cuando se cumplió un mes desde que estalló el escándalo, todavía nadie dentro del gabinete sabe a ciencia cierta qué ocurrió. Los ministros temen pedir precisiones, pero ignoran cómo defender a los hermanos Milei con argumentos sólidos.

El gran problema del criptogate es que no se lo pudieron explicar entre ellos y por eso las desconfianzas se instalaron a otro nivel. Y eso es algo que afectó mucho la relación entre Karina y Santiago, quien aparentemente ignoraba esas relaciones con los traders”, grafica una fuente externa que estuvo en contacto con ellos.

Después el panorama se complicó porque Santiago Caputo cometió dos errores que le facturaron con intereses: su intervención en una entrevista televisiva al Presidente y su enfrentamiento con Facundo Manes. Karina encontró un oído atento en su hermano para descargar sus críticas contra el asesor. La consecuencia directa fue que Milei empezó a autorizar a otros jugadores de confianza a tener una mayor intervención en determinadas gestiones, como Guillermo Francos y Bullrich.

Expoagro 2025. Guillermo Francos; maximiliamo Pullaro; Fernán Saguier; Frigerio;

Una calificada fuente del Gobierno describe el replanteo en estos términos: “Javier lo banca a Santiago completamente y lo sigue considerando una pieza fundamental, pero entiende que no pueden volver a ocurrir episodios como esos. Él se dio cuenta de que debe generar pesos y contrapesos. Una cosa es interpretar el estado de la opinión pública y otra es gestionar la política”.

Luce improbable que Milei modifique su esquema de toma de decisiones y derrita el hierro del triángulo, pero el planteo de una revisión en la estructura del poder es una demanda interna que creció fuertemente en las últimas semanas.

Karina Milei y Santiago Caputo. La Cámara Nacional Electoral (CNE) realizó los sorteos vinculados con el desarrollo de los debates presidenciales, que tendrán lugar en octubre en Santiago del Estero y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) para las elecciones generales, informaron fuentes judiciales.

Un legislador de relieve de La Libertad Avanza lo sintetiza: “Debemos hacer un replanteo de la estrategia y tener una discusión a otro nivel. Durante un año logramos marear a todos, pegábamos y salía bien, pero eso naturalmente iba a tener un fin. Ahora, sin perder ese atributo, debemos complementarlo con otras dinámicas. Hay que abrir el círculo de confianza porque Karina y Santiago no pueden con tantos frentes. Ese es el volantazo que debe dar Javier”. Los funcionarios hablan de la necesidad de “ganar músculo político” y “sumar experiencia”. No es la doctrina clásica de los libertarios, pero perciben un agotamiento de ciertos métodos.

En el círculo más íntimo del poder, minimizan estos planteos y exhiben como trofeo las encuestas que muestran que el impacto de los escándalos es mínimo en la popularidad de Milei. La mayoría de los sondeos le dan la razón: las perspectivas electorales para LLA son muy positivas, especialmente por los logros de 2024 y por la ausencia de una alternativa consolidada. Aseguran que sólo se trata de una mala racha, no de una tendencia declinante.

Un sistema que cruje

Cuando se corre el velo del Milei superpoderoso y se le desordena su centralidad positiva, el oficialismo sufre particularmente. Como dice el consultor Pablo Knopoff, “cuando el Gobierno deja de ser una respuesta al problema del pasado, y pasa a ser parte de la pregunta del presente, cambia la perspectiva. Una cosa es decir ´yo resuelvo el problema de otro´, y algo distinto es cuando ´yo paso a ser parte del problema´”.

Oscar Zago y Lisandro Almirón se pelearon en pleno recinto de Diputados

Pero ese proceso no sólo desnuda las fragilidades libertarias, sino que también revela el estado de descomposición del sistema político. Se vio con la pelea pública entre los radicales Martín Lousteau y Maximiliano Abad; con el papelón en pleno recinto de los libertarios Marcela Pagano, Lilia Lemoine, Oscar Zago y Claudio Almirón; y con la incertidumbre respecto de qué ocurrirá con los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, donde hay senadores peronistas dispuestos a desobedecer el pedido de rechazo al juez que bajó desde el Instituto Patria. El Congreso se transformó en un gran mercado en temporada de ofertas.

También se revela en la dispersión y las contradicciones en los primeros cierres de alianzas provinciales. Ocurrió en Salta (al gobernador Gustavo Sáenz le armaron otra lista peronista y los libertarios van divididos), San Luis (Claudio Poggi va en una alianza con Pro y UCR, con los libertarios por afuera, y el peronismo compite en dos listas), Jujuy (hay 11 alianzas y a los libertarios oficiales le escindieron dos frentes) y Chaco (el radical Leandro Zdero se alió con los libertarios y el peronismo se partió en tres). Ya había pasado lo mismo en Santa Fe y esta semana se cierran alianzas en la Ciudad. El peronismo es una hidra de mil cabezas y los libertarios se unen o confrontan con sus aliados o entre ellos, según el distrito. Confusión y conveniencia.

Apertura de las sesiones legislativas 2025

Quizás no haya habido escena más gráfica de cómo el sistema político está descompuesto que la foto de la apertura de sesiones del 1 de marzo: la oposición ausente; el Gobierno enfrentando a los disidentes con palabras y prepotencia; la Corte Suprema con un integrante menos por falta de acuerdo y otro miembro designado por decreto; el Presidente denunciado por fraude ante esa misma justicia. Cuando Alberto Fernández inauguró las sesiones de 2023 la coreografía estaba igualmente astillada. Demostración de que el sistema no se recompuso, sólo encontró una salida de emergencia en la figura de Milei y en su capacidad para ocupar los vacíos vacíos. Se pasó de un prolongado bicoalicionismo a una hegemonía unipersonal tan potente como frágil.

143 Apertura Sesiones Ordinarias del Congreso de la Nacion, el 1 de marzo de 2025, en Buenos Aires;
Javier Milei y Victoria Villarruel

Los académicos María Victoria Murillo y Gabriel Kessler acaban de publicar un libro titulado “El cambio social y el descontento político en América Latina”. Allí analizan los procesos que marcaron la región desde el boom de los commodities de principios de siglo e identifican dos tipos de descontento social: uno horizontal, entre distintas facciones que en general se expresa en una polarización electoral como la que dominó la Argentina antes de Milei; y otra vertical, contra todas las elites políticas, que se manifiesta en alta volatilidad y fragmentación electoral, como ocurrió en Chile y Perú. “En la Argentina la polarización organizaba el sistema, pero el fenómeno Milei expresó un grado de descontento con los dos polos. Hoy el país está en una transición, porque no sabemos si avanzamos hacia una nueva polarización o hacia un rechazo a toda la dirigencia. Si fracasa Milei, el outsider, vendrá una gran fragmentación y habrá un descontento vertical generalizado”, explican los autores.

Y este es el gran dilema del país hoy. Milei es el sistema; no hay nada articulado por afuera, no hay un embrión de postmileismo. Cuando a Milei le va bien, el sistema se sostiene; cuando encadena una secuencia de traspiés como en los últimos dos meses, el sistema cruje.

 El caos del miércoles y la sensación de pérdida de control de la calle sacudió a la cúpula del poder; la secuencia de traspiés del Gobierno envalentonó a la oposición más radicalizada y el sistema político volvió a crujir  LA NACION

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